2:49
jose vicente ortí
Dominador, elegante, genial, poderoso, discreto y magno. Músculos más de gen que de gimnasio, potencia justa y puntería de gran maestro.
Triunfador y excelso, consensuador de opiniones de versados, e indiscutible ídolo de masas enfervorizadas porque gana siempre. Un seguro de vida sobre el ring, y un desmoralizador contumaz de sus siempre entusiastas rivales que pronto aspiran a no caer a la lona en los primeros rounds.
Pero, Vixens Jans, no es un campeón al uso porque hace cosas raras. Sí. Está serio y es frío. Parece que el oropel no le interesa, o que quizás no valora la felicidad de su importancia. Vixens es un enigma pétreo y definitivo.
Desconcierta. Lo tiene todo. Dinero y posición, facultades y hasta belleza física. Pero parece haber en su interior algún regusto no digerido que quedó como marca menos mediática.
Muy serio, Vixens. Porque sube al ring y es correcto. Y no hace excesivos aspavientos salvo que el locutor decida gritar su nombre o que las circunstancias le empujen a ser un poquito más cortés.
Vixens se prepara bien en el centro del cuadrilátero, y entonces mira muy fijamente a sus rivales. Les tantea, les observa, les normaliza y les alcanza sus ritmos y movimientos ofensivos y de ataque. Les estudia y les decide cuando ha de llegar su hora.
No mueve un solo músculo de la cara, y sus ojos son los de un pasmado que apenas pestañea. Asiste a la pelea, acude, pero hace trámites y nunca se jacta del gran festín del show. Lo hace todo bien, pero parece cansino por superior, y cuando te suelta una mano ganadora entonces sigue observando hasta que ve cómo su rival evoluciona tras la caída fulminante. Y en ese momento se retrasa y deja que el árbitro aplique sus teorías y el reglamento.
Y si el rival de Vixens logra levantarse, entonces le concede unos segundos de pausa y le importa un bledo si sus seguidores le gritan que lo machaque ya. Porque Vixens no es de esos. No es de prisas ni de alardes excesivos. Porque parece triste incluso cuando le ponen una y otra vez el cetro de campeón mundial.
Vixens levanta entonces sus brazos, y cuando deja de ser secuestrado por los medios, decide poner rostro casi preocupado y busca huír camino de un lugar anónimo y sin frecuentar en donde solo parece sentirse cómodo.
Cómodo, extraño, indiferente, casi dejado, como sin dar relieve a nada en especial, como si no fuese un atleta portentoso o un pegador letal.
Lo que hace Vixens es meterse dentro de su casa con su novia más que bella, y entonces ella le echa en cara que no sonríe apenas. Y Vixens la replica diciendo que no hace falta, que se está bien ahí con ella, y que esto es una profesión y poco más, y que él no es tan grande como se cree, y tal y tal ...
Mireille le conoce, le ama y le aprecia. Tiene mérito. Porque amar apasionadamente al extraño campeón debe ser otro gran combate de sentimientos que pueda durar más de los doce pertinentes asaltos.
Vixens viste como un chico de barrio, y jamás sonríe. Incluso cuando se hace fotos con admiradores chicos, decide mirar fijo a la cámara antes de hacer demasiadas complacencias y concesiones.
¿Traumas de la infancia?, ¿un tipo raro?... Lo mejor es que no se sabe qué diablos le puede suceder al gran y todavía joven as del box.
Por lo demás, Vixens va todos los días a entrenar, economiza todos sus necesarios ejercicios, es como si no le diera importancia al dinero, consume poco y no gusta de grandes carros. Ni siquiera ama abrazar a las grandes marcas de la moda. Se limita a ir cómodo y siempre cerrado y enigmático.
¿QUÉ ESCONDERÁ?
1:28
jose vicente ortí
Sideral. El espacio. El clasismo y la exclusión. Temor en el cuarto oscuro. Si eres pobre y tienes la ocurrencia urgente de meterte en una tienda de teléfonos, has tomado una intensa y nada dulce decisión.
Te ven la cara. El tema es que te ven la cara de pobre y la sonrisa de circunstancias, y entonces se vuelven confiados y se ponen ahí arriba. Piensan que yo voy a restringirles sus negocios en eterna expansión. Como el universo de Hawking. Siempre en expansión.
La chica era menudita y con ojos vivarachos. Me escrutó precozmente y etiquetó, en décimas de segundo. Es fácil. E intolerable. Hoy en día ser pobre es un problema para el sacrosanto y mimado Mercado. Don Mercado.
