sábado, 10 de marzo de 2018

- 8-M:HISTÓRICAS Y JUSTAS MANIFESTACIONES DE LAS MUJERES. -




Miedo es la palabra que define nuestro tiempo. Sensación embustera de que podemos perder lo poco que nos queda. Por eso tiene un mérito especial la masividad y potencia con que las mujeres han roto esa circunstancia temerosa. ¡Enhorabuena! ...
La mujer ocupa en la sociedad un lugar secundario, porque el machismo así lo decidió hace muchos siglos. El hombre se fue a cazar, y pensó que el trabajo de las mujeres en casa con los niños sería algo menor e inferior. Muchos siglos después, en otro contexto, sigue sucediendo exactamente lo mismo. El hombre valora y mide por kilogramos y estereotipos. Y decide que la mujer no vale.
Y además de que decide que la mujer no vale, se siente superior y decide golpearlas, matarlas, violarlas, aprovecharse de ellas, no tratarlas de tú a tú, sexualizarlas, invisibilizarlas, postergarlas, castigarlas, menospreciarlas, convertirlas en floreros, y no darles toda aquella igualdad y libertad que merecen y de sobras. Desde el sentido común y el rigor.
Libertad. ¡¡Libertad!! Ese fue realmente su grito. Un grito general, unánime, propio, un desahogo más que justo, un acabárseles la paciencia por unas horas y decirle al mundo que existen y que valen exactamente lo mismo que el hombre.
El machismo se tambaleó por unas horas. No esperaban esa respuesta. No aguardaban una cosa así tan definitiva y tan sin paliativos. Hubo desconcierto y todas las dudas. El monstruo del machismo se encontró superado y preocupado, y el Sistema miró con ojos de temor el hecho histórico y revolucionario; jamás esperado. El 15-M sigue vivo.
Las mujeres tienen toda la razón: si deciden actuar, el mundo se para. Pueden unidas dar un gran acelerón a la tortilla y "desnormalizar" lo que se entiende como normal y habitual.
El 8 de Marzo de 2018 fue una fiesta femenina y feminista. De ellas las mujeres. Pidieron equiparación de salarios, respeto al hecho de su maternidad presionada y obstruída, inventaron canciones de libertad y de reflexión, no vieron obstáculos ni barreras, y no le pegaron a nadie ni hubo la más mínima violencia. Fue una manifestación maravillosamente pacífica y ejemplar que solo puede y debe tener elogios.
Nada de la tentación de la carne, o Eva la religiosa como la instigadora del pecado, ni el cuerpo femenino es provocación sino distinción, ni sambenitos que se caen solos sin necesidad de amenazas o sermones. Porque lo de la mujer es imparable. Lo que no es justo es lo que hacemos los hombres consciente o inconscientemente.
El akelarre no fue diabólico sino puro y alegre, las chicas abanderaron la fuerza movilizadora, y de modo emocionante honraron y homenajearon a sus abuelas y a sus descendientas a las que el cerdo machismo no las dejó desarrollar su potencial natural.
Las chicas ya no quieren ser princesas, copan las universidades y muestran su talento, desean su autogestión sin depender de un tío, desean percibir el mismo dinero por el mismo trabajo que los hombres, y nunca renunciar a las condiciones femeninas de su diferencia. Todo lógico.
Las mujeres dejaron la faja, la mantilla, el velo,y ya no van a misa porque el clero las oprime. ¡Ni tetas, ni culos, ni coños, ni leches! Las religiones marcaron hacia ellas un sistema social y educativo que las perjudicó y que pretende eternizarlas en esa misma castración libertaria. La Economía es la religión de hoy y hace lo mismo.
Lo del 8-M femenino fue un puñetazo encima de la mesa de las reglas del juego. Porque las chicas jóvenes cada vez tragarán menos y combatirán más ese vergonzoso machismo que las agrede y aniquila. No habrá guerra de sexos sino cambio de ubicación y de posición. Por la cuenta que nos tiene a los tíos machistas. Las mujeres merecen ser escuchadas y que sus exclamaciones que nacen de la justicia del corazón se llamen Leyes. Nuevas Leyes.
-Y CON MAYÚSCULAS-

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