martes, 30 de agosto de 2022

- ANA BLANCO DEJA EL TELEDIARIO TRAS MÁS DE 30 AÑOS. -



Es un verdadero acontecimiento. Pasar de los 90 hasta el 2022, nunca es nada sencillo para un periodista. Porque la sociedad evoluciona constantemente y las expectativas y demandas de credibilidad informativa mutan constantemente.

Y Ana Blanco se convierte ya en historia imborrable de la televisión española, pública y general. Porque adaptarse en tiempos en los que lo digital no eran lo que son ahora, y en plena evolución revolucionaria hacia otro tipo de contexto social, nunca es ni será fácil.

Ana Blanco ha competido contra el internet y las redes sociales desde la tele pública. Y ha sabido resistir a gobiernos y a acontecimientos extraordinariamente exigentes. La Guerra del Golfo, los atentados en directo a las Torres Gemelas, o los cambios de gobierno y cambios sociales. Y Ana se ha ubicado bien y con creces en esa nueva sociedad cambiante y crispada. Exigente y competitiva.

La Blanco ha hecho cuidados cuando informaba, pero nunca fue de concesiones. Hizo su trabajo. Y la sociedad valoró por encima de todo su profesionalidad. "Oye, está seria porque está concentrada en su trabajo. Es una mujer que se curra lo cotidiano ..."

Esa faceta ha sido su fuerte. La mujer clara y contundente que te cuenta las cosas que pasan sin levantar la voz, e incluso apenas sin mover músculos expresivos de su cara.

Porque incluso la sonrisa de Ana Blanco no ha sido complaciente, sino correcta. Para ser creíble y que no te lluevan los palos, hay que montárselo muy bien. Y la vocera Blanco, ha dominado las emociones ante la cámara sin ruidos ni estridencias. Y eso te saca de las críticas.

Ana Blanco no ha sido ni guapísima ni fea. Eso también ha gustado. Porque siempre ha parecido una chica normal, corriente, discreta, y nada amante de las polémicas.

Sí. Grescas en crisis, si quieres que te dejen en paz durante más de treinta años. Tantos años con poca crítica te convierten en algo grande. Ser histórico ya lo lleva en su interior. Y esa perdurabilidad sin mayores ruidos, nos habla de un gran trabajo de empatía y profesionalidad con el espectador. Hoy por hoy, Ana Blanco ha sido la más fiable de todas y todos los periodistas que nos ofrecen el relato de las noticias cotidianas.

Ha sido como la "locutora de continuidad", que a pesar de los años transcurridos no pedía relevos, y lo de ahora aparece como noticia o nueva sorprendente.

Sin florituras Ana Blanco. Y con ese misterio de intimidades que ha sabido guardarse para sí. Para ser creíble has de ser meticulosa y mistérica. Con un misterio que se llame normalidad y buen hacer. Una mujer más, entre todas las mujeres de su edad y de su tiempo.

Con Ana Blanco, se va alguien imprescindible históricamente para comprender cómo se logra en España esquivar rechazos. Cosa que es de prestigio en tiempos de encono y apreturas.

Ana ya tiene poco más de sesenta años y se declara un tanto cansada. Pero en realidad nunca hemos sabido mucho del interior de esta mujer, con facciones seguras y en donde la sonrisa y el enigma se han parecido demasiado. 

Ana Blanco se ha tirado media vida ahí, y eso cansa hasta a un psicólogo. Han sido más de treinta años, que parecen haber pasado volando aunque no haya sido en absoluto así. El periodismo silencioso la ha premiado con la buena crítica general. Y la nostalgia seré elogiosa.

¡BUEN TRABAJO, ANA!
 

miércoles, 24 de agosto de 2022

- MI AFICIÓN POR EL ATLETISMO. -



Aunque he practicado muchos deportes a nivel aficionado y desde que yo era una niño, el presente escrito trata de referirse a mi gran afición al atletismo televisivo y a nivel de espectador.

Si observo a los grandes atletas que admiré, muchos de ellos tienen mi edad o parecidas cifras. Eso tiene un buen significado. Una sintomática conclusión. No viví mi vida cuando estaba en mi apogeo vital, y entonces la televisión se convirtió en mi gran consuelo. Los deportes. Y ahí descubrí todas la modalidades. Y me impresionó el atletismo porque era diferente, universitario, los mejores atletas de todos los países luchando entre sí, y un público entendido más que populista. También descubrí por la tele que se podía correr sin parar durante poco más de dos horas a ritmo frenético, y mil etcéteras.

La tele deportiva fue mi escuela, y reemplazó a esa mi radio tan cercana en la que hoy se suceden las tertulias de forofotes o en donde se ven los partidos solo si tienes dinero para abonarte a las plataformas.

En mi cabeza siempre hay apellidos imborrables del atletismo que muchas personas ya han olvidado, o ni siquiera saben que existieron. Recuerdo a Myrus Yifter, o a Kipketer, o a Sergei Bubka, o a Willie Banks, o a Petra Felke, Jan Zelezny, Michael Thompson, Steve Cram, y así llenaría tres folios o más de atletas de los ochenta.

Empezó a apasionarme el atletismo por su elegancia, espectacularidad, aceptación de derrotas y alegría de victorias, mucho antes de que Usain Bolt destrozara muchos de los recuerdos anteriores.

Uno de los pocos atletas que se conservaba en el recuerdo, era cuando Jesse Owens le ganó a los nazis de Hitler en sus propias narices alemanas y olímpicas. Para recordar a otros atletas, había que tirar de afición.

Me fascinó la milla. La tradición inglesa del medio fondo. Siempre se decía que mientras hubiese un atleta inglés en carrera, los favoritos para ganar nunca podrían estar tranquilos hasta el final de las pruebas.

En la milla eran galácticos Sebastian Coe, Steve Ovett, Cram, Said Aouita, o Sidney Maree. Y para mí, uno de los atletas españoles más injustamente tratados por los medios. Hablo del altivo y sensacional José Luis González. Siempre arisco con la prensa,-como todos los genios-, difícil, y complicado como los grandes superdotados. Pero González ganó la milla de Nueva York e infinidad de carreras, ganándoles a casi todos los mejores atletas universales. Esos cabezazos agónicos de los doscientos metros finales en el sprint, fueron realmente inolvidables. Me llama mucho la atención lo poco que la tele se acuerda del genial toledano.

Me impactaron los mítines. Aquellas concentraciones rebosaban sabiduría, calidad y expectación. Yo, devoraba los paquetes de papas, y degustaba cada vez más los campeonatos mundiales o europeos, y la parte atlética de los Juegos Olímpicos.

Me encantó descubrir los mundiales de cross, con John Ngugi. Ganaba siempre. Como otros inolvidables atletas africanos etíopes, eritreos, keniatas o tanzanos. ¿Quién no recuerda al fondista Gebreselasi? O a Bekele Debele, Kenenisa Bekele, y mil etcéteras. 