- "Deseo saber las tarifas de su Compañía para hacerme una composición de lugar y ..."
- "¿Quiere venirse con nosotros, señor?, ¿en que Compañía está ahora? ..."
Cuando le dije atemorizado que mi tema era de preocupación y de pensión mísera, se desató el gran vendaval de la muchacha potente, joven, lista y pizpireta. "¡Es la presa!" "¡Hay que acojonarle!"...
Es el mundo de hoy. Un terrible 2016 español, globalizado y mundial. Y entonces la chica de la tienda de teléfonos se alzaba menuda sobre sus tacones no necesariamente excesivos, y se veía en ella que tenía prisa, y que el capitalismo es una marca que nada tiene que ver con la lógica o con lo real. ¿Creerá la chica en el capitalismo? Yo, espero que todo sea una pose, una comedia, una apuesta por su juventud liberada y ambiciosa, un deseo de ponerse el pelo y los bolsillos muchos más llenos, quitarse las gafas, ponerse rimmel y salir a gozar. ¡Es joven y tiene derecho! ...
- "Tenemos ahora unas ofertas que verá cómo ... "
- "Lo malo es que cuando se acaben las ofertas, vendrá la facturación real y ..."
Fiereza y leona. ¡Ahora! La chica menuda me dice que vale, que bien, que lo que quiera, que sí, que me deja sin móvil y no pasa nada, que le desprecio la oferta y que está bien y tal ...
¡Solo quiere mis datos! ¿Existe la Agencia de Protección de Datos? Claro que existe. Sé que luchan hasta cuando estás en pleno amor con tu chica a las tres de la tarde y tu fijo empieza a ser intervenido por llamadas y más llamadas procedentes del libre comercio. ¿Quién no ha mandado a un ofertante a freír garbanzos en algún momento crítico de su vida?, ¿se levantan manos? ... Los protectores, son sin duda unos maravillosos y hasta literatos quijotes postmodernos. Pelean con leyes menores, pero sudan sus camisetas. No hay dudas.
- "Pero tú tienes todos mis datos, ¿eh? ..."
- "¡¡No sé nada!! ¡Tenga usted este folleto y ahí pone absolutamente todas sus dudas! ...
Me levanta enérgica su voz. Me lo ha sonsacado todo menos los higadillos. Estoy casi desnudo ante la menuda poderosa, y finalmente encuentro ruborizado un punto cómplice. La miro, me entra una media risa, y sé que también sé sonreír yo con seducción. Élla, me devuelve gentilmente la sonrisa. Es ganadora, las empresas son ganadoras, y yo ni siquiera soy una pequeña idea en la inmensidad de un océano. No soy.
Ella ha ganado. Lo sabe todo de mí. Mis familiares tendrían celos de lo que me ha sonsacado. La tía, se lo curra. Es impecable y me tumba en su lona de una atmósfera que nunca entenderé. Sideral. Es el espacio, y yo un Carpanta aparentemente sin resuello ni opciones. Sin ciudadanía, apátrida de contraataque y besando hasta con lengua y tornillo su lona triunfadora. ¡Aquí un amigo derrotado! ...
Mi sonrisa. Casi, mi risa. Éso, hizo dudar a la menuda campeona mundial. ¿Por qué aún reía si estaba acojonado de dinero? Dinero. Sí. Money. Pasta. Monedas y clasismo. Hace tiempo que nos han chorizado la comunicación y nos han mandado a la segunda división de las señales de humo.
-INTENSA Y NECESARIA EXPERIENCIA-
3:16
jose vicente ortí
Responsabilidad y desnudo frente a todo mi deseo y obligación. Mi reto inevitable en medio de mi edad insólita y siempre inesperada. Quedarme solo enfrente de mí y ver aquello que me gusta y lo que me desagrada.
Emanciparme desde dentro de mí. Cursar y acometer mis zonas más reales y sensibles que no admiten las trampas. Mi osadía de crecer a destiempo y comenzar a caminar temeroso y preocupado por caminos expectantes y preñados de dudas y hasta de escepticismo. Tristeza y alegría que se lían y unen como el amor y el odio ante las ganas de vivir.
Ahí está mi casa a los cincuenta y cinco años. Mi casa de mí. Hacer la higiene, la compra, administrar el pecunio de mi supervivencia, renunciar a los descabellado, y juntarse con lo que tiene que ver con esa realidad sana y auténtica. Confesar todos los pecados y abrazarme todas las virtudes. Creer en mí.
