sábado, 26 de febrero de 2022

- PUTIN Y SU HUIDA HACIA ADELANTE. -



¡Muertos! ¡Heridos! ¡Desplazados! ¡Huracán de terror en el alma! Putin ha hecho lo que anunció. Invadir Ucrania. Ha fallado y muerto la verdad diplomática. Ahora habrá que esperar, hasta que la paz se vuelva a hacer Justicia y cese la puta guerra.

Sí. La normalidad siempre es la paz. Por eso yo desde bien pequeño aposté por el pacifismo como auténtico y real progreso. No entiendo otra forma de crecimiento personal, y general, y universal.

Dicen los cínicos que la mejor defensa es un buen ataque. Maldita conclusión. La mejor defensa es un diálogo y un afecto. Lo otro, es barbarie.

Vladimir Putin ha echado por tierra en unas horas todo el prestigio o respeto político que pudo tener. Rusia se encontró con una gran encrucijada tras la caída del Muro y de la apertura democrática a otras Repúblicas y lugares del antiguo Imperio.

- "Ucrania también es Rusia", exclamó ufano el nuevo Zar y ex espía de la KGB ...

¡Da igual lo que sea! Pro rusos y no pro rusos, convivían en una Nación llamada Ucrania. Convivir. Con escaramuzas como en Crimea o el Dombás, pero era posible que la gente de Kiev y de todas las ciudades ucranianas, hicieran su vida normal y corriente. Hacer lo que todos queremos y anhelamos. ¡Vivir en paz!

La bravuconada de Putin, además de muertos y heridos, genera millones de exiliados que huyen de la barbarie. Pero Vladimir solo piensa en seguir siendo el gran capo del Kremlin. De reforzar sus votos de cara a los suyos. Hacer de sus sobradas, que la gente crea que Rusia es la gran temible potencia militar y económica que siempre ha sido. ¡La gran Rusia! ...

A Putin no le gusta que algunas Repúblicas de la extinta URSS, estén en la OTAN. Y como geográficamente las tiene al lado, le toca las narices y le da sensación de vulnerabilidad o de riesgo para su país. Lo que ocurre es que el riesgo de Vladimir no es otro que su propio temor.

Putin no quiere quedarse atrás ante la velocidad tecnológica y económica de Estados Unidos y de China. Pero éso, es problema de él.

Si váis por la calle, veréis cómo todo está lleno de bares y bazares chinos, y la influencia de Estados Unidos es siempre y desde ha mucho, un modelo cultural copiado. Es el país más carismático e influyente a pesar de algunos de sus ex mandatarios.

El fracaso de Putin es no intentar abrir mercados, para de este modo hacerse simpático y atractivo en el resto del mundo. O simplemente, eficaz. ¿Véis supermercados o Grandes Superficies comerciales rusas por ahí? Yo, os aseguro que no. Y hoy en día el poder económico no lo marcan los tanques ni los misiles, sino la apertura atractiva al mundo global. Y eso Putin no logra entenderlo.

Cree, que su fuerza está en la nefanda y letal guerra, que con su poderoso Ejército ya lo tiene todo en su Olimpo, y que acojonando y sacando músculo Rusia prosperará.

Y, ¡no es así! El mundo vive otros tiempos y otra realidad. Y Rusia debe poner los pies en el suelo y aceptar y asimilar esa nueva realidad.

Lo de Putin es pan para hoy y hambre para mañana. Ese hombre no tiene suficiente cabeza para situar adecuadamente a su País en el Mundo de hoy. Perderá muy pronto las siguientes Elecciones. Salvo que las amañe ...

Rusia precisa de una reconversión real y profundamente democrática. Aterrizar, en el año 2022. Y darse cuenta de que amenazando, nunca logrará ser un Imperio sino una caricatura. Y la solución está en las nuevas generaciones de chicas y chicos rusos. Los que ya saben en dónde y cómo es la verdadera libertad y el modo de administrarla y de relacionarse entre sí y con el Mundo que ya está y estará.

¡NUNCA LA GUERRA!
 

domingo, 20 de febrero de 2022

- EL PAJARITO. -



Es hermoso. Idílico e inhabitual. Casi es Marzo. Y las plantas de mi balcón siguen ahí. Como mi vida. Con los lirios de agua o calas, emboscando con sus copas profusas a otras plantas contiguas. Pero hay que ser generoso con ellas porque es su tiempo, a pesar de que ese cambio climático convierte al frío del invierno en una primavera calurosa y eterna. Poco les falta a las calas, las cuales son ahora las reinas del balcón. Antes de que lleguen los primeros calores de Mayo, no aguantarán. Y entonces las situaré tras su floración excitante y delicada, en la parte de atrás de mi casa en donde sus bulbos descansarán hasta el nuevo pseudoinvierno de mi Valencia.

Amo a mis plantas. Son mis hijas. Son, la vida. Y el invierno estático no es tan tedioso gracias al trepar y a la coquetería de las calas, que le dan a mi balcón paz y amenidad. Y este año muy poco viento.

Me asomo al balcón. También el balcón es la vida. Casi nadie en esta vida lo hace ya. Temen ser vistos u observados, y guardan con mil llaves el celo de su sacra intimidad. Son fans del anonimato.

Desde el balcón, puedo ver cosas bien amables y hasta tiernas. Como me pasa desde hace unos días. Porque enfrente de mi casa, alguien ha puesto una jaula en donde vive y salta un pajarillo.

Lo han puesto dulcemente unos okupas que también son tiernos y valientes, y tremendamente decididos y jóvenes. Esa jaula la ha puesto en su balcón frente al mío una chica gordita y con una juventud adolescente que pasa más que muy desapercibida, y que para mí es un tesoro de ternura.

Esa chica okupa, tiene claras sus cosas. Es dulce y un gran proyecto de mujer. No traga. Y dice lo que considera oportuno. Por eso afirmo que es tremendamente libre.

Ese pajarito, seguramente si le abres la jaula se larga por ahí. Como harían la inmensa mayoría de los pajaritos que van quedando en las jaulas que driblan a la legislación vigente. La jaula es una cárcel para un ser vivo, un hándicap, un impedimento, una puñeta ...

Esa libertad real del pajarito, me hace pensar en la libertad de la chica gordita. El día menos pensado, llegarán los poderes y los tirarán a todos a la calle. Sí. Pero el mientras tanto, puede ser muy hermoso. Porque a través de los ilegales, yo también puedo soñar.

Y puedo evocar aquel tiempo sin libertades pero con encanto. En donde no se permitía trabajar fuera del hogar a las mujeres, en donde se engalanaban los balcones y se competía por quién lo tuviese más frondoso y hermoso, y en donde tener a un pájaro cantor en el balcón suponía un verdadero y colorido motivo de orgullo.

El pajarito y su jaula me hacen soñar con un tiempo que ya no existe y que seguramente ya no existirá nunca más. Pero cuando miro a esa jaula me quedo un tanto hechizado, entre la perplejidad, el arrojo, y hasta por el surrealismo de gente que todavía no se siente atrapada por el tiempo al uso.

La chica gordita dulce y okupa, bullanguera y decidida, radical y tierno, enemiga de la casa de sus padres y tolerante con la patada en la puerta de unos tipos que dejan morir la finca en donde está, representa la maravillosa contradicción de la adolescencia y de la resistencia.

Ojalá tenga suerte la chica gordita que todavía es de otro tiempo. Y cuando obtenga un trabajo y pueda, buscará a unos verdaderos amigos, quizás se reconcilie con su familia, y se enamorará de un chico majo, y dejará de ocupar esa finca y todas esas cosas. Y en esos momentos, el pajarillo se liberará de esos hierros de la jaula y emprenderá su deseado vuelo definitivo y vital. Como su naturalidad exige.

