La caña. Actual. Divertida y vasca hasta la médula. Risueña y más que especial. Dinámica y predominante. Capaz de cerrarse como un bivalvo sobre sí misma y su misterio si no te tiene feeling. Calza más de cincuenta años y ha vivido mucho. Pero para Helga no es así. Para la tanqueta de la risa y el jolgorio, todos los días se abre la vida y es novedad, excitación y hasta genialidad.
Puede ser, lo que quieres que sea. De ti depende. Si te coge gracia te es impetuosamente simpática y va abriendo prudente pero decididamente sus capas de cebolla.
De negocios,de hoy, de una cierta burguesía y de una cierta izquierda. Helga puede ser en el fondo un niña grande, la cual si se pone unas medias y unos taconazos y se detiene un ratito en el cristal del espejo, asume que está de muy buen ver y agradar. Y que el tiempo puede esperar. Y que la que tuvo, siempre ha de retener.
A Helga se la nota el matriarcado de su cuna y está llena de iniciativas. Su culo nunca está quieto. Le gusta el hoy, la modernidad, el ser un poco borde, reconoce que es dura peleando negociaciones en su despacho,pero nunca la va a abandonar su profesional sonrisa profidén.
Le encanta el gimnasio. Y que no le hablen demasiado aún de usted, y cuando un hombre la trata y es simpático y la lanza requiebros, Helga sabe mirarle y esperarle. Aunque solo sea como amigos. ¿O acaso es mala la amistad? ...
Helga, de niña, siempre fue rompedora y lista. Nunca se creyó nada del todo ni para bien ni para mal. Es su antídoto contra la inseguridad. Su modo de sentirse cómoda en el mundo. Porque sus cosas las tiene bien claritas. Y le encanta hacerse la fuerte, y ser fuerte, y mostrar beligerancia, y viajar constantemente porque le gusta su trabajo y para cuando le va el placer. La vida de hoy es trasiego continuo y estrés cotidiano. Por eso la toma a sorbos, la disfruta, la goza, la innova y trata de sacarle todo el jugo posible.
Su matrimonio se fue al garete. No tuvieron hijos. Medio mundo español y casado, se separó. Helga está en esa lista. Y tuvo que decirle que no, y que ella sabe que aunque todo terminó él sigue ahí.
Hasta el punto de que son tan cercanos en los negocios, que a veces se reúnen para intercambiar opiniones acerca de nuevos proyectos empresariales, y Helga a darle a la nostalgia mientras le habla a su Patxi que ya no lo es.
Aquella convivencia se quebró. El territorio y espacio de Helga es abrupto, y el de su ex, un tanto machista. Era cuestión de tiempo la ruptura. Pero la tanqueta vasca prefería confiar, vivir y soñar. Y romper moldes, oyes, y tener si era necesario las broncas que era preciso afrontar.
Si quieres tener cerca a Helga, no se te ocurra interrumpirla demasiado. Y cuando ponga sus pies descalzos sobre la mesa estará bien, y si eso te jode te vas y agur. la vida siempre sigue. Como la sonrisa de Helga y su melena cada vez más corta y adaptándola a su edad cronológica.
A la vasca Helga le van los dominios y las audacias. Y se enfrenta con buenos abogados a quien haga falta. Cada vez cree menos en que las cosas buenas hayan de ser posibles. Y lleva en el corazón a los restos de Patxi en su indescifrable dolor.
¿Otros hombres? Todos los que hagan falta y hasta repetidos. Porque todos los hombres tienen un algo de atracción y hasta de distinción y belleza. Y entre ella y sus admiradores pueden pasar si eres audaz, muchas cosas lindas y majas. Pero Helga lo que quiere es disfrutar del dios de los momentos gratos, y si una relación se rompe, habrá otra más tarde. Nunca nada se sabe, pero es sí. Y es consciente a su edad de que se ha entregado al trabajo aunque afirma que no ha renunciado a un nuevo amor. Pero eso son dudas y misterios de Helga, los cuales ya resolverá si tocan resolverse. De momento la vida es un tren, y un ordenador y un despacho, y un avión, y unas dotes de mando, y un don de gentes.
-UN SU VIVIR-
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