lunes, 25 de abril de 2022

- JULIA OTERO, COMUNICACIÓN Y TALENTO. -



Su mirada frente a una cámara. Veteranía y distinción. Mujer de nivel. Periodista hasta la médula. Gallega. Y catalana. Y maestra de la tele y en la radio de todos los días.

Julia Otero, sin rencor. La tiraron de la radio por decisión política cuando tenía la mayor audiencia de todos. Pero fue Ave Fénix. O, "Ava". Y siguió en la lucha. Y volvió  a ganar en las ondas. En la emisora Onda Cero se la sigue con fidelidad. Es la mejor periodista de radio de mi país.

El otro día la entrevistó Jordi Évole. Julia tiene cáncer de colon. Y lo va superando. Como todo en esta vida. Julia fue muy bonita y ella cree que no fue para tanto. Triunfó en la tele por el oxígeno de libertad que marcó la singular Pilar Miró.

Y vimos a la Julia muy jovencita y coqueteando. Porque Julia sabe ser mujer sin renunciar a la estética. Y en aquella tele mágica del 3x4, se hizo novia de todos nosotros los hombres mozos. Jordi Évole, la miraba admirado.

¡Qué fuerza tiene la ex cartera gallega! Ahí está. Sin complejos. Abriendo camino a las chicas periodistas una y otra vez. Julia es ese empujón permanente, que lanza críticas con la precisión y la oportunidad de una maestra del medio de la comunicación.

Otero, honra al periodismo neutral y de fiar. Es de una pasta especial. Su talento marca el estado de las cosas. Sigue siendo guapa, pero esta vez envuelve sus piernas en unos elegantes pantalones y nunca renuncia a pensar que siempre es joven. Porque la radio es joven, y la tele algo fugaz y hasta caprichoso. La tele es el dinero facilón y los brochazos rápidos. La radio es otra cosa. Donde reposa y se elabora el buen vino.

Julia Otero sigue bien de cerca la actualidad. La suya, y la del mundo que la rodea. Y dice sabiamente que ser feminista es muy bueno para los hombres. Pero que algunos no opinan así y les da rabia.

La voz de Julia es absolutamente singular. Te puede soltar la andanada con la mejor de sus sonrisas y con su clara mirada de pegada a la cámara. Julia es chica y mujer de genio contenido. Y ha ganado todos los premios posibles de la radio y televisión españolas.

A veces se pregunta si ya es mejor dejar la obligación cotidiana, y jugar a la idea del viaje vacacional, dejando atrás todo el trabajo de la comunicación. Esperemos que aguante mucho tiempo su voz en la radio. Y más ahora, cuando están los evidentes fantasmas del neofascismo contagioso y antidemocrático.

Julia nos presentó al sabio Gustavo Bueno, o al antropólogo Manel Delgado, o al pintor e historicista Juan Adriansens. Y a mucha gente lúcida en su gabinete de opinión cotidiana. Me gustaría que Julia siguiera muchos años a pie de micrófono de valía, porque la maestra es imprescindible en una tele y una radio demasiado anoréxicas, bulímicas y raquíticas.

Julia Otero no tiene sucesora. Es imposible. Es un personaje que vino de la calle, que se curró los estudios, y que tuvo ambición hasta lograr su deseada oportunidad. Y entonces suele editorializar con sus frases, casi sin proponérselo, y le gusta jugar con las nuevas generaciones de periodistas que llaman a la puerta y que aprietan fuerte.

Julia conoce las claves del éxito. Es una coach que ya se ha doctorado, y que a pesar de todo labora diariamente con desenfado y entusiasmo.  Otero es un lujo para conocer la verdad del país. Porque sabe mirar a los ojos a los contertulios, y ver qué pueden llevar mucho más adentro de su fachada o verbo.

Hace poco que don Iñaki Gabilondo anunció su retirada. Me temo que pueda pasar algo parecido con la maestra Julia. Y entonces deberán emerger otras personas. Otras, enamoradas del rigor y con olor a talento y a encanto. Ver a Julia siempre es un premio para el buen gusto y rigor.

¡GRACIAS!
 

martes, 19 de abril de 2022

- SED DE SOL. -



Piel clara y femenina que desea sol de playa y mar. Es Alejandra, y mujer, y atractiva, y suave, sonriente y decidida.

Su punto de deseo es su vacación excitante y necesaria. Desinhibirse. Soltarse los modos, las formas, el pelo, los zapatos prietos y toda ella.

Alejandra mira su dermis y se aburre con lo que ve. Le hace falta variar el color. Su cuerpo necesita modificar el aspecto. Y ella quiere buscar al lado del mar un nuevo tiempo de look y de ilusión.

Y aunque la primavera quiere jugar con el destino de la mujer, haciendo que deba meter en la maleta viajera reservas de invierno, predomina abundantemente lo imprescindible. Lo lejano, lo relajante, lo calmo, lo diferente, ese bendito solazo que hace que la chica se calce sus negras gafas y se tumbe sobre la arena. Sí. La mejor toalla, la evidente y territorial, la primera en llegar al borde del mar, de las primeras a la hora de sacar su bikini más que breve y de azul pasión, y presta a hacer conectar sus endorfinas con la euforia desnuda de su piel joven y más que femenina y hermosa.

Alejandra, ha dejado su mascarilla al lado de su tanga tupido de invierno. No jugará a los interiores, porque tiene sed de luz y de sol. Su piel se abre con sus poros receptivos, hasta el punto de que prescinde de cremas al inicio de su exposición.

Después, la chica se vuelve temperamentalmente formal, y se quita el sujetador del bikini y lo esconde entre su capazo femenino. Y ahora sí que toma la crema de protección y se embadurna los senos, la cara, los brazos, las piernas ... Y entonces otros chicos se atreven a ayudarla.

Alejandra viene de clima frío, y tras un valiente chapuzón se torna complaciente. Su salvaje belleza no pasa desapercibida porque es imposible. Y entonces le dice que sí a un morenazo de su edad, el cual agrega crema en la lechosa piel de la chica. Y se ponen a charlar. El chico se llama Enrique y tampoco vive cerca de La Malvarrosa valenciana, sino de Lugo. Y a élla, santanderina de origen y gijonesa de adopción, le encanta el celta acento de Enrique. No duda en darle el teléfono. Pero le sugiere soledad y libertad. El hombre, se hace el remolón, pero finalmente aleja su toalla de su chica admirada. Media hora más tarde, Enrique ha llenado el watsaap de Alejandra de contenido, pero no hay respuesta a sus lindezas. El chico decide alejarse y esperar.

Alejandra tiene otras prioridades. Luciendo al sol con su tanga ya de hilo como única prenda, decide cerrar los ojos. Sí. Clausurar sus ojazos. Pero a su vez se mira a ratos con un espejo la piel de sus brazos y del resto de su cuerpo. No desea esa blancura, aunque también sea hermosa y racial. Sus objetivos no son otros que la transformación colorista de su dermis. Y pone para ello toda la carne en el asador.

Alejandra siente que su piel blanca es como caspa molesta de invierno, el cual debe ceder y transformarse durante su tiempo vacacional y playero en otra cosa. Su tonalidad de piel empieza a coger diferencia en el colorido, y se empieza a doctorar en su decoración corporal tras siglos de virus, de lluvia y frío, y casi de depresión.

El sol de Alejandra parece levantarle una nueva sonrisa hermosa de paz, alejarle del pasado tenebroso y de angustia, y otorgarla toda la salud de una bella mujer en flor.

Pocos minutos después, suena un móvil coqueto y de última generación. No para de sonar. Son sus amigas que buscan su ubicación en la playa porque desean reunirse con ella y desinhibirse todas juntas. Y juntos. Porque Alejandra sabe que además de Lydia, Sara y María, van a llegar Luis y Santi, y también Andrés. 

-Y SU PIEL LES RECIBE-


 

jueves, 14 de abril de 2022

- PAPEL EN BLANCO. -



Temor del escritor. Realidad. El escribidor ha decidido jugársela. A pesar de su falta de chicha y de que las musas de la creatividad han decidido darle esquinazo y largarse de vacaciones. Indefinidas ...

