jueves, 13 de abril de 2017

- UN BARÇA TRISTE Y DEPRIMIDO -




Todo fue previsible contra la Vecchia Signora. Luis Enrique se despidió estando hace unos meses, y eso debió condicionar si cabe. Este Barcelona no ofrece más que desequilibrio y malos presagios. El entrenador astur parece jugar a la veleidad porque está cansado, y porque ya ha dado de sí todo lo que debía dar. Ahora se toma la vacación, y en los momentos más decisivos de las tres competiciones.
Siempre esperamos más del Barça. Todo. Pero se impone el realismo. Así como el Real Madrid ha planificado bien y se ha surtido de jugadores importantes, y el Atlético de Madrid mantiene el espíritu de su dios Simeone, el Barça ha hecho una planificación demencial y lamentable. Y no solo este año. ¿Existían defensas como Bonucci y hace ya años?, ¿por qué no se fichó bien? Supongo que lo sabrán Zubizarreta o Robert Fernández ...
El fútbol pasa volando y hay que estar listo y a todas. La Juve le clavó tres roscos y pudieron ser más. Pero el problema no son los adversarios del equipo catalán, sino mil factores internos que explican el desastre actual. Se han hecho las cosas rematadamente mal en los despachos.
Iniesta ya lo dijo. Afirmó el as de Fuentealbilla, que para seguir en el club, se ha de sentir en condiciones para abordar una marathoniana temporada sin lesiones ni contratiempos mayores. El gran Andrés no quiere arrastrarse por esos campos de dios, ni parecer el gran salvador de nada.
Busquets, está huérfano en el centro del campo. El rutilante centrocampista se siente desamparado de jugadores de calidad en esa zona crucial que es el centro del campo.
La defensa de un grande como el Barcelona lleva años siendo un exotismo, si se exceptúa al singular y majestuoso Piqué. A su alrededor, hay toda una zozobra de dudas y muchos goles en contra. Ni siquiera existe un portero de plena garantía. Demasiados huecos inadmisibles en un equipo que parte con todas las aspiraciones.
El Barça necesita a un par de cabrones defensivos, y  a dos centrocampistas de garantías y calidad. Equilibrio. Y hace años ya.
Porque arriba todo es impecable. Nadie va a cuestionar a fenómenos como Messi, Neymar o Suárez. Mas lo que los azulgranas no deben hacer, es confiarlo todo y por norma a los cracks del gol y olvidarse de cuestiones básicas y hasta de catón del fútbol. Y desechar a un tipo antipático como es Luis Enrique que no suma, sino que tiende a ayudar al desánimo con su actitud y hasta pasotismo.
El Barça tiene a la Liga más como sueño que como realidad. Está cerca del Real, pero muy lejos de la auténtica posibilidad de tirarle mano. Son dos estados musculares y emocionales que semejan a la borrasca y al anticiclón. El Madrid es la sonrisa de Zidane, y el Barça, sarcasmo. Los azulgranas ganarán la Copa rutinaria, y todo dependerá de la Champions y de su suerte los festejos.
¿Remontada? Remontarle tres chicharros a la Juventus solo es un deseo. Pero seguramente los medios comenzarán pronto a calentarle las ilusiones a la afición. Si se hizo una mágica locura el día del PSG y eran cuatro goles, ¿por qué no una segunda remontada? ...
La lógica dice que no. Ahora se trata de Buffon o Bonucci, y con la misma defensa cómica propia. Pero el fútbol es ilusión y nunca las matemáticas rígidas y militares. Y con el dios Leo, la creatividad brasilera de Neymar o la contundencia de Suárez, todo le puede pasar a la zaga bianconnera.
El no, ya lo tiene el Barça. El partido ha de jugarse. Salir al campo teniendo la última bala. El último cartucho. Intentar, que la ilógica de los genios destruya la lógica del pesimismo. Y que Iniesta dé otro recital, y que Busquets sea el gran capturador de balones, que Piqué salga airoso atrás, y que los de arriba la líen.
Soy claramente pesimista y no creo en ninguna remontada. Pero el fútbol me gana y me sorprende. Por eso me gusta este deporte. Porque el genio y el cartabón se la tienen siempre jurada.
-HABRÁ QUE ESPERAR-

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