Brasil. La dictadura de los 70. Muere un diputado. Lo han desaparecido. Su mujer. Su mujer y su familia no saben nada del paradero del ausente. Enorme actriz la brasileña Fernanda Torres encarnando a la viuda: "Eunice".
La memoria en el tiempo. Los desaparecidos. El dolor digno. Una película sensacional. La retendré mucho tiempo en la memoria. porque es un dolor digno y una pérdida tremendamente interior. Un duelo práctico, pero genial e inteligente. Una bofetada a los canallas que pretenden negarte las raíces del adiós del tuyo y del amor. Un homenaje extremadamente humano, frente a la perversidad anónima y cobarde. Un toque de músculo y de atención. Un brutal y brillantísimo pulso entre el intenso dolor y el seguir hacia adelante. La frialdad aparente que esconde un desgarro y una amputación evidentes, pero también la decisión por un futuro siempre erguido por la esperanza.
La viuda del diputado asesinado, decide dar un tremendo carpetazo a las cosas. Y cuando intuye que la mente se ha impuesto, entonces ella se muda de su ciudad y busca unos objetivos. Se pone a estudiar y especializarse. A una edad que parece que ya no toca. Pero tiene en sus manos la flor del orgullo y de la dignidad. De la convicción y de la determinación. Del loto del no rendirse jamás. De luchar y de discrepar de un tiempo desalmado, violento, canalla y absurdo. Inédito y más doloroso que un picotazo de escorpión, pero pensando que uno debe rehacerse.
Es un seguir y revivir sin alharacas, sin estrépitos, sin afán lacrimógeno o de escandalera, siendo solo una mujer, una familia y un pueblo, que sufre los azares terroríficos de la falta de humanidad.
"Eunice", la viuda a quien da vida la enorme actriz Fernanda Torres, seguirá y seguirá. Porque todo seguirá estando aún ahí, porque renunciar a la memoria histórica es de canallas y de acémilas, y porque el aire fresco siempre es imparable, necesario y vital.
La expresión dura y sufridamente contenida de Fernanda Torres, se impone. Y si el guión es espléndido, su interpretación de los sentimientos de las personas rebeldes y valientes, deja al espectador desconcertadamente entre angustiado, conmovido y removiendo su verdad interior. No puedo hacer otra cosa que recomendaros más de dos horas y media de verdad.
Brasil 70, no solo era Pelé o Rivelino. No solo Ipanema con su chica mágica, o Caetano Veloso, o las melodías mágicas de la bossa nova. El "Continente" Brasil era sufrimiento y dolor. Y no dejo de pensar en Lula da Silva y en las necesidades de la justa democracia.
Sentado, clavado e imantado en la butaca del cine, admiro la expresión genial de Fernanda Torres, de creerme lo que veo porque nunca es rebuscado. Porque Brasil también fue Franco, Videla o Pinochet, o todos los dictadores más terribles que menos recuerda la memoria.
Brasil no solo es pasión y talento carioca y de luces mágicas de carnaval. Brasil y su sociedad es en el fondo un enigma, que nos desvela un guión deliciosamente suculento y la dirección de Walter Salles. Brasil puede no ser el mito que siempre sea icono de mulata de esculpir. Brasil debe estar más que orgulloso de esta película, y Hollywood con las orejas expectantes ante esta roca maravillosa y sin concesiones que es el film.
Sonríe hasta en los peores infiernos, sigue y persigue, déjate llevar, vive intensamente lo que se nos cuenta en este film. Que también hay mar de descanso que es la vida, e itinerancia, y juventud y vejez contadas, y que la practicidad y la sucesividad forman parte del éxito y del talento.
Eso es lo que se puede ver en esta película. Talento y realidad a rebosar. Y te quedas tocado, y sorprendido, y maravillado, y descubres que el dolor es una trampa sincera que has de superar. Y que el duelo se airea desde las buenas ideas y los rectos hechos.
Y las tierras ilegales dejan paso a la denuncia de la verdad. Y el imperio de la nueva ley se impondrá a los cuervos de la violencia. Y la humanidad romperá todos los corsés. Y te limpiarás el estómago aunque lo notarás raro al principio.
Cuando llego a mi casa, un poco más y pulso el timbre esperando que mi madre que ya no está, me abra la puerta. Y a continuación tomo las llaves y abro la puerta yo finalmente. Porque he pensado por unos momentos en mi raíz y nostalgia, pero se impone mi realidad.
¡¡ PELÍCULA FORMIDABLE !!