El hombre se rasca la cabeza, y a ésta le llegan ideas menores. Lo desecha todo el escritor en crisis. Y abre la puerta de su escritorio. Le asfixia la abulia y el raquitismo inspirativo.

Sin éxito. Porque el papel de Segis Bubard sigue en blanco. Y el bolígrafo se siente impotente frente al papiro. El fracaso. El imposible. ¿Qué decir o qué hacer?, ¿qué inventar que no sea forzado o previsible? ... La angustia avanza con carros de ansiedad sobre el tenso Segis Bubard. Y decide finalmente levantarse y salir del escritorio. Camina unos segundos, se da un tiempo, y ya está de vuelta al lugar del trabajo en donde le espera ese enemigo traicionero que es un folio sin mácula de su tinta y de su impronta.

Segis Bubard no es cualquiera. Las ratas de biblioteca saben quién es. El público en general, bastante menos. En la cabeza, Bubard solo tiene ahora como pensamiento y amenaza a un tiempo, a la Feria del Libro y a su Editorial habitual que hace días que le llama exigiéndole un libro nuevo aunque sea una colección de relatos cortos. Esto es un negocio, y la Editorial tiene sus razones para presionarle.

¡Esto es un dilema! Cuando andas abobado, y las ideas no cogen carrerilla. Segis sabe que todo es mental. Que, todo son nervios. Que, es cuestión de no pensar demasiado elaborado y concretado, y que la solución saldrá cuando apenas lo pretenda.

Segis disfruta escribiendo, pero hoy está profundamente alterado. Lleva unos días así. Está durmiendo demasiado porque sabe que Abril es siempre un mes duro. Un mes exigente para quien quiera vivir del arte de la escritura. Una de las finales de su Champions inevitable. El notable en el cole, el brillo en la mente; la naturalidad en su talento evidente.

Segis ha ganado un premio de novela. Ha publicado ya una decena de libros. Sus seguidores dicen que sabe llegar como un estilete al corazón de cualquiera, porque su escribir nunca es farragoso. Y alguna razón tendrán, cuando es capaz de vender todos los libros y hasta muchos más de los que su Editorial estima en cifras de previsión.

Entonces, si todo es así, si está felizmente casado con la bella Norma Runters, si el día es hermoso y soleado, si el invierno que Segis no soporta bien le van dando todas las bocanadas a la primavera, ¿por qué se está agotando ante un terrorífico folio que sigue totalmente en blanco? ...

Segis piensa que será mejor ser franco. Y comunicarle a su agente literario que le den más tiempo o que para pronto no va a poder producir literatura. Y Segis medita seriamente la decisión. ¡Es igual todo! Si escribe, forzará las cosas y no saldrán como él quiere que salgan. Porque antes de que sus lectores le loen o la Editorial le dé el sí, Segis ya sabe si va a poder cumplir sus deseos o no.

Segis Bubard trata de intelectualizar su fracaso de ahora. ¿Qué demonios le está sucediendo?, ¿es una mierda que nunca valió para ésto?, y ¿cómo entonces otrora sí consiguió triunfar en la disciplina exitosa de Cervantes?, ¿qué sucede? ...

La preguntas no logran ayudar a Segis Bubard. Al fondo, se escucha el llanto de un vecinito que solo tiene unos meses y que llora por cualquier cosa. ¿Y si encontrara en el llanto del bebé la inspiración negada? ...

Infantil también anda ahora Segis Bubard. Porque la historia creativizada y desarrollada del nene y su familia, tampoco convence al escritor. Y, de un manotazo, acaba destruyendo el folio y lo tira con furia a la papelera.

Un mes después, Segis se halla en una de las casetas de la Feria del Libro de Oostam. Dicen los críticos que se ha superado a sí mismo. Y hasta el autoexigente Bubard reconoce que está bastante bien lo que ha hecho. Y sus seguidores hacen cola libro en mano demandándole una firma personalizada.

-PASÓ EL NUBARRÓN-
 

domingo, 10 de abril de 2022

- PAULA BADOSA. -



Femenina y modelo. Tenista Top. Quiere ir camino de la ambición y de la deidad tenísticas. Es joven y muy actual. Cosmopolita, activa y delicada.

Los ojos de esta chica catalana nacida en Manhattan porque sus padres emigraron por temas empresariales, dicen mucho de su eterna adolescencia y decisión.

Ojazos bellos con enormes pestañas que desafían al mundo con pudor y recato. Hay un fondo de tristeza inmadura en esta gran belleza que es su mirada. Y unas enormes ganas de ser una chica especial. Parece orgullosa y de fuerte raíz, y enamorada de su coach exuberante y latino.

El tenis es a veces un  adversario mental. Tan duro como que te angulen a la línea pelotas inverosímiles, es que tengas altibajos de confianza.

Paula Badosa aún no está dispuesta a sonreír en las canchas como lo haría una bella y orgullosa modelo profesional de pasarela. Prefiere jugar a un tenis conservador y eficaz.

La derecha de Paula es imbatible. Gana torneos y asciende peldaños. Pero esta chica sufre mucho. Lo suyo de la superficie dura es todo un reto, como cuando ganó en Indian Wells. Porque a Badosa le va la espectacularidad y el gran escaparate.

Lo que pasa es que aún está entre las dudas. Aunque como tiene tanta fuerza, sabe disimularlas con picardía. Su sexy es el revés a dos manos. Ahí se siente cómoda, como en una hamaca de playa. Pero Paula no necesita solo descansar en los torneos de la tierra batida, sino creer que puede variar su juego mucho más. No usa su diestra, que no sea para sacar duro y con malicia efectiva. Pero le cuesta dominar el juego. Tomar la iniciativa. Es tímida para jugar con su drive realmente arrebatador.

Paula Badosa tiene encanto, mujerío y glamour en sus formas atléticas. Es modelo sin necesidad de demostrarlo. Como su ídola la simpar y única María Sharapova.

Badosa agoniza mucho para ganar los partidos, porque está todavía tierna para que lo emocional no la ataque demasiado.

Paula quiere ser una chica normal, pero es difícil si quieres ser la mejor. Debe aprender que el tenis no es la guerra ni el agotamiento, sino una forma de expresión libre que la haga sacar un buen cacho de lo mejor de ella misma.

Paula no quiere parecerse a la diva Muguruza. Al menos, aparentemente. Porque si un día decide jugar al ataque y tomando por batuta y bandera su excepcional golpe de derecha, consolidará los estragos que hace con sus rivales.

Por ahora, parece tomarse demasiado en serio la competición, y le da mucha rabia perder. Tiene que asumir que estas cosas pasarán, y que en este deporte de su género femenino hay una pléyade de estrellas y que cada partido nunca es estándar sino una aventura nueva que hay que afrontar con más seguridad.

Paula, hermosa y enamorada. Sexy casi sin pretenderlo. Pero sus ojos dicen tanto que abruman y contagian. Es la chica de la mirada del tenis femenino. Todo parece exteriorizarlo. Y ahí debe aprender mucho y ser más cuca aún de lo que es.

Es la mejor tenista española actual-con el permiso de Garbiñe-, y una de las mejores del mundo. Pero no debe caer en el nervio de la prisa excesiva. Y cuando se relaje de gusto y esboce la sonrisa en cada lance, conectará mucho más con la empatía.

Badosa necesita encontrarse todavía más con ella misma que con las victorias en el tenis. Y no ser tímida con su derecha ganadora. Y que sus ojos femeninos y bellos, muestren su contundente femineidad con la mayor naturalidad.

-DEJEMOS QUE RESPIRE-
 

viernes, 8 de abril de 2022

¡ESTALLA ABRIL!



Cuando le da la gana a Abril, cambia todo el telón inicial de la Primavera. Porque Abril es juguetón. Coqueto, desordenado, mutante y niño. Y con un enorme sentido del deber y del Ciclo.

Abril es sutil y estratega. Se le puede ver por muchos poros y por el ojo de muchas almas. Abril brota y no hay más que hablar. Porque parece magia que le quite las mantas de carcoma y estáticas al invierno, y en pocas jornadas todo se torne lozano y presto. Y cuando los árboles que parecen muertos de tanta hoja caduca que presentan, es que se rehacen con una fuerza incomparable y evidente. Y las ramas traducen a brotecitos su savia de la vida que ha de seguir hasta invadir al largo y africano estío.