En aquellos mítines yo nunca fui nacionalista. Jamás. Me abrí a las grandes estrellas americanas y de todos los países. A los rusos, eslavos, asiáticos y lo que hiciera falta. Aquello era calidad. Es calidad.

Me acuerdo del genial y tranquilo cuatrocentista yankee  Edwin Moses, imbatible muchos años, el cual medía sus zancadas ganadoras entre valla y valla. Willye Banks animaba todavía más, incitando a los espectadores a aplaudir y crear emoción antes de sus saltos. A El Gerrouj, que batía todos los récords del medio fondo inglés, como relevo de Said Aouita, marroquíes ambos. Heike Dreschler, la alemana, hacía personalidad y magia en longitud. Espectáculo puro. Florence Grifith mantiene su récord de velocidad. Siempre polémico. Murió joven.

Mike Powell mandaba al olvido en longitud a Bob Beamon y a lo que nos contaron de su hazaña en Méjico. Robert Korzeniowski arrasaba en la marcha atlética. Al polaco genial le han capado parte de sus éxitos galácticos cuando las exigencias de la todopoderosa televisión no deja hacer bien su trabajo apremiando las realizaciones y acabando por convertir la magia de los 50 kms marcha en unos más domados 35.

El heterodoxo y magistral Jonathan Edwards maravillaba con sus saltos estratosféricos en el triple salto, e Iván Pedroso era imparable en el salto de longitud. Sotomayor en el de altura.  Inolvidable siempre el atletismo cubano, el cual siempre renueva su estrellato con una velocidad y rigor ejemplares. Cuando la joven sensación venezolana Yulimar Rojas aterriza y enamora, acude a que el profesor Pedroso valore sus brincos.

Pocos atletas antes de la era Bolt, como el estadounidense Carl Lewis. Uno de los iconos eternos de este mágico deporte. Lewis era elegante, callado, orgulloso y genial. Su progresión en el hectómetro la acometía con un movimiento acompasado de manos y brazos, imparables. Coincidió con una pléyade de estrellas de la velocidad, y entre ellas con el tramposo canadiense Ben Johnson, que ganaba por el dóping. Y no era mediático.

Pasó Bolt. Como un rayo. Cayó el telón de acero. La sociedad es otra. Las tensiones entre países no han dejado de estar ni estarán. Ahora, los rusos están apartados por los organismos rectores del atletismo. Han pasado muchas cosas. Sé que el atletismo siempre es cosa de minorías en muchos lugares. Pero la esencia que nació en Grecia, sigue y seguirá viva y vigente. 

Sí. Me sigue apasionando el atletismo a pesar de que Duplantis haya tumbado al mito Bubka, o de que muchos anteriores dioses descansan olvidados. Ahora, el atleta también se ha hecho mujer con todas las consecuencias,-ya lo eran en la época de las pioneras astronautas soviéticas-. Y los jóvenes gladiadores del tartán saben que su tiempo es limitado y que si tienen buenas marcas y entusiasmo, pueden llegar al placer de la medalla y al himno triunfante.

Dicho todo lo anterior, a mí me hubiera gustado haber podido levantarme del sillón y haberme puesto a vivir. Afortunadamente, los años y mi recuperación me han hecho ver el atletismo y la vida de otra manera. El deporte, siendo espléndido, solo es una faceta más del placer del vivir. Ocurre que yo no tuve ni salud ni juventud para darme cuenta a tiempo. Y agradezco y agradecí a ese atletismo magnético, que me dio consuelo y me lo da en tiempos difíciles como son los míos.

Me he perdido mucha vida durante este tiempo de pasión. El atletismo y otros deportes me robaron acción y vitalidad. Pero, desgraciadamente tenía muy pocas opciones de variar el rumbo de mi vida. Y ahora, ya me veo capaz de simultanearme hazañas atléticas de otras y de otros, con mi patrimonio personal que sigue y avanza en la aventura inexcusable del vivir real. Es duro, pero también absolutamente imprescindible para ser coherente con el tiempo que la vida siempre nos concede.

¡SALUD PROPIA Y PARA TOD@s!

domingo, 14 de agosto de 2022

- OTRA REALIDAD. -



Era domingo. Sobre la hora de comer. Agosto, calor y fantasía. Más calor, y necesidad de relax. Un conocido me dijo que le acompañara a un salón de juegos; de máquinas tragaperras. Y entré con él.

Me impresionó la oscuridad y la intimidad potente de aquel recinto. Y su diseño. Porque, me internaba entre los pasillos, y descubría más lugares en donde decenas de máquinas de juego y en silencio, destilaban hacia la vista luces azules y de todos los colores. Incitaban al juego sin tiempo.

Estaba muy poco concurrido el establecimiento. Pero yo creo que aunque estuviera más animado, seguiría estando la hipnótica magia de la seducción y de la ceguera de alma. Un paso hacia la irrealidad.

Se nos acercó una chica muy alta y morena. De enormes y brillantes ojos verdes. Me quedo con su sonrisa de niña eterna y casi de mármol. Metálica.

- "Hola, ¿qué tal? Soy Mar. ¿Queréis tomar algo mientras jugáis? ..."

- "Pues te voy a pedir luego tu teléfono, ¿sabes, Mar? ..."

- "Je,je,je ...¡Oh, no puedo! Estoy casada y solo hago mi trabajo, gracias ..."

- " A ti ..."

Magia. Este sitio solo sería magia. O un viaje sideral. Si no fuera, porque esto es un negocio que puede ponerte en aprietos si no dominas tus emociones. Ludopatía a las tres de la tarde. Es una libertad demasiado desnuda, extremadamente posible; descabelladamente intratable. Pero esa pulsión de huir de este mundo y con el dinero de las máquinas hacerte rico, es absolutamente insuficiente.

Me impresionó un chaval. Un hombre joven que tendría unos treinta años. No miraba a nadie. Estaba super concentrado en una de las máquinas tragaperras. Se hallaba en su mundo enfermo y extraño. Quería sacar petróleo. No debía estar contento del dinero que su jefe le pagaría todos los meses. ¡No! ¡Nunca sería eso! Lo que pasa dentro de ese antro oscuro es lo mismo que sucede en la consulta de un psicoanalista o en el interior de su alma. Las verdades salvajes desnudas. Y ahí nunca brilla el dinero. El dinero es una excusa. El potencial ganador del dinero es un niño con ansiedad, el cual por mucho que beba agua fresca sigue teniendo sed, y se hincha y se encharca sin resultado satisfactorio.

