miércoles, 24 de febrero de 2016

- LA CHICA DE LA TIENDA DE TELÉFONOS -



Sideral. El espacio. El clasismo y la exclusión. Temor en el cuarto oscuro. Si eres pobre y  tienes la ocurrencia urgente de meterte en una tienda de teléfonos, has tomado una intensa y nada dulce decisión.
Te ven la cara. El tema es que te ven la cara de pobre y la sonrisa de circunstancias, y entonces se vuelven confiados y se ponen ahí arriba. Piensan que yo voy a restringirles sus negocios en eterna expansión. Como el universo de Hawking. Siempre en expansión.
La chica era menudita y con ojos vivarachos. Me escrutó precozmente y etiquetó, en décimas de segundo. Es fácil. E intolerable. Hoy en día ser pobre es un problema para el sacrosanto y mimado Mercado. Don Mercado.
- "Deseo saber las tarifas de su Compañía para hacerme una composición de lugar y ..."
- "¿Quiere venirse con nosotros, señor?, ¿en que Compañía está ahora? ..."
Cuando le dije atemorizado que mi tema era de preocupación y de pensión mísera, se desató el gran vendaval de la muchacha potente, joven, lista y pizpireta. "¡Es la presa!" "¡Hay que acojonarle!"...
Es el mundo de hoy. Un terrible 2016 español, globalizado y mundial. Y entonces la chica de la tienda de teléfonos se alzaba menuda sobre sus tacones no necesariamente excesivos, y se veía en ella que tenía prisa, y que el capitalismo es una marca que nada tiene que ver con la lógica o con lo real. ¿Creerá la chica en el capitalismo? Yo, espero que todo sea una pose, una comedia, una apuesta por su juventud liberada y ambiciosa, un deseo de ponerse el pelo y los bolsillos muchos más llenos, quitarse las gafas, ponerse rimmel y salir a gozar. ¡Es joven y tiene derecho! ...
- "Tenemos ahora unas ofertas que verá cómo ... "
- "Lo malo es que cuando se acaben las ofertas, vendrá la facturación real y ..."
Fiereza y leona. ¡Ahora! La chica menuda me dice que vale, que bien, que lo que quiera, que sí, que me deja sin móvil y no pasa nada, que le desprecio la oferta y que está bien y tal ...
¡Solo quiere mis datos! ¿Existe la Agencia de Protección de Datos? Claro que existe. Sé que luchan hasta cuando estás en pleno amor con tu chica a las tres de la tarde y tu fijo empieza a ser intervenido por llamadas y más llamadas procedentes del libre comercio. ¿Quién no ha mandado a un ofertante a freír garbanzos en algún momento crítico de su vida?, ¿se levantan manos? ... Los protectores, son sin duda unos maravillosos y hasta literatos quijotes postmodernos. Pelean con leyes menores, pero sudan sus camisetas. No hay dudas.
- "Pero tú tienes todos mis datos, ¿eh? ..."
- "¡¡No sé nada!! ¡Tenga usted este folleto y ahí pone absolutamente todas sus dudas! ...
Me levanta enérgica su voz. Me lo ha sonsacado todo menos los higadillos. Estoy casi desnudo ante la menuda poderosa, y finalmente encuentro ruborizado un punto cómplice. La miro, me entra una media risa, y sé que también sé sonreír yo con seducción. Élla, me devuelve gentilmente la sonrisa. Es ganadora, las empresas son ganadoras, y yo ni siquiera soy una pequeña idea en la inmensidad de un océano. No soy.
Ella ha ganado. Lo sabe todo de mí. Mis familiares tendrían celos de lo que me ha sonsacado. La tía, se lo curra. Es impecable y me tumba en su lona de una atmósfera que nunca entenderé. Sideral. Es el espacio, y yo un Carpanta aparentemente sin resuello ni opciones. Sin ciudadanía, apátrida de contraataque y besando hasta con lengua y tornillo su lona triunfadora. ¡Aquí un amigo derrotado! ...
Mi sonrisa. Casi, mi risa. Éso, hizo dudar a la menuda campeona mundial. ¿Por qué aún reía si estaba acojonado de dinero? Dinero. Sí. Money. Pasta. Monedas y clasismo. Hace tiempo que nos han chorizado la comunicación y nos han mandado a la segunda división de las señales de humo.
-INTENSA Y NECESARIA EXPERIENCIA-

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