miércoles, 20 de agosto de 2025

- VOLVER. -


Volver. Volver al blog. A mi blog. A mí. Al lugar exacto en el que lancé hace ya muchos años a la aventura del escribir. Y hoy lo hago sin  guión, directamente escribiendo desde el teclado, lanzándome a tumba abierta sobre mi verdad y sobre mis sueños.

Han pasado, semanas, algún mes, y me siento fuerte e ilusionado mientras las yemas de los dedos se apoyan con las teclas generando vida. Bien. Me siento bien haciéndolo, satisfecho, de vuelta a la tarea que más me gusta del mundo, y dándome cuenta que esto es lo que necesito hacer e hice desde que era un niño.

Escribí. Desde mi más tierna infancia decidí expresar abiertamente mis sentimientos, a través de un desnudo deseado y aprendido. Me siento suelto en la vuelta a mi blog. Como si ya poco pudiera frenarme, como si las excusas no fueran más que menoridades, y diciéndome a mí mismo que este es mi camino, mi anhelo, mi placer, mi alter ego, mí mismo sobre mí mismo, una de las cosas que me hace distinto a los demás, la forma y manera de comunicarme con vosotros, la clave de la vida activa, la superación en la creatividad, el tirarme a la piscina de mi verdad. 

En este blog hay de todo. Mis lectores lo saben. Aquí puedes encontrar modestamente, variedad, opinión, actualidad, deportes, y sobre todo el transcurrir de los momentos de mi vida a través de mis opiniones y relatos. Me gusta que me leáis de todas las partes de mi país y de todo el campo de acción de esta plataforma que cubre estos blogs.

Es evidente que yo soy de alma analógica, que acepto pero con cautela el movimiento de la digitalización, pero lo mío son las raíces y las plantas de los sentires. Me engancha esa parte del ser humano que es la pasión, la lucha, la orla, la densidad y la improvisación. Quiero ser un eterno aprendedor de escribir, un tipo corajudo e inconformista con lo que no ve claro, un  quijote placentero de las causas aparentemente perdidas, y un misterio para quienes no me conocen en profundidad.

Sí. Este camino del escribir sigue lleno de aire, de oxígeno, de vida, de placer, de viento que despeina mis cabellos en declive, ese magma que potencia mis pulmones y mi ingenio. No me extravía este camino porque me es familiar. Podría caminar hasta de noche por estas sendas literarias, apoyándome exclusivamente en un rayito de luz y también de amor.

No hay energía más importante que el amor a los demás. Esa energía me dice que escriba, que siga ahí, que piense mucho más en mí m ismo, que avance, que continúe avanzando en dirección hacia todas las rutas de mis sueños. Que, disfrute. Que sigas disfrutando, que no vaya con excusas, que sorprenda, que encuentre desde este blog a nuevos lectores, que me la juegue, que vibre ejercitándome en esta verdad, que me diga moviendo como cuando de pequeño jugaba al fútbol o como de joven corría marathones. 

La energía del escribir es plurifuncional. Vale para muchas cosas distintas. Y una de ellas es la salud. Ser social es estar sano, competir con los demás sin empujar, caminando a mi ritmo, reaccionando con admiración ante la belleza de de las mujeres de cuaquier edad, opinando con absoluta libertad sobre lo que me venga en gana y dejar que los censores se derroten a sí mismos.

Bendita libertad que me devuelve a este blog que se sigue llamando Rincón del mago y poeta, en donde todo cambia y también permanece, y en donde es un verdadero placer reecontrarme de corazón con vosotras y vosotros.

Me siento joven. Soy joven si me siento así. No compito. No pienso competir porque para mí el escribir es un recreo de libertad y un alimento para mi mente. Que compitan los ambiciosos y los insatisfechos, los que nunca tienen bastante y no lo saben, los glotones y los que quieren hacer de este placer de la literatura una fábrica tensa de intereses.

-GRACIAS A TOD@S POR SEGUIR AHÍ.-
 

martes, 17 de junio de 2025

- GRACIAS A LA CASA. -



 

Una casa, unos cuidados, un silencio, una enfermita convaleciente, un calor de preverano, una gatita vieja y malita, una locura y un cariño de ternura.

Un miércoles cualquiera, una vida detenida, alguien que se mueve receloso, unos trinos de pájaros al fondo, un eterno aspirante a escribidor que no se rinde, el placer de ayudar, la generosidad,. explorador de historias tan humanas como inéditas, el genio que llegó demasiado tarde a su pódium, otra casa de acogida, mis años perdidos y mi presente ganado, mi inexperiencia es un acicate más para seguir, el placer de una tarde silenciosa que parece no moverse de ahí, también el mundo es esta tarde ...

Esta no es mi casa. Es la casa de un ser maltratado por la vida. Una mujer con un infortunio que casi siempre cosechó. La mujer de esta casa confía en mí, me abre siempre la puerta, me quiere, me obedece, me agota, me siento bien corrigiendo sus errores aunque luego mi energía se resienta.

Es una casa de soledad. Es una casa a la que repelen y maltratan. A la que ignoran, a la que su dueña raramente le hacen un favor de corazón, y yo me siento un privilegiado porque no estoy perdiendo el tiempo ni tirando la tarde. No. Estoy haciendo un intercambio. Confianza por cuidados, esa mujer es esa hermana pequeña que nunca puede tener, alguien que me necesita de verdad aunque se reivindique como la mujer más independiente del mundo. ¡Ojalá pudiera ser así! ...

La dependencia. La dependencia es una cesión. Una cesión muy cuando esa persona que te cuida no es ni tu marido, ni tan hermana, ni ningún cercano familiar. 

Yo soy su amigo. Me siento orgulloso de cuidar a una persona que me tiene en estima y que nunca se sabrá exactamente el porqué de esa mutua empatía y aceptación. Ni soy de aquí, ni soy de allá, y a la vez la vida me dice que debería ser de muchos sitios. Por lo menos de catorce o quince sitios. Y tener arraigo en todos estos lugares. Y un millón de amigos, y más sueños aún de los que tengo que no son pocos. 