El joven jugador seguía concentrado; como hipnotizado delante de la máquina. Como estudiando el juego desde su zona estratégica. Parecía sentirse feliz en aquel lugar. A veces, aparecía la bella Mar, y le decía unas amables palabras. Parecía evidente que este chico frecuentaba bastante el lugar. Y sonreía con naturalidad a Mar, y Mar a él con profesionalidad. Parecían tenerse confianza. Y después ella se retiraba oportunamente, y el hombre seguía a sus cosas.

Yo me sentí bastante incómodo durante aquel tiempo en el que permanecí en el lugar. Sentía que habían demasiadas mentiras allí. Que, a las tres de la tarde las cartas existenciales estaban demasiado marcadas. Que este escondite era una excesiva tentación. Que a las tres de la tarde solo puedes ser agresivo. Que la oscuridad es agresiva. Que podías cometer muchos errores, y que la agresividad estaba mucho más a flor de piel en ti.

El joven siguió en aquel lugar de derrota. Espero que no le fuese demasiado mal. Pero yo sentí que debía respirar de nuevo la verdad y alejarme de aquellos pasillos seductores y maléficos a un tiempo. Había que ser realista y a mí nunca me gustaron los cementerios. Porque son hasta inanes y absurdos.

Afuera, en la calle, todo era auténtico. Con sus virtudes y defectos, pero auténtico. Peor para el joven que confundía el descanso con la autodestrucción, o la sonrisa bellísima de la espectacular Mar, con una amistad de simpatía. 

Hasta que no se sale afuera, a la calle de la vida, no puedes tener el espejo de ti mismo. Y el presunto marido de la bella Mar, era demasiado mayor para ella, demasiado rostro duro de hombre de negocios. Demasiada falsedad y violencia en la mentira. Demasiado fácil para no creer en las aparentes sinceridades. Oscuridad fatal.

Cuando estás en una cueva de riesgo, es mejor tener modestia y precaución. Aquel refugio estaba de más. Sé que inspira para construir historias y experiencias, pero también me malicio que el sol que arrasa el Mediterráneo siempre tendrá más fuerza y feeling que cualquier sima cobarde.

Donde presida el sol y la riqueza sea justicia, entonces podrás afrontar de verdad tus inquietudes. Y probar a ser realmente feliz y tu mism@.

-SAL DE AHI Y MÍRATE-
 

sábado, 6 de agosto de 2022

- MÁS QUE EXTRAÑO, PENOSO ... -



Algo ha debido suceder. Es como si un invisible polvillo potente hubiese caído sobre el Planeta Tierra. Esto ha debido venir desde el exterior. O eso parecería. No tiene ni parece tener la lógica terrestre.

Esa substancia letal parece que ha caído sobre toda la superficie del Globo. Y al mismo tiempo. En una misma franja horaria ha penetrado por igual en los dos Hemisferios. ¿Alguien lo habrá programado?, ¿o simplemente ha querido la fatalidad que lo sucedido haya sido de este modo y no de otro?

Los habitantes vivos del Planeta se han quedado todos dormidos a un tiempo. Y hasta la clorofila de los árboles y toda la botánica, han detenido el río vital de su transcurrir.

Todo ha sucedido en escasos segundos; escasos instantes. Todos los habitantes han sido alcanzados por el citado polvillo tóxico. Ha matado a los que ha pillado en el aire volando con los aviones, a los pasajeros, a los conductores en acción, y a todo tipo de actores activos.

En las calles, hay gente completamente dormida. Como, narcotizada. Aunque también puede poetizarse una cierta sensación finita de paz. Todos duermen profundamente. No hay nadie despierto de Polo a Polo, de Norte a Sur, ni de Este a Oeste. Todos, todos, todos duermen ...

Impresiona. Impresiona ver tanta inconsciencia, tanta lesitud en los seres humanos, tanta vulnerabilidad  completa y absoluta, tanta muerte, y sobre todo tanto ser humano a merced de lo que pueda acontecer en el exterior siempre amenazador y peligroso. Los seres humanos duermen indefensos un tremendo sueño del que no pueden despertar.

Mas no es el silencio lo que predomina o preside la terrible situación. En absoluto. Quien crea que el polvillo que ha dormido a todos los terrestres que siguen vivos y que son miles de millones ha creado silencio definitivo, yerra por completo.

El ruido es tan potente, que también es fiero y amenazador. Se oye a muchísimos kilómetros. Los ronquidos de miles de millones de seres humanos a la vez, generan unos decibelios que un oído de nuestra inteligencia no puede digerir sin causarle estallidos de tímpano o sordera. Es imposible seguir ahí con ese clamor, que se da por igual en las simas más profundas que en lo más alto de las grandes Cordilleras.

Sí. Todos permanecen esclavamente dormidos, y emitiendo unos más que profundos ronquidos. Y la lógica de aquí indica que este estado podría prolongarse por demasiadas horas. Si todos duermen y nadie despierta, morirán uno tras otro por ausencia de alimento o de falta de agua ingerida.

O despiertan, cual un milagro, o ese sueño profundísimo dará paso a la total desaparición de la vida. Es decir, que mientras se escuchen los potentísimos ruidos brutales e inacabables, habrá positividad. Porque debajo del efecto contaminante, los aparatos respiratorios indican desde los ronquidos que la vida aún está.

¿Quién va a despertar a millones y millones de seres humanos? Parece labor imposible y a descartar. Habría que investigar qué contiene ese polvillo sedante y traicioneramente canallesco y letal. No daría tiempo. E incluso si se desencadenara una descomunal tromba de agua sobre todas las latitudes o al menos sobre algunas del planeta, nada hay seguro que  la simple fuerza y efecto de la lluvia vida, sacase del sueño a los terrestres. ¿Por qué iba a poder hacerlo? Lo mismo, que si un tremendo meteorito impactase sobre nuestro planeta. A nadie ese impacto se puede saber si a alguien podría despertar.

Por tanto, parece todo perdido para la especie humana. No parece existir la más mínima forma de salvación. O, quizás sí. A lo mejor el optimismo contenga una súbita solución urgente y oportunísima.

-MAS NO SE ME ANTOJA NINGUNA CLAVE-

 

miércoles, 27 de julio de 2022

- VENDETTA ESTÁTICA. -



El otro día me senté sobre aquellos banquitos reivindicadores y terribles, que intentaban dar respuesta a mi extraño e incomprendido malestar. En el cercano pueblo de Xirivella me pasaron cosas dolorosísimas e inauditas. Aquel almacén de piezas de lámparas en el que estuve desde 1979 al 92. Demasiado tiempo en la enfermedad de la nada; instalado en el dolor más que desalentador. Con la sensación de ser una pluma que el aire caprichoso se llevaba jugando con ella ...

