Impacto. Carisma. El payaso loco y peligroso. Acción. Tiros y sangre. Y una música potente ensalzando las peripecias del aspirante a la nada.
Salí de casa a ver la película de Todd Phillips, entre otras cosas porque me habían hablado muy bien del hombre Óscar de este año, Joaquin Phoenix. Pero lo que vi no fue para tanto. Desde luego que no. Mas me sirvió para observar el termómetro social.
Al mundo, le suelen afligir estos asuntos. Por eso me sorprendió la larga cola del cine de reestreno al que acudí. Y así pude ver mi sociedad. Que se parece cada vez más a la estadounidense, porque esto de la globalización y de la americanización de España ya lo contaba en sus libros el sociólogo Alberto Moncada. Os recomiendo que le leáis.
Sí. Simpatizamos mucho con el cine americano, y buscamos sus mismos afectos de evasión y hasta de pose y afirmación social. La gente, buscaba piña y consenso, más que cine bueno y de calidad. Se aburren si les das otra cosa. Y se toman esto como una aventura que lleve carisma,moda, que no me pierdo lo que ven los otros, que me siento cómodo entre la masa, y que las cosas del cine no hay que tomárselas a la tremenda porque el mundo no es para tanto.
Nos expresamos, seducidos, al modo de Todd Phillips y a las muecas sonoras y patéticamente originales y extrañas de Phoenix.
Nos gusta lo extraño que parte del comic. Muchos, tratan de arrancar desde esa placa base de la ciencia ficción, y tiran hacia adelante para que sigan pasando cosas. Extrañas o menos extrañas, pero que seduzcan y que empaticen que sea fugazmente con ellos para poderse reír, y charlar, y comentar con los amigos al lado de unas birras, pizzas o infusiones.
Vi entre el público a muchas parejas ya convencidas de antemano de que su Joker es mágico e intocable. De los suyos. Pero también va a ser Joker, profesorado, y otra mucha gente de diversa edad y condición.
¡Oigo que "solo" es cine! Y además, "Arthur", el Joker que interpreta Phoenix, es un artista que baila y todo el pobrecito, y que tiene una madre a la que cuidar, y además los de la Sanidad le retiran toda su ayuda incluídas las pastillas. Y un amigo le "regala" un arma de fuego.
Y, no. No hay derecho a que se rían de locos como Joker. Porque además, este Joker es simpático, delgado, joven, con buen físico y mirada intrigante y cautivadora. Es nuestro Joker el de la cuna, y con él moriremos entre adultos y veteranos. Es reivindicación y empatía social. Sí. La sociedad en la que vivo. La de las pizzas y el burguer, la de los simplismos y las profundas contradicciones y hasta hipocresías.
Pero los locos que no son Joker o a los pobres y excluídos que no salen en un plató, consciente o inconscientemente nos importan un sano pito. Y además estropean la estética de la ciudad en su glamour.
Acabada la película, mucha gente aplaudió. Pero fueron aplausos moderados, domados, educados, de los de hoy; de los que toca hacer. Y yo,-que por supuesto no aplaudí esta película-, me quedé reflexionando acerca de dichos aplausos.
¡Esto es América! Y Badman, y Supermán, e It, y lo que haga falta mientras proceda de Estados Unidos. Porque este país representa para mi sociedad el gran cine creíble y de la NBA. El que manda y decide, el icónico y seductor, el dinámico, el que no concede pausas; el que dicha pausa ha de ser una rémora de tortuga.
Por eso mi sociedad sigue las series de Netflix o demás plataformas. Porque también en el cine necesita soltar su adrenalina contenida en medio de su tediosa cotidianeidad. Y yo, mientras, observaba a mis paisanos, comprendía mucho mejor el exceso de las fiestas de los botellones o eso de darlo todo hasta las tantas.
Su simpatía hacia su visión de este Joker, era en el fondo, su reflejo. Se veían perdidos como él, e igual jóvenes que vulnerables, sin un sitio o una respuesta clara, pero con la convicción profunda de que vivir ha de ser hambre de acción.
-AUNQUE SE DESCONOZCAN LAS DIRECCIONES-
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