La casa, las casas, siempre tienen ojos. Ojos de reflexión. Por eso la casa me mira con curiosidad y hasta con expectación mientras escribo estas cuartillas. Y ve pasar al gato delicado muy cerca de mí, y se acerca a su dueña por si le ha pasado algo.

La gata quiere ser mi rival. Solo conoce bien a su dueña, y poco a los familiares y amigos de la dueña. Petri,-que así se llama el felino-, me observa entre sorprendida y tranquila. Es pura supervivencia y se posiciona al lado de donde hay corriente de aire. Porque en la casa ya manda el calor.

La casa es anecdótica e impenetrable a un tiempo. Es un lugar que puede ser triste aunque al fondo puedan oírse los trinos de las aves de la tarde, o de una radio desprenderse todo un recital de música rockera.

La casa es como somos. Por eso parece detenida, en modo pausa, en espera de que alguien  decida los tiempos y todas esas cosas. Pero os aseguro que muchas cosas no son lo que parecen. 

En esta casa hay ausencias, y risas, y ayudas, y libertad condicionada, y el factor humano, y una terraza llena de abundantes plantas que tratan de colorear el tiempo de la vida. 

La casa será siempre inolvidable para mí. Y agradecido. Y siempre echaré de menos esta casa cuando ya no la pueda frecuentar. Y en esta casa que impera, yo he tenido un vademecum de sentimientos como nunca experimenté. Porque la dueña extraviada que descansa en silencio, me ha dado mucho de lo mujer que es.

Es por fin el tiempo de la vida que me ha fructificado ofreciéndome a esa hermana que no pude tener, o a esa chica que nunca alcanzaré, y a todos esos sueños que se han ido cumpliendo al ritmo del azar y del vivir.

¡BENDITA CASA!

martes, 13 de mayo de 2025

- SUAVIDAD APARENTE EN ANTONIO. -



 

Jubilado, tranquilo, decidido, viudo recientemente y culo inquieto. Laborioso, equilibrado, y bien de otro tiempo.

Antonio siempre camina como con prisa. Con ese ritmo vivo que le indicaban sus jefes en aquel almacén de productos de cartón que fue su vida y su mujer hasta que se le marchó hace un año.

Ese es Antonio. Menudito, poca cosa, con gracejo y aparente seriedad. El hombre ya no quiere volver a un tiempo que no existe, y acepta el de hoy porque hay que vivir y no queda más remedio.

Lo que no le gustó a Antonio fue el tener que jubilarse. Detener su pronto y hasta su impronta. Le gusta ser servicial para sentirse activo, y profundamente vecino de un barrio que no le acaba de convencer, porque añora el suyo de toda la vida y porque está en el de ahora con la sombra de su mujer persiguiéndole.

Machismo. Machismo inconsciente. Antonio sigue en los años setenta como si el tiempo y su transcurrir no le importara apenas. Habla con naturalidad en su discurso acerca de un vecindario que va cediendo camino hacia la nada.

Antonio se sigue sintiendo líder aunque quizás no lo sepa. No parece tener muchas amistades, pero no hay que fiarse mucho. Siempre hay gente que le conoce. Otra cosa es que él desee conocerles poco.

El menudo Antonio dice que no come carne desde que se murió su mujer. Lo de la carne es aún muy importante para él. Porque para un hombre de su tiempo y sesera, la mujer puede ser bastante secundaria. Incluso podría pensarse que tiene una mala impresión de las féminas, lo cual enmascara lo jodido y solo que está porque su mujer se fue para no volver. 

Antonio ya lleva un tacatá pero anda demasiado deprisa y no se acompasa. Se sabe viejo, pero antes muerto que reconocerlo. Es guasón, y cuando se siente bien dice algo realmente gracioso pero en velocidad, para probar a los otros, para sorprender, y para hacer ver que no va de gracioso.

Antonio pasa una y otra vez por los alrededores de una cafetería que yo frecuento, y a veces se detiene pero nunca se sienta. No. Sentarse en un bar o en una cafetería nunca lo hizo ni fue de su gusto. Le agrada mucho invitar por sorpresa, y con la intención astuta de ver cómo reaccionas. Para pillarte mejor.

Escurridizo, rápido, vivaracho como lo haría un buen y hasta excelente trabajador de los de antes. Del trabajo a casa. Beber y fumar no era malo para él. Ni lo es. Tiene un vecino de escalera con el que juega al dominó todos los días, hacen unas risas, beben algo y su vecino más. Y luego se queda solo, ve algo en una tele que no le gusta apenas, y aunque se hace el impecable y el correcto, está deseando cruzarse con una moza de campanillas de su generación, de las de ahora o de de las de siempre. Y de vez en cuando se pone vanidoso y se envalentona, y entonces puede soltarte un taco que busque guerra y que te ponga a prueba.

Antonio es un hombre tierno y hasta preso de su tiempo. Nunca dejó de pensar como piensa, y tiene más mundo que Cristóbal Colón, pero aparentemente solo habla de pequeños viajes en su vehículo del que con ironía afirma que ya es mejor que lo conduzcan otros.

En principio, Antonio no te hará ruido. Será un ciudadano conocido y un vejete al que el barrio conoce de vista, que no de sobra. Porque Antonio es selectivo y añejo, y cañí, e impasable, y hasta tiernamente imposible.

Claro que Antonio es rápido. Porque así te comen menos el terreno, porque es mejor ser de pocas palabras y de muchos hechos, porque nunca hablará de religión o política, porque piensa que es bueno no tocar eso. Y seguirá siendo siempre rápido mientras un cuerpo femenino no le deje indiferente.

¡SIGUE DEPRISA, ANTONIO!

viernes, 9 de mayo de 2025

MIS POESÍAS





La niña y la tierra,

el agua y tu vida, 

tu mirada y mi ternura.