Era verano. Hacía mucho calor. El techo de aquel almacén era de uralita, la ventilación era una quimera, y la deshidratación arreaba bien. Mis compañeros, obreros de pura cepa, nada podían entender. Y eran muy sumisos y suyos. Lo que pasa es que el temporal exterior puede ser a veces capeable. Pero mi temporal interior, no lo era. ¿Quién lo sabía?, ¿quién podía saberlo?, ¿existían causas aparentemente lógicas que justificaran mi enfado hacia ellos y hacia los jefes? ... Causas, las había y muchas. Otra historia es que fuesen lógicas. Y en aquellos terroríficos años de dolor, yo estaba para pocas lógicas. Tenía dos brazos, dos piernas, era fuerte, hacía deporte y tal.... ¿Entonces? ...

Sí. Era verano. No me sentía capaz de tomar decisiones. Cuando no tienes salud, no puedes ni debes tomar demasiadas decisiones. Todo lo que pasaba conmigo se llamaba incomprensión.

Era Julio. Viernes. Las tres de la tarde. La hora de salir del almacén. El finde. Cuando todo el mundo esperaba esos momentos para planificarse y para disfrutar plenamente de su tiempo libre.

¿Tiempo libre? ¡Qué coño sería eso del tiempo libre y de paz! No había derecho a que nadie entendiera. Tenía que hacer algo. Marcar presencia. Disconformidad y hasta orgullo.

Por eso, cuando se hacían las tres de la tarde del viernes y salía del trabajo, yo decidía sentarme en uno de los banquitos de un pequeño jardín que estaba sito enfrente del almacén. Como queriendo decir: "Yo también existo y me jode que seáis felices y que mostréis indiferencia hacia mí ..."

Ese era el sentido de mi sentarme en aquel banquito de la nada. Para que me vieran, para que observasen de una puta vez mi porte digno y cerrado. Para hacerme visible. Para mostrar que yo no era una puta piedra y que necesitaba ayuda y no solo un salario. Sí. Quería reivindicar mi alma y mi ser.

Mis compañeros del almacén subían a sus coches y se iban a casa. A continuación, los jefes. Y en el fondo era curioso, porque todos vivían en el mismo pueblo cerca del almacén. Pero el símbolo fálico del coche, significaba poder y éxito dentro del cegato capitalismo a veces tan inhumano.

Sentado en uno de los banquitos, yo les miraba con fijeza discontinua a mis jefes y compañeros. Y después desviaba la mirada para evitar que las incomprensiones se fortificaran. Si en aquel momento de gran tensión, alguien me decía algo en tono burlesco, no quiero imaginar lo que podía haber sucedido. De todo, menos callarme. Porque el silencio suponía un enemigo definitivo terrorífico y aniquilador, y el grito o el insulto podían significar el inicio de una violencia nunca deseada ni por mi ni por nadie.

Físicamente estaba quieto, pero interiormente mis emociones de tristeza y desesperación eran un volcán triste y a jirones. Pero no dejaba de ser todo aquello algo defensivo para mi. Como una suerte de extraña sentada, como hacen los que reivindican algo en el espacio público.

Mi "sentada" visible tenía mil ángulos y matices. Y el color del dolor y de la impotencia. Sabía que no estaba bien, pero no cómo salir de ese pozo ...

Y yo continuaba sentado en el jardín a la sombra de un calor fuerte veraniego. Dicho calor, ni lo percibía. Mi cabeza y mi cuerpo estaban a otras cosas. Y completamente en silencio, yo demandaba cosas imposibles. Como que mis jefes y mis compañeros me ayudasen a salir del dolor. Sabía que al llegar a casa, nadie igualmente se interesaría por mis ánimos o por mi estado de salud. ¿Por qué irían a hacerlo si yo era físicamente fuerte como una roca? ...

Yo seguía sentado en el banquito del jardín. Mi expresión contenida y profundamente preocupada y triste, también debía ser un poema. Pero mis jefes me miraban sin curiosidad y sin prestarme atención. Y se iban corriendo a casa a comer. Mis compañeros obreros, ni éso. Entraban en sus vehículos, se iban y ni me miraban.

En el banquito de mi vendetta estática, yo no miraba el reloj. A lo mejor pasaban veinte minutos. El hervor en mi interior, cedía cuando ya todo el mundo se había marchado. Entonces entendía que era absurdo seguir ahí sentado e inmóvil. Y entonces me levantaba y tomaba un autobús. Sobre las cuatro de la tarde llegaba a casa. Mi madre apenas hacía algún comentario.

- "¿Qué tarde has salido, no? ..."

Pero al ver mi cara triste, guardaba silencio. Yo solo tenía dos planes en mi cabeza y mil millones de tristes renuncias para vivir, dado que no me sentía capaz de emprender la aventura vital.

Los dos planes, eran: que se hiciera sábado para ir a correr con los pioneros maratonianos de la Sociedad Deportiva Correcaminos, y por la tarde estar durante horas viendo deportes por la tele hasta caerme de culo. Y el domingo era una transición hueca y absurda. Que daría paso a un nuevo lunes camino a la rutina de terror del almacén de Xirivella.

Hasta que un día decidí no volver más al trabajo. Y no se armó un gran belén. Uno de los obreros me había agredido. Yo no quise repeler las agresiones ni denunciarle. Aquello solo supuso empujarme a decir adiós y por mi cuenta a aquel trabajo. Hasta mis jefes parecieron sorprenderse hipócritamente de mi decisión. Lo estaban deseando.

-AHORA, LOS BANQUITOS DEL JARDÍN TIENEN MÁS LÓGICA- 

 

sábado, 23 de julio de 2022

- PALOMA "LA LOCA". -



Aquella mi adolescencia mágica, siempre traía sorpresas. Por inusuales y siempre significativas. En mi pasión,- como en la de casi todos los niños de mi generación-, se imponía la práctica del fútbol. Siempre cosa de hombres. Terreno blindado y masculinote. La mujer no cabía en los deportes. Ellas debían disimular bailando en las discotecas, y mostrándose modositas. Las novias de los chicos, iban a veces a animarles. Y se llevaban muchas críticas y miradas poco honestas.

Un día, yo no me creí lo que veía. Y me desagradó lo que vi. Estaba siendo educado como todos los chicos, aparte de las chicas. Por eso ahora, cuando paseo cerca de las Universidades afortunadamente mixtas, no dejo de sentir una cierta envidia de los chicos actuales.

A veces me iba a unos campos de fútbol que estaban en la zona de las Torres de Serranos de mi Valencia, y saludaba a colegas, y muchas veces jugaba al fútbol con ellos. Allí solían estar, Tomás, "Pumuki", Balciskueta, Chimo, Miguel, y mil muchachos más. A todos nos apasionaba jugar al fútbol. Y nos sigue gustando. El que puede sigue ahí, dando patadas al balón.

Y entre esa gente amateur que se apiñaba a veces entre dos equipos en unos campos de fútbol con porterías cutres y campos en donde te jugabas los tobillos por las piedras y algunos metros escasos de hierba, alguien un día me dijo:

- "¡Mira! ¿Ves? Je,je,je,je,je ... Es Paloma. Es, tía ..."