Camino de ida en mi más de medio siglo de vida. Cuidarme y abrazar la sorpresa. Cerrarme los ojos ante el estupor de incomprensión de rechazo de quien jamás podrá imaginar de mí.
Dolorido y atolondrado me lanzo sobre mi aparente soledad y sobre el vasto espacio que tras la muerte de mi madre abre mi vida.
Mi horizonte nuevo y por curtir, transitar y seguir caminando rumbo a mi verdad y pugnando por salir airoso de las tentaciones testamentales de cuarenta días y cuarenta noches.Tentación de inseguridad, de miedo a mi conducta, de apuesta positiva y anhelante de que todo saldrá finalmente bien si decido que así sea. Deseo de jubileo sosegado y calmo. Soportable y sonrisa de acción.
Dentro de mi nido y a punto de volar del todo, lanzo mis alas al gimnasio y debuto ejercitándome sobre la hierba. Me mancho solo la inexperiencia, y salto. ¡Salto! Salto con la decisión convencida de que se intenta o se muere. Que hay que dejar atrás las seguridades inanes y probar nuevos alimentos de riesgo e innovación. El cambio de crecer es exactamente éso. Los huesos me crecen a los cincuenta y cinco, y el dolor es tan heróico como necesario para convencerme de las ventajas del estirón casi postrero.
Vuelo. Vuelo con los pies en la tierra y con mis pasos vacilantes y claros a un tiempo. Sin muletas ni aparatos, sin concesiones y como buenamente sé, poniendo lo mejor de mí en mi paso pesado, e intentando llegar a esa gran línea de mi carrera de salida propia. Mi tiempo llega individualizado, personal y absolutamente inevitable. Recargado y simplote, noble y bisoño, activo y rápido, seductor y asumiendo mi tiempo y situación.
Paso sobre todos mis deseos y sueños, y entonces los demás me importan relativamente que no sea para posicionarme con ellas y ellos y caminar con tod@s por caminos absolutamente necesarios. Socializarme cuando parece que ya no toca, seguir cayéndome y levantándome hasta que no quede un grado de energía de mí, y sobre todo confiar y apostar desde mi sino.
José Vicente, cincuenta y cinco sueños, escritor sin título, nobleza en genes, y expuesto a todos los temporales exteriores e interiores que acepto y entrego. Me lanzo al aire y al viento, y a la ansiedad y a la impaciencia, y al placer y al llanto, y a la ausencia y al futuro, y a tí y a mí, y absolutamente a todas esas pruebas y vallas necesarias que pare la inteligencia del seguir.
-ASUMO EL RETO-
4:19
jose vicente ortí
¿Se va?, ¿qué es dimisión? Esperanza Aguirre ha nacido para estar siempre en las cumbres de la ambición. Allá donde los límites saludan nuevos caminos venideros y de orégano. El liberalismo y la aética. Ella. Porque Esperanza es muy ella y de la muerte. Nunca pija, sino sobrada de posibilidades.
Tímida sonrisa aparente y de ultraderecha. Tira motos y recluta aspirantes a paladines de Calabria, es fuerte ante su delgadez, y nadie nacerá que toserla pueda. Dicen que ha presentado la dimisión. Como si la dimisión fuese una rival para Esperanza. La Aguirre está por encima de formalismos y barreras. Un ciclón que baila con los periodistas como una pícara poderosa que se divierte tanto que rompe casi a reír y se contiene porque no está bien y hasta se puede malinterpretar.
La Aguirre es como es. Es así. Como el fútbol. Se siente con el título de escaladora de los ochomiles, y sobre todo, creativa y siempre primera. De siempre, cañí, española, a mí oiga de usted, de "Madriz", chulapa y con olor a bien perfecta en todo.
Atácala dialécticamente y mutará los paradigmas. Búscale los puntos flacos, se volverá pared infranqueable, y luego saldrá de las cuerdas con su vestido azul caro e informal, y le pondrán una alfombra como a las actrices y te lanzará unos contragolpes al hígado que te llamarán la atención por su largura y puntería.
Esperanza, se va. ¿Se va? Nunca. Esperanza interpreta al derrotado como a una mera creación literaria fantasiosa y sin sentido. Ella es una señora soldado que no sabe pasar a la reserva ni a ningún hogar de los jubilados de las playas del Caribe. Aguirre no cumple años, ni le pesan los kilos, ni le sorprende nada, ni las arrugas indican necesariamente algo inconveniente, y sobre todo que las cosas nunca tendrán para ella ni dramas ni romances. ¡Mamandurrias!, ¡mamandurrias!, irá a exclamar.