Este año 2022, Abril ha jugado al escondite con el refrán de las aguas mil y del cuarenta de Mayo para no quitarse el sayo. Pero esa energía que distribuye la visibilidad de la renovación y de la actividad botánica, no ha podido peligrar en ningún momento. Porque Abril es tan imprevisible, que sabe lo que hace aunque sorprenda y hasta epate.

Abril marca un antes y un después. Es la luz que impulsa a la clorofila a mostrar la sangre verde evidente sin ambages y hasta la exhibición. Abril prepara la primavera. Es pionero, gracioso, ocurrente, y se relaciona más que bien con las otras Estaciones que le hacen límite y le acomodan. Abril se lleva bien con las lluvias, con los vientos, con la nieve inesperada, con los días maravillosos de sol en una terraza, con el pleno sol que penetra con furia sobre los lugares imposibles, y hasta pone colorete en las mejillas de las chicas en flor.

Abril es la fortaleza de la esperanza. Y cuando nos hablan y con rigor de los escalofriantes efectos del cambio climático, entonces Abril digiere bien. Y en cuanto te descuidas, le mete un corte de mangas a la acción destructora del hombre sobre su hogar. Y contraataca anunciando vida y creatividad. Por eso yo soy Abril y mi gen es Abril, y mi sorpresa eficaz se llama Abril.

Desde la madrugada, Abril ha penetrado en el interior del termómetro de las plantas de mi balcón. Y has de darte prisa, porque Abril va a actuar sin contemplaciones. Igual te seca las calas que le da flor a los geranios. Pero para eso has de estar bien preparado y asumido. Mis plantas del balcón bostezan desde el invierno, esperando ansiosas que llegue este mes. Asumen Abril porque necesitan mucho de él. Porque Mayo será más difícil y vanidoso y colorista, pero para que eso suceda, Abril habrá debido estar presente e hiperactivo haciendo y preparando la alegría vital que siempre llega.

Abril es una mujer de bandera que a nadie deja indiferente. O, un atleta que bate un inesperado récord mundial y su nombre se hace leyenda. Porque también Abril juega al deporte y hace que las personas abandonen su hogar y se lancen a la luz exterior del ejercicio y del desplazamiento.

Abril es sudor de marathón, endorfinas y músculos de Popeye que tapan la manga larga. Abril son las medias arrebatadoras que hacen de unas piernas femeninas un oráculo de admiración. Abril es un jardín también de asfalto, camino de compras y de tiendas. Y este 2022 será el del fin de la molestia de las mascarillas del bicho del Covid. ¡Mes de fiesta!

Pero Abril es versátil, abrupto, romántico, apasionado, intelectual, pícaro y bondadoso. Abril te sitúa en el límite de tu realidad. Porque el paradigma define todo de nuevo. Abril es la segunda parte del partido de tu vida. Uno de los momentos claves, que marcarán un antes y un después.

Abril es la Pascua, el primer contacto desnudo con el afuera, cuando Vanesa dejó de ser una niña y se hizo una modelo rutilante, cuando el gordito dejó de atiborrarse a comer y sacó las mejores notas del Instituto, cuando sí se pudo, cuando todo se puede modificar; cuando un accidente estropea el futuro y lo vuelve una foto amarillenta y de llorar.

Cuando Abril es un beso y un recuerdo, cuando Abril es un río de vida que te hechiza y sorprende, cuando Abril rompe todos los esquemas y logra modificar definitivamente al tedio transformándolo en un entretenido concierto musical de belleza al aire libre.

-PORQUE ABRIL ES EL AIRE LIBRE-
 

viernes, 1 de abril de 2022

- MUY RARO? ... -



Modell Struckman. Se inició en la guerra como mero soldado raso. Mide un metro y noventa centímetros de estatura. Fuerte como una roca, atractivo y más que valiente. Temido por el enemigo por su audacia y talento bélico. Ahora es Teniente. Bien merecido el ascenso. Porque nunca Modell rehúye la primera línea de fuego. Al revés. Siempre busca el juego directo. El arrojo. Sabe mandar y predicar con el ejemplo. Treinta y cinco años. Parecería un pleno vencedor. De hecho, ha ganado la guerra. Pero en su mirada hay algo raro, extraño ...

Fue una guerra extensa y muy dura. Demasiado dura, incluso para el gran Modell Struckman. Su mujer, Lianah, es la primera en darse cuenta de que la mirada de su príncipe Modell está como nublada o gris. Lianah Feinton ha ganado varios concursos de belleza, ahora es periodista deportiva, y se casó hace ya algunos años con Modell. Tienen dos niñas. Una de séis, y otra de ocho años. Amor, siempre amor ...

Lianah Feinton mira fíjamente a su hombre. Y también Modell mira a los ojos y besa a Lianah. Pero podría parecer todo, una inercia. Modell, levemente herido, se ha tomado un mes de descanso. Pero en el transcurso de ese mes tranquilo y relajado, no ha habido sexo entre la pareja.

- "¿Qué te ocurre, cariño?, ¿ya no te gusta mi cuerpo? ..."

- "¡Oh, sí, Lianah! Tu cuerpo es lo más bello y sexy de la Creación. "

- "¿Entonces, Modell?, ¿acaso hay otra mujer? ..."

- "Sabes que no, Lianah ..."

- "Pues no me demuestras ninguna pasión, Modell ..."

- "La guerra es dura, Lianah. Déjame un tiempo ..."

- "Ya ha pasado mucho tiempo, Modell. Deberías decirme qué te ocurre, amor. Sería mejor para los dos ..."

- "Estoy estresado, Lianah. Pero ya sabes que soy fuerte. Se me pasará ..."

Y Modell se marcha a una habitación individual, y cierra la puerta tras de sí. Al cabo de una hora, el hombre se levanta de la cama de la habitación y se dispone a dar un paseo por la ciudad. Al fondo, en la casa, se oye llorar a su mujer. Pero Modell no se detiene demasiado. Sale del lugar, y comienza su paseo. Llama la atención por su estatura y elegancia. Y entonces, la cabeza del hombre se inclina un tanto, y su cabeza trata de pensar y de encontrar respuestas.

Aquella guerra nunca será una más. Aunque la haya ganado, Modell está confuso y lloroso por adentro. Muy confuso y muy roto. En el fondo, Modell cree que lo ha perdido todo en la puta contienda.

A pesar de su atractivo, parece como avejentado o agotado. La causa ha sido la última guerra. Nunca había caído Modell en una emboscada. Y menos, en una tan atroz. Y le tomaron y le tuvieron preso. Y se sintió un papel pringado de mierda. Un pañuelo hecho jirones. Se sintió, nadie. Un esclavo, a merced de muchos hombres salvajes, y hambrientos de venganza, tortura y sexo. Todo ...

Le obligaron. Le ataron con cuerdas. Modell es un portento físico. De un brazazo, hizo tambalearse a tres de sus salvajes enemigos. Pero la jauría fue aumentando. Doce. Doce fieras dispuestas a lo más impensable. Al placer secuestrado. A la indecencia más vil. Doce perversos diciéndole lo que tenía que hacer con su boca y con su pene...

El ano de Modell, era una sangría. El rojo de la sangre caía a chorros confundiéndose con el semen de aquellos salvajes, pero las hienas se crecían ante su dolor tormentoso. Los gritos del hombre, dejaron paso al pensamiento del rezo. Orar era su única ilusión en aquella brutal humillación que sufrió. Chupar o morir. Dos horas de horror. Dolor a mil. Dos horas que duran más que un siglo. Dos horas en donde mueres mentalmente, y la cabeza cae. Y solo deseas que aquello termine de una vez. Y te sientes una pluma vulnerable, y una anécdota olvidada y absurda. Y cuando se oyen unas explosiones, y casi todo vuela por los aires, siente Modell que ha podido ser ya todo demasiado tarde.

Sexo, sexo, sexo, sangre, dolor, penetraciones, felaciones no deseadas, golpes en la cara y todos los lloros. Y mientras sollozaba, le pegaban más aún en la cara y en todas las partes del cuerpo. Y aquellas bombas amigas y liberadoras, no lo habían sido tanto. Sus violadores, estaban todos muertos. Y sus trozos, desperdigados por el lugar. ¿Y, qué?, pensó Modell ...

