miércoles, 8 de diciembre de 2021

- ¿JORGE ERA RARO? -



Jorge iba a mi clase en el Instituto. Dejábamos la niñez, y desde nuestra plena adolescencia nos impulsábamos camino de la primera juventud.

Yo era amigo de Jorge, así como algunos otros compañeros. Eran los inolvidablemente creativos años setenta, el mundo era otro, pero la esencia del futuro yo creo que se mantiene.

Jorge era larguirucho y tremendamente callado. No era un brillantísimo estudiante, pero tampoco de los mediocres. Yo creo que le apreciábamos porque era físicamente más grande que nosotros y un bonachón. Mejor dicho: eso de que era un bonachón será siempre un misterio. Jorge era como era, y ya está. Nunca se metía en líos ni parecía gustarle el deporte. Y cuando nos poníamos a jugar al fútbol, entonces él se sentaba y se quedaba quieto. No quería jugar, y yo juraría que jamás le vi practicando el deporte de Pelé y Maradona.

En la clase, pude ver o intuir, que aunque era correcto, muchas veces fingía. No parecía motivarle la asignatura franquista del F.E.N. (Formación del Espíritu Nacional), parecía pasar de todo y disimulando en matemáticas, cuando le llamaban a la pizarra se limitaba a escribir los ejercicios y a guardar silencio. Y con el cura que nos daba Religión, era desconcertante. Jorge miraba muy intenso al sacerdote. No a lo que decía el sacerdote, sino al porte y a la mirada del hombre de Dios. De hecho, algunos amigos le apodaban "Dios", y otros "el Buda". Y a Jorge no le afectaba. Era casi imposible reírse de él, porque cuando le picábamos o nos metíamos con él y con su singular personalidad, Jorge hacía una mueca casi indescifrable. Movía muchos músculos de su cara, y eso nos causaba hilaridad y remitían nuestros deseos de darle por saco. Y esos gestos raros, hicieron que le quisiéramos más, que le aceptáramos acríticamente, y hasta que tuviese un nuevo bautizo de apodo: "el extraterrestre" se le decía. Porque no parecía de este mundo.

A Jorge le gustaba estar solo y a veces en la playa y cuando ya todo el mundo se iba, solía exclamar: - "Ahora sí que se está bien aquí, ¡coño! ..."

Yo, a Jorge no le vi gay ni le pensé trastornado. Y un día les dijo a sus padres que esta sociedad no iba con él. Sus padres intentaron cambiarle su modo de pensar, pero fueron muy suaves y generosos con él. Y un día, sus amigos nos enteramos de que se había hecho seminarista. Pero yo le dije un día si creía en Dios, y Jorge me confió: - "Soy ateo. Pero no me gusta el mundo, y si quiero la soledad es un buen camino para alejarse de todo ésto. Y prométeme que me guardarás el secreto ..."

Nada de secretos. Yo se lo conté a todo el mundo. Me preocupaba el alejamiento físico y químico de Jorge. Y su cinismo, o como se llamara su confesión ...

Dice la leyenda que se hizo jardinero, misionero, sacerdote, mañoso, y que sabía dominar la supervivencia. Y un día me fui a la casa de sus padres, y su progenitor me dijo que no me preocupara porque Jorge no se metía en líos y que tenía buen corazón. Que se lo había dicho el cura de su pueblo. Y, los curas de varios pueblos ...

- "Vive solo. Está solo. Pero le veo bien ..."

- "¿Seguro, señor? ..."

El padre de Jorge, asintió con un cierto pudor y con todas las ganas de convencerme. Anda por Elche. Nadie puede verle. Y me desconcierta. No sé qué pensar de Jorge. ¿Estará loco?, ¿tan cabrón es el mundo que hace que algunas personas decidan abandonarlo?, ¿se negaría en redondo a salir de un hipotético armario?, ¿por qué finge orar y laborar cuando es mentira que sea creyente y pugne por nuestro bien? ...

Si me pongo frío, entonces solo puedo reflexionar acerca de lo social y de la libertad. Jorge es un ser social, ¿y a nadie quiere ver?, ¿no podría estar entre nosotros y seguir teniendo las ideas de introspección que le llevan?, ¿ a qué esa pasión por no relacionarse con los demás?, ¿para qué hacerse invisible?, ¿realmente habrá alcanzado la felicidad interior sin ver a nadie?, ¿y si finalmente le respeto y dejo de especular sobre él?, ¿por qué no le permito ser libre? ...

¡QUE HAGA LO QUE QUIERA!


 

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