Tita Cervera. Catalana de familia holgada. Fue y es bellísima. Miss España, Miss Europa, Miss Cataluña, o Miss Champions ... Se casó con un actor americano que hacía de Tarzán y descubrió el gran mítico y juguetón reino de Hollywood. Sinatra, Dean Martin, la Monroe; tantos ...
Amor en la bella Tita. Los hombres y la belleza. Un día conoció al archimillonario alemán Von Thyssen. Toda una fortuna y miles de bienes y de cuadros. Tita la Baronesa Thyssen es una forma de Poder. El otro día, la chica que siempre hace lo que quiere y acepta solo lo que desea, bailaba con el Poder mediático en forma de entrevista.
Tita es amiga de los monarcas y de toda la divina tradición. Le ha ido bien en la vida.Y cuando a uno le ha ido bien, entonces no se cambia ninguna regla de juego porque eso es amenazador y mal hecho.
La Baronesa puede ser inflexible, escrutadora de minutos a conceder en pantalla, jefa y dominadora de los tempos, y hasta tremendamente diplomática. Es la sabiduría de la experiencia afortunada y poderosa. Son sus asesores. Los mejores y prestigiosos asesores.
Cuando se está en el Himalaya y hasta en el efectiva fantasía de las alturas, es importante saber diferenciar y administrar lo mejor posible la magia y el andar vital.
Los cuadros. ¿Sabe una belleza con poco mimbre de intelectual, de cuadros y pintores y todo éso?...¡Qué más da! Ese mundo es dinero, y subastas, y pactos de poder, y llevarse bien los unos con los otros como don dinero nos ha ganado.
Dinero, lujo, belleza, baronía, altura y fachada. ¿Su persona la de Carmen Cervera? Parece menor el personaje. Su mayoridad parece blindada por y desde el glamour.
¿Descender hacia el suelo de todos? Eso ha de ser más que arriesgado. La tentación siempre vive arriba. El cabello, los vestidos, el atuendo, las medidas del cuerpo, la vanidad y los halagos, la beautiful people, los clubs selectos, las puñaladas traperas presuntas que nunca te dije, las admirables defensas y los sensacionales porteros de los candados de la seguridad del status.
El rico y poderoso suele tener miedo. Acojone. Administrar las alturas es como entrar en un súper club con avión y no coger un pedal. La debilidad y la seducción vienen de todos los lados. Y debe ser terrible reinar sin rivales. Como esas Ligas de fútbol en las que siempre ganan los mismos. No fortalece la competición ni el prestigio.
A la Cervera la vi como anclada en otros tiempos. En los tiempos de los trampolines de la fama que la llevaron a su abundancia actual. No. El dinero no da la felicidad. El dinero puede servir para reñir y odiar, para no reconciliarse, para no darse cuenta de cosas que se lleva el deslumbre.
Reinar es una palabra esotérica pero alta. Reinar ha de ser tremendo. Toda una experiencia debatible. Yo no quiero tener tanto dinero ni tanta belleza. Prefiero sufrir mis hemorroides, pero siendo yo mismo con mis tentaciones. Porque ser un dios o una diosa no es una cosa consistente. Y menos una diosa humana que también ha de tener las necesidades elementales de los excluídos.
No hay diferencias entre presuntos ricos desahogados, y los pobres. Eso de la pobreza y viceversa es toda una valoración personal y subjetiva. Cada uno piensa lo que quiere y tiene la ética que tiene.
Tita parece un producto de mercado. Una barbie que subió a todos los cielos del capitalismo y que se lo pasó muy bien. Pero enfrascada en los trámites de la letra pequeña de sus labores, no le queda demasiado tiempo para leer o para descubrir otras cosas y otros tiempos.
-QUE LOS HAY-
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