-PERO EL ENCANTO FUGAZ HABRÁ QUEDADO EN MÍ-
 

sábado, 19 de febrero de 2022

- AYUSO, EN VIVO Y EN DIRECTAZO. -



La tele. El Poder. Los pasillos de palacio en directo. La aparición de Isabel Díaz Ayuso, reina del pueblo de Madrid. Frescura sin pudor. Le podía el alma. Nombró a su jefe Casado, con todos los apellidos y consecuencias. la lió parada. Ayuso no quiere nunca pasar desapercibida. Músculos femeninos de acero, y siempre verso libre. Desafió hasta a las mismas estructuras. Le jodió que la espiaran.

¿Espiarla a ella? ¡Jamás! Nunca perdona y siempre castiga. I.D.A., hay cosas que nunca consiente. Su burbuja es rica y extremadamente mediática como una modelo con una gran pose creíble. Es chica y atractiva, y familiar, y amiga de su hermano, y muchísimo de sí misma. Ella es un yo inesperadamente superlativo.

Soltó encima de un micrófono y delante de una cámara, todo su temperamento cañí y postmoderno a un tiempo. Llamó crueles a sus enemigos de Partido. Ahora hay, amigos, enemigos, compañeros de Partido y gente "cruel".

Arrasó en las últimas elecciones madrileñas. Ayuso exhibió fuerza y se lanzó al ruedo y al reto contra sus crueles. Estalló la bomba. Los corazones de los periodistas latían descontrolados ante la brava mujer.

¡Oh, qué tremendo morbazo en vivo y en directo! Barro, que salpicaba en todas direcciones y sensibilidades. Los platós se convirtieron en una muchedumbre de tertulianos buscando las claves de la ira y de la gresca televisada. Fue una comparecencia top, de máxima audiencia, para enmarcar en la hemeroteca, que costará olvidar y siempre tendrá vigencia y atracción.

Tres de la tarde. Y algunos minutos. El murciano Teodoro García Egea compareció para replicar al ataque picudo e iracundo de la doncella carismática.

Teo dio la cara. Estaba profundamente serio, muy serio, excesivamente serio, tenso, cortante y sonante, trascendente y decisivo. Y giró su dedo pulgar hacia abajo. ¡No! Expediente al canto y sanseacabó. Y a la próxima, ¡tarjeta roja!

Habían hablado todos los de núcleo duro que apoyan a Pablo Casado. Piña. Mayoritariamente, piña. Algunos silencios, críticas, y desmarques, pero por encima de todo, piña. Sostén del Poder del PP. Aguantar los carros y las carretas. Firmes en una sola dirección.

Pablo Montesinos no resolvió nada. No contestó cosas decisivas. Por lo tanto es un tema personal entre el jefe y la menos jefa. Ayuso se convertía en menos jefa, en menos influyente, en una más, con un soplamocos bien pegado, y un cállate ya y déjanos en paz.

No ha dado tiempo a nada. El ruido de división es un hecho más que reciente. Los próximos días y horas se seguirá hablando en la televisión que quieras del Ayusazo un tanto inesperado. El tiempo hará de las suyas. Colocará las cosas en su sitio. Moverá deseos y motivos, disipará dudas y creará consensos. Fue la semana de San Valentín, recordado por el amor y por los desamores entres las familias de gángsters de antaño. Amistades implacables.

La tele es el refugio de los que no son tímidos; el momento de las audiencias que están al acecho. La política se hace show, arena de luna, ring de Frazier, taberna de pueblo, y luxe de intocable. Díaz Ayuso no pudo con Goliath, pero la vida sigue. Y la vida política es de nervios fríos, de serenarse, de dejarse de ruidos, de búsqueda de mejores momentos y de una bendita rutina.

-RUTINAE-

 

domingo, 13 de febrero de 2022

- HOY. -



Hoy por fin salí a la calle y fue otra cosa. Hoy fui yo de nuevo, victorioso, decidido, con la sensación de que se abre otro tiempo, con una cierta nostalgia de acercamiento a algo parecido a antes de la pandemia.

Hoy me quité la mascarilla, desnudé mis músculos faciales, y noté el aire fresco de Febrero acariciándome toda la verdad de mi rostro. Tenía ganas de desnudarme la cara. Y lo he hecho. Solo esperé a que las autoridades me lo indicaran.

Y ha sido como si recuperara algo dejado, olvidado, inerte, dubitativo, acojonado y prudente. Necesitaba mientras paseaba, volver a ser el yo de siempre, el yo liberado de protecciones y mandangas sanitarias, transitar con la idea majestuosa de la convicción, y de esta manera recuperar a cachos mi terreno perdido.

Al separar la mascarilla de mi rostro, el vaho que condicionaba mis gafas desapareció. Y lo que me vino a la vista fue mi nueva y alegre realidad. Y entendí mucho más lo que supone estar tranquilo, con la mirada al frente y a todos mis lados, repasando mis calles sin temor a bichos ni contagios, enarbolar la bandera de mi mismidad, reflexionar acerca de mis temores, y casi en última instancia jactarme de la sana costumbre de seguir vivo.

La pandemia no me ha afectado la salud. El virus no se ha acercado a mí más que a los demás. La fortuna me ha sonreído. Y he vuelto al punto de partida y de inflexión. A antes de aquel Marzo fatídico que atacó cual Pearl Harbor mi integridad y mi libertad.

Me ha sorprendido el ver a tanta gente con la mascarilla puesta. No es fácil tras una explosión que vuelva la calma en un pispás a los corazones. Lo que suele volver es la polarización: o euforizas o te vuelves calladamente pesimista. Y te haces a algo de lo que te cuesta salir.

Hoy hacía sol. Creo que siempre hace sol. Cuando el optimismo abraza tu alma, hace sol. Cuando necesitas liberarte, hace sol. Cuando has hecho un tremendo esfuerzo en la retaguardia de dos años, algo se muere en tí y se desgasta. Pero en última instancia, esto será una obviedad.

Ahora me toca a mí. Deseo reivindicarme desde mí mismo, caminar con pasos claros a donde me dé la gana. Cerrar el libro del dolor. Dejar que la primavera se mofe oportunamente del invierno. Ver cómo rebrota la vida en ese Abril eterno que irá presentándose y desconcertando a los pesimistas. Sencillamente, volver a vivir.

Nuestros descendientes leerán en sus libros de texto la gran tragedia del coronavirus. Pero después cerrarán los volúmenes y saldrán a jugar y a reír al recreo.

El recreo. La salud mental siempre se quiebra ante los grandes e infernales cataclismos de dolor en mayor o menor medida. No somos máquinas y tenemos sentimientos.

Por eso en mi paseo, los sentimientos me hablaban de un movimiento necesario y vitalista. La no mascarilla invita a olvidar. He de recuperar y recupero la fe en mi futuro en renovados retos, en que ir con la cara descubierta es un gran corte de mangas a la fatalidad. Que tengo la oportunidad única de combatir.

Hoy ha sido el paseo de la nueva verdad y de la gran esperanza. Hoy he sonreído interiormente y disfrutado de mi caminar. Pues caminar no es otra cosa que seguir viviendo. De verdad que ha sido una experiencia especial, algo gratuito y celebrado, una lucha contra los tics amenazadores del pasado, y una oportunidad más que acertada de saborear lo que mejor tiene la vida.

-QUE ES EL AMOR PROPIO-
 

lunes, 7 de febrero de 2022

- PORTAL NÚMERO 39. -



Mi calle, mi barrio, mi yo mismo. Todo ha de ser diferente. Porque la gente de mi lugar se fue yendo paulatinamente hacia otras barriadas de la ciudad, en busca de casas más actuales. Y por circunstancias, yo debí quedarme en esta mi casa. En la que nací y he vivido siempre.

