Pelo largo y ojos inquietantemente seductores. Demi es la seducción, y además la seducción ha doblegado a la sugestiva Demi.
Cuentan de ella que su infancia fue desastrosa, que fue violada de jovencita, y que en los suburbios de Pittsburgh puede soñarse demasiada ambición. Porque Demi Moore avanza sobre Cronos haciendo ruido y belleza sexy majestuosa y sin parecer inmutarse. Ha roto todas las barreras y se come el share con permiso de las "jovencitas" Cyrus o Beyoncé. Porque la Moore gusta y se gusta más que mucho.
Seguramente el pasado fue su lanzadera instintiva hacia una libertad escandalosa, sin freno ni pudor. Sabe que con su cuerpo puede hacer vibrar a varias generaciones, y hay que admitir que el dinero puede que no dé la felicidad, pero te hace las cosas menos difíciles y te lleva a un Olimpo personal que crea carisma y que pasa de indiferencias.
La fama. La popularidad. El escote y el desnudo. La piel y la viveza de la Moore y su pasión por la perfección física. Demi Moore quiere ser una hembra eterna y parar todo lo posible la tiranía de la arruga y la de una discreción que detenga ese silencio que derrota y desdibuja.
Demi no se conforma con la estabilidad. Lo ha hecho todo en esta vida. Hasta es y ha sido una excelente actriz. Y jefa. Y ahora construye un personaje que avanza sobre sí misma en busca de la fama del todo vale menos la invisibilidad.
Demi se ha desnudado a mil. Ha hecho explícito su cuerpo sexy y sin ropa, y se ha aderezado femenina y liberada hasta el reproche pudibundo. Demi representa el reino corporal en su Hollywood de la notoriedad y de la imagen, y de las ganas de atraer. La provocación sale de la Moore y entra en la Moore.
Mostró su desparpajo y su belleza trabajada. Abrió bien pronto la tormenta sexual. Le gusta incendiar las redes aunque tenga cincuenta y ocho años y haya hecho un cuerpazo a lomos de la ciencia quirúrgica y su odio a no epatar.
¿No gustar? Se casó y amó a gente de su edad, hasta que dejó de marcarse límites. Demi afirma y demuestra que le gustan y mucho los hombres más jóvenes que ella. Mucho más. Quizás les quiera proteger dado que ella no pudo ser protegida a tiempo. Y lanza a sus muchachos toda la red de seda de licra y de audacia. Y cuando las cosas no funcionan, bye, que hay muchos más alicientes interminables.
"Cougar". Quizás la palabra cougar se hunde en el machismo y todo sorprende. Demi Moore quiere ser la gran mala que atrae sin remedio a los jóvenes, y que le dan músculo y placer. Y proyección, y sorpresas, y renovación, y energía vampirizante de la que se nutre una y otra vez. Demi es el lujo soñado de una libertad libertina y de mujer.
Ahora dicen que está con una mujer eslava que la gusta. Lo que se sabe es que el mundo de Demi es el del deseo y el del guiño que es práctico y que nunca se acaba ni se da jamás por sentado del todo.
En su última peli, "Inmune", la Moore le da la salvación a un chico porque es guapo, y fuerte, y joven, y porque le gusta, y porque ella hace lo que le apetece. O por lo menos hace ver que todo esto le apetece y se acabó.
Demi lo probó todo, incluídas las drogas. Parece que ahora su droga eterna es hacerse la belleza seductora y el placer, caiga quien caiga. Esto de sufrir del todo, puede esperar. Moore ahora quiere vivir su presente y todo el dinero top que gana. Se ha convertido en alguien adorado por la juventud y carismatizado por much@s. Otros le dicen que no es nada ni nadie, y que solo es carne de superficialidad y de narcisismo. De todo hay. Pero la Moore sabe mover sus ojos delante de un alguien y atraerle.
-POR ESO SE HABLA DE ELLA-
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