La niña y la tierra, 

tu beso y el mío,

tu pequeñez y mi dureza,

tus ojos chinos y mi mirada inquieta.


Wo Shi, eres tú, 

yo solo un aspirante a escritor,

tú una rosa admirada

y yo un testigo de tu ser.


La niña y la tierra,

tus ojos y mis labios, 

la tarde cayendo sobre tu magia,

la noche desplomándose sobre tus sueños gozosos,

la niña y la tierra ...


Siempre la niña y la tierra, 

la savia y la sierra,

tu aprender precoz y mi fuerza adolescente,

y las gotas de lluvia que nos sorprendieron.


La niña y la tierra,

la verdad y sangre de Oriente,

la paz de mis anhelos y el adiós que me diste.


Tú, la niña y la tierra ...


 

martes, 29 de abril de 2025

- MUCHAS HORAS. -



Soy social. El inédito apagón. 28 de Abril de 2025. Estoy inquieto. ¿Será posible que tarde tanto la luz y el poder llamar por teléfono? Al principio, me parece algo fastidioso pero capeable. Me molesta más que no haya luz, que que no pueda haber llamadas. Me preocupa esta cosa rara. La mitad de mi casa ya tiene tan poca luz, que es imposible estar. Hay que hacerlo a oscuras. Mi casa es muy antigua. Mis mejillas se enrojecen por la ansiedad. El Presidente del Gobierno solo ha dicho generalidades y hasta obviedades. Ha dicho que la luz y el teléfono se reanudarán pronto. ¿Pronto?, ¿qué es pronto? Llevo muchas horas intentando que sea ese pronto.

Hay que moverse frente a la queja. Tengo pilas y transistor. Menos mal que soy y seré analógico. Pongo la radio, y las voces conocidas tratan de entretenernos. También están inquietos aunque no lo muestran. Sigo al ataque. Cojo una gran vela, y cerillas, y un plato, y un vaso para la vela. Me siento entre cutre y listo. Objetos en desuso las velas y las cerillas para la casa.

Vuelvo a mí. Estoy nervioso. Estoy deseando mandar al carajo a todos los recursos defensivos y necesarios. Solo quiero que vuelva la luz, el teléfono y tal, y lo demás me da un carajo.

Dicen que este hecho nunca ha pasado en España. Una prueba más tras el Covid-19, o ver por la tele a los hermanos de la Dana que recientemente perdieron la vida. Entremezclo pensamientos. ¿Tendré que tirar la comida de la nevera?, ¿se habrá estropeado la nevera y me sentará como un tiro? Vivo solo. Le tiro coraje. Es necesario tirarle coraje a la ansiedad. 

Me tumbo sobre la cama. Algún vecino se asoma por la ventana y me ve. Me mira curioso y un tanto sorprendido. Yo, le devuelvo la mirada, pero no cierro la puerta y aprovecho la luz. La aprovecharé hasta el último segundo. Porque para mí la luz es la luz mental, la luz serena, la luz maravillosa de mi balcón con mis plantas deliciosas en flor. Necesito la luz de mi Mediterráneo valenciano. Hace un día increíble de regalo. De primavera. De festivo en mi ciudad.

Esto sigue convirtiéndose en un reto. Me pone a prueba la falta de luz. Si no pasa un apocalipsis, en breve volverá la luz y la televisión. Me jode decir que en breve. ¿Qué es breve? Espero que llegue ya la luz, porque la tarde está emparentando con la amenaza de la noche. Sigo con mis oídos clavados a los auriculares. No me alegra demasiado que en otros pueblos de España esté volviendo la luz. Lo que quiero es tener yo la luz. Y que vaya a la nevera, y que la casa tenga visión, que la vida eléctrica acabe de cuajo y le pegue un hachazo a mi ansiedad. Me importa relativamente que yo tenga una larga vela, y unas cerillas, y todo eso. Es cutre. Muy cutre. Quiero que vuelva el móvil, y la tele, y aunque beso a la radio solo deseo que me lo cuenten todo los de la tele. Que vuelva la normalidad en este día maldito por puñetero y jodedor.

Pienso por unos segundos en el misterio y en la chicha de la incertidumbre. ¿Qué habrá pasado?, ¿quién habrá pisado los cables que han puesto a mi país patas arriba?, ¿qué Sistema de mierda tenemos, que hace que en 2025 pase ésto? ¿Es la modernidad o el Medievo?

Vivir en lo inédito. Escribo por escribir. Todo es relleno. Sigue pasando el tiempo y no vuelve la luz eléctrica, ni la telefonía ni nada. Soy un náufrago en mi vieja casa. Lo inédito me vuelve defensivo por afuera y encabronado. Paro de escribir en  espera de la deseada e imprescindible luz. ¡Ha de volver la luz, joder! En cuanto vuelva la luz, sigo escribiendo. Perdonadme. ¡Me cago en todo! ...

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¿Aquello de la calle que veo es una luz? Nadie comunica nada. Cada uno se las apaña en el mundo digitalizado. ¡Magia! Le doy a la llave de la luz y va. ¡Hay luz! Estoy agotado. Cansado. Intento llamar por teléfono y no funciona. La tele tampoco va. Pero por lo menos ha vuelto la luz. Ya está aquí. Los alimentos no se estropearán, no iré a oscuras por la casa. ¡Ya está, joder! ...

Nervios disparados. Conatos de euforia y tensión. Carrusel de sentires. Lo he conseguido. Se ha conseguido. Las cosas parecen estar cambiando. Yo ya no voy a levantar cabeza porque la tensión que he pasado me ha agotado.

¿Cuál ha sido la causa del apagón? No se sabe nada. Solo se especula. Pero por lo menos son especulaciones iluminadas aunque inconclusas. La verdad está en el aire. Se habla de economía como el desencadenante. En los viajeros de trenes hay movida. Se han detenido por falta de energía. A los coches les pasa lo mismo o parecido. No hay semáforos que funcionen. Pero hasta los tertulianos no quieren entrar en demasiadas profundidades. Se centran de lleno  en el sufrimiento ese de todos al que el logaritmo económico pretende driblar con astucia. No. No es es inteligente si en un caso de enorme emergencia por inmediatez, se tarda tanto en reestablecer el servicio. Esperar más de diez horas no es hacer las cosas bien. Es, hacer las cosas mal.