Todo lo que sucedió después, fue pura inercia y pura pose. Daba igual todo. Siguió siendo el teniente Modell, pero se mareó y se cayó en el suelo. Y aunque al siguiente día ya estaba presto para la batalla, su superior decidió que no marchara al frente. Y Modell no discutió esa decisión. Modell carecía de decisión. Estaba groggy. Y dos semas después terminó la guerra. Y Modell no había vuelto victorioso. Aunque las noticias contaban lo contrario.

Ahora, en el tiempo de paz, el hombre se sigue sintiendo violado. Una de las cosas que más le jode es que no le nace dar dos besos a sus niñas. ¿Qué culpa tendrán ellas de victorias o derrotas? ...

Sí. Modell trata de pensar en cómo salir de su pozo. Dos meses y medio después, Lianah le está esperando para hablar y con toda la decisión:

- "¡Modell! ¡De hoy no pasa! ¡Tú y yo vamos a hablar! ..."

A lo que Modell, responde, bajando su cabeza: - "¿Qué ocurre, Lianah? ..."

- "¡¡Que ya no me quieres, bestia!! ¿Qué va a ser? ..."

- "Eso no es verdad, Lianah ..."

- "¡No voy a discutir, Modell! Solo deseo decirte que quiero que nos separemos y definitivamente ..."

- "¡Pero, Lianah! ..."

- "¡Ya está decidido! He hablado con mis abogados y ..."

- "¡Lianah! ..."

Lianah Feinton dio media vuelta y se alejó. Después, se vistió y salió a la calle. Y Modell, cansado, no dijo ni hizo nada.

Ha pasado más de un año. Modell ha dejado su profesión de soldado. Se ha dado de baja del Ejército. Lianah ya no está con él. Sus hijas, están con su ya ex. Él, no se encuentra con ánimos de cuidar a nadie. Está en el paro y no sale de casa. A veces marcha como un zombie hacia una playa cercana.

Ha engordado diez kilogramos. Se siente débil e hinchado. Con mucho apetito que es ansiedad. Pero se levanta de la cama lo imprescindible. Y se lava poco. No quiere verse desnudo en el espejo. Verse el cuerpo, le hace recordar aquella emboscada sexual que sufrió. No se siente un hombre, ni viril, ni empoderado. Solo siente miedo, y rabia hacia quienes le rompieron el alma. Desde la playa, Modell imagina barcos de guerra, tanques, combates, misiles, canallas y mil millones de villanos. Todo muy raro. No duerme bien. Tiene mil pesadillas. Y por ahora no desea ir al médico. No cree que le pueden ayudar ... Y no entiende el por qué su mejor amigo no para de machacarle insistentemente que debe reaccionar o morirá.

-MODELL PRECISA DE MUCHA AUTOESTIMA- 


 

sábado, 26 de marzo de 2022

- DECISIÓN. (CRÓNICA DE UN VIAJE). -



I. Los madrugones suelen ser tan simbólicos como necesarios. Hacía algunas semanas que yo me iba a mover. Y el ruido de los petardos sin horario de las fiestas falleras, el motor que le pondría concreción a mi deseo real: ¡¡viajar!! ...

Hay que hacerlo. Había que hacerlo. Lo hice. Un madrugón potente camino de las tierras del Cantábrico. Maletas, dejar atrás la preocupación económica, e inventarme un enorme motivo para sentirme bien diferente.

La entraña estuvo en la noche precipitada. En mi corazón y en mi enorme ilusión y deseo. Sí. Hay que hacerlo y sin temor excesivo a las consecuencias. Da igual si estás acostumbrado a viajar, como si no lo estás. Los trenes nunca se detienen. Y yo tenía ganas de ser protagonista de películas sin que nadie me las contara.

Al principio del viaje fue tierna ilusión, y al finalizarlo, sensación de conciencia tranquila. He vomitado amor a mí mismo. Ya me tocaba. Y me he dado unos días para mí. Para acariciar esa flecha que te indica a dónde debes tirar para sumarte a un hipotético camino que pueda llamarse felicidad y algún otro epíteto sinonímico. Cambiar, romper con la rutina, exponer, juntarse con otras y otros para poder juntarme más conmigo mismo, y todas esas cosas que a poco que te salgan bien te generan crecimiento, solidez y mayor consistencia personal.

Subí a un autobús. Al vehículo metálico y vital que me lleva. Un autobús no muy moderno, pero siempre atractivo. Y saludé a los medio dormidos viajeros que andaban nerviosos y presos del sueño del madrugón.

Después hubo mucho silencio. El autobús empezó a dormir. A tomar fuerzas. Porque de Valencia a Liencres, (Cantabria), hay demasiados kilómetros como para no tomar medidas mentales y corporales de dosificación. Y el viaje sería largo, exigente y de nada de relax. Al revés. Era cosa de estresarse y estrellarse para conocer enormes y profusos pueblos y lugares en el transcurso de escasos cinco días. Sí. Cosas de abarcar fuerza y superficie del zapato, de caminar y visitar lugares históricos y emblemáticos; de encarar abundancia y respeto geográficos.


II. El Norte. Conocía y conozco muy poco el Norte de mi país. Tocaba poner los pies y las zapatillas en lugares inéditos para mí. Era cuestión de aprobar asignaturas pendientes en mi vida. De volver con muchísima más materia vivencial. Y el viaje solo es la perfecta excusa para vivir. No cabe duda. Lo mejor del viaje siempre seré yo y mi decisión de partir. Todo lo demás, habrá de ser meramente consecuencial.

Todo lo que pasa en un viaje siempre es hermoso, porque siempre lo recuerdas en mayor o menor medida. Son cosas que llenan y enriquecen. Un tabernero de carretera nos mal recibió sin un atisbo de corrección en sus modales. Nos indicó con dureza las condiciones para entrar en su taberna. Y dijo que, prohibido totalmente entrar a su casa bebida o comida. ¡Más que prohibido! Pero una de las viajeras no dudó en no hacerle ni puñetero caso y sacó su bocata. El tabernero aceleró su cólera, comenzó a gritar y a lanzar improperios. De su boca salieron sapos, culebras, y mucha violencia. Alto, enjuto, con pasamontañas, gorra y mascarilla. Y se oyó un tremendo ruido que impactó a tod@s. Golpeó el bestia con sus puños una mesa, y el impacto hizo que derribara una botella que en la mesa descansaba. Y cagándose en todo, tapó su emocionalidad desapareciendo de allí y metiéndose en un cuarto interior. No se vio capaz de defenderse y se sintió vulnerable. Le preguntamos a la camarera, y nos dijo que era el jefe. El puto amo. Yo, pedí un bocata de jamón y queso, y francamente gocé de su sabor. Estaba bastante bueno, lo junté con un refresco de limón, y mi único pensamiento estaba en llegar con suficiencia energética al punto de destino. ¡Al Norte! Y en los mapas indicaba que habían más de setecientos kilómetros por cubrir yendo por carretera. Como para no alimentarse y avituallar ...

De vuelta al bus, me di cuenta de que la distancia entre los asientos no era precisamente confortable. Y que esa circunstancia de cargar las corvas de las piernas y su efecto postural, iba a ser un hándicap. Pero el reto era lo más importante.


III. Nunca olvidaré al camarero del hotel campo base para las siguientes expediciones, (Liencres). Era un hombre veterano, elegante en los gestos, con una seguridad y decisión asombrosa con los platos, con gran capacidad de observación aparentemente poco de tratar, feo de cara, con buena voz, enérgico e infatigable, y sirviéndonos un garrón con judías que era cosa de vencer o morir. Lo que está claro es que no era un plato con el que te concilias de inmediato. Llegué a temer que el sabor se pareciese demasiado a un material a desechar que a otra cosa. Todo era cuestión de fe. Y de ganas de aventura.

Al veterano camarero le asistía una joven moza, con poca sonrisa para la galería y a la que se le notaba que tenía un trabajo. Y hoy en día, tener un curro no es para estar del todo triste. La comprendo perfectamente. El veterano camarero, siempre será para mí un misterio. Porque seguramente aún siendo su amigo, ha de seguir siéndolo. Mi veredicto esotérico se lo referí con ironía a un compañero de expedición: "éste, seguro que es soltero, apañado y de Bilbao. Pero él, lo negará ..."