Como imagináis, todo se ha transformado. Aquí éramos como un pueblecito con fincas de máximo cuatro alturas. Y quizás es lo único que queda hoy en mi barrio, al declararse protegido dadas sus características de zona histórica. Estas casas tienen 120 años, y pivotan sobre la Iglesia en la que me bautizaron, tomé la comunión, la confirmación, y todos esos ritos católicos.

Vuelvo a mi barrio. Era una cosa extremadamente familiar. Nos conocíamos todas y todos. Padres, hijos, nietos, etcétera ... Por eso, el tendero de los electrodomésticos apodaba a nuestro barrio con el sobrenombre de "el poblet", que significa el pueblecito. Porque realmente éramos éso. Un pueblo enclavado entre dos grandes Avenidas. Y mi calle era una de las más laureadas y loadas. Por ella pasaban hasta cuatro líneas de autobuses urbanos, de tránsito hacia el Centro Histórico.

Se han ido. Se fueron. Ya no queda nadie en la barriada ni en mi calle que sean de aquí. Se han perdido las raíces. Mi calle era un lugar lleno de vida. Se la conocía como "la calle de las tiendas". Y pocos desconocían su nombre y ubicación. Ahora, suele ocurrir todo lo contrario.

Pasaban las décadas, habían rehabilitaciones de edificios, pero el deterioro que sufre mi calle, ya es y será irreversible. Por mucho que hagan y renueven, algo muy potente de mí se vuelve triste y escéptico. Nunca puede ser como antes. Aquellos tiempos jamás podrán volver.

Los portales de números pares, se han ido rehabilitando. Pero, enfrente de la finca de toda mi vida, los fondos buitres que se han adueñado de mi barrio cuna, no han tomado tanta velocidad.

Ni en sueños pude imaginar esta nueva experiencia. Un día llegaron los obreros, y procedieron a rehabilitar por afuera. Y en el número 39, se dejaron la misma vieja puerta del portal por la que yo gateaba y daba mis primeros pasos cuando niño.

Han sido experiencias potentes. Y, lo siguen siendo. Como hay mucha necesidad, los jóvenes van buscando lugares en donde desarrollarse y morar. Y en este portal número 39, han pasado para mí cosas realmente mágicas, intensas, reales, personales y en el fondo, apasionantes.

Vivir la degradación y el abandono de mis fincas hermanas y amigas, no es plato de buen gusto. Y yo me enfadé mucho por tal abandono. Un día me presenté en la Consejería correspondiente y salí como entré. No me informaban de nada. Es el protocolo. Lo gracioso es que vivo mis sesenta y un años de edad enfrente de ese portal, y no parece que tenga derecho a saber lo que sucede. Paradojas de los protocolos y de las normativas ...

Han pasado algunos años tras la rehabilitación de ese portal 39, y de algunos colindantes. Y como la puerta es muy frágil, pues ya sabéis. Patada, y para adentro. Sí. Okupas. Y yo sentí una extraña sensación. Simpatizo con ese movimiento, pero era mi primera experiencia con ellos. Jamás de los jamases hubiese imaginado que mi calle cuna y popular, y rutilante, se iba a convertir en una calle de segunda o de tercera división. Me llama mucho la atención que no se ven pasar apenas coches patrulla de la policía. Seguramente el Ayuntamiento ha decidido que estas calles son reductos para jóvenes nenes de papá, turismo de ocasión, y muy poca o nula relevancia. De ahí que mi calle esté más que olvidada.

Los okupas. Es interesante la experiencia. Colocan unas estrategias para no ser vistos, y por la mañana se largan. Son jóvenes, algunos idealistas, valientes, arriesgados, y con la rebeldía casi tierna y violenta de querer poner campos bases a unos rumbos de vidas que todavía estos chic@s están configurando.

Un día, me dirigí a ellas y a ellos. Me sorprendió gratamente la actitud de una chica gordita, que parecía convivir con dos o tres jóvenes más. Me decía que lo que querían era un trabajo, y que como no se lo daban, en algún sitio debían estar. Yo, me limité a decirles que fueran cuidadosos. Y lo hice con nobleza y de corazón. Si los sabes tratar, no muestran agresividad. Únicamente, la lógica inmadurez de su juventud.

De vez en cuando veo a través de mi balcón, cómo se reúnen algunas personas, las cuales deben ser los nuevos propietarios, o los delegados de los fondos buitre, o gente del Ayuntamiento que se pasa por allí a ver y tal. Hipocresía... Y el otro día observé cómo un coche de la policía se apostaba encima de la acera y hablaba con algunas personas. Me pareció intuirles algo como resignación. Y luego, arrancó su vehículo, y se fueron del lugar.

Un día que estaba cuidando mis plantas eternas, y desde mi balcón, asistía al funcionamiento y a la conducta del grupo de okupas actuales. Habían pinchado la luz para hacerse la comida, y una chica hablaba fuerte y sin complejos. Los chicos parecen más estrategas y sigilosos, y un poco menos románticos. Pero todos están llenos de actuales hormonas de juventud.

¿Enfadado yo por asistir a este nuevo espectáculo?, ¿sorprendido porque no sea un escándalo mayúsculo, y que no se reuniera la señora Maruja con el señor Salvador?, ¿o éste con el señor Emilio, etcétera, etcétera? ...

¡Ni hablar! Mi desagrado va siendo substituído por la aceptación de la transición golfa de mi barrio en una nueva realidad. Voy aceptando con la curiosidad de un antropólogo social los movimientos de unos y otros.

Los malos malísimos okupas, no lo son tanto para mí. Más bien, sintomáticos o consecuenciales de algo que se veía venir hacía muchos años. Los fondos buitres y los que consienten las malas artes de abandono de mi calle, sí son de mi crítica y desprecio.

El otro día pensé que los okupas con sus cosas libertinas le darán un puntito de visibilidad a mi calle, la cual se había desvanecido durante décadas y por completo. Ese silencio de donde nunca pasa nada, os aseguro que es demoledor para mí. No olvidéis que esto no era un barrio frío sino afectivo. Ahora, los nenes de papá que viven en los pisos remodelados, no se preocupan para nada porque no tienen el menor arraigo aquí, y sus padres están en otros lugares y a otras cosas.

De veras que todo es apasionante si se mira con ojos de fría observación y nunca demasiado emocionales. El mundo okupa es tierno y hasta destacado. Es un tema de moralidades. Estos chic@s no tienen edad para tener maldad. Poseen el arrojo de los supervivientes, y sospecho que tras sus posiciones hay mucha carencia de estructuras vitales con sus conflictos personales y paternales. Uno a uno, estos chicos deben esconder historias apasionantes y más ricas, aunque olvidadas e invisibles.

No me gusta ver esos juegos de gato y ratón. Pero tampoco me gusta el modus vivendi de los chicos acomodados que tienen las espaldas cubiertas y que pasan de todo cerrando sus persianas con blindajes ridículos. Aquí hay "okupas" de muchas clases. Dueños, acomodados, y los okupas convencionales. Me duele mucho mi calle, y continuamente huyo de los recuerdos de aquellos años setenta que me marcaron mi forma más amable y cercana de estar en el mundo.

Decido mirar desde la positividad. Nunca fue un barrio de pijos, sino de obreros y bien republicanos, castizo y de raíz huertana. Esto es la Huerta feraz. De alguna manera, los okupas del portal 39 y de otros próximos, le han devuelto a mi calle del alma su lucha tradicional frente a los poderosos. Mi calle vuelve a estar tímida y fugazmente activa y altiva, y me agradan los conatos libertinos. Porque me temo que todo el pescado ya hace tiempo que está vendido, y que la ideología de mis lares se ha esfumado para nunca volver. Pero mientras tanto, el juego divertido de gatos y ratones le da vidilla y movimiento en el terreno de la derrota o del destino cruel.