Mujer. Chica. Se refería a una adolescente larguirucha y pelirroja, de largas piernas y cabellos, de poca técnica, rápida, resistente, casi incansable, y que se la notaba en extremo apasionada por nuestro blindado deporte masculinón.

- "¿Te das cuenta, nano? ¡Es chavala! Debe ir a por el "Pumuki". Querrá enrollárselo. Lo que pasa es que es fea. O, igual es de la otra acera. No te extrañe, ja,ja,ja,ja,ja ..."

Yo, pensaba que: "una mujer no me gana a mí jugando al fútbol." Lo digo ahora, cuando Julio de 2022, cuando los partidos de la Selección Española y femenina los televisan en la 1. O cuando Alexia Putellas es considerada la mejor jugadora de fútbol femenino del planeta.

No podía en mis pensares haber una cosa más humillante, que una mujer me ganara a mí jugando al fútbol. ¿Jugando al fútbol?, ¿a lo que hacía Cruyff, o luego Kempes o Maradona? ¡Qué raro era eso! Lo de las chicas no debía ser el fútbol. Ni de árbitras. Ni de comentaristas futbolísticas. ¿Qué podía saber una chica de fútbol? ...

Ahora, lo que pienso es en los condicionantes. Paloma "la loca", aquella chica aparentemente extraña que usaba pantalones cortos como nosotros, y que luchaba por todos los balones con su resistencia física, se enfrentaba a un rechazo social de caballo.

Yo, no la rechacé. Y desde mi hipocresía machista, pensaba que podía chocar con ella y hacerla daño, o golpearla sin querer con un fuerte balonazo, o que ella podría estorbar para poder desarrollar un juego lógico y aceptable, o yo qué sé ...

Paloma, era libre. Cuando ninguna chica se atrevía, ella sí. Y me importa un pito si bajaba a ligarse a alguien, o si bajaba porque le apetecía jugar con nosotros, o si tenía una afición extraordinaria por nuestro deporte más popular.

¡Coño, qué mérito! ¡A cuántas cosas estaba renunciando Paloma por ser libre! Reconozco que Paloma nunca fue colega nuestra, y que ella en cuanto se acababa el partido se largaba, y muy pronto la volvías a ver jugando al fútbol ante el machista asombro general.

En los corrillos pre y post partido, ponías a caldo a Paloma. Necesitaba nuestro machismo masturbarse en estereotipos, para así justificar nuestra distancia ante gente así de rara.

Paloma, era lista. Quizás sabía, que si montaba un equipo con todo chicas, las hubieran corrido a risas, menosprecios, insultos, y todo tipo de descalificaciones. Y uniéndose discretamente con el "enemigo" masculino, podría practicar su deporte preferido.

Afortunadamente para tod@s, la mujer ya va jugando a todos los deportes, incluidos a los tabús por sexualidad de toda la vida.

Han pasado décadas desde aquella adolescencia y juventud tan tierna y de blanco y negro. No sé qué habrá sido de la singular Paloma. Pero me la imagino sentada en el sillón de su casa con la camiseta de la Roja puesta, y disfrutando con los suyos viendo por la tele a la Selección Nacional femenina, y hasta evocando con un cierto regusto amargo sus tiempos de jovencita en los que casi tenía que jugar al fútbol de tapadillo, y con los amigos conocidos y protectores que la defendían de los dedos acusadores y de los insultos del machismo general. Y no solo de la desconsideración de los hombres, sino de muchas mujeres reprimidas e igualmente machistas y convencionales. Las de aquel tiempo, que por cierto también sigue sutilmente en 2022 ...

Dejadme recordar a ese misterio pelirrojo del pelo largo y larga zancada. Con su sonrisa defensiva y sus ganas de jugar a un fútbol veloz y constante. A sus necesidades de disfrutar de lo que más le agradaba. De atreverse a ser distinta, de estar dispuesta a que se la pusiera a caldo, de soportar que pensáramos lo que pensábamos de ella ...

Yo, he evolucionado. Es mejor. Renovarse o morir. Ahora ya me parece absolutamente correcto lo que hacen las chicas con sus deportes. Me da igual que hagan rugby, boxeo, fútbol, el Dakar, o cualquier deporte que me pueda parecer arriesgado o límite. Porque la mujer tiene o debe tener la misma posibilidad deportiva que el varón. ¿Por qué no? ...

Algunos bastantes, siguen en la caverna del rechazo o del tabú. Peor para ellos. El mundo y la sociedad avanzan mucho más deprisa que sus cavernícolas cabezas.

Desconozco si Paloma sabrá que fue una valiente. Pero yo estoy convencido. Solo con ponerse una camiseta y unos pantalones cortos, demostraba el valor admirable y abierto de su deseo.

-LOS LOCOS ÉRAMOS LOS DEMÁS-


 

domingo, 17 de julio de 2022

- EL SABIO GALIBIER REVIVE AL GRAN CICLISMO DEL TOUR. -



Tras cerca de dos décadas de pragmatismo y dureza sutil y hasta contenida, monsieur Le Tour nos volvió a recordar que tras su traje oficial de prestigio y oficialidad, estaba su verdad imparable y su cátedra de ciclismo.

Fue el mito alpino del Galibier, quien sacó del cajón escondido y añorado, toda la verdad. El coloso Galibier no sería cosa de cuentos de batallitas de mayores, sino la forma más atractiva y culta del ser del ciclismo con mayúsculas.

Ha sido la gran lección. En este Galibier durísimo y majestuoso, se gestó la épica y la grandeza del deporte de las dos ruedas con pedales. Y los corredores de todos los tiempos, se coronaron y doctoraron en dicho Galibier y su hermano el Télégraphe.

Hinault atacó allí, el caníbal Merckx dejó su portentoso sello, las bestiadas sensacionales de Marco Pantani, "Tarangu" Fuente atacó quince veces a Ocaña en este coloso alpino, y así hasta llenar un libro con muchísimas páginas de gestas, esfuerzos, dureza, sudores y verdad.

El esloveno Pogacar fue censurado por el Galibier. Le suspendió, y le mandó deberes de futuro. El rutilante y maravilloso escalador, se encontró en el Galibier con una dupla brutal de tipos, que le lanzaron tralla en plena ascensión. Y Pogacar, dudó ante tanto ataque. Vingegaard y Roglic-ahora ya fuera de combate por el Covid-, se turnaron para darle cera. Después del Galibier aún quedaba mucha etapa para llegar al final en el Granon. ¿Qué hacer ante tanto ataque?, ¿jugar al orgullo y a la ambición?, ¿a la prepotencia?... Ahora, Pogacar todavía no se explica cómo le pudieron tumbar y hacer daño. La lección del Galibier consistía en dos planes. O dejar que los dos ases del Jumbo se cansaran de demarrar mostrándose conservador de sus fuerzas tranquilas y no ponerse nervioso, o hacer lo que hizo el esloveno  Tadeo Pogacar que fue contraatacar para intentar parar las dentelladas de sus rivales.

