sábado, 2 de enero de 2021

- CINE DE ESTRENO= "THE FATHER". -



Por unos segundos me pregunto que qué gano viendo esta potente película de Florian Zeller. Pero en seguida, me doy cuenta de que gano mucho. Porque el colocarse en el lugar de la realidad, es absolutamente imprescindible. Necesario.

Asistir a la vida y a su verdad. Y la vida tiene sus tiempos y avatares. La vida es apasionante. Tiene sorpresas, guión, altos y bajos. Pero no hay nada que no sea extremadamente real en este duro film.

Te haces mayor. Pero te cuesta asumirlo. Y, no quieres. O, no te das cuenta. Y entonces entra el lazo afectivo y social que nos da sentido y dignifica. El cariño.

El anciano es astuto. Se defiende con todos los clavos ardiendo de los que es capaz, de dependencias exteriores o de fracasos íntimos. Tiene mucho orgullo y astucia "Anthony", personaje que encarna Anthony Hopkins. Alto, fornido, inteligente, pero mayor.

Nadie está libre de la demencia. La demencia es algo molesto y bobo, canalla, escurridizo, absurdo y dolorosísimo. Y crece y crece, y entonces el anciano ve cómo se le escapa el caballo. No. No puede ser. No puede estar pasando eso de la vejez, la dependencia y la locura. Siente lógico miedo. Todos sus esquemas se van, se resquebrajan, se ajan, se esfuman .. Todo su vigor y su sentido se van alejando traicioneramente.

Pasillos estrechos, oscuridad, puertas y más puertas de laberinto que se abren y yerran su contenido. Portazos y relojes escondidos en el terror de la pérdida. Más pasillos equívocos, más puertas, confusiones, rostros que no son los que son, desmemorias, trampas, más oscuridad, defensa coyuntural de la lucidez, triunfo de la desgracia inevitable. No son los que son. No encaja nada.

La hija de "Anthony", "Anne",-interpretada espléndidamente por Olivia Colman-, está desesperada y asustada. Impotente y agotada. Su padre lo rechaza todo. Ni mujeres que le cuiden, ni críticas adversas, ni nada de nada.  Alguien, molesto, se defiende insultándole su actitud contumaz. Pero el anciano solo pretende jugar sus últimas bazas de lucidez. Solo se defiende. Y finalmente, va perdiendo ubicaciones y conciencia. La memoria le va diciendo adiós, ve cosas que solo pueden existir en su imaginación desviada y lesa, y el mundo se le vuelve un difícil laberinto del que es durísimo escapar o evadirse. 

El director de la película nos mete con valentía en el mundo penoso del anciano enfermo. Y nos cuenta su desnuda intimidad. ¿Era necesario llegar a estos extremos osados?

La respuesta es afirmativa. Porque lo único que hace el escritor y director francés Zeller, es ser descriptivo. Solo nos cuenta la realidad, por muy durísima e insoportable que pueda parecernos.

Sí. La vejez extrema y enferma puede ser un infierno. Pero la película se defiende con su potente sensibilidad y humanismo. Le llamaremos cruel e hijoputesco a lo que sucede, pero a veces los vacíos no tienen límites. Y la violencia se detiene con la vuelta final de "Anthony" hacia la necesaria vulnerabilidad de la infancia y al lloro que busca la protección.

No. Aceptar la decrepitud no es precisamente fácil, sino todo lo contrario. Estar y formar parte del dolor y de la impotencia es un estado que se da, que aparece, que se comprende, que estalla, que se vive, que la vida sigue hasta cuando le da la gana, y que hay un orden vital y una jerarquía situacional que puede estar por encima de cualquier expectativa.

La vida, siempre sigue. La vida manda sobre todo lo demás. Incluso sobre la enfermedad y la muerte. "Anthony" está ahora en un Centro con profesionales que saben hacer su trabajo. La familia ya no puede ser la protección y los cuidados. Hay que tomar decisiones, se quiera o no. La vida es el placer y el desgarro, pero por encima de todo domina los paradigmas y la verdad. Y a partir de ahí, podemos ponerle todos los adjetivos calificativos que nos dé la gana.

Espléndidos actores. Anthony Hopkins una vez más, con su mirada inquietante y su corpachón fornido. Olivia Colman realizando una excelente interpretación. Como todos los demás componentes de esta película.

"The Father" es una película aguda y en extremo valiente. Nunca para ir con palomitas a echar unas superficiales risas, sino previamente informándose de lo que van a ir a ver. Puede parecer una película amarga o de muy difícil digestión, y hay que situarse bien. Saber que todo lo que le sucede al protagonista es algo muchísimo más cotidiano de lo que estamos dispuestos socialmente a aceptar.

-EXCELENTE FILM-
 

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