- DE VERDAD QUE CUESTA DIGERIR ESTA TRANSICIÓN-

















 

domingo, 30 de enero de 2022

¡¡ I LOVE YOU, RAFA !!



¡ Te quiero, Rafa! ¿Hablar hoy de tenis?, ¿de tu 21 Grand Slam?, ¿de que eres el mejor deportista de la historia de España? ...

Sí. Es una mezcla de redes que entrelazan el hecho deportivo y la admiración mundial por un tipo especial que se llama Don Rafael Nadal Parera.

En la pista del mito Rod Laver, se ha erigido más dios aún, su discípulo zurdo Rafa Nadal. Laver fue el olor al Olimpo de la hierba del tenis de lujo, y Rafa es la continuación y el refrendo de esa majestuosidad.

Confieso que me levanté y me fui al acabar el segundo set. Medvédev es joven y Rafa un madurote. Y en eso, que consulto el móvil de reojo y veo que el manacorí no se ha rendido, que gana el tercer set y que sigue en pie.

Y vuelvo a la tele. Serían más de cinco horas de gladiadores majestuosos. Y entonces descubro que mientras la cabeza sublime de Rafa está carburando con un pasmo de miedo, su rival está empezando a ponerse demasiado nervioso. Pueden cambiar las cosas.

Y mira que el ruso es completísimo, y orgulloso, de mirada agresiva y burlona, pero Rafa es un gladiator al que le va la marcha, la dificultad, el sudor y hasta el barro. Un maniático del Tenis con un afán ganador digno de ser estudiado y en profundidad.

El gladiador de Manacor empieza a apretar y a levantar sus puños. Se siente cada vez más feliz y más seguro y ganador. Hace un mes no podía casi ni entrenar, y ahora está correteando por el Olimpo. ¡Parece un fantástico y estratosférico milagro, coño! ...

Porque Súper Rafa se embolsa el cuarto set, y al ruso el partido final del Open de Australia empieza a olerle a chamusquina. Debe haber sudor, crispación, cansancio, barro simbólico, y mente de zen. Daniil, tiene mente de zen, y tenis de ganador de futuro a corto plazo. Es otro campeón. Pero es que enfrente tiene a alguien con una cabeza misteriosa e indescifrable. Para ganar a Rafa hay que estar absolutamente concentrado en uno mismo. Por eso, es tan difícil superarle ...

Rafa estaba muy feliz mientras jugaba. Melbourne ha sido todo un regalo para el gran as mundial. Pasar a cuartos, a semifinales, estar compitiendo una final de un Súper Torneo, pasando de las trampas infantiles de Djokovic, y siendo loado por el gracejo genial del enfant terrible y súper John McEnroe.

Todo el mundo se ha emocionado. El extraterrestre Nadal ha vuelto a liarla. Sin un entrenamiento eficaz, tras un largo parón, ya mayorzote y con el escafoides del pie roto, ¿se puede seguir ahí arriba y ganándolo todo?, ¿será posible? ...

En el quinto set de remonte, Nadal estaba mentalmente tranquilo. Su objetivo estaba logrado antes del clímax final. Estaba compitiendo como una bestia ganadora y maratoniana. Era, él. Con mayúsculas: "ÉL".

¡¡Vamos, Rafa!! ¡Vamos la alegría que tenemos con tu comportamiento ejemplar y corajudo! Rafa es Deporte en estado puro. El valor del no rendirse jamás, el privilegio de la fortaleza de un toro, de la capacidad de leer el tenis con la sabiduría de un elegido, de templar y de sedar sus nervios, de no tener prisa  y de confiar en la diosa Fortuna.

Desde la Laver de Australia, Rafa ha vuelto a dejarnos boquiabiertos a todos de emoción y hasta de llanto feliz. El público con él, el mundo con él, España con él, yo con él. 

-SIEMPRE CON SU MAGIA IMPRESIONANTE-

 

viernes, 28 de enero de 2022

- A IRENE LE CAIGO BIEN. -



El sol valenciano actúa potente sobre el sello de sus cabellos alegremente pelirrojos. La cántabra Irene es coqueta, niña eterna, femenina y especial.

La conocí cuando hacía senderismo. Pero mi artrosis rotuliana la apartó de mi vida. Hasta que un día la volví a encontrar en ese templo valenciano tan desconocido que es una joya botánica y monumental. El Jardín Botánico.

Mi chica de la película, Irene, me recuerda trepando como un poseso por aquellos senderos atrevidos en donde hasta las cabras dudaban en adentrarse. Yo era todavía joven, e Irene casi una jovencita pizpireta y dulce, y hasta tremendamente desconcertante, suya y vital.

Irene labora en las oficinas de ese pulmón verde de mi ciudad, lleno de árboles centenarios y peculiares. Mi cercanía al lugar, hace que lo frecuente muy a menudo, porque para mí más que un lugar hermoso, es un sitio especial. Es bastante mi casa, en donde yo di mis primeros pasos, cuando este lugar de investigación universitaria aún se llamaba "El Huerto Botánico".

Sí. Me siento un poco como un Tarzán vintage y halagado por una mujer sin edad. Porque la edad e Irene no se parecen mucho. Es alta, fuerte, juguetona y eternamente chica. Admira que soy poeta y que aquel tiempo de senderismo fue emblemático y un potente cacho de nuestro apogeo y belleza física.

Irene parece tranquila aunque sea un manojo de nervios. Si le caes bien, tienes mucho ganado. Si no es así, lo vas a tener difícil. Te podrá perdonar y aclararse las cosas, pero para ella estará la fractura del jarrón chino que marca un antes y un después.

Irene se ha puesto ha flexionar los tobillos. Y le gusta a su autoestima que le digas cosas bonitas y que le lances una sonrisa natural. Sí. Irene flexiona los tobillos y las piernas como una chiquilla. Como la chica de un film hipotético. Y entonces me ha contado que lleva unas zapatillas engañosas, porque abrigan muchísimo sus pies aunque parezcan ligeras y de verano, y se ha relajado mucho dado que lleva una racha agotadora de substituciones a causa de sus compañeras que causan muchas bajas por el Covid.

No se quería bajar la mascarilla, no porque no le guste lucir belleza inmarchitable o por pudor de timidez. No lo quería hacer, porque sencillamente es a ella a quien le gusta tomar las decisiones y que no se las impongan los otros.

La chica Irene del Botánico, se ha relajado buscando el sol suave y que cunde en el mediodía invernal. Y se ha sentado en un escalón junto al "Umbracle", y yo la he imitado y me he sentado junto a ella mientras mis dedos audaces y masculinos jugaban con los cordones de sus femeninas y personales zapatillas.

Es chica y se sentirá chica para siempre. Me gusta que afirme que tiene las cosas bien claras. Y no olvida que es mujer, y que es normal que cause agrado, y le encanta charlar desinhibida con sus compañeros jardineros de pie de obra, y es evidente que le gusta gustar.

Irene es sol, le encanta viajar, y descubrir los trozos del vivir en cada momento e instante. Y le atraen los silencios atractivos. Y se vuelve a hacer la tímida conmigo. Lo que quiere es mirarme cuando mis ojos divisan las enormes copas de los árboles centenarios que imperan en el majestuoso marco verde.