Madrid. Su cuna. Sus dineros, linajes y posesiones. Me lo merezco, y todo más claro que el agua. Es diva entre las divas, y el poder es su actor favorito. Tiene mundo, planeta, universo, galaxias, y expansiones de la Cuántica que seguro que vislumbró cuando estudiaba inglés en selectos foros en donde solo las magas elegidas pueden tener visa y matrícula.
¿Odias a Esperanza?, ¿la detestas?, ¿eres social y crees en lo público?, ¿votas a Podemos y a Pablo Iglesias o Monedero?, ¿te parece la crisis un eufemismo para no llamarlo atraco de capitalismo resabiado de amiguetes? ... Entonces, si piensas así, no cuentes con el olimpo socioeconómico de Miss Aguirre. ¡Oh, now! ...
Incluso Aznar parece retraído e histórico ante Esperanza. Porque Esperanza anuncia su dimisión y también toda la altanería de quien se siente libre de todo mal.
Esperanza nunca dará explicaciones a nadie. Es la reina del PP aunque se vaya porque observa demasiado ladrón desnudo por donde pisan sus coquetas zapatillas de Zara y pose.
Esperanza, va. Como la nave. Esperanza es la hembra de la España tradicional, y a la vez contradictoriamente inmovilista e innovadora. Esperanza es ese país de la misa que ataca ferozmente a los comunistas y que tiene su búnker particular en el medio de su ego de oro.
Mi consejo es que nunca pierdas de vista a Esperanza aunque diga que adiós muy buenas. Debes mirar por un agujero que pergeña y te olvidarás de que existen cortapisas o condicionantes. Cuando eres vecina y residente en Everest, te dan cosa los sucederes que parecen acontecer muchísimo más abajo y en espejismo. Esas hormigas que se mueven alocadamente y con nervios.
¡ESO NO ES VIDA, REDIEZ!
4:48
jose vicente ortí
Acomodado y ambicioso, vivido y descreído, atractivo y seductor, elitista, ojos verdes y atractivos, intelectual y vital. Profesor de instituto y exigente, de izquierdas, bien vestido, impoluto y resuelto.
Discreto y de voz queda, menudo y listo, estratega y cabronzuelo, profundamente universitario y hombre de hoy. Y de ayer, y de siempre.
A Bento le gusta viajar hacia las raíces del pasado. Le apasiona el atrás, las largas piernas de sus chicas especiales, y las costumbres de los antepasados ganadores y selectos.
Los romanos, los restos arqueológicos, la inteligencia y el legado de los que fueron; la potente curiosidad por entrar en otras civilizaciones que fueron y estaron. Porque para Bento, la civilización de su tiempo no le interesa en exceso. Le aburre, la ve previsible y decepcionada, evidente y de poco fiar. Prefiere indagar acerca de otros momentos y de otras culturas.
Bento sabe ser contradictorio y no es de medias tintas. O le admiras, o le detestas. O te quiere de verdad, o le eres absolutamente indiferente. Y le gusta levantarse como un consumista más y perderse por esas tiendas de dios y del capitalismo, buscando buenas creaciones y favorecedores y elegantes atuendos. Su elegancia y su elección.
A Bento le gusta ser niño grande y jugar a decir exactamente lo contrario de lo que piensa. Porque es travieso, juguetón, irónico, cáustico, excesivo, ligoteón, y siempre imprevisible. Prefiere ser Carlos V a un hombre normal de ciudad. Lo que pasa es que esta última propuesta de elección no es decididamente nada racional. Descartable, pues ...
Bento siente atracción por la estética,-a la que considera tan importante como los nervios serenos-, o tomar un café con una belleza de envidiar. Sí. La estética y la pose también son la referencia y la seña que todo lo indica. Por eso no le encontrarás mota de polvo o mácula extraviada. Porque lo mira todo. Porque la presencia se inventó para no dormir.
Cuando tiras a odiarle y a llamarle prepotente o engreído, frénate el carro. Porque Bento es dibujo creativo y sabe elegir bien. Y entonces emites interiormente un om budista y decides callar y observarle.