Nada hizo bien Pogacar en Galibier. Si ha aprendido la lección, ahora el esloveno será más ciclista y menos temerario. Pogacar, en el Galibier, salió a todos los ataques. Ahora, lo está lamentando. El Galibier le capó las fuerzas posteriormente camino del Alpe D´Huez y en la ya mítica etapa del Granon perdió el amarillo cundiéndole la sorpresa. Ya se sabe que es tradición afirmar que quien llega de amarillo al Huez, suele ganar finalmente el Tour.

¡Oh, aquella carretera maldita y durísima! ¡Aquel sol de verano! ¡Aquel Galibier gigantesco e imperial en donde quien la hace, la paga caro ...!

Ese goloso salir espadachín con muchos kilómetros de ascenso por delante. Molaba que no te atacasen con garra y consecuencias. Sentía Pogacar que aquello no podía estar pasándole a él, que sube las montañas como un juego embalado. Como un conejo imparable. Con un cambio de ritmo inabordable ...

Aún no se sabe si Pogacar podrá recuperar. Porque queda menos montaña y porque le han dado en la crin de su moral. El danés Vingegaard está seguro y crecido, agradece a Jumbo sus apoyos en todo momento, y se cree su victoria. Ahora, cada vez que demarra Pogacar, Vingegaard se cose a su rueda trasera porque se lo cree, puede, tiene confianza, y ha sabido leer mejor la gran lección del mítico Galibier.

Vingegaard vive con el premio a su arrojo y valentía, a su capacidad de creerse que lo puede ganar todo tras el hundimiento de Pogacar en la maravillosa etapa con final en Granon, y sabe que Pogacar también es humano y que el Tour pone a cada cual en su sitio. No basta con ser gran ciclista, ya que el ciclismo tiene muchas más claves que casi habíamos olvidado. El Tour también es academia y estrategia.

-Y DECIDE CON TODO EL RIGOR-
 

miércoles, 13 de julio de 2022

- SILLA. -


Silla blanca, madera de madre naturaleza, silla compleja, delicada, vanidosa, eterna, carismática, chiripitifláutica, heterodoxa y con buen propósito.

Silla de últimos trenes, silla excesiva, silla que siente y ama, silla singular, moderna y solitaria, silla con las patas en el suelo, silla de carencia, silla de Sabina ese que canta, silla de Abril que saca flor, silla de planta y ramita.

Silla sin mesas, sin platos, sin pasado, silla top, silla vademecum, silla de radio, silla de espectáculo, silla americana, silla de kamasutra, silla que epata, silla de Valencia, silla del mundo, silla humanista.

Silla solo para ti y para mí, silla familiar, silla que nunca renuncia, silla de euforia y meditación. Silla resistente como el granito. Silla como una vida, como un río, como un sobreesfuerzo necesario y más que conveniente.

Silla de sueños, silla de tod@s, silla de viento y música, silla de plantas y belleza, silla de la pipa de la paz, silla traviesa pero noble, silla inexperta y genialoide, silla desnuda, silla con todos los sentimientos y de arcoiris de emociones. Silla, silla, silla ...

Me levanto finalmente de la silla. Con fuerza y decisión. Siguiendo la dirección de mi corazón y de mi ser. Sí. Me levanto. Y sigo caminando. Siempre, caminando. Hasta el último segundo, caminando ...
 

domingo, 3 de julio de 2022

- MARCIALITO. -



Bajito, humanote, simpático y mandón. Jubilado. Nacido en Jaén y criado en Valencia. Marcialito, vitalidad sin igual.

Sí. Es Marcialito. Delgado y enjuto. Lleno de energía y de vitalidad. Claro y campechano, irónico y desdramatizador. Apasionado del fútbol. Y del tenis, y del baloncesto, y del pádel, e hincha acérrimo de su Levante U.D.

Marcialito no se complica la vida y la acepta con optimismo. Juega con los sinsabores y con los placeres. E insisto: su pasión es el fútbol. Si quieres saber algo de fútbol o se te ha olvidado algún evento o acontecimiento futbolístico, no dudes en preguntarle. Saldrás de dudas.

Marcialito es educado y de sonrisa agradable. Pero tiene sus ideas sobre la realidad, y lo que piensa raramente se lo calla.

A Marcialito le gusta iniciar las conversaciones y apostillarlas con un asentimiento al finalizar dichos intercambios orales.

Sí. Marcialito está delgado. Es fibroso y no se pierde nada. Y todos los findes se machaca jugando al tenis. Le gusta mucho jugar al tenis con sus más jóvenes amigos. Lo necesita. Marcialito precisa sentir su sudor y sus esfuerzos, y te habla con audacia y decisión acerca de su recién descendido a Segunda, su Levante del alma.

Marcialito afirma que como es de Jaén, de pequeño su equipo era el jienense. Y además el Real Jaén viste como su equipo galáctico. De blanco. Como el Real Madrid, que parece de dibujos animados. "Ganan, porque corren y justifican el dinero que cobran ..."

Se hizo del Levante U.D. al poco de llegar por trabajo a mi ciudad valenciana. Trabajó toda su vida en una empresa de grabados y prensas, y el ambiente laboral le enamoró, le sacó de su precariedad de origen, y sus amigos eran del Levante.

Y cuando Marcialito pisó el Estadio levantinista, ese sabor aficionado le recordó a su tierra humilde jienense de su cuna. Más levantinistas que Marcialito, van a haber pocos. Pero no se lo digas, que hasta se puede molestar. Él será uno más. Y tiene carácter.

Tiene una hija maravillosa a la que adora. Se casó tarde y se separó mucho más tarde. Y el amor a su hija le hace abrazar al fútbol femenino. Su hija, juega muy bien al fútbol. Y nos dice que ya quisieran muchos de los hombres, parar y tocar el balón como lo hacen las chicas.

Si es cosa de adaptarse a la actualidad y a las emociones, se habrá de contar con Marcialito. Tiene mucha vida a cuestas, y aunque es cauteloso y hábil, cuando está a gusto dice lo que le apetece.

Y afirma que el mejor fichaje del Madrid es Florentino, y que los chotos del Valencia prefieren que les malgobierne el chino Lim, el cual ha venido a hacer negocio con el club de Mestalla y que eso nos parece muy bien. Y que no le vayan con cuentos. Donde esté España, los demás países pueden esperar.

- "¿Qué valenciano se ha propuesto coger el club de Mestalla y devolvérselo a los aficionados, que son realmente el club? ..."

- "Marcialito. ¿No crees que el "comandante" Morales no debería haberse ido del Levante hasta que el año que viene vuelva a subir a Primera?..."

