Vens, su mujer Ébano Woods, el hermano de Vens, que se llama Bill, y los dos más altos cargos de la multinacional que preside Vens, completan la mesa. Se trata de Vim Morris y de Liz Fanders. La cena tiene lugar en un lujoso y a la vez discreto y selecto restorán.
Vens Dessen, es en extremo creyente. Católico, votante del partido Republicano de EEEUU, divorciado en dos ocasiones, y casado de nuevo y ahora con la más que bella mujer de color,-veinte años más joven que él-, Ébano Woods.
¿Qué se celebra realmente?, ¿a qué el evento de la cena?, ¿pura tradición?, ¿nuevo capricho del poderoso Vens Dessen?, ¿cena de trabajo?, ¿de amigos? ... Quizá de todo un poco...
Bill Dessen, hermano de Vens, solo es un modesto abogado de Manhattan. Tiene más o menos hecha su cartera de clientes, y carece de la ambición de su hermano. Pero, reconoce, que el poder que otorga el dinero así como el prestigio de una multinacional de éxito, son decididamente envidiables.
Bill está soltero. Es soltero. Quiere ser soltero. Le nace ser soltero aunque tiene muchas amigas. Pero no piensa casarse jamás. Entiende la vida como una aventura, y se siente feliz. Pero desconoce que su hermano Vens, le tiene un odio atroz. Le odia por muchos motivos que confluyen en uno: "¿cómo puede su hermano ser feliz si es un mierda, y él no lo logra a pesar de tenerlo todo o casi todo?..."
Vens Dessen, no se conforma. Desea poner en muchos aprietos a su hermano Bill. Y mientras la cena transcurre, se escucha una acogedora música de fondo, la comida no puede ser más exquisita, se habla de negocios, de sexo y de proyectos empresariales, abundan las carcajadas y los guiños compartidos, y los altos trabajadores de la Compañía parecen cómplices, atractivos y profesionales. Se nota su nivel social y su extraordinario saber estar.
Bill Dessen, hermano del magnate, hace como que sigue todo lo que tiene lugar. Pero en realidad se halla extasiado y abstraído por la descomunal belleza de la joven esposa de su hermano Dessen. En la mesa amplia y confortable, Bill está situado enfrente de la bella Ébano Woods. Y ella no parece en absoluto tímida. Se le ve la ambición a kilómetros, su seducción derrota ajena, y su marido aprovecha para alardear de su majestuosidad.
- "¿Has visto qué pedazo de mujer tengo, Bill? ¡Busca una mejor! Si la encuentras, te doy diez mil dólares ... Ja,ja,ja,ja ..."
Ya van dos veces. Empezando por la primera: Ébano se ha descalzado uno de sus preciosos y carísimos zapatos de fino tacón vertiginoso, y le ha puesto el pie tocando las piernas de Bill bajo la mesa. Y en la segunda osadía de la arrebatadora Ébano Woods, la mujer se ha levantado de nuevo el pie,-que como el resto de su pierna va enfundado en unas medias que solo encontrarás en una tienda de lencería VIP-, y ha subido más y buscado y hasta hallado las partes más sensibles del hermano de su marido.
Si se produce una tercera osadía, Bill Dessen acabará atragantándose. Es aquello toda una excitante tentación, que para saborearla, se precisa la concentración que ahora no ha de poderse tener. Y, acabada la cena, la mujer deposita su número personal en uno de los bolsillos del sorprendido Bill.
"¡No y no!" "Aquello debe ser una trampa!", piensa una y otra vez el hermano del magnate. Y la cena, una puta encerrona. esa mesa, debía estar llena de camaritas y micrófonos por todas partes grabándolo todo. Si él no es nadie, "¿a qué ha venido todo esto?", se pregunta entre perplejo y asustado Bill Dessen.
Tenía razón. ¡Ha picado! ¡Shit! Su hermano el magnate Vens Dessen, le había preparado una trampa. Y dos días después, Bill recibe en su modesto despacho un paquete postal en cuyo interior se puede ver grabado el juego erótico de Ébano, y el momento exacto en el que la mujer introduce su teléfono personal en uno de los bolsillos del hombre. Y suena un teléfono. Es el de Ébano Woods. Y tras Ébano y más que sonriente, está su hermano Vens. Se escuchan a la perfección sus carcajadas de burla...
Bill trata de no perder el tiempo. Toma una avión y busca un sitio seguro. Su hermano ha contratado sicarios que le esperan en el aeropuerto. Mas un ángel parece estar con él. Tiene mucha suerte. Logra subir al avión, y éste despega, se eleva y ya vuela.
¡MUCHA SUERTE, BILL!
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