Y entonces Irene decide que sí, que la llame y bajará al Jardín cuando no tenga mucho trabajo, y junto a la zona experimental de la Huerta del lugar porque allí hace mucho sol, y su rubicundo cabello lleno de misterio se tornará mujer y vitalidad. Y cuando te descuides, te dirá que la flexibilidad de sus tobillos y de su cuerpo en general se debe a que hace yoga y se sustenta desde una excelente alimentación sana natural. 

Pero yo sé que lo de Irene es gen femenino, y manzana, y jugueteo con el pensar que en sus anteriores reencarnaciones también fue chica, y mariposa, y gato, y gacela, y marchadora curiosa de montaña y playa.

- "Oye, tu planta está muy bonita ..."

- "Ah, la que te regalé. Me alegro."

-ELLA ES OTRA PLANTA-

 

lunes, 24 de enero de 2022

¡AINHOA!, URDANGARÍN, LAS COSAS QUE PASAN ...



Y de repente, ¡zoom!, ¡boom! ¡Alegría en las sonrisas ajadas, contenidas y oficialistas. De súbito, una chica rubia todo lo rompe y acaba con las nebulosas. Ella es una playa, su bikini, su piel, su rubiez, sus manos entrelazadas en una playa vascofrancesa, y todo el País salta por los aires y se pone como en un Sálvame de Disney, ¡patas arriba!

La trasgresión. Son jóvenes. Urdangarín es atleta. Alto y atractivo, suave, educado y sereno. La cárcel es jodida. Su mujer estaba en Suiza, y él, entrando de nuevo a la vida por los caminos de un gabinete de abogados en donde curraba otra princesa distinta y seguro que con el RH positivo. Casi como Clara Lago y Dani Rovira. ¡¡Oh, el amor!! ...

Mucho más la fuerza de Eros y de Afrodita que la Revolución de Octubre. Porque la belleza gusta, y las parejas se deslizan por nuevos caminos en pos del beso más sacro que una Realidad.

Pureza y playa. Sol. Cosas que pasan. Ainhoa es ahora la chica mala y maravillosa en la que se detienen las miradas de miles de chicas de todas las edades. Estaba tan casada, y consolidada aparentemente su relación con el marido, que éste al conocer la situación ha entrado en shock de desamor y se ha visto obligado a sufrir los males sentimentales. Está de baja. No esperaba ésto. 

Se malmete diciendo que cuando hay vida y amor, no hay escrúpulos, ni pasados ni futuros. Es lo que hay. Son cosas que pasan en las mejores o peores familias.

Urdangarín rompió fronteras. Quizás Suiza las puso. Su ya pasado amor la Infanta Cristina, lo supo todo solo por la tele. Asombrada un tanto, parece que pidió consejo a la experimentada madre Sofía. Sofía es sabiduría callada y vivencial. Sabe jugar fuerte a la Realeza, y madre e hija se sentaron juntas a valorar reacciones y a parlamentar. Interrumpen, sí, la relación los ya ex. Pero de momento es pronto para tomar decisiones ruidosas y profundas. Es mejor dejarlo todo correr. También hay dinero y mucha letra pequeña que rascar aquí. No se habla de una familia obrera, sino nacional y estatal. Es algo mucho más que cosas que pasan ...

Ainhoa ha incendiado más las redes españolas que la Pedroche o Miley Cyrus. Ainhoa es la libertad rubia. La matadora abogada que lanza los códigos a las arenas bravías de una playa demasiado bella. Ainhoa e Iñaki Urdangarín. Algo huele a Bonnie and Clyde. Algo siempre a esa vida loca, loca, loca, que es la loca realidad.

Solemnidad y Monarquía, consanguineidad y otros tiempos, muy poca estridencia y toda la ternura para todos los niños de ambos y de todas las Casas y casitas. Solo ha ocurrido un terremoto de amor en una playa ... ¿Alguien lo discute? ...

Iñaki y Súper Ainhoa se vieron en el trabajo. Se saludaron, se miraron y se conocieron. ¿Solo será dinero, o temblarán acaso Romeo y Julieta? ... El tiempo dirá si esa playa solo son dólares, o si el Emérito volverá a España, o si se suavizará lo de Letizia y Sofía, o si Leonor será finalmente la Reina de todos los españoles.

Cronos es sabio como una playa rubia y desinhibida. Como un bikini y unas manos unidas, como los kilolitros de gasolina para los bobalicones programas de corazón que tienen millonarias audiencias de gente que dice distraerse y mucho con estas cosas. Buen morbo.

Ainhoa es la chica nueva en la oficina, la Farala que es divina hasta con la mascarilla sanitaria de la discreción. Ahora, manda su nombre en este país que es como es. Un país que se mueve mucho en el placer y en el sol de las playas de moneyamor. ¿Money amor? Que sea lo tenga que ser. Cosas que pasan.

-Y NUNCA DESAPERCIBIDAS-
 

sábado, 22 de enero de 2022

- ABRIENDO LOS OJOS INTERIORES. -



Cotidianeidad. Cosas que pasan. Lavadora estropeada. Un ruido tremendo. Busco en internet. Reacciono bien. Me pongo en contacto con la marca oficial de mi lavadora.

Llega un tipo. Busca diagnóstico de daños. Lo halla. Me dice que eso no tiene reparación, y que deberé comprar una nueva. Sí. Pero antes de irse me saca cerca de cincuenta euros. ¿Por hacer qué? ... Por hacer su trabajo. "Gracias por venir ..." "Ale, adiós ..."

Me alegré mucho interiormente. He crecido y me he fortalecido. Era imprescindible y también es muy meritorio. Jode que se te estropee la lavadora de la obsolescencia programada, o que un tío no hace nada, te saca los cuartos, etc. ¿Hacer el diagnóstico es no hacer nada? ...

Antes no me pasaba esto. Si no mandaba al diagnosticado a escardar cebollinos, no le miraba bien, y cuestionaba ese pago inicial. Me sentía muy a merced de aguas revueltas. Me ponía serio, mucho después de irse el diagnosticador, y me sentía rabioso y angustiado. Me sentía horrosamente mal. Demasiado frontal y muy poco estratégico. Sobre todo para conmigo. Mi daño interior estaba permeable y evidente, e incluso necesitaba desahogarme con quien fuera para hacer ver ese dolor sincero y potentemente entrañable.

Y entonces, evocaba. Y recordaba al señor Torrijos, el cual tenía una tienda de electrodomésticos en mi barriada. Mi madre, angustiada, se iba a su tienda. Y Torrijos veía a mi madre, la tranquilizaba, venía a casa, la orientaba, y le proponía un electrodoméstico barato y lo más adecuado a nuestra precaria situación familiar. No quiero imaginar a mi maravillosa y tierna madre, asistiendo al espectáculo del diagnosticador que nada arregla. Aunque sea porque esto no tiene arreglo. Y quizás yo me contagié de esa idea de vulnerabilidad. Y cuando mi tierna madre falleció, yo tomé su relevo. Y cuando algo se estropeaba, llegaba el desmorone. ¿Qué hacer y por dónde empezar? ¿Qué se hace con las perras que te saca el diagnosticador?, ¿podría gastárselo en putas? ...

Pero hoy digo que no. Me han crecido los ojos interiores. Y no me he hecho daño por adentro. Solo, el imprescindible.

He pensado en que el diagnosticador podría ser un padre de familia, o un superviviente social con sueldo temporal, y sobre todo, un eslabón más de una cadena de normalidades sociales que a todos afectan. Unos se las creen, y otros no comulgan de esa realidad.

Me he alegrado mucho. No he sentido un tremendo dolor. He podido pensar con mucha más potencia. Ojo. Sigo pensando en que el neoliberalismo y yo somos como dos líneas paralelas, dispuestas a no encontrarse jamás.