Al día siguiente me reafirmo en mí mismo. Lo he conseguido. Hoy el día será un tanto diferente. Cuido a Marieta, la cuál me dice que no sabe nada de ningún apagón. Me hace sonreír sin querer. La sonrío a sonrisa batiente.

-MARIETA SOLO ES TERNURA.-


domingo, 6 de abril de 2025

- LA MAGIA DE ABRIL. -



 

Y en la rama del árbol se ve lo inaudito. La vida ha vuelto para dar forma al hecho indiscutible del ciclo renovado. Ha vuelto mágicamente la luz vital. Porque es Abril.

Es Abril y el amor se pone  picudo y exuberante, y los animales se miran con celo, y la tarde se vuelve calurosa y cercana, y a la planta le sale el brote del color de la belleza, y a los jóvenes enamorados la lluvia les moja el pelo en el parque pero no pueden darse cuenta. Y les baila la luna.

Abril, abre. Abre retos, sueños, primaveraliza los anhelos, patea con cuidado al invierno y lo va mandando a la lona. Y la playa se pone sueño en el objetivo de los amantes, y esa señora periodista que nunca sabrás, decide escaparse unos días a la costa mediterránea y mira semidesnuda al mar. Porque Abril también tiene mucho de mar. Este mes pare el arranque de las nuevas cosas de la vida. ¡I love April!

Llega una tormenta, un futbolista se hace un esguince en el momento más inoportuno, una señora de cincuenta charla animadamente con un hombre más joven que ella, unos niños se tiran del tobogán jugando en un parque, juegan a ser gigantes y pequeños a la vez, a saltar y a estar estáticos, a estallar en carcajadas y a hacer lloros de un modo exagerado y ameno. Abril es un gran niño.

El viento. Las hojas nuevas. La orla y el capricho de la planta de interior que abarrota las terrazas de los estéticos. Con los calores del verano se secará esa planta. Pero Abril es ameno como la primavera. Y esa primavera respetará al verano y el calor será más poderoso que un dios o un emperador medieval o digital. Nadie nunca jamás podrá robarme el mes de Abril. 

Y Teresa jugará con mi mes. Y les pondrá a los vulnerables todos los viernes en su estudio, un pastel goloso de paz e ilusión. Y Abril le pondrá los resultados de la quiniela a los partidos más decisivos de la temporada del fútbol. Y Lamine Yamal aunará culturas y Continentes, admirará un póster de Messi, y se dirá a sí mismo que el futuro puede ser suyo. Abril es toda una caja diversificada de sorpresas.

Abril es el beso más excitante y apasionado que nadie dio. Ese beso es la libertad y la pasión. El maravilloso desconcierto en una cópula atractiva e inesperada. El placer que se hará sonoro y expresivo. Abril te dará las pilas para que te pongas guapa y le des a tu chico toda una lección de seducción. Y desde su naturalidad. Abril es demasiado hermoso.

Abril 2025 es y será siempre vital y creativo, atrevido, audaz, socializador, sorprendente y mágico. Y con sus temperaturas irregulares y suaves de luz, descubrirás esos parajes montañosos y rurales que siempre has soñado. Abril le pondrá gasolina a tus viajes en tren, en avión, en beso, en barco, en crucero y hasta en sueños cumplidos. Y volverás al mar y a la montaña, y elegirás un nuevo bikini azul y una nueva forma chiripitifláutica y traviesa de gustar. Abril es risa, carcajada, emoción extrema, lloros y mocos. Abril es en realidad el principio de todo él y todo tú. La gran carretera exterior de la vida sita en el kilómetro 1. ¡Parte Abril!

Y serás muy alto en Abril. Y "Mondo" Duplantis volará con su pértiga y su mejor sonrisa. Trump podrá desconcertar hasta a los asesores economicistas de primer curso. Y en ese Erasmus de hormonas a granel, conocerás a Aulikki, que es la princesa danesa más suave que puedes encontrar en esa estación de tren que parece enamorada pero que en realidad sigue encendida de sueños.

¡Déjate llevar por el jugueteo de Abril! No te dejes nada sin dar. Hurga en los armarios buscando ropa con la pasión de un paleontólogo, llámate a tí mismo, observa cómo la vida se rebela contra el tedio. Y si te da un arreón de tristeza, piensa entonces en esa primera novia que tuviste y que no se sabe en donde está.

-ABRIL TAMBIÉN TE AYUDARÁ A BUSCARLA.-

viernes, 21 de marzo de 2025

- FRIALDAD. -


 

Una casa. Muchos años así. No hay milagros. Es una casa fría, que solo puede oler a derrota, a inercia, a inacción, a tiempo que no pasa, y a heridas cuya cronificación hace que el efecto nocivo se amplíe y multiplique.

Sé que existe esa maldita casa. La he visitado en muchas ocasiones. Y cada vez, creo sacar de ella más terroríficas conclusiones. Sí. Esa casa no se mueve. Nunca parece pasar absolutamente nada, aunque en realidad,-dado que está habitada-, produce siempre muchas cosas y feas en quienes la habitan o la visitan. 

Esta casa no es una metáfora, aunque podría serlo. Podría ser el síntoma de decenas de sentimientos encadenados, y que en el fondo tienen su origen en el exterior. En un exterior manco e insuficiente, en un lugar casi de paso, en donde nunca entra la fuerza del pleno sol, en donde el refugio y hasta la cobardía copulan y se unen de forma demoledora y progresiva hasta asfixiar y condicionar con las ideas que ha de predicar un verdadero vivir. 