- "¡Pues, no! ¡Morales ha dado todo lo que tenía que darle al Levante! ¡Ahora se merece un premio en Primera por lo que ha hecho por nosotros! ¿Vale? ..."

Generoso es Marcialito. Nunca dirás la edad que tiene. Fallarás en el pronóstico. Y sé que difícilmente Marcialito será con el azote de Cronos un abuelo convencional y decaído que acabe con sus huesos en una anónima residencia olvidada.

Marcialito tiene muchísimos amigos y algunas amigas muy privadas. Y esa hija que tanto adora, y ese Barça fenomenal femenino campeón con Alexia Putellas. Y las chicas serán siempre unas fenómenas, porque son el espejo de su hija; su niña de sus ojos.

Marcialito sabe que vivir se hace y no se piensa, juega al dominó como pocos, es un diccionario de cosas que han sucedido y suceden, nunca se queda sentado haciendo la siesta en un comodón sillón, y sus amigos del alma que son como sus hermanos, saben que si le necesitan para cualquier cosa, él estará allí.

-SE HACE DE QUERER-
 

domingo, 26 de junio de 2022

- RUBIA, OJOS MUY VERDES ... -



Delgada y alta, mirada especial. Joven Todavía. Muy joven, a pesar de los peses. Completamente desconocida. La llamaré "Mariposa" ...

Se acercó a la mesa de un bar en el que yo departía con unos amigos. Afuera, en la calle, hacía demasiado calor. Y "Mariposa" nos miró. Se fijó en un anciano que nos acompañaba, y le dijo cosas. El viejo, la miraba cómo solo lo hace un padre o un tío. La sonreía.

"Mariposa" parecía  tenerlo todo para ser feliz. Vestía ropa moderna y veraniega, pero en sus ojos había demasiada demanda de atención. Demasiado guapa para vagar tan sola, "Mariposa" se lanzó a contarnos las miserias de su vida. E impresionaba su crudeza. Sin trabajo, sin ilusión, y con una elegante sonrisa agradecida e impostada.

Tenía un hijo, un ex, la pandemia, y sus dificultades personales, el sentirse apartada, y una salud mental un tanto cuestionable. "Mariposa" nos dijo que había sufrido un aneurisma, y que le habían puesto una cosa desde la ingle a la cabeza. Y no contó mil cosas más, porque se daba cuenta de que debía salir del bar.

Su mirada. Yo, me quedo mucho más con su mirada que con su relato. Porque "Mariposa" buscaba miradas. Buscaba desesperadamente a alguien que le hiciera caso, que la sacara de su pozo, que le diese calor, que la atendiese correcta y dilatadamente. Que la calmara.

¿Buscar la atención entre extraños? A veces la desesperación ser torna demasiado incómoda para quien la sufre. "Mariposa" estaba luchando entre su orgullo y juventud, frente a su vulnerabilidad descarnada. Era como si planteara prostituírse con el primer hombre que la prestase atención, a cambio de paz y de estabilidad personales. 

Yo miré a los ojos a "Mariposa". Fijamente. Y ella clavó los suyos en los míos. Me di cuenta de que necesitaba desahogarse, y por lo tanto ya no me fijé en su fresca y lozana belleza. Puse cara de escucharla muy atentamente, y aún así me atrapaba su dolor.

"Mariposa" estaba llena de dudas. Su comportamiento trataba de ser extremadamente correcto y delicado, pero interiormente era evidente que la mujer presentaba un polvorín de sentimientos desbocados y negativos.

Yo, no podría ayudarla. Un psiquiatra le daba cita para tres meses. "Mariposa" decía que esas pastillas no le permitían ver el mundo, reflexionar o relajarse debajo de una acogedora higuera.

También su peor enemigo era ella misma. Y cuando alguien corregía su discurso intentando sugerirle una solución a sus necesidades, entonces aparecía una "Mariposa" que negaba sin negar la ayuda, pero que era evidente que los consejos le tocaban profundamente las narices.

Porque "Mariposa" quería ser el yin y el yang. O, el alfa y el omega. Creaba dolor, pero ella y solo ella deseaba tener la llave maestra para solucionar sus problemas. Es decir, que estaba perdiendo algo tan importante como es la confianza en los demás.

Ese era y es el gran peligro de "Mariposa". Su decepción y escepticismo ante el mundo conocido, la sensación de ser una mierda olvidada, o que creyesen que ella era tonta.

Y en se doloroso bucle, "Mariposa" salió del bar y se alejó. Quizás ya nunca la veré. Pero sus ojos seguirán siendo duros y atentos. De niña y de super woman a un tiempo. De modo, que espero que el aneurisma, la emocionalidad y su orgullo de chica fuerte, naveguen en una sola y acompasada dirección.

¡SUERTE, "MARIPOSA"!
 

domingo, 19 de junio de 2022

- EL VERANO Y MIS PLANTAS. -



Lucha. En estos días en donde el verano viola sin remordimientos a la todavía vigente primavera, me detengo con apasionamiento en el efecto brutal e histórico de un calor africano, y nos advierte enfadado que lo de estos días será una menoridad para lo que puede estar por venir.

En mi balcón hay una gran batalla. La vida que simbolizan y reflejan las plantas, se ve fuertemente condicionada por el cambio climático y sus efectos sobre dichas plantas.

Hace días que he bajado la antigua persiana que protege de gran parte del sol directo que arrea sin piedad sobre mis macetas. Yo, observo expectante.

Me he dado cuenta de que el motor del aire acondicionado que genera un calorazo en la parte de mi galería, pudre la tierra de algunas plantas que están en fase de crecimiento, e incluso en otras que ya crecieron con esplendor.

Y la tierra se pudre y se pone de oscuro color. El impacto entre el calor y el agua del riego, es verdaderamente peligrosa. Y en el mundo del calor sofocante, y del motor del aire acondicionado más el sol del balcón, me detengo, pienso y decido.

Hay un gran Damocles entre la vida y la muerte. Pudrirse la tierra tiene muy difícil solución. No es suficiente con hurgar para airear y remover. Hay que hacer mucho más además de rezar. Y trato de secar esa tierra podrida, aprovechando el tremendo calor que genera la emergencia climática, y decido priorizar.

Al balcón irán las plantas que mejor resisten el impacto del brutal y veraniego impacto climatológico exterior. Todo incluso puede ser más previsible afuera en el balcón, que aparentemente protegidas del sol pero soportando los potentes efectos demoledores generados por la mecánica presencia y efecto del motor del aparato del aire acondicionado.

Y entonces, decido introducir cambios. Una de las flores del paraíso, comenzaba a quemarse de calor y por la pudrición de la tierra. No sé qué pasará, pero de momento la he ubicado debajo de la persiana que defiende en el exterior a las plantas. Es como si el motor del aire acondicionado, fuese aún más mortífero que el calor del exterior en el balcón. Y en muchas variedades, lo es.

