Y buscó mundo. E hizo la mili Luis Versón en el Sáhara, cuando aquel territorio estaba colonizado por España. Luis era fuerte, soldado, atleta intrépido, culo de mal asiento, laborioso y amante del mejor vivir.
Finalmente, Versón halló su cátedra. Probó en una multinacional de los coches, y se convirtió a ese capitalismo que está entre la secta, el éxito y el verdadero Poder. En aquella gigantesca empresa, adquirió sus señas de identidad y su auténtico modo de sentir. En la súper empresa encontró a magos, a soldados de despacho y ordenador, a genios de la venta y de la estrategia, y pudo alcanzar nuevos sueños.
Sí. Luis Versón se subió a su primer cochazo, ya nunca más se quitó la corbata de distinción, y su machismo le condujo a una idea de la mujer complementaria, agradable, pero nunca definitiva. Se casó tres veces. Fracasó en las dos primeras intentonas, y parece haber encontrado la estabilidad en su veterana pero todavía hermosa esposa actual.
Versón le dio siempre a la caza. Sí. Le gusta el fútbol, y el boxeo, y será siempre un hombre informado de la actualidad, pero la caza fue y ha sido una de sus mayores pasiones. La ceremonia de la caza en el monte, puso a prueba sus excelentes condiciones físicas. ¡Oh, disparar! ... Hacer diana en una animal grande, fue una sensación que siempre elevó su autoestima y adrenalina. Y me dice:
- "¿Sabes una cosa? ..."
- "Di ..."
- "Le dices guapa a una mujer, y te puede meter en la cárcel. ¿Será posible? Ja,ja,ja,ja ..."
Luis Versón es contenido. Lo que siempre le han gustado han sido sus correrías con sus amigotes capaces de sorprenderle. Siempre la aventura. Siempre, su vida ...
Está Versón completamente en contra de la Democracia, y especialmente de la ideología de izquierdas. Pone a caldo a todos los políticos. Les considera unos listos y aprovechados de las coyunturas, los cuales solo buscan el voto. Y nada más que el voto.
A Luis Versón le gustan Extremadura y Andalucía. Y los caballos, y las casas y cortijos enormes y blancos. Y también sabe que ya está bastante mayor, y que el hecho de que María esté a su lado, es más que importante.
Por eso Luis no parece enfadarse nunca. Si ve que piensas todo lo contrario a lo que piensa él, te mira con ironía y después guarda cínico silencio. No se ve con fuerzas para levantar su voz y poner sus puntos sobre sus íes.
Ha llegado el momento de recoger velas y de evitar disgustos. Es el tiempo de su jubileo y de su salud. De vivir intensamente más que nunca, y de dedicarse a laborar árboles de sus campos, que es uno de sus hobbies.
Y ante mi sorpresa de verle rural y paletillo, Versón me propone regalarme pequeñas y sabrosas naranjas navelinas que son más dulces que el azúcar aunque su tamaño sea pequeño y el producto ya no sea comercializable.
Pero a Versón le gusta ir de generoso y magnánimo. Y me regala algunos kilos de dichas dulces naranjas. Como si le gustara pagar fantas. Yo, se lo agradezco, y más en los tiempos que corren de tanta precariedad, los cuales a él no le afectan.
Tiene la autoestima por las nubes, y como roza la senectud, aprecia el palique y el ambiente relajado a la par que intenso. Y juega al dominó vibrando como un chaval, llamando nena a su atractiva mujer, haciendo que es un detallista caballero, y de que su experiencia en el juego de conocer mundo pueda conseguir que ya nada de lo que suceda le pueda sorprender. Le veo muy relajado en sí mismo.
-AUNQUE SEA NERVIOSO-
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