Esa casa no es ni siquiera una manta que proteja del frío. Porque es una manta meramente formal, sin substancia, sin abrazo ni abrigo. Es la peor de las mantas. Porque es una manta que te manda de lleno al frío de la inmovilidad. En realidad, es la manta de la muerte en vida.

La enfermedad ha crecido en esa casa, agarrándose a cualquier caja que parezca tener forma de medicamento y que en realidad es un lentísimo veneno mental.

Lentitud aparente. Es todo como un reloj que mantiene sus lesas manecillas detenido hace cuarenta años, y que no se ha desechado ni se substituido por otro. por tiempo actualizado y real.

Me llaman la atención las referencias al pasado en ese lar. La nostalgia que todo lo tamiza y condiciona. Los cuadros y su misterio. Sus fotografías en los marcos. Los antepasados no son capaces de poner caras alegres de convencimiento, por muchas razones que cuesta comprender y que se anclan en la tradición y hasta en el atavismo.

Me detengo en las miradas de las personas de los cuadros. En las miradas de los más mayores. Y esas miradas me aparecen como fascinantes, por una suerte de fondo fatal que puede definirlas. 

Creo que pueden ser igualmente miradas de derrota, de tristezas, de preocupaciones, pero también de orgullo. Parece que esa mirada se clava en ti, acusadora y desafiante. Que no te desea precisamente ni buenos días, ni buenas tardes, ni siquiera buenas noches. Es una mirada hasta inquisitiva, como si te preguntara qué demonios haces tu ahí en su casa mirando y estando presente.

Es mirada picuda y tenaz, desgraciada, como amante de lo imposible, infeliz, de alguien que ha fracasado plenamente ante el mundo y la sociedad, de quien se deja pintar o fotografiar con evidente desdén y sin ningún deseo de introducir un pequeño calor de optimismo. En el fondo y en la forma es una mirada llorosa. Es la mirada de quien la ha fastidiado y bien.

Y si miras otros cuadros y otras poses, solo verás efectos compensatorios que juegan a hacerse piña para disimular entre todos la auténtica verdad. la verdad de la nada y en la nada.

El perfil de la casa es antiguo. Demasiado lleno de muebles altos y en absoluto funcionales. un caserón que no te esperas cuando estás abajo en el zaguán, y con un pequeño pero coqueto ascensor, el cual te engañará hasta que no franquees la puerta de la casa triste y te decidas a penetrar en ella. En ese momento se acabó todo el progreso y toda la modernidad. Tenlo por seguro.

Y, entonces, de nuevo la realidad de una casa que lleva en su amplitud, mucho grito mudo y dolor sordo.

¡ ...!

lunes, 24 de febrero de 2025

- CINE DE ESTRENO: "AÚN ESTOY AQUÍ". -


 

Brasil. La dictadura de los 70. Muere un diputado. Lo han desaparecido. Su mujer. Su mujer y su familia no saben nada del paradero del ausente. Enorme actriz la brasileña Fernanda Torres encarnando a la viuda: "Eunice".

La memoria en el tiempo. Los desaparecidos. El dolor digno. Una película sensacional. La retendré mucho tiempo en la memoria. porque es un dolor digno y una pérdida tremendamente interior. Un duelo práctico, pero genial e inteligente. Una bofetada a los canallas que pretenden negarte las raíces del adiós del tuyo y del amor. Un homenaje extremadamente humano, frente a la perversidad anónima y cobarde. Un toque de músculo y de atención. Un brutal y brillantísimo pulso entre el intenso dolor y el seguir hacia adelante. La frialdad aparente que esconde un desgarro y una amputación evidentes, pero también la decisión por un futuro siempre erguido por la esperanza.

La viuda del diputado asesinado, decide dar un tremendo carpetazo a las cosas. Y cuando intuye que la mente se ha impuesto, entonces ella se muda de su ciudad y busca unos objetivos. Se pone a estudiar y especializarse. A una edad que parece que ya no toca. Pero tiene en sus manos la flor del orgullo y de la dignidad. De la convicción y de la determinación. Del loto del no rendirse jamás. De luchar y de discrepar de un tiempo desalmado, violento, canalla y absurdo. Inédito y más doloroso que un picotazo de escorpión, pero pensando que uno debe rehacerse.

Es un seguir y revivir sin alharacas, sin  estrépitos, sin afán lacrimógeno o de escandalera, siendo solo una mujer, una familia y un pueblo, que sufre los azares terroríficos de la falta de humanidad.

"Eunice", la viuda a quien da vida la enorme actriz Fernanda Torres, seguirá y seguirá. Porque todo seguirá estando aún ahí, porque renunciar a la memoria histórica es de canallas y de acémilas, y porque el aire fresco siempre es imparable, necesario y vital.

La expresión dura y sufridamente contenida de Fernanda Torres, se impone. Y si el guión es espléndido, su interpretación de los sentimientos de las personas rebeldes y valientes, deja al espectador desconcertadamente entre angustiado, conmovido y removiendo su verdad interior. No puedo hacer otra cosa que recomendaros más de dos horas y media de verdad.

Brasil 70, no solo era Pelé o Rivelino. No solo Ipanema con su chica mágica, o Caetano Veloso, o las melodías mágicas de la bossa nova. El "Continente" Brasil era sufrimiento y dolor. Y no dejo de pensar en Lula da Silva y en las necesidades de la justa democracia.

Sentado, clavado e imantado en la butaca del cine, admiro la expresión genial de Fernanda Torres, de creerme lo que veo porque nunca es rebuscado. Porque Brasil también fue Franco, Videla o Pinochet, o todos los dictadores más terribles que menos recuerda la memoria.

Brasil no solo es pasión y talento carioca y de luces mágicas de carnaval. Brasil y su sociedad es en el fondo un enigma, que nos desvela un guión deliciosamente suculento y la dirección de Walter Salles. Brasil puede no ser el mito que siempre sea icono de mulata de esculpir. Brasil debe estar más que orgulloso de esta película, y Hollywood con las orejas expectantes ante esta roca maravillosa y sin concesiones que es el film.