Antes de referirme a Santillana del Mar y a nuestra guía desde Valencia del viaje y Agencia, quiero destacar la maravilla que nunca se me olvidará: la Costa Cantábrica y su impresionante belleza. ¡Dios mío! ¡Visitad éso, antes de que os lo casquen por la tele! Estoy por decir que fue lo más hermoso que pude ver.

A nuestra guía le apasiona la Historia. Y, hablar. Su voz es suave, y se recrea hablando y hablando. Le encantan, chiflan, los elementos históricos y religiosos, y los otros bastante menos. Donde estén para ella los Conventos, Catedrales, Colegiatas y demás cosas así, que se quite lo demás. Es como si huyera del tiempo de hoy. Y no parece tanto tratarse de esto. Existe en ella en mi opinión una contradicción interior que se llama escepticismo hacia las costumbres contemporáneas que propone la Modernidad. Cosa que siempre negará.


IV. De Santillana del Mar, recuerdo su Colegiata, que fue el único día que nos llovió, que la calzada romana era más que peligrosa para las cómodas zapatillas que yo llevaba, y el tremendo cansancio del viaje. Y con astucia me alejé de allí huyendo de un chaparrón y poniéndome a salvo. Coqueto súper de pueblo. Como una de esas tiendas familiares de los años sesenta o setenta. Maja la dependienta.

Nuevo madrugón. Viajar así es un método novedoso de adelgazar. ¡Todo a toda mecha! Por delante: ¡un poco de Oviedo y otro de Gijón! A repartir. Ah, y una guía local con bastante ideología evidente y con una contundente seguridad. Calzaba unos botines llamativos. Se llama Rosa, y afirmó que un día fue golpeada por decir la verdad. Y que, desde ese día su relato se volvió opaco y estratega. De emocionalidades, ¡se acabó la concesión excesiva! ...

La citada Rosa, nos mostró Oviedo desde el autobús, para que pudiesen cundirle sus explicaciones. Hizo trabajar duro al chófer, y nos dijo que aquello era una ciudad de funcionarios, administrativos, y trabajadores de este perfil. Como un lugar de trabajo laboral, el cual decae al llegar el finde. Mencionó a Rodrigo Rato y a muchos de sus predecesores. Mucho dinero. Pero yo siempre recordaré la voz segura y decidida de Rosa. Y su mirada, entre incisiva y defensiva. 

Por la tarde, continuó por la hermosa Gijón, que comparte el nombre de su Estadio de fútbol de El Molinón con el de Enrique Castro, "Quini". La guía se lanzó en tromba cuando visitamos la Universidad Laboral. Me impresionó aquel lugar tan enorme, desmesurado y a la vez, vacío. Si aquello era una Universidad, ¿en dónde estarían los alumnos? Nunca obtuve una respuesta tajante al respecto. Lo cual me hizo especular que la opacidad de la guía Rosa se potenció ante los misterios opinativos e inconcretos. Y también intuí que la agresión que padeció, debió producirse en aquel más que espacioso escenario.

Insisto. Lo mejor fue el mar. ¡Dios, qué maravilla! Esa Costa te deja hechizado, diferente, te hace marino en sueños, te lleva a buscar islotes imposibles y a dejar de ser marinero de agua dulce. Porque Cantabria, Asturias, y toda la Costa, no son más que bellos siervos de ese Cantábrico fastuoso y magno, cuyas mareas se exhiben, y cuyo litoral es más goloso que un bombón de Rocher. El mar, te gana. Te rompe a feliz, te mete en la burbuja de la expectación, y sueñas con perderte con una mujer con ese dulce y abrupto panorama. Magia inolvidable en estado puro. Sé que nunca lo podré olvidar. Si algún día puedo, iré por mi cuenta para escudriñar casi todos sus misterios, entre rías, ríos, desembocaduras, pescaderos, cosa náutico/turística, verde monte que penetra y es penetrado por el agua vida, y todo ese universo singular que me ha desnudado y cautivado. ¡Ojalá pueda volver a ese lugar! ...


V. Más madrugones. Y nuevas guías. Santander es la playa y la residencia de descanso de mucha gente de los diferentes pueblos de España. Si tienes dinero, este lugar puede ser un remedio para combatir el calor africano e insoportable del resto de la Piel de Toro.

Y vuelvo ahora con la guía de Santander. Montañesa y casi montaraz. Decidida, joven con arrugas ya, cortante, y agradecida con quienes le hacían caso. Nos habló de Botín y ancestros. De la gran burguesía, pero poco de la playa y del río de vida de su interior.

Surrealismo. Veréis. Puso a nuestra disposición un trenecito turístico para llegar al mítico e institucional Palacio de la Magdalena, residencia veraniega de la Monarquía junto a Palma, y que sirve para ver el legado del mago nacido en Pedreña Severiano Ballesteros, y sus tremendos terrenos pegados al mar y a la práctica del verde golf. Toda una gozada patear con un palo en este sitio una pequeña bola.

Como el tren. El trenecito era pequeño y rojo. Pero, suficiente. Había truco. Un caramelito que supo a poco. El tren de la "bruja" nos dejó en la misma puerta del Palacio de la Magdalena. Sonaba bien. A cosa de reyes, lujo y veranazo. Pero, sí. Esta vez este trenecito fue juguetón y rácano. La guía seria y experimentada santanderina, nos dijo que de bajarnos del tren, nada. Que, media vuelta y para la ciudad de nuevo. Cuando el pastel es atractivo y te lo sacan de la boca, cerca ya del mordisco final, te llevas el chasco y te jodes. Lo dejaré para una nueva asignatura pendiente. Para otro viaje. Quizás, para otra reencarnación ...

Todo esto es fiesta. Fiesta de mili apresurada, pero viaje festivo a fin de cuentas. Nueva jornada que pintaba bien. Su nombre, Bilbao. El Bocho. La ciudad del eterno Athletic de Bilbao. ¡Al Guggenheim para solo unos veinte minutos de hacer fotos ...! Lo demás fue mi sensación de que ponía mis pies sobre un lugar trabajador, industrial y noble. Espléndidos paseos cuando el bus,-que nos ocultó el templo futbolístico-, nos descubrió largos y bellos paseos a ambos lados del río Nervión el cual parte la ciudad capital vasca. Un casco urbano muy parecido al de mi ciudad, con turistas, bares y tiendas de souvenirs por doquier. Pero la fuerza de Bilbao es su gente, sus taskas y sus pintxos, y sus kaleas llenas de rótulos llenos de motivos artesanales. Una ciudad siempre humana y especial. Un lugar realmente hermoso para ser visitado, incluso casi más bello que sus montes, caseríos o su trajín marítimo. Y decidí esperar al autobús, en un tranquilo bar, y sintiéndome el protagonista de un sereno rodaje en libertad, tomándome un recreativo poleo y mirando con respeto a ambos lados. Era y es una espléndida terraza en la calle, en invierno y a veintiún grados. Realmente difícil de superar este alarde. Para mí, inolvidable, aunque el dueño no tuviese el RH positivo, sino el dulzón acento del Caribe. La necesidad, obra milagros. Después, dos horas más y hacia el campo base santanderina de Liencres. Pero no fueron realmente dos horas más aunque suene a contradicción. Porque la guía es un portento de energía. No paró de hablar de cosas en esos ciento veinte minutos. Se lo agradecí a mi manera. Porque, cansado, me quedé dormido como un lirón,-creo que ronqué-, y cuando desperté nuestra guía seguía haciendo ostentación de suavidad y buen recorrido. Era realmente cierto. Dos horas de parloteo sereno son como una especie de yoga que el cansancio convierte en oportuno malestar. De ahí mi corte de mangas y de sueño. Un poco más, y me llego a la comida, dormido y sin ganas de yantar. Y a pesar de que las gastronomía del hotel no era la mejor, yo os digo que me lo comí todo.