Pienso que las cosas no se hacen así. Que no hay que cobrarle a la gente por hacer diagnósticos, y que solo hay que cobrar cuando se repara algo. Y que si no se repara, se va uno a otro sitio y que el sacarte por eso los dineros está de más.

Esa normalidad que ofrece este singular capitalismo de pícaros con leyes favorables, nunca va a ir conmigo. Que no esperen que les aplauda.

Pero la buena noticia es mi novedad y mi fortaleza interior. He asumido que el espadachismo,-con razón o sin ella-, es infructuoso y una pérdida de tiempo. El dinero está perdido de antemano.

Y sigo pensando que el diagnosticador puede ser un padre de familia, un mero eslabón que a lo mejor piensa igual que yo pero que debe mantener a sus hijos, y que los de la tienda en la que he comprado otra lavadora, son exactamente lo mismo. Porque la dependienta Desirée es casi treinteañera y coqueta y coloquial, y es otro eslabón de la cadena con dedos largos y femeninas uñas maquilladas.

He sabido deslindar la golfería del Sistema que me rodea, de mi dolor interno y pretérito. Mi alegría interior es novedosa y mágica. Tierna. Trabajé décadas mi salud, y salieron frutos. Y siguen saliendo. Independientemente de que el mundo sea más golfo.

¡SALUD!


 

miércoles, 19 de enero de 2022

- EL GEN DEL MITO PACO GENTO. -



Blanco y negro. ¡Una máquina! Un tremendo acierto del mecenas Bernabéu. Había que fijarse bien y no sacar apresuradas y ansiosas conclusiones. Paco Gento era bajito para ser futbolista, pero solo aparentemente. También han sido bajitos Maradona, Pelé, Puskas o Messi ...

Pero, poca cosa. Igualmente Gento era delgado y con poco cuerpo. Hasta que te fijabas en él y entonces nada de lo anterior importaba. Le apodaron "La Galerna del Cantábrico". Gento nunca paraba, y además jamás fue de fanfarrón o de sobrado. Conectó muy bien con la generación de su tiempo. Fue un señor a ese estilo. Y lo suyo eran las matemáticas. Ganó séis Copas de Europa, doce Ligas, una Eurocopa ... ¿Alguien da más? Y todo eso siendo titular indiscutible. Y marcando muchísimos goles.

A mí, como niño demasiado precoz de aquel tiempo, me destaca una imagen que nunca se me olvidará porque me impresionó. Gento tenía cuarenta años y desbordaba defensas con la facilidad de un joven genio veloz. Aquellos calzonazos ya de mayor, no parecían importarle. Yo  destaco siempre de Gento, su genética y su hasta casi esotérica vitalidad. Alguien que no conoceremos, ya sería un portento jugando al deporte que fuera, antes que él. Fijo.

Sí. El mito Gento era velocidad y casta. Y aprendió todo, al lado de tantos cracks como Puskas o don Alfredo Di Stéfano. Y mil estrellas de un Real Madrid histórico y permanente.

Conectó bien con una sociología de gente entristecida que necesitaba de un portento español, como era el ciclista Bahamontes. Y Paco Gento sostuvo y abrió esa bandera de españolidad triunfante y admirada en todos aquellos campos de Dios. Encaraba a sus rivales, les echaba la carrera, se iba de ellos, se daba un autopase, o bien centraba, o bien la metía adentro de la portería. Marcar a Paco Gento no era nunca grata labor para un lateral diestro.

No se puede hablar del fútbol español sin rescatar de aquel tiempo pretérito a Gento. De gente de España. Siempre de España, del Real Madrid y de la Selección nacional.

Su legado, continuó bien pronto. En cuanto su hermana se casó con un tal Llorente y tuvo hijos. El gen de los Llorente/Gento, reapareció como una galerna evidente que llenó de deporte de élite al basket y al fútbol. Ahora mismo, hay otro Llorente/Gento en el Atlético de Madrid y en la Selección de Luis Enrique. Antes, habían desfilado muchos más descendientes. Paco, en la "Quinta de Butragueño". Joe y Toñín en el exitoso Real Madrid de Baloncesto. Y así hasta completar cuatro genéticos más procedentes del cántabro de Guarnizo.

Es un tema a estudiar. Gento no se ha acabado nunca. Es un prodigio de sangre y de gen. Sus sobrinos alcanzaron la élite, y sus nietos. Es el apellido más laureado este de Llorente/Gento, de toda la historia del deporte español.

Paco Gento fue el mejor extremo izquierdo del mundo aún sin tener el perfil técnico del eslavo Dzajic o de tantos jugadores zurdos ingleses killers de banda. Gento representa el carisma sexy del Real Madrid en el mundo. No hay otro club en el planeta fútbol con esa impronta inmediata. No usa el estilismo o la dulzura del jogo bonito de Brasil o del Barça de Guardiola, pero eso nunca importa.

Porque el fútbol siempre tendrá olor a atletismo, y cuando un españolito se coma o deje sentado a un gigantón inglés o alemán, aparecerá la sonrisa y la mítica. Podremos ser pequeños pero matones, guerreros, con raza, con  furia, con personalidad, con afán ganador y con gran talento.

Gento representó esa bandera blanca. La del inconformismo y la de la competitividad excelsa y ganadora. Nada le pareció excesivo a "La Galerna del Cantábrico". Y eso es lo mejor en el deporte. Darlo todo, entregar su esfuerzo a una enorme calidad, aburrir y aplastar con una vitalidad de gigante del fútbol, y aprender siempre a levantarse tras una zancadilla rival. Gento fue nuestro gran portento ofensivo.
-Y AQUÍ MIS RESPETOS-

domingo, 16 de enero de 2022

- NOVAK DJOKOVIC SE DERROTÓ A SÍ MISMO. -



Al número 1 del tenis, se le han escapado situaciones que ya creía dominadas. "¿Sabe usted con quién está hablando?" ... Y no era así. A Novak le han fallado sus creencias y sus asesores.

Porque el mundo y la sociedad han cambiado. Seguramente, hace unos años ni siquiera hubiese trascendido que el serbio no se ha vacunado, y que ha hecho trapacerías irresponsables.

No. No solo es la ejemplaridad hecha jirones del líder del tenis. Es mucho más. Se trata de la exigencia social, la cual presiona más que antes.

El gran fallo de Djokovic ha sido no medir la reacción general social. No basta ser un as deportivo incuestionable y rey de su deporte. Eso, ya no le defiende. Eso, le defendió a su ser y a su conciencia. Pero lo que hace líderes o no líderes, intocables o ajados, es la temperatura social.

Es, parecido, a los de nuestro Emérito Rey español. Que los privilegios le son favorables, pero la credibilidad anda en el declive definitivo. Ya no se le puede creer ...

Esa es la realidad de los años 2020 y aledaños. Que, se exige una nueva fortificada y consistente credibilidad. Y lo que se le pide es que no trate de tomarnos por tontos, y que para ser ídolo del mundo, uno necesita muchas más cosas que ganar todos los torneos tenísticos.

No es que la gente sea más democrática, rigurosa o ejemplar. Lo que sucede, es que es más individualista y no cree tanto en lo idolatrado, sino en que cada uno debe pagar por lo que hace o deja de hacer.

El "privilegismo", va de capa caída. Es absolutamente imprescindible para zanjar los problemas, que la gente entienda inmediatamente y con luz y taquígrafos lo que ha hecho el rey tenístico.

Novak debió preguntar más. Agassi confesó que en un Wimbledon había aprendido a inclinar su cabeza de aceptada modestia, apartando un tanto su ego y hasta su antiguo aura.