Y su gesto y su mirada son bonancibles. Ese es Bento. Más allá de sus virtudes y defectos, Bento es característica sensible. Es hablar bajito y respetuoso, y sabe también dar calor. Tras su severidad y sus ademanes ordenados y hasta desaliñados, se halla su afecto a otorgar.
Lo que pasa es que pocos pueden saber que Bento es tierno. Para eso tienes que pasar muchas cribas. Has de ser inteligente y hasta guapo como él, y dejarle hacer y no agobiarle. No preguntarle apenas nada y dejar que avance desde los puntos cardinales camino de tí. Si es que quiere ...
Bento desea recuperar la libertad que siente que le cortan y que le putean, hablando claro. Necesita irse a la Antigüedad y a los restos, para poder saber y comprobar que existieron. Y entonces se siente interesado y feliz. Y exigente, y veleta, y vuelveloc@s, y a la vez nunca pierde su sonrisa de seductor y hasta de Zara.
Tú mira a Bento cuando está sentado confiado en una silla alrededor de gente que le aprecia de verdad, y te darás cuenta de que su corazón es compasivo, afectuoso, extraño y siempre presente y vivo. Sabe más de lo que él mismo cree y le encanta su pose cínica.
¿CORREGIBLE?
8:40
jose vicente ortí
Alí Babá no podía ser codicioso. No vivía aquí. Valencia. España. 2016. Muchos años de robar. Robar, robar, robar. Ladrones, ladrones, más ladrones ...
Corrupción en España a todos los niveles de la política y el Poder. Intrusos con aviesas intenciones y con derecho de pernada. Infliltrados desde su falta de ética social pata vivir de ésto y con la idea de forrarse a toda costa. Costa. La Costa. Valencia, todos los concejales, alcaldesa, todo Cristo, Alfonso Rùs y la Paella, el garrofón y la playa del turismo y de la Malvarrosa. Olor a golfo por metro cuadrado. Se sabía. ¡Se sabía y todo el mundo callaba! Ladrones, ladrones, más ladrones, cómplices de los ladrones ...
Ritarato. Feudo y cacicato. El bigotes, y el friki Benavent que tiró de la manta. El Partido Popular cual asociación de malhechores. Chorizos de cantimpalo, robaperas del tres al cuarto metiendo la mano en la caja. ¡Socorro, es Valencia! ¡Cuidado con las carteras! ¡Tienen el Poder! ¡Siempre tienen el poder! ...
El Palmar, La Albufera, el esgarraet, el allioli o ajoaceite, el búnker barraca y Berlanga. la foto de Sorolla el genio y los satíricos de La Traca. La luz. Toda la luz que ciega a esos ladrones que ahora se esconden cuando la Guardia Civil ha ido decidida hacia ell@s. Como la FIFA y el FBI. Coincidencia de siglas y de intereses espúreos. ¡Ladrones! ¡Vergüenza ha de daros el espectáculo bochornoso que dáis! ¡Sóis demasiado vulgares horteras ladrones, y de corbatas y de piel exótica! ¡Chusma! ...
Indignación e impunidad. Sustraedores de lo ajeno que es de todos. Se han robado los avaros locos hasta a ell@s mism@s cegados por el vicio del miserable. Su presencia nunca agrada. Su estar genera mierda en el medio de un panorama renovador y saludable. Esperanzado.
¡Sed fuertes, chorizos! La cárcel aún os pilla lejos. Nunca váis ahí, y cuando tenéis apuros, siempre hay manos agradecidas que completan vergonzosas fianzas.
Vito. Reggio Calabria. Mafia. Corrupción en las cejas y orgullosas lágrimas de cocodrilo triste. Esperemos que llegue su tiempo. Valencia está en el punto total del mapa del facineroso. La naranja está manchada de euros hurtados camino de los grandes y mitológicos paraísos fiscales. ¡Ladrones, ladrones, muchos más ladrones! ...
Una gestora lanza piedras de sedación sobre el presente de una verdad. Han robado. Nos han puesto sus sucias manos en el bolsillo y decían ser nuestros gobernadores y representantes. ¡No fueron jamás nunca de fiar! ...
Mordidas, sobrecostes, trampas, despilfarro, lujos del capricho, mentiras, Copa del América, la Fórmula 1, la Ciudad del Cine o de la Luz, el Mestalla mal proyectado en el suelo pudriéndose, y peinetas y más peinetas descontroladas emulando al dios cabrón Bárcenas. ¡Sed fuertes! ¡Más madera que hay money! ¡Tenéis nuestro dinero! ¡Ladrones, ladrones, "lladres"! ...