Insisto. La lucha de las plantas por no secarse y morir, es potente. Mas yo las vigilo y protejo todos los días del año, y no digamos con el advenimiento de la temperatura extrema.

Completo con las bellas cintas los extremos del balcón, y blindo la defensa con la posición renovada de los geranios y de las flores de un día. Las primeras sorpresas son potentes. Las plantas están desconcertadas, y yo espero los resultados y las modificaciones cuando cese este infierno climático.

Porque, en el fondo, la lucha por la supervivencia es apasionante. Tremendamente rica y aprendedora. Yo, desde mi jardinería amateur las observo y valoro. Vigilo la evolución de mis plantas. Algunas siguen siendo espléndidas y llenas de flor como los geranios franceses, o como el debut este año de las zinias con sus flores de pompones, y una resistencia tal que te hace pensar que proceden de un origen bien duro y difícil.  Las zinias tienen unas hojas imposibles de acariciar, porque parecen papel quebradizo de fumar. Y en esto, muestran personalidad propia.

Me agrada doblemente el éxito de las espectaculares zinias, dado que este año estarán por vez primera en mi balcón y triunfantes y espléndidas, y habiendo crecido desde semillas. No eran apenas nada, y ahora se pavonean como reinas de mi balcón con sus condicionadas hojas que parecen de frágil papel.

Asimismo, me hace por vez primera su aparición una formidable begonia rex, que substituye a unas begonias clásicas que se me ajaron. La begonia es una planta muy delicada y engañosa. Cuando la crees constituida y que ya puedes jugar con ella a la despreocupación y a la multiplicación en esquejes, entonces la begonia clásica censura tu desinterés y decide morir. Por eso cuidaré con extremo afán de su prima la rex, la cual necesitará poco sol directo, y bastante luz a la par que sombra.

Inexorable el cuidado necesario de las plantas, como seres vivos que son, y que para mí representan el legado del ciclo de la continuidad, del mimo, de la observación aficionada y de la mesura. También del cariño.

El mundo botánico me proporciona placer y hasta responsabilidad. Pero, me gusta. Y prefiero observar ahora la gran batalla de la subsistencia, al momento del invierno en donde parece reinar la quietud y el consenso.

Este tiempo traicionero y fatal de entretiempo entre la primavera que muere y el verano brutal que tiraniza, puede ser un excelente reto para perfeccionar mi técnica botánica y adaptarla a las zonas de mi hogar. Otro año no me ocurrirá tanta bisoñez. Es mi reto de ese verbo mágico, que recibe el nombre de aprender.

-DE APRENDER LA VIDA Y EN LA VIDA-

 

domingo, 12 de junio de 2022

- LUIS ENRIQUE, ¡DIMISIÓN! -



El seleccionador nacional de fútbol, parece desconocer las reglas del juego. Y dentro de estas reglas y de estos consensos, pone en el artículo del sentido común que lo mejor es llevarse bien con los medios de comunicación. Y que para llevarse bien con dichos medios, es absolutamente imprescindible respetar a los periodistas.

Lo del astur Luis Enrique Martínez, es bastante insólito. Porque lleva toda su vida metido como jugador en este negocio, y luego como entrenador. Y ha jugado entre otros equipos, en el Real Madrid y en el Barcelona.

Un seleccionador ha de mostrar,-no como cualquier técnico-, humildad y buena disposición. Y sin embargo, Lucho ha construido un personaje quijotesco y maleducado. Y cual si quisiera crear escuela con sus relaciones con los medios, parece generarse un extraño morbo cada vez que comparece ante los medios. Y esa imagen chulesca más que experimentada que da, le impide seguir ahí en mi modesta opinión.

En el aspecto meramente futbolístico, la Selección Española atraviesa el desierto duro de la transición, tras una maravillosa etapa de éxitos majestuosos. España ya no es Campeona del Mundo ni de Europa, y ya no está entre los favoritos iniciales para ganar las competiciones en las que participa.

Lógicamente, que nadie espere la irrupción de aquellos mitos como fueron, Iniesta, Villa, Iker, Xavi o Puyol, el fútbol de fantasía y la enorme calidad de aquellos portentos. Pero da la impresión de que el fútbol que propone Luis Enrique no es una apuesta a las sorpresas, sino más bien a los resultados favorables. Y para ello se aferra cual una secta extraña, a defender a sus jugadores de las críticas.

Ahí está uno de los puntos clave. Su ego. Su incapacidad para reconocer que de vez en cuando, la caga. De la misma manera que nunca cede frente a los periodistas, con los que juega a ser el malo y el tensionante. Afirma el astur que él sabe mucho de fútbol. Y lo que pretende con estas sobradas es generar un caldo de cultivo de pugna absurda.

Luis Enrique no es inteligente. Solo es listo. Se parecen los términos, pero reflejan mucha diferencia intelectual. Se ponga como se ponga Luis Enrique, lo que concilia, lo que nos pone de acuerdo, lo que nos consensúa es que la Roja pueda jugar un fútbol bonito de ver. Porque la España genial de Iniesta, Luis o Del Bosque, además de victorias, tenía esa característica. Jugar bien. Como aquel Barça inolvidable del Pep Guardiola.

Luis Enrique convoca y alinea a centrales inmaduros como Eric García, elude a goleadores consagrados como Yago Aspas, y nunca se detiene a pensar en aquel fantástico tiki-taka que maravilló, en la necesidad de que un líder en el campo tome la manija y pegue dos gritos, y que el orden y la regularidad no parten exclusivamente del banquillo en donde él se sienta.

Una vez construido el personaje del "malísimo", Lucho afirma que "se tiraría" por un puente por el más que polémico Javier Clemente, e intercambia tensiones con los periodistas con provocaciones constantes.

Luis Enrique no es el capitán ni el alma de la Selección. Es alguien más, que tiene asignada una muy importante función. Pero que olvida que el fútbol es mucho más. El fútbol español es muchísimo más. Son las opiniones favorables y desfavorables, la respuesta medida y serena, la pausa en su extraña audacia altiva, y el espíritu de un hombre modesto que sepa escuchar.

Lucho, está sordo. Muy sordo. Va a la contra, y confunde su libertad con alguna estupidez. Bien es cierto que los aficionados queremos movida y sal, pero hasta ciertos límites. Porque el equipo nacional es el equipo de todas y de todos. De los periodistas, de los aficionados, de los técnicos, de los apasionados y hasta de los eternamente escépticos.

Me gustaría ver a un Luis Enrique reflexivo y abierto; hasta vulnerable. Pero en cada comparecencia se siente por encima del bien y del mal. Porque, antes muerto que sencillo.

-POR ESO PIDO SU DIMISIÓN-