A las cinco de la tarde y como apresurados toreros, ya estábamos en el bus camino de Torrelavega. Un lugar coqueto en sábado festivo, y con mucha marcha y mucho ambiente. Es el segundo pueblo de Cantabria. Muy histórico, bien construído, original, guerrero y bello de ver. Y con unas pastelerías que llevan al buen ánimo. De modo que me zampé un dulce llamado "emparedado", que lleva hojaldre y crema. Espléndido sabor para un goloso como yo al que todo lo dulce me sobrepasa. ¡Delicioso! ...

El último día,-ya camino de Valencia-, paseamos por la histórica tierra natal del simpar actor Paco Martínez Soria: Tarazona. Comimos bien en un sitio modesto. La pela es la pela, allá a donde vayas. Espléndidas juderías y fastuosos monumentos históricos. Ni un metro plano. Todo subidas y bajadas. Hermoso y exigente.


VI. Entre cronologías, se coló un tiempo para nuestro infante corazón. En la cántabra Cabárceno hay algo que no te esperas y que los niños siempre deben ver. Disneylandia en el Norte. Nunca se me olvidará que soy un niño eterno. ¡Niños, nunca os perdáis una visita al Parque Natural de Cabárceno!... Me hinché a fotos. Muchas horas después, no sé si eso era un zoo, una excusa, África en el Cantábrico, o si hacer fotos a leones, osos, gorilas, jirafas o cebras y elefantes, es patológicamente compulsivo o social. No sé nada, salvo que salió mi sonrisa eterna de niño interior. Casi me cargo el móvil a instantáneas. Allí hay hasta un lugar que está lleno de las serpientes más hermosas y peligrosas. Y, suavizamos, con una exhibición de aves rapaces, en donde las águilas hacían picadas sobre carroñas preparadas por los chic@s del Parque, y raseaban sobre nuestras cabezas con respeto, obediencia y profunda elegancia. Había en las gradas un nene con sus jóvenes papás que no paró de llorar de susto durante todo el evento. Quizás, porque los más sabios que hay, siempre serán los niños peques. ¡Fijo!


VII. Tantos viajes tienen un fin. Partimos con el último madrugón y las maletas duras e impolutas en el sótano del bus. ¡Oh, que sentimientos más encontrados! Ganas de volver a casa, y a la vez, deseos de viajar y sin contracturas maratonianas en el cuerpo los trescientos sesenta y cinco días de un año no bisiesto. Viajar aquí, es un modo alternativo para rebajar el peso. Viene a ser como un stage de pretemporada de un equipo Champions. Los más fuertes se rehacen y logran su objetivo. Y el cansancio ya no duele. Solo huele a sana colonia.

Mas el viaje hacia uno mismo, hacia mí, no puede entenderse bien si no te fijas y te influyes por la compañía. Heterogénea, versátil, acostumbrados, correctos y obedientes.

Predominaron los mayores. Los veteranos de las excursiones, los cuales saben perfectamente lo que deberán hacer. Mayoritariamente, obedecer, e idolatrar a nuestra valenciana guía. Para ell@s es alguien más de su familia aunque sepa a exageración. Una familia real.

Y también otro tipo de gente. Una pareja de argentinos pusieron la nota del acento diverso. Ella y él, altos y críticos. Jubilados e inconformistas. Confesaron vivir ya mucho tiempo en mi país. Y no hicieron demasiados nuevos amigos.

Otra pareja, aparentemente bien diferentes sus dos miembros. Él, tranquilote y bastante campechano. Ella, pija y con cuerpo bonito. Con poca capacidad de asumir que se hace mayor aunque tenga unos hermosos ojos. Se pasó media excursión quejándose de su pierna, pero no hizo nada para que le atendieran en su lesión. Demasiado orgullo.

Obedientes. Todos, bien obedientes. Una mujer fumadora, se quitó constantemente la mascarilla y luchó por ella contra ella misma. Se la vio peleona y a la vez haciéndose esfuerzos para contenerse. Y, lo logró.

Mallas bonitas y ajustadas en una tal Lydia. Coqueta y todo el tiempo con melena al viento y taconazos. Asumiendo errores de pareja, y con oral propósito de enmienda. Guapa y con carácter. 

Y casi finalmente, una mujer sin edad que habla constantemente mi idioma valenciano. Fue mi referencia amable de la excursión, por su naturalidad y aceptación. Bajita y decidida. Libre como un conejo. Con ganas, en cuanto pudiera, de ir a su aire. Supo estar y llevarse con todo el mundo. Una máquina un tanto tímida de tomar decisiones. Fuerte y enérgica como una roca. Para ella, el mundo no tiene fronteras. ¡Gracias, xiqueta! ...

El viaje era todo esto último para mí. Un maravilloso reto social. Porque soy social, aunque especial y nada fácil. Creo que pasé bien la nota. Y llegué muy satisfecho hacia mí y hacia las cosas en cuanto pude descansar y reflexionar con dicho descanso, ya en el sillón de mi casa.

-EL VIAJE SIEMPRE VALE LA PENA-


 

sábado, 12 de marzo de 2022

- UNA CHICA NORMAL. -



Seria, joven, formal, muy educada, fría, altiva, cautelosa, preocupada y muy de hoy. Veinteañera y de belleza evidente. Atractiva y muy delgada. Estilizada y fuerte. Femenina y tatuada. Piel blanca, de Italia y actual.

Su mirada vale más que mil palabras. Aliteh se hace mayor a toda velocidad y en el más aparente silencio. La joven ya se hace mujer y reivindica el sentido de su espacio personal.

Clase alta, independiente, orgullosa y reivindicativa desde sí misma y su crecer. Más silencio y prudencia. Larguirucha y absolutamente de 2022.

Aliteh ha sido mi vecina bastante tiempo para la edad itinerante que tiene, en busca de su sitio. Silenciosa y discreta. Celosa de su intimidad. Necesita ese celo. A mí no me vio  peligroso porque me hizo mayor en su pensar. Y para una niña, alguien mayor siempre garantiza más su seda que un chicote joven. Ella será más rápida, más actual y mucho más práctica.

Lo destacado de mi vecindad con ella, es cuando me sentí su padre pero no supe practicarle esa paternidad. Me confesó un día que estaba asustada, nerviosa, porque habían moscas en su piso, hacía mucho calor; mucho agobio. Y yo me limité a decirle que no pasaba nada, en vez de haberla propuesto que pasara a mi casa o quedarme con ella más tiempo hasta que se calmara por completo. No le dije, que una de las causas de que me fuera de su casa demasiado pronto es que nunca tuve hijas o que su novio podía aparecer en cualquier momento y quizás montar un pollo. Ya no ocurrirá más, pero trataré de rectificar esa lección para cuando futuros vecinos moren en esa misma casa. Aprender y aprenderme, es de sabios.

Asustada todavía, Aliteh se marchó hacia la calle. Supongo que para que el exterior la aliviara  la angustia.

Aliteh es perfeccionista y clara. Un pit bull peligroso procedente del piso de abajo, no paraba de lanzar ladridos amenazadores. Se me fue la olla y grité desde mi balcón a sus dueños. Y eso nada gustó a Aliteh. Igual ese incidente nunca me lo perdonará. Salió a su balcón, me miró con firmeza y no dijo nada. Debió pensar que su vejete vecino era más mayor de lo que pensaba. Y me castigó con un muy prolongado silencio. Aliteh sabe callar como pocas chicas.

Mi fanatismo hacia las plantas no le pasó desapercibido a la joven itala. Me miraba curiosa mientras yo podaba casi con obsesión dichas plantas, los riegos, las semillas, mis caricias sobre las hojas de las plantas, y esa pasión le debió producir tolerancia. Lo que pasa es que Aliteh está en edad de tomar decisiones. Desde el día de mis gritares, cambió bastante su actitud. Puso catenaccio y ya no fue lo mismo.

De su chico sé que es español, pijo, chico bien; dubitativamente crecedor. Aliteh y su mozo se tienen un cariño tierno especial. Les gusta fumarse porros y reírse mirándose a los ojos. Y hacerse dulzuras. Y que nadie les oiga ni les vea cuando se aman. Y Aliteh prefiere verte la cara ancha de la sonrisa relajada que nunca la preocupación de la seriedad. Nunca les sentí gemidos de cama.

El mundo de Aliteh es considerado, elitista, suyo, pero no pija como su novio. Ella es elegante en su blanca y atractiva piel. Se siente femenina pero no gilipollas. Y yo la veo algunos rasgos androides que solo elucubran a su belleza juvenil.