La cárcel. Ahí debéis estar. Debéis volver a la isla de lo social y cambiar vuestras insanas costumbres. Vuestros trajes y corbatas huelen a mentira y a trile, no sóis especiales sino el rechazo, habéis hecho demasiado daño a mi Valencia que es la tierra. California de la luz y del amor. El mar. La mar. ¡La madre! ¡Cuántos chorizos todos juntos! ...
Había una cosa que se llamaba honradez y no se sabía. La Società, los Prizzi, Sacco, Vanzetti. Sigan poniendo todos los nombres de la gran camorra. Valencia, España, tristeza, 2016.
¡QUÉ BOCHORNO!
3:01
jose vicente ortí
Se abre el azar de la vida y toda la verdad. Lo complejo a veces termina resultando más sencillo de aprehender. La naturalidad. Esta excelente película que acabo de ver tiene mucho que ver con lo natural y lo auténtico. El sentir y el ser.
Algunos se preguntan que cómo es posible que una persona que nace con cuerpo de varón se sienta mujer. Y esa no es la pregunta sino el cierre de la cuestión. En realidad y más allá de lo aparentemente asumible e inamovible, siempre puede estar la libertad. La auténtica libertad. Por eso admiro a las mentes abiertas y trato de apartarme de los sermones y de las moralinas.
¿Lo insólito?... No. Lo pionero o lo inédito son el gérmen del proceso del saber y del conocimiento. Sentirse mujer no es algo corpóreo sino interior y anímico.
En el caso del personaje que interpreta espléndidamente Eddy Redmayne, ocurre que un transexual se define no como alguien homosexual sino como una absoluta mujer como todas las otras demás mujeres.
El proceso, fue tremendo y hercúleo. En esta película abunda la ternura y siempre está la dulzura. El éxito de lo femenino. De la mujer que asoma al mundo rompiendo el tabú religioso y varón.
"Lili Elbe", es profundamente valiente y natural. Avanza camino de sí misma y teniendo en cuenta con dolor pero con arrojo y en su contexto de lo que se nos dice que está bien y de lo que se nos concluye como que está mal. Lo que no va a querer "Lili" es engañarse a sí misma. Con a.
Primero tiene desconciertos y dudas, le sabe mal por su tolerante y sufrida esposa, llora a mares pariendo el derecho de su libertad, pero al final sale y brota radiante su ahora femenina sonrisa. Se apoya en su status económico, y se zafa de galenos peligrosos que ven en ella a un ser enajenado y de manicomio a descartar y cerrar.
Alcanza la libertad y se sabe mujer. Y cuando ha de modificar su cuerpo no rehúye los embites. Le da igual lo que digan todos los demás. Necesita sentirse ella y realizada. Se somete al raquitismo tecnológico y sufre el dolor de modo brutal. Se siente incompleta y ha de tener vagina y coherencia personal.
También hay médicos raras avis arriesgados y valientes en su contexto y tiempo. Pero el tema de la vagina no sale bien y el final no es ese bienestar lo que en última instancia el espectador mal acostumbrado ha de esperar.
Porque no hay malos o buenos. Sino más bien ideologías avanzadas y mentes carcas y asustadas.
El azar es un pájaro que se mueve en el trono del aire y que no admite imposiciones ni condicionantes. El viento de la libertad libera las menoridades y les da el rigor de la autenticidad.
Paisajes hermosos, sentimientos profundamente humanistas, búsqueda y más búsqueda, limpieza de zapatos y profilaxis de mentes con dudas.
El ave de la libertad y de la sorpresa aparecerá pronto en el horizonte individual y colectivo, y entonces tendrá que haber decisión. Moverse y resolver asuntos. Nunca practicar la pobre resignación que pueda abrazar la cobardía.
Los primeros transexuales nos trajeron la buena noticia de la verdad y de la esperanza. Los de ahora, agradecen a los héroes y heroínas de antaño. Y en un mundo tan terrible y errado, su libertad sigue siendo un oneroso e injusto tabú. Más que oportuno film de reflexión en tiempos de brochazos ramplones y de machistas salvajes.
¡ID A VERLA SI PODÉIS!
3:30
jose vicente ortí
Hará sobre un año que la conocí. Paseábamos a días y a ratos. Era todo de lo más explosivo y a la vez extraño. Para mí.