Sonríe hasta en los peores infiernos, sigue y persigue, déjate llevar, vive intensamente lo que se nos cuenta en este film. Que también hay mar de descanso que es la vida, e itinerancia, y juventud y vejez contadas, y que la practicidad y la sucesividad forman parte del éxito y del talento.

Eso es lo que se puede ver en esta película. Talento y realidad a rebosar. Y te quedas tocado, y sorprendido, y maravillado, y descubres que el dolor es una trampa sincera que has de superar. Y que el duelo se airea desde las buenas ideas y los rectos hechos.

Y las tierras ilegales dejan paso a la denuncia de la verdad. Y el imperio de la nueva ley se impondrá a los cuervos de la violencia. Y la humanidad romperá todos los corsés. Y te limpiarás el estómago aunque lo notarás raro al principio.

Cuando llego a mi casa, un poco más y pulso el timbre esperando que mi madre que ya no está, me abra la puerta. Y a continuación tomo las llaves y abro la puerta yo finalmente. Porque he pensado por unos momentos en mi raíz y nostalgia, pero se impone mi realidad.

¡¡ PELÍCULA FORMIDABLE !!

miércoles, 18 de diciembre de 2024

- CINE ESPAÑOL: "EL 47". -



 

En esta vuelta en retrospectiva a los años primmos de la inmigración camino del donde sea de las grandes ciudades de la esperanza y de la supervivencia, se ve el orgullo, la resistencia, y todo presidido por esa lucha constante que plantea la dignidad y la idea humana de la mejora.

Para ello, para emigrar sin fracaso, es bueno pensar en la injusticia de los que se vieron en la tesitura de tenerse que ir de donde nacieron. Pensé bastante mientras veía la película "el 47", en el Mediterráneo y en su desesperación letal. 

Buen talante el tranquilo dentro de la inquietud, el adaptarse sin perder de vista a la raíz, el ser astuto ante la nada de la adversidad y el desdén; el aguzar el ingenio y acordarse de que la nueva tierra no se consigue sin amarla y trabajando denodadamente.

Manuel Vital,-personaje que existió y que encarna magistralmente Eduard Fernández-, comanda con su mesura de líder consensuado, la ilusión y el continuar de una gente que se  ha propuesto dejar de pasar hambre, aunque sea a golpes reales, a castigos, a renuncias, a decepciones o a nuevos disgustos.

El franquismo. Su contexto. Hay que tener bemoles y miedo a un tiempo, para adentrarse en el clima de la represión y decidir plantarle cara al día a día. ¡Todas las ganas de seguir ahí y de crecer! De hacerse fuertes donde no hay nada, de hacer de la tierra la suerte de los pies de su definitiva decisión. Y de seguir porfiando, y de techar sus chabolas en donde la gran ciudad se pierde y se desdibuja; en donde nadie puede creer en el heroísmo y en la audacia que no sean aquellos que no tienen nada que llevarse a la boca.

Falta de todo. Va faltando de todo, las fuerzas se ponen a prueba, bullen las tensiones entre compañeros de unos mismos objetivos, y acaba haciéndose absolutamente precisa la idea de la organización y de la disciplina. Darse por vencidos es una idea errada que no entrará nunca en la cabeza de estos valientes inmigrantes.

Sigue la vida. Y las dificultades. Y en el extrarradio, todo suena a efímero y hasta a selvático y huérfano. Pero la dignidad del líder obrero Vital, de un pueblo de Extremadura, nunca olvida las canciones de Joselito o de Antonio Molina. Y se puede a veces beber y progresar, y desahogarse, y abordar las fuerzas contrarias con empaque y toda la fría sangre contenida.

Sigue. Sigue toda la supervivencia. Manuel Vital ha logrado ser un consolidado conductor de autobuses urbanos, y todos le admiran y respetan. Pero los poderosos de la ciudad y las leyes de la nueva tierra autóctona, no les contemplan y les engañan y ningunean. En el fondo es la historia del movimiento y del progreso migratorio.

A Manuel Vital, se le ocurre el efecto audaz de una prueba que tiene dos caras y que apunta a cruz. Y por eso, antes de hacer nada, sigue pensando y canturreando el cante jondo de Antonio Molina o el sonido inigualable y fino de Valderrama.

Y Vital toma un autobús y hace un alarde. Logran subir por la montaña escarpada a bordo de su nave urbana, y sus compañeros de lo social y valientes, le ponen maderas a los agujeros que pueden romperle las ruedas de su hazaña social. Y con su decisión, demuestra a todos que hay cosas que pueden tener emoción positiva, entusiasmo, y siempre el mismo nivel de orgullo, convicción y dignidad. Y surge el discurso improvisado que es fruto de la alegría del triunfo del modesto frente al Goliath imbatible. ¡Barcelona! ...

Tras los castigos a Vital y a los suyos, el hito y el mito abren paulatinamente las conciencias. Y la Torre Baró tendrá su línea urbana de autobús, y atrás quedarán los sobreesfuerzos para llegar a la casa a las personas y a las mercancías. Y a través del trabajo crecerá la gran ciudad, y se hará más grande y más rica, y se demostrará del todo que sin coraje nunca podrá haber paraíso.

-EMOTIVO FILM.-


sábado, 7 de diciembre de 2024

- LA PIERNA HERIDA. -



Ione es delgada y decidida. Tiene la mirada inteligente, y la coquetería guardada para epatar inesperadamente.

Antes de tomar un café, me pide tiempo porque debe resolver el tema de una denuncia puesta. Me tiene en off side durante veinte minutos de reloj. Ese tiempo mal éticamente empleado, me ayuda a observarla. Tiene mundo, mucho descaro, utiliza un bastón fino que debe usar desde que se fastidió una rodilla a temprana edad mientras hacía alta competición, fuma sin parar, se muestra brava ante un amable dueño del café que posee experiencia con la gente nerviosa, y me dice que su nombre es vasco pero que ella es de Burgos desde bien niña y nada de vascuence hay en ella. Yo, intuyo que es algún parentesco quien decidió su bautismo.