Se va. Se muda con su chico. No sé de dónde vino ni hacia adónde partirá. Eso es cosa de Aliteh y de su futuro. Y seguro que elegirá con acierto su nuevo destino y se adaptará bien. Porque el crecer de Aliteh va a ser imparable y sereno. Piano, piano ...

-ME HA REGALADO UNA PLANTA COMO DESPEDIDA-
 

lunes, 7 de marzo de 2022

8-M



Las hembras pudieron ir reaccionando tras miles de años de postergación y malos tratos. Incluso en las sociedades occidentales han superado al día de la píldora abortiva, o al de la liberación sexual, o al de la percepción de la sociedad machista que las sujeta y detiene: ¡El 8-M!...

Hace muy pocos años,-si lo comparamos con el olvido absoluto en la Historia humana-, que las mujeres decidieron otras directrices que nada tenían ya que ver con las imposiciones y mandangas del varón.

Las chicas empezaron a follar, después a desnudarse o a quemar sus sostenes, a mostrar sus cuerpos sin el estigma de lo pecaminoso, y fueron transitando por un sendero real y peligrosamente inevitable.

Mucho más que imitar a las conductas de los hombres, la mujer decide que frente a ese hombre que pesa más y que manda todo, que su mundo femenino también tiene su reivindicación, igualdad, y que su derecho a ser ella misma emancipándose del pasado atávico, es posible.

Por eso las chicas se dejan notar. Demográficamente son muchas más que los varones, pero el sentido posesivo del hombre le sigue impulsando a ser voraz y a violarlas físicamente, o a llamarlas feminazis, o a pensar que van excitando cuando se ponen una mini sexy, o cuando pasean por la calle a altas horas de la madrugada.

Muchos hombres creen que las mujeres van provocando por ahí, y que ponen su físico en peligro si deciden los paseos de su libertad. Porque en la posesión y en la idea masculina de propiedad, sigue el hecho mental de la mujer vulnerable e hija nuestra a la que debemos proteger indicándola que se repliegue hacia su vida de siempre.

El 8-M, pone de manifiesto en las calles una revolución necesaria. El grito femenino nunca será el histérico ni el fruto de un loco akelarre de seres desobedientes y hasta malignos. No. El habla y el grito femenino, está cargado de verdad. Aunque duela a los hombres.

El varón no estará domado, ni nada que se le parezca. Lo que ocurre es que siente desconcierto y terror al cambio de las estructuras sociales. Cree que la mujer le quiere quitar la silla, y que no es justo que compita con él. Las perciben como seres ladinos que les curvean con dicha silla excesiva y equiparable.

Y piensa el varón mucho menos en las mujeres violadas vaginal y analmente, o en las asesinadas por sus parejas cada día, y de esas cosas tan bestiales, cotidianas y tan reales como que el sol existe.

El varón prefiere pensar en la belleza de unas tetas o en el atractivo de unas vaginas placenteras. La diferencia es una gran asignatura pendiente. Como la progresiva igualdad. El oso varón no acaba de aceptar la realidad femenina, y la rechaza con escepticismo y violencia.

El hombre admira su físico, su pene, y su posición sociolaboral. Su coche, su velocidad, sus marcas atléticas, o sus alzamientos de enormes pesos. Y debe pensar que hay otras fuerzas complementarias y diferenciales. Que la sexualización de la mujer es una argucia machista más; que las tías ya no necesitan a un maromo para darle tenencia y continuidad necesaria a sus vidas. Los tíos no logran entender a las mujeres. Están en un limbo o avispero desconcertados.

Pero las chicas ya van mayoritariamente a la Universidad, y están a la par de conocimientos que los chicos, pero todas las cosas se están modificando. Y ya la mujer no anda con milongas y demanda toda la honestidad y la autenticidad en los hombres. Pureza. Porque ya no tienen por qué querer la segunda división en el mundo.

¡AUNQUE JODA!

 

viernes, 4 de marzo de 2022

- EL ÚLTIMO TREN. -



La estación está delirante, ansiosa de seres llorosos que escapan de la barbarie. Es un tren hermoso, moderno, bien construido con los mejores materiales actuales. Pero nadie puede fijarse naturalmente en la perfección de la industria. Todo es sensación de desastre y de supervivencia ...

Ulikán se ve mayor. Es mayor. Se nota mucho más mayor en estos días de tragedia. Mide exactamente dos metros de estatura, y es fuerte como un atleta superdotado. Sus ojos habitualmente vivarachos, están tristes de niebla y estupor. Su país es atacado, y debe partir camino de algún lugar seguro. Porque el gigante Ulikán aún no desea morir.

Pero lo que le distingue del resto de los centenares de viajeros que huyen, es que parece tranquilo y de movimientos suaves. Hace días que no habla. No tiene familia, y todo lo que le queda es el amor por su casa, por sus amigos, por sus calles convertidas en queso gruyère, con el pensamiento fijo y anclado en la interminable fila de tanques enemigos que no puede evitar que le desaparezcan de su cabeza, y que un manotazo suyo hizo caer a dos soldados. Algunos kaláshnikovs amigos dispararon contra dichos soldados y por eso sigue vivo. Pero Ulikán no digiere lo que sucede.

Echa de menos sus paseos tranquilos por la ciudad, los partidos de fútbol y de baloncesto, la relajación ante la pantalla de su televisión, y la raíz. Su casa cuna donde siempre ha vivido, la escuela en donde impartió clases de Física, sus partidas de ajedrez en el club recreativo a donde siempre acudía, los cines y sus películas, y todo lo que siempre ha constituido su vida cotidiana.

En las paredes de los vagones hay sangre y trozos de uñas rotas de mujer. Muescas de golpes, agresiones, alaridos, peleas, intentos de linchamiento, semblantes corroídos por el terror, acusaciones de traición, y gritos contra el chivo cabrón que decidió invadir su tierra.

Ulikán parece tomarse su tiempo antes de subir a uno de los vagones repletos del último tren, hacia un lugar ausente de la puta guerra que martiriza y que hace zozobrar a los pensamientos positivos.

La gente sigue gritando una y otra vez que desean que el tren arranque ya. Los encargados de dicho tren no dan abasto y no pueden con el desorden. A pesar de que el maquinista está protegido por varios agentes de seguridad, las patadas a la puerta de dicho maquinista y los golpes, se suceden continuamente. Lloran los niños, lloran las mujeres, lloran los hombres ...

La estación sigue siendo hermosa a pesar de todo. Porque representa la esperanza hacia un mundo mejor. O, esa sensación se tiene.

Ulikán no lo percibe así. Lo que siente es impotencia. Los sonidos del tren indican que pronto se dispone a arrancar. Ulikán sigue esperando para subir. Quiere ser el último en irse de su casa.

El tren empieza a moverse, y el gigantesco Ulikán sale de su estatismo y melancolía, y de un empellón lanza a todos los de la puerta hacia adentro y se introduce en el interior de uno de los vagones. ¡Maldita violencia! ...

Hace unos pocos días que Ulikán ha sacado un billete de ida y vuelta. Cuando todavía nadie sospechaba que habría que hacer un éxodo masivo para salvar el pellejo. Muy pocos de los centenares de personas llevan la vuelta en el billete. Algunos, ni siquiera llevan billete sino una mera acreditación personal.

Ulikán, ya dentro del convoy, sigue mirando hacia atrás. Se ven columnas de humo, se perciben ya los disparos en dos direcciones opuestas y la tensión bélica, pero también el verde de los campos.

Ulikán no para de mirar ese color natural que es el verde. Y que para él representa su tierra, su raíz y su última esperanza. Su tierra que va dejando atrás es su amiga, es él, así como los árboles cercanos, o las lágrimas que el hombre lleva por adentro y que nunca nadie podrá ver.

Ulikán sigue de espaldas a todo, y mira y mira hacia atrás. Cada kilómetro le duele; cada progresiva lejanía le arranca las entrañas. Pero su mueca mecánica ofrece fiereza serena. No mueve un músculo de su cara. Y va a defender su billete de los ladrones. Sobre todo, el de vuelta.