Ella un día me besó en los labios y yo me quedé alucinado de positiva sorpresa. Y mi fantasía llegó a desbordarse. Y le cogí y nos cogimos de las manos, y tras un atracón de alegría llegaban enormes pausas.
Lo jodido es que yo la veía radiante cuando estábamos juntos, y va y un día me dijo que se iba a no me acuerdo dónde, y yo acepté con aparente libertad y galantería su distancia geográfica. Como estábamos a gusto, ya volvería. Ella era libre como el viento. Nos conocíamos poco, y a lo mejor con un poco de suerte y con el transcurrir de las semanas, el acercamiento afectivo se consolidaría.
¡Nada! Era otra cosa. Ella no caminaba por mi sendero aunque me diese besos, caricias o carne. Ella vivía un tiempo que se parecía al mío lo que un huevo a una castaña. Pero no se lo digáis a nadie: yo, no me enteraba de nada. Era escucharla por teléfono para que la energía me llegara sin dificultad por lo menos tres día y tres noches. Yo estaba y quería estar enamorado hasta mucho más que las trancas, y una pareja dicen las matemáticas elementales que se compone de dos elementos y nunca de uno.
Viví los momentos más adultos y a la vez ilusos de mi vida a través de sus guiños telefónicos y de nuestros raquíticos encuentros. Solo valía el amor. El amor. Mi amor enamorado dispuesto a batir el récord mundial del amante masculino de Teruel. Amante fiel.
No miré el tema mujeres en la agenda en un año. Y siempre pensé que era correspondido con idéntica potencia amorosa. Coño, y si había idéntica potencia amorosa, ¿por qué no se dejaba de cuentos y nos veíamos más a menudo? ...
Nunca lo pensé. La explosividad de mi ilusión era fuego de vida y de aire. Era capaz por ella de romper todos mis esquemas. Estaba dispuesto a lanzarme como un suicida en medio de la osadía de la inexperiencia y de la evidente ilusión. Pero ella no venía ...
Me costó finalmente entenderlo y asumirlo. Supe. Supe ya qué carajo pasaba. Y lo que pasaba es que me evitaba porque le aterraban las ataduras, y porque sencillamente le gustaba mucho más su estilo de vivir que el que yo le proponía.
Ella quería juguetear y hacerse libertad. Pero una follaamiga también puede tenerte cariño. No amor, pero siempre puede haber cariño.
Cuando ya tuve del todo claro que me evitaba y que no quería relación tradicional, monté en cólera y la dije que había estado jugando un año con mis sentimientos. Exploté como un injusto y un iluso, y empecé a reprocharla su falta de correspondencia en el amor.
Bonito aprendizaje. Ella no se dejó avasallar por mi argumentario y reinvindicó su libertad como una opción de bienestar respetable. Iba a decir que yo la perdoné..., pero,¿había que perdonar a mi miopía galopante que me llevó a la Babia del iluso? Sencillamente, respetar. Eso es lo que tenía que hacer, y asumir mi burrez.
El tiempo de hoy hace que las relaciones entre parejas sean muy diversas y diferentes. Yo fui un carca. Alguien que pensaba que solo podía ser real el modo tradicional del cariño. No estaba dispuesto a aterrizar así como así en mi tiempo de hoy y de todos.
Ahora he comprendido la idea. Ella me quería a su manera de querer. Sin tanto ímpetu y con otro acento y expectativa. Me abrí yo los ojos a mí mismo en medio de mi dolor decepcionante.
Tengo que estudiarme mejor la asignatura de los sentimientos. Saber bien o suficientemente el terreno que piso. El tiempo de mi lío fue demasiado extraño y no encajaban los puzles. Ahora, afortunadamente, van encajando.
Solo quiero aprender. Es mi sino y mi señal. Mi máxima. Aquello no podía ser y saltó finalmente su santa realidad. Ahora nuestros caminos nunca podrán cruzarse. Y es la mejor noticia que hay. Clarito.
-PORQUE ES LA LIBERTAD-
11:21
jose vicente ortí
Cuando todo es previsible, aparece David Bowie. Cuando todo puede ser traba o límite, llega un leñador de la ruptura. Rasga y hurga sumido en su libertad, y crea música.
¡Bowie! Queda un hueco, un roto, un vacío, una referencia eternamente viva, alguien distinto que logra que las cejas se enarquen y los tabúes huyan despavoridos sonrojando a los atávicos puristas del temor.
David Bowie se puso las botas de su libertad. Y su osadía ha sido arte y referencia. Sus líneas rojas fueron copiadas por menores mediocres, y todo cedió.