Ione habla de que ha decidido bajarse de un barco, dado que la organización en la que militaba y su amiga, le faltaron al crédito y a la dignidad, y que entonces todo se ha acabado y ahora se hará a un lado y elegirá su nuevo destino y su nueva libertad.

No es agresividad lo de Ione, ni tampoco autoafirmación. Cuando me confiesa que la operaron dos tipos que no la dejaron bien y que menos mal que un doctor japonés le suavizó las secuelas, la entendí mejor.

Ione me habla de los abusos tapados de la pederastia, y que con ella no cuenten quienes crean que va a tragar y tapar. Lo que pasa es que la mujer le arrea decepcionada al Poder, y por otra parte afirma no creer en ningún tipo de institución política o del tipo que fuere, y entonces me da pistas.

La mujer trata de decirme que ahora va a ser todo lo dura que pueda. Y me cita tres veces a su gata y su deseo de buscar otra vivienda y otros derroteros. Es como cuando a una campeona no la dejaran subir al podio, o que las deidades de la fatal injusticia la hubiesen mandado al banquillo cuando estaba en el esplendor.

Y hay una herida que permanece. Sus caladas nerviosotas y su tos de fumadora, la delatan. Hará atajos para volver a su olimpo. Al olimpo de su yo, de su adolescencia, de su juventud, de su energía en la naturaleza, de su seguramente piernas preciosas, y de su confianza familiar en los grupos cercanos.

Tras no dejarme hablar, y posteriormente acusarme de que yo no he contado nada de mi vida, Ione echa pestes de la navidad. Sí. Para la castellana Ione, la navidad es dulzura boba, que todos ahora somos mucho más bondadosos que antes de estas fechas, y que todo es una gran mentira.

Entiendo a Ione. Más de lo que ella pueda creer. Si te va mal y te sientes jodido e injustamente tratado por la salud de la vida, entonces te tornas más visceral, crítico y reivindicativo. Y siento que me gustaría saber cómo de competitiva sería esta mujer todavía joven, antes de la gravísima lesión.

Digerir una desgracia física y llevar un bastoncito delgado y coqueto para desconcertar, no ha de ser plato sencillo de saborear. Ahora Ione va a necesitar encontrarse con el cariño que parece rechazar disfrazándose de independiente y de resolutiva, y tener la fortuna de reencontrarse con aquella chica que se rompió demasiado la articulación de la pierna.

Volver hacia atrás. Rebobinar. Llorar todo lo llorable. Aceptar lo ahora inaceptable. No buscar calles de en medio y tener la paciencia santa de la serenidad. Ojalá Ione tenga fortuna y vuelva a mirar con ese tino de tiradora olímpica y personal en que se convierte cuando tras su mirada se rehace su inteligencia y su talento educado.

Ione parece recuperar su navidad, que es el renacer de su verdad. De una verdad en donde quepa menos el trabajo y quién sabe si la coca, agarre un buen vehículo y con copiloto, y tome una carretera que se lleve bien con la navidad, con el Himalaya, con la Semana Santa o la Tomatina.

Ione tiene recursos interiores, pero ha recibido palos. Muchos palos. Y sus heridas merecen la cura de un descanso, un desfogue, un yoga, un pilates, una acupuntura, y una recuperación personal de su verdad en paz.

¡FELICES PASCUAS, IONE!

jueves, 28 de noviembre de 2024

¡ NO SUBAN A ESE TAXI !




 Si a esa hora punta de la tarde no se veía un solo taxi libre, ¿cómo es que de repente he divisado y detenido uno? En realidad es una pregunta que tiene respuestas poliédricas, cinematográficas; algo así como ir a bordo de una peli de acción y peligros.

El taxista, era joven. No tendría ni treinta años. Apostaría a que ama apasionadamente la Fórmula 1, y que esto es su pasión. Es difícil ser taxista veinteañero y digital, con el contexto del viejo y hasta grosero tapón en el que se han convertido las grandes ciudades.

El atasco debería ser algo reflexivo para el conductor, y nunca jamás un desafío. Una forma veloz de ganar dinerillo o de quedar superbién con su asombrado cliente. Es cierto que yo tenía prisa, pero es que mi chófer entendía mucho más de velocidad que de dar paso a los demás. Igualmente poliédrico todo.

El joven y hasta intrépido taxista, encontró uno de sus retos. Un punto negro, en el que has de joderte y esperar a que se te cuelen otros pilotos igualmente competitivos. Esa circunstancia, enfadó mucho a mi taxista. Le adelantaron indebidamente, y el chico empezó a ganar adrenalina y a perder los papeles. Amagó, levantó una de las ventanillas del taxi, e inclinó estratégicamente su cabeza para poder lanzar desde allí un escupitajo de acierto olímpico a la cara de su chófer rival. Y me dijo: 

-"¡¡ Se lo he soltado en todos los morros !! Jeje,je,je ..."

Yo, le sonreí para quedar bien. Me sentí en peligro y dentro de un sociedad de mucho riesgo. Antes, quedabas el segundo, y la gente te aplaudía. Hoy en día, quedar segundo es como si toda tu excelsitud fuese devastada en pocos segundos por un Satán invencible.

El coche rojo de la maniobra inadecuada, contraatacó. Hizo frenar al joven taxista quijotesco, y el resultado del frenazo fue mi comedia de impasibilidad. No tendría por qué suceder nada. O, sí. Nunca sabes lo que habrá nunca mientras duermes debajo de tu cama. Podía haber sido el malo, un tipo con armas, un tarzán de gym, un futbolista expeditivo, o simplemente alguien con licencia de caza mayor, un consumidor de drogas, o un machista a quien su novia hubiese rechazado recientemente.