Djokovic debió vacunarse. Y si quería, no debió ir a Australia. Pero el serbio ha sido demasiado ambicioso y lo ha querido todo. Y ha estado mimado por un padre que le comparó con Jesucristo y todas esas majaderías que son aprovechadas por los agotados "negacionistas" para soltar su cansancio y frustración.

Un atleta de élite no es inmune porque su físico sea excepcional. Esa inmunidad,-en última instancia-, la va decidiendo la gente. La autoridad se la gana uno con sus movimientos. No es nada bueno que Novak huela a chulo además de a crack del tenis.

El circo o novelón de Djokovic , ya cansa. Se convirtió en culebrón. Y la gente solo utiliza a los culebrones cuando saben que son "reality". Y cuando la cosa va en serio, la situación no se vuelve oscurantista sino todo lo contrario. Desaparece la niebla del calamar. Y cuanto más ruido y más exaltación, peor para el deportista.

Para que a "Nole" no le hubiese pasado nada, le hubiera convenido excelentemente bien unos buenos kilogramos de consenso. La división o la duda, le han hundido. Incluso si Australia le hubiese permitido jugar, las emociones en los partidos hubiesen sido imparables. Quizás alguien se hubiese lanzado a la pista para reinvidicar ruidos desfavorables, u otros le hubiesen apoyado con fanatismo. Y esa pugna y tensión es el match ball más difícil de salvar.

Novak ya no puede saltar a la pista con la idea de que todos le van a respetar. Demasiada faena para el juez de silla. Lo mejor que debe hacer Djokovic es dejar el tenis de competición por un tiempo y ponerse a reflexionar.

-Y SACAR CONCLUSIONES MÁS BRILLANTES-
 

jueves, 6 de enero de 2022

- PACA LA PUTA. -



Don Deseo siempre acaba atacando. Yo, vagaba por la cotidianeidad flotando entre mi extraña supervivencia. No me encontraba nada bien. Era mi segunda adolescencia. O, mi primera juventud. No me sentía capaz de socializarme ni de abordar nada serio. Y falto de fuerzas, decidí aislarme ante la pasividad de todos los míos y cercanos.

Pero Don Deseo no tiene matices, preámbulos ni lemas. Y todo coincidió con una España que se abría al sexo y rompía tabúes. Y cuando te ataca ese deseo universal e inevitable, llega un momento en que la autosatisfacción no sirve. Casi era mejor ver los primeros desnudos y las primeras películas pornográficas en los cines estigmatizados, excitantes y prohibidos, que meterse en el wáter sin mirar el reloj, o las revistas porno. No. Don Deseo quería libertad. Mucho más ...

Viendo películas porno, no solo vi bellezas increíbles y hazañas excitantes. No. En aquellas películas había mucho límite al deseo. Y tal deseo no conoce los miramientos. Recuerdo que salía excitado del cine al ver aquellas impactantes hembras ahora vintage, pero Don Deseo me empujaba con toda la fuerza de su viento y de su hormona libre. Tuve que dejarme llevar por el emperador de los sentidos ...

¿El barrio chino? Humillante al principio. Decidí ser finolis y penetrar en las cabinas de los sex shops. Antes habían muchos. Ni siquiera eran tiempos de vídeos. En los años setenta, el mundo era bien diferente. Y además, yo deambulaba por tal sociedad con el desamparo de un alma olvidada y en pena.

El barrio chino estaba lleno de gente rara. Lo descubrí porque una vez mi padre me hizo caminar por sus calles. Ahora, me tocaba a mí. Don Deseo me ofrecía su ígnea seducción. Excitación también debería significar mujer que da placer.

Un día, ya no pude más. El deseo era brutal, a pesar de ser consciente en mi autosatisfacción compulsiva que yo padecía de una fimosis, la cual en mi entorno familiar debía llamarse tabú, y llevar el problema con absoluto silencio y con un tremendo dolor interno.

¡A la una, a las tres, y al barrio chino! A escasos diez minutos de la casa de mis padres. Había que romper el miedo y la roja vergüenza, como fuera. Pero ya tenía que ser cosa mía. Don Deseo me miraba descaradamente a mí, a mis tics en los ojos; al fondo de mi alma confusa penetrando a saco en el interior de mi absoluta naturalidad de personita que también sentía. Sentir, es un verbo inevitable que a todos nos llega. Más pronto, más tarde, o constantemente ...

Sí. Regateé a una de las calles adyacentes, y entré en el barrio chino. Estaba lleno de viejos reprimidos, de gentuza, de desalmados, de desheredados sociales, y de gente con una enorme dosis de dolor y de violencia contenida. Mas yo debía estar ahí. No me veía con otra opción. Y miré por las ventanas de las casas de putas que estaban al acecho. Y casi sin saber cómo, abrí las puertas de los garitos y allí estaban las mujeres que ejercían la prostitución.

Algunas, se sorprendían al ver mi porte de chico joven. De yogurín entre viejales. ¿Qué haría allí un chaval que no pertenecía a tal mundo?, debían pensar las meretrices...

Mis ojos, ya eran totalmente esclavos de Don Deseo. Buscaba entre las putas, buscando la más excitante, no quizás la de más pinta de puta, sino algo llamemos más original y novedoso para mí. Mi ingenio y mi peculiaridad en el deseo, parecieron encontrar pronto unas respuestas ...

Paquita la puta, sería mi elegida. Don Deseo casi que elegía por mí. ¿Cuánto dinero valdría una puta? Dependía de tus posibilidades económicas y de tus aspiraciones eróticas.

- "¿Cuánto?", le pregunté yo a una mujer muy alta y con  curvas, la cual desde luego que ya no cumpliría los cincuenta y cinco años ...

Las demás prostitutas, eran casi todas más jóvenes. Me miraban entre celosas y sorprendidas. Porque la puta Paca, no era de las más solicitadas, y menos por las puteros bien jóvenes como yo.

La tal Paca, me miró un tanto desconcertada. Hasta que se percató de que mi mirada azorada solo la dirigía hacia ella. Y Don Deseo emergió entre todas las dudas. La mujer, reaccionó finalmente, se vino hacia mí, me dijo la cantidad, y que no me preocupara. Que, en unos segundos volvería, que tenía que pagar la cama primero, y después ya hablaríamos ella y yo. El precio de la cama era para todos igual ...

A los pocos minutos reapareció Paca, y me hizo un gesto para que la siguiera. Los puteros y las putas me miraban un tanto alucinadas, y yo rojo como un tomate seguí a la mujer hacia la habitación. La dueña del puticlub, me dijo que le pagara en ese momento la cama. Se la pagué, y entonces la puta Paca, me sonrió ...

- "¡Ven", me espetó. Y añadió: "Y ya me dices qué es lo que más te gusta. Eres muy guapo y simpático tú, cariño ..."

Fue pronto. En seguida noté que la tal Paca era tartamuda. Morena y grandota, con buen pecho y grandes ojos, muy madura, y casi maternal y simpática. Parecía tratarme como una madraza al verme asustado. Absolutamente acojonado. Era mi primera vez. O, podía serlo ...

Paca se fue desnudando, y yo le dije que no se quitara las medias, y que me permitiera a mí quitarle la ropa. Paca, sonrió entre carcajadas y potentes tartamudeces. Entendí que debía haber sido una mujer maltratada. Por cierto que sería interesante descubrir en aquellos años qué sería una mujer maltratada, y más concretamente los motivos que llevarían a aquella señora a dedicarse a tan sucia profesión. Lo que estaba claro, era que Paca hacía de tripas corazón. Le echaba valor a la vida. Al mal tiempo, le hacía buena cara. Aunque su procesión interior seguro que se parecería a una película de terror psicológico quizás nunca asumido. Jamás. Eso no hay que hacerlo. Es mejor en esos casos no pensar absolutamente en nada. Solo en el día a día del sobrevivir. Ser puta es indigno, pero estar muerta muchísimo más.

