martes, 8 de octubre de 2019

¡¡ SÚPER SIMONE BILES !!




La gimnasia femenina era cosa de rusas. El Imperio necesitaba a los grandes talentos soviéticos para refrendar desde el deporte su contrapoder a los Estados Unidos en la hegemonía por aquel mundo frío y gris de los dos grandes bloques.
Y en medio de esa tradición de poder, una niña rumana comenzó a hacer de las suyas. La recuerdo dulce y mágica, elegante, suave y genial.
Esa muñequita llamada Nadia Comaneci, logró elevar la gimnasia deportiva femenina a unos niveles colosales e inauditos. Porque la "Novia de Montreal-76", sede olímpica, tenía un algo; un don asombroso que apuntó absolutamente a la perfección. La muñequita mágica lo aportó todo a la gimnasia, y un día logró el hito: ¡un 10! Ese diez, tan inhumano como deseado. Comaneci marcó un antes y un después para la gimnasia deportiva femenina. Huyó finalmente a Estados Unidos y respiró la libertad de su vida dejando atrás las imposiciones de las coyunturas políticas. Hasta ahora, la gimnasia femenina era Nadia. Ella lo revolucionó todo y atrapó al gran público. Al retirarse, llegó el lógico vacío. Se fue la maestra, y el colegio de la gimnasia se tornó taciturno y perdió sexy y espectacularidad de masas.
Pero, ¡siempre los relevos!... Quizás algún día temprano alguien correrá más rápido que Usain Bolt,o un marathoniano logrará bajar del mito e hito de las dos horas. Como le pasa a Maradona con Messi. Mantengo al "pelusa" porque apenas corría y Messi sí. Pero esto me parece un argumento sentimentaloide y con poca consistencia. Tremendamente discutible todo.
Vuelvo a la gimnasia femenina y a su transición. ¿Iba a venir alguien post-Nadia, capaz de igualarle el genio a la maestra de maestras? La gimnasia es muy compleja y exigente, y tiene muchas disciplinas, y es muy difícil, y está llena de esfuerzos, lloros y sufrimientos. De, entrenos y azares. Y aunque nunca olvido a Nadia, sé que es otro tiempo y hay que decirlo.
Hace ya varios años que se sabe. La nueva Nadia, y ahora estadounidense, se llama Simone Biles. Una chica bajita, musculada y de raza negra, la cual maravilla a todos con sus creaciones mágicas que ofrece su potencia y energía. Esa fuerza de Biles la permite el suficiente tiempo en el aire para hacer acrobacias aéreas imposibles y aterrizar con muchísimos dieces. Ver a Simone Biles practicar el deporte que siempre domina, es devolver a la gimnasia la posibilidad excitante y creativamente excelsa. Exactamente, como en el tiempo de Comaneci.
Genial como la rumana: ¡el gran relevo! Desde los años setenta hasta un nuevo y actual siglo XXI, no ha podido verse nada igual ...
El gran público ha vuelto a quedarse con la boca abierta como cuando la pionera rumana. Ir a ver a la Biles es algo exquisito, sibarita, y casi imposible de creer. La magia, en y desde élla, ha vuelto al tartán. No hay que ir ya a ver  excelsa rutina. Ahora vemos a otra diosa que hace hablar y mucho por su colosal hacer y enamorar. Su vida es el clásico drama de los genios: padres drogoadictos y acusaciones recientes de abusos de algún preparador. Lo terriblemente actual en la gente especial que es capaz de convertir la mierda en una estrella de dulzura, y el sufrimiento en un Olimpo apasionante.
Quienes no tuvistéis ocasión de ver a la magna Nadia Comaneci por edad o generación, tenéis la compensación maravillosa de ver el talento colosal y formidable de Simone Biles. ¿Poesía y ahora prosa?, ¿o todo al mismo tiempo? ...
El deporte, necesita gente que se salga de la norma y convierta ser 10 en máxima calificación asombrosamente habitual. Por eso la gimnasia femenina vuelve a ser rutilante, como en el tiempo de las rusas, de la diosa Comaneci, o de la presente reina Simone Biles. El espectáculo presenta las mejores galas y las mejores exaltaciones y emocionalidades deportivas del show y del talento. Dicha gimnasia vive el relevo de las diosas. Y el presente de la formidable Biles. Si no sabéis quién es y cómo lo hace, os perdéis más que mucho. ¡Os sugiero que veáis en acción a ¡¡Súper Simone Biles !!
¡QUE NO OS LO CUENTEN!

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