Me puse pálido y guardé silencio. El taxista inexperto y audaz, se percató de mi mal momento. Aún me pica una de mis rodillas de un golpe al frenar. Hoy no veré ninguna peli trepidante y buscaré algo espiritual. Y de repente me suelta el joven taxista: - "Sé que le he hecho pasar un mal rato. ¡Discúlpeme! ..."

Le respondí breve: - "No pasa nada. " ...

Afortunadamente todo fue tan rápido como mi deseo de salir de aquella ratonera con ruedas asombrosamente velocísima entre tanto coche junto. Fue la mejor noticia. Porque conservar la vida, lo es.

Cuando llegué a casa, miré el reloj y era pronto. Demasiado pronto, pensé. Otro día que vea a la ciudad colapsada a horas de embotellamientos, tendré mucho más cuidado aunque tenga toda la prisa del mundo.

¿Madurará el joven taxista? Siento dudarlo. De momento, espero que el destino proteja a sus nuevos viajeros y que no lance más escupitajos a nadie por hoy. Es mi santo deseo. Aunque me temo que mi pensamiento es solo compasión y hasta buen propósito navideño.

Sí. La vida. Yo espero vivir muchos años aunque haya atascos, estreses, o aprendices mediocres de Fernando Alonso. He saboreado el placer del vivir y de la libertad. Y para lograrlo, no hace falta ser tan competitivo, ni grandullón, ni hipócrita, ni habilidoso con una máquina.

Sé que este muchacho tiene madera de bueno, aunque no lo demuestre demasiado. Merece muchas más segundas oportunidades. Y quizás un regalo de Reyes en forma de invitación para participar en una prueba en un circuito de Fórmula 3. Aunque acabe en un trompo su experiencia.

¡MUCHA SUERTE!

miércoles, 13 de noviembre de 2024

- PESADILLA. -







Solo sé que le di una tremendo manotazo al agua. Sí. A un agua loca que mataba. El agua siempre había simpatizado conmigo en mi pensar. La relacionaba con la vida, con la sequía, con el calor; con el olor a campo que te hace disfrutar ...

Ahora, odio al agua. A un agua brutal que me superó. Aquello no fue un agua normal. Fue un tremendo mazazo de muerte. Se me vino encima aquella avalancha, pero yo era una inofensiva menoridad. Una vulnerabilidad con piernas. Un ser optimista, confiado, idealista en mi consistencia, como vencedor de todos los peligros, seguro, fuerte y absurdo. Muy absurdo.

Aquel agua era criminal. Un agua enloquecida, tirana, fascista, autoritaria, imparable, ventajera, ruín, sin piedad, cabalgando como una fiera fría en busca de su desembocar en el mar.

Pero nunca se me olvidará el manotazo que le arreé a aquel extraño tsunami que me atacó. Y yo, me defendí. Me cagué en el torrente y me acordé de toda la familia física que lo genera. Me olvidé de toda sed, de todo baño plácido en La Malvarrosa o en cualquier río veraniego. Como el de Montanejos.

Beberé agua porque no tengo más remedio, y porque la que veo me recuerda a la muerte. El agua del barranco era puro terrorismo y traición. Me lanzó por los aires. Aliada con el viento, acabé medio ahogado encima de un coche de techo resbaladizo. Estaba helado. Los coches eran anécdotas preocupantes de gran tamaño, que bailaban al son del juego del agua brava, loca y excesiva.

Volví a caer al agua tras mi breve estancia en la baca del turismo. Y el agua volvió a reírse de mí y en mis narices. Y de nuevo y sin saber bien el porqué, volví a soltarle un tremendo manotazo al agua que todo lo dominaba a su paso infernal. Le di tal manotazo, que creo que no tengo rota la muñeca de milagro.

El hecho es que me consagré íntimamente como un guerrero del contraataque. O, de la rabieta. Antes de que ese agua gigantesca y asquerosa acabara definitivamente conmigo, le había vuelto a soltar al monstruo acuoso mi rebeldía de supervivencia. Aunque fueran de nuevo unos segundos.

Ni creí morir, ni nada. No recordé que era profesor de matemáticas en un Instituto, ni que tenía familia, ni que era de izquierdas; ni me paré a pensar absolutamente nada.

Solo era un juguete bobo del agua violadora. La puta corriente me lanzaba hacia la maleza, hacia delante sin preguntar nada, y el sosiego se había detenido en la nada. Lo mejor es que ni siquiera podía detenerme a pensar que iba a morir en cualquier momento. ¡Nada! ...

Todo era inercia. Estaba seguramente, desnudo. No lo puedo asegurar. En esos momentos nadie puede asegurar nada. Solo puedo relatar hechos. Fui dando tumbos fluviales, hasta que quedé atrapado en una rinconada en la que la vegetación hizo de débil muro. Había tragado agua pero aún no había llegado a mis pulmones. Estaba vivo aún. Pero en aquellos momentos nadie puede tener la certeza de la mínima seguridad.

Respiraba. Y al sentir que podía notar hechos, volví a dar un alocado manotazo al agua, como si fuese un nuevo corte de mangas a la fatalidad. ¡Me cago en ese agua enemiga y definitivamente matadora! ...

Alguien, me vio. No sé cómo no morimos todos. Me lanzaron cuerdas, me tiraron ánimo, pero yo solo tenía la rabia de seguir dándole tremendos manotazos al agua brutal.

No me salvé yo. Me salvaron otros que no odiaban tanto al agua y al barro, ni a la maleza, ni a los coches, ni a los cadáveres que pasaban, ni a los infortunios descomunales.

Sí. Me salvó gente fría, serena, maravillosa, extraña para mí, insospechada, voluntaria, valiente, humana y llena de amor y agallas. He sobrevivido aunque sigo en shock y no deseo que nadie me pregunte nada. Sé que conseguiré cosas e iré recordando mis posibles buenas noticias de la realidad. Pero ahora, en cuanto veo agua, la golpeo con fuerza con la mano y la aparto.

¡¡MALDITA AGUA!!