Paca puso su culo en pompa, y yo traté de pensar que no sufría una evidente fimosis. Al intentar la penetración, me hice daño. Paca, experimentada, pronto se dio cuenta. Se limitó a mirarme un tanto sorprendida, y yo traté de reaccionar bien pronto. Había aprendido que en las películas guarras había mucha más actividad que la mera penetración.

Me lanzó mi deseo y quizás mi rabia y mi desolación. Acerqué en un decidido movimiento mi boca a sus partes, y Paca se dejó hacer y sin imaginar ninguna de mis aprendidas habilidades. Don Deseo me decía que también el cine puede ser un gran maestro personal y sexual. Y descubrí mucho de mí mismo.

La puta Paca no es que fuera muy sensible en su zona íntima. No. Lo que ocurría era que los puteros despreciaban la sexualidad de las mujeres, y solo se preocupaban generalmente de su propio placer.

Me gustó mucho apreciar y descubrir cómo gozaba conmigo la puta Paca. Su clítoris estaba desbordado por mis quehaceres insistentes, y la mujer iba encadenando orgasmos. Intentaba retrasarme mi cabeza con sus manos, pero no lo lograba. Yo, también quería hacerla estallar de placer una y otra vez. A falta de un miembro penetrador, el juego de mis labios y mi lengua, debería ser compensador. Aquello, no parecía terminar nunca, y Paca estaba gratamente sorprendida. Casi a mi merced. Hasta que la dueña del puticlub, me dijo que el tiempo se había acabado. Y entonces, Paca me dijo:

- "¡Eres un tío de puta madre!, ¿sabes? ..."

Lo único que supe, es que estaba demasiado sudado. Era verano y hacía calor. El puticlub o garito, padecía una atmósfera asfixiante. Una sauna. Y la puta Paca intentó ayudarme a encontrar la puerta de salida, y por supuesto a sugerirme que volviera bien pronto a por élla. Sí. Siempre estaría esperándome.

- "Me llamo Paca. Si no me ves, es que estaré con alguien. Tú, pregunta, que yo bajaré corriendo. Eres un cielo. ¡Y te lo digo de verdad! " ...

No. Yo apenas escuché esas palabras. Me sentía el pelele más sucio y perdedor de la galaxia. Y cuando logré estar en el exterior del barrio chino, entonces me sentí arcadas hacia mí mismo. ¿Cómo había podido caer en aquella perversa tentación? Don Deseo se había escondido, y mis dientes sabían a amargo y a asco. Bebí en una fuente, y tiré el agua. Quería limpiar aquella fea sensación. Como si no hubiera sucedido lo evidente.

No podía volver así a mi casa. Todo sudado y hundido anímicamente. De modo que decidí hacer tiempo con el fin de disimular el sudor de la ropa y las greñas de mi pelo.

Cuando llegué a casa, volví a avergonzarme. La tierna capitana general que era mi madre, tiró de intuición. Algo, no le cuadraba. Pero aún así logré disimular. Si se enteraba iba a ir a la calle, y a recibir una paliza inolvidable. Era la hora de la cena. La comida no sabía a alimento sino a parte íntima femenina ...

Yo, seguía siempre en aquel tiempo a la deriva total. No estaba bien, y no había profesionales en este país, sino pastilleros adscritos al régimen franquista que marcaba la moral y el pecado. No me sentía capaz de relacionarme con nadie, y lo más inmediato significaba huir hacia una errática zona de confort. No me atraía el comprarme una cadena musical, o una bici, o sacarme el carnet de conducir. Todo sobraba y estaba mal. Mi vacío interior, me devoraba y detenía mi tiempo de crecer. ¿Las novias y todo eso? ... ¡Ni hablar! A mí siempre me ha gustado ofrecer lo mismo que me dan. Ni un céntimo en deuda. Odio profundamente a los pagafantas, y a quien dice ayudarme sin conocerme. A ésos, los detesto todavía más. De modo que Don Deseo no se iba a detener. Y el fin de semana me metía en un cine sexual y prohibido, y allí soñaba y me excitaba. Buen ardid el de Don Deseo. A la salida del cine, tenía muchas ganas de desahogarme y de sentir placer con una mujer. El barrio chino volvía a ser una tentación inevitable para mi ser. Y esta vez ya no iba a ir buscando a ciegas por cualquier sitio. Fui directamente al garito de la puta Paca, la cual fumaba como un carretero.

En cuanto me vio, pareció comprender mis apuros, y me hizo un gesto sutil. Y pronto estábamos los dos en la habitación. Pagué a la dueña el precio stándar, y luego solté todo mi juego carnal de deseo en las partes de la potente y morena Paca. Esta vez la mujer se hallaba mucho más tranquila. Tocó en varias ocasiones el cielo con las manos. Y al terminar, sentí una gran frustración. Paca, me dijo:

- "¿Sabes? Soy yo la que debería pagarte a tí ..." Y a continuación me sonrió con ternura y picardía.

Sin duda que la puta Paca era una excelente persona, la cual le daba al morapio y al cigarro. Su tartamudeo era potentísimo, y pasado el tiempo negro aquel, yo no la recuerdo con excesiva antipatía.

Lo que sé es que estaba furioso. Todo era un no en mi vida. Y ya nunca más volví al barrio chino. Bien es cierto que hice amagos. Pero esa sensación de putero absurdo me descolocaba todavía más aún la vida. Yo no quería ser putero. Como toda esa gente que había allí. Yo, no sabía muy bien lo que quería ser. Pero tenía claro que un putero más, ni hablar ...

Un día decidí cansarme físicamente a ver qué sucedía. Me hice corredor popular de marathón, y todos los días entrenaba aunque lloviera o hiciese frío. Y ya no lo dejé. Corrí por inercia siete marathones, conocí a gente del club pionero de mi ciudad y entrené los sábados con ellos. Todo fue un sueño evasivo y defensivo. Una fantasía con afán compensatorio. Todavía no podía saber lo que quería ni qué era de mí. Mi yo parecía haberse esfumado. Hasta que un día alguien me habló de una tal M. Sánchez, y ella me dijo que probara con ella y en su consulta. Pero como no tenía dinero, debí pedírselo a mi errática y santa madre,-mi padre ya había fallecido y hubiese sido imposible que me lo diese dado que yo le conocí bien-, pero mi madre se negó a ayudarme. Desesperado, la propuse que se entrevistaran ella y la citada M. Sánchez. Mas mi madre siguió erre que erre. Aunque al final de mis insistencias, mi madre me dio dinero y pude comenzar un trabajo sanitario y personal que duró décadas. Y hasta que las cosas empezaron a fructificar positivamente y mi salud yéndo recuperándose, hubo momentos en los que  Don Deseo me atacó resistente y profundamente. Y un día y por curiosidad, me adentré en el barrio chino intentando que Paca la puta no me viera. Sentía una mórbida nostalgia. Y va y la puta Paca logró divisarme, y comenzó a decirme cosas interrumpidas por su estrepitosa tartamudez. Me largué de allí física y mentalmente. Y nunca más la he vuelto a ver. Porque gané en autoestima. Y por mil millones de razones. Dudo que hoy por hoy recabara los servicios de una prostituta. Cada vez más, veo esa posibilidad más lejana y utópica. Porque tengo más salud. Mucha más. La puta Paca es una evocación real de un tiempo navideño que afortunadamente ya se fue. 

Por eso me alegro de que mi salud siga fuerte y suficiente. Que es lo que le pido al año 2022. ¡Que me quede como estoy! ...

-OTR@S, SIGUEN DERROTADOS EN CUALQUIER LUGAR-