-PORQUE ULIKÁN QUIERE VOLVER-
 

martes, 1 de marzo de 2022

- DESDE OTRA PERSPECTIVA. -



Nací ciego. Nunca pude ver. Mis padres me tuvieron, agridulces. Por una parte, celebraron la alegría de verme vivo. Y por otra parte, con la lástima permanente de su tristeza por mi no visión. Soy hijo único, porque mis padres temieron que pudieran tener más hijos como yo. Y se volcaron sobre mí desde un principio.

Ni familia era acomodada social y económicamente. Y sintieron mi ceguera como una evidente decepción y casi como un castigo de las deidades. E hicieron todo lo posible para que yo tuviese algo de visión. Para ello, visitaron a los mejores oftalmólogos nacionales, y hasta algunos viajes hicimos al extranjero. Aquello les era muy difícil de aceptar. ¿Por qué iba a ser fácil acaso? ...

Yo me sentí distinto desde bien nene. Vivir a oscuras es imposible, y han de estar encima de mí. Me preguntaba qué sería eso de ver. Aunque poco a poco, empecé a desechar esa absurda idea para mí. Además de la vista, hay más sentidos. Y con el braille y otros adelantos, la vida puede que no sea tan reducida en alicientes.

Un día perdí el medio a estar solo. Recuerdo que antes no había la tecnología que hay en la actualidad y que es muy práctica. Pero aprendí mucho y rápido. Había que seguir para adelante, con apoyos o sin ellos. Tuve perro, bastón, y muchísimas horas para descubrir la practicidad y dejarse de melancolías. Ser ciego no es el fin del mundo. Es casi una experiencia especial de supervivencia. Y yo me lo tomé como una cura de vanidad y de humildad.

Siempre me gustó la voz de la radio, los sonidos de mi alrededor, la cercanía de las personas habituales, los pasillos novedosos de la ceguera y sus características y chicha. Ser ciego puede hasta molar y ser simpático. Sobre todo cuando aceptas tus límites. Es una aceptación continua y de repaso constante. Otra perspectiva diferente, e igualmente rica.

¿El amor?, ¿las chicas?, ¿todo ese mundo adolescente, erótico, sexy, y de pisar la cercanía de la verdad femenina? ¡Oh, bien personal y diferente! Yo no puedo ver los cuerpos de las mujeres, ni la puesta del sol, ni el amanecer, pero eso no significa que sea todo una putada.

¿Podría un ciego atraer a una chica? Todo es distinto. Has de deslindar muchas cuestiones y campos. Recuerdo la primera mujer que rozó con su mano mi piel, o la que acarició por completo mi cuerpo desnudo.

Es curioso que yo no tenga aspecto de ciego. Al menos, si no te fijas bien. Si me miras apresuradamente, ni te enteras. Pero luego, te das cuenta en función de la frecuencia y de la intensidad hacia mí.

Mis padres se separaron superados por su dolor hacia mi situación. Y yo me hice un joven alto y fuerte, y las hormonas se dispararon, y jugueteé mucho con diversas chicas. A unas les daba morbo un ciego pijo, a otras yo les daba curiosidad y hasta cientifismo dado que solo me estudiaban. Un ciego como yo podía ser un tipo raro. Los normales, ven ...

Me gusta el olor a chica, la voz femenina, mi tacto sobre las curvas de su cuerpo hermoso, toco su belleza y puedo hasta dibujar tal belleza y hasta pintar el cuerpo en un lienzo. Puedo muchas cosas. He sido nadador paralímpico, y sacado las mejores notas en la Universidad. Soy psicólogo. Debo luchar cuando mis pacientes me rechazan por mi ceguera, pero a mí me entra la sonrisa y me río mucho por adentro.

Tengo muchos proyectos. Incluso ahora que mi mujer se ha cansado de parecer una enfermera, y se ha largado por ahí con otro hombre y para no volver.

Es duro. Todo es duro. Y es necesario tenerse una potente autoestima. Yo no quiero ni querré enfermeras hermosas o inteligentes en mi vida. Sino una mujer que no le haga caso al hecho de la invidencia. Una mujer fuerte y con las ideas claritas y sin dudas. Soy fuerte como un toro, y en la cama como un superdotado que domina el tacto como pocos.

-SOY Y SERÉ CAPAZ DE AMAR Y DE QUE ME AMEN-
 

sábado, 26 de febrero de 2022

- PUTIN Y SU HUIDA HACIA ADELANTE. -



¡Muertos! ¡Heridos! ¡Desplazados! ¡Huracán de terror en el alma! Putin ha hecho lo que anunció. Invadir Ucrania. Ha fallado y muerto la verdad diplomática. Ahora habrá que esperar, hasta que la paz se vuelva a hacer Justicia y cese la puta guerra.

Sí. La normalidad siempre es la paz. Por eso yo desde bien pequeño aposté por el pacifismo como auténtico y real progreso. No entiendo otra forma de crecimiento personal, y general, y universal.

Dicen los cínicos que la mejor defensa es un buen ataque. Maldita conclusión. La mejor defensa es un diálogo y un afecto. Lo otro, es barbarie.

Vladimir Putin ha echado por tierra en unas horas todo el prestigio o respeto político que pudo tener. Rusia se encontró con una gran encrucijada tras la caída del Muro y de la apertura democrática a otras Repúblicas y lugares del antiguo Imperio.

- "Ucrania también es Rusia", exclamó ufano el nuevo Zar y ex espía de la KGB ...

¡Da igual lo que sea! Pro rusos y no pro rusos, convivían en una Nación llamada Ucrania. Convivir. Con escaramuzas como en Crimea o el Dombás, pero era posible que la gente de Kiev y de todas las ciudades ucranianas, hicieran su vida normal y corriente. Hacer lo que todos queremos y anhelamos. ¡Vivir en paz!

La bravuconada de Putin, además de muertos y heridos, genera millones de exiliados que huyen de la barbarie. Pero Vladimir solo piensa en seguir siendo el gran capo del Kremlin. De reforzar sus votos de cara a los suyos. Hacer de sus sobradas, que la gente crea que Rusia es la gran temible potencia militar y económica que siempre ha sido. ¡La gran Rusia! ...

A Putin no le gusta que algunas Repúblicas de la extinta URSS, estén en la OTAN. Y como geográficamente las tiene al lado, le toca las narices y le da sensación de vulnerabilidad o de riesgo para su país. Lo que ocurre es que el riesgo de Vladimir no es otro que su propio temor.

Putin no quiere quedarse atrás ante la velocidad tecnológica y económica de Estados Unidos y de China. Pero éso, es problema de él.

Si váis por la calle, veréis cómo todo está lleno de bares y bazares chinos, y la influencia de Estados Unidos es siempre y desde ha mucho, un modelo cultural copiado. Es el país más carismático e influyente a pesar de algunos de sus ex mandatarios.

El fracaso de Putin es no intentar abrir mercados, para de este modo hacerse simpático y atractivo en el resto del mundo. O simplemente, eficaz. ¿Véis supermercados o Grandes Superficies comerciales rusas por ahí? Yo, os aseguro que no. Y hoy en día el poder económico no lo marcan los tanques ni los misiles, sino la apertura atractiva al mundo global. Y eso Putin no logra entenderlo.

Cree, que su fuerza está en la nefanda y letal guerra, que con su poderoso Ejército ya lo tiene todo en su Olimpo, y que acojonando y sacando músculo Rusia prosperará.

Y, ¡no es así! El mundo vive otros tiempos y otra realidad. Y Rusia debe poner los pies en el suelo y aceptar y asimilar esa nueva realidad.

Lo de Putin es pan para hoy y hambre para mañana. Ese hombre no tiene suficiente cabeza para situar adecuadamente a su País en el Mundo de hoy. Perderá muy pronto las siguientes Elecciones. Salvo que las amañe ...

Rusia precisa de una reconversión real y profundamente democrática. Aterrizar, en el año 2022. Y darse cuenta de que amenazando, nunca logrará ser un Imperio sino una caricatura. Y la solución está en las nuevas generaciones de chicas y chicos rusos. Los que ya saben en dónde y cómo es la verdadera libertad y el modo de administrarla y de relacionarse entre sí y con el Mundo que ya está y estará.

¡NUNCA LA GUERRA!