Nunca puede hablarse de la música de hoy sin ese personaje inesperado que fue y simboliza Bowie. Porque las aperturas y los horizontes nuevos y de calidad se rebelan igualmente como posibles.
Lo mejor de Bowie fue su capacidad de ser una continuidad nunca cansina de personalidades y de propuestas. Su exhuberancia y su impacto absolutamente desconcertantes, a la par que arrebatadores. Un Top eterno.
Un de fiar. Alguien que nunca te iba a aburrir ni a provocar tedio. Un gran sorprendedor y hacedor de osadías ligado a la música y a una personalidad de otras galaxias. Gigante el Bowie.
¡David Bowie! Sus mutaciones sin perder su esencia. Su look nunca del todo definido como es el viento del free. De lo libre. De la libertad. Se puso rombos en la cara, y vestimentas desmarcadas, y le cascó caña a su calidad, y todo lo que quieras o puedas imaginar.
Bowie. Se dijo de él, de todo. Que si bísex, que si trísex, que si cúadriceps, que si quintillizo, que si jugador del United o del Leeds, que si Arlequín de la provocación y del nuevo tiempo, y hasta summo gurú de las inmoralidades y de las barreras de lo permisible.
Bowie fue perdido, e impermeable, e impenetrable y claro a un tiempo, y músico de hoy y de ahora, y llenó cientos de Estadios y Pabellones en sus foros y conciertos, y aunó patrias y banderas, y fue internacional y universal, y en su vida privada qué puta me importa lo que le dio por la gana. Libertad. Palabra valiente. Ejemplo de libertino mágico que se fumó el Amazonas y el Globo y sin éticas definitivas, Bowie amó intersexo a quien quiso y cuando decidió. Se pasó la moral por la indiferencia y dio buena cuenta de todos sus instintos del goce y del vivir sin trabas ni tirantes mamones.
David se dio a la vida. A la alta, a la media, a la baja, a la súper; a las mejores compañías de las malas compañías. Fue desnudo en vulnerabilidades exhibidoras, y logró cosas memorables. Vibró e hizo vibrar. Nunca fue clase media en música. Fue un gigante, y su huella la ven hasta los niños de hoy.
La música se queda desconcertada ante el adiós del genio. Porque a su manera nueva y salvaje, Bowie lo fue. Fue un enorme de la música, de la estética y de la vida. Juntó canciones maravillosas con orgasmos envidiados y hasta esotéricos. Frecuentó el olimpo del oro y también las cloacas de la triste mierda. Vivió. Se lo pasó vida. ¡Oh, Bowie!
Ahora hace sonreír hilarante la traba, el desnudo o el tanga, detrás de Bowie. Todo el aderezo y el metal ya están ahí, y sus mágicas ocurrencias de portento magno.
Cuando repasamos Elvis, Beatles O Springsteen, cuando revisamos Floyd o Vicius, o Fitgerald o Armstrong, Rollings, y demás vademecum que hace mamar a la música, encontraremos a D. B.
¡Bowie! Es como dios o Cronos, el innegable y el desplegable, el capaz de hacerlo todo trizas, y el que te nazcan las ganas de saltar, de gritar, de volar y de follar. Absolutamente todas las ganas libres.
¡FREE BOWIE!
0:58
jose vicente ortí
4 Junio 1926- 12 Enero 2016. Mi madre ha dado el definitivo adiós a la vida y me ha dejado sorprendido y extraño. Sus 89 años no me compensan nada. Se ha muerto, es lo que hay, y la vida sigue.
Mi madre era guapa y bajita. ¿Era? Aún es. Porque todavía no la tengo como muerta. Aún está casi caliente en mis manos. Aún está más que reciente su belleza y su estar. Sí. Echo mucho de menos su estar.
¿En dónde está ahora mi madre?, ¿se ha escapado?, ¿por qué no está en ese sillón azulado que le compré en la vecina Mislata?, ¿qué hace que no está leyendo los periódicos o las revistas sentada como siempre en una de las sillas del comedor de mi hermano, en cuya casa ha vivido los últimos años de su vida?, "¿alguien sabe dónde está mi madre?" ...
Su ausencia y mi vacío. La muerte es cruel y puta. Habilidosa y regateadora de lógicas y de pensamientos cariñosos. Da igual que la haya dado lo mejor de mí. No he podido hacer más. En los últimos años me he sostenido sobre sus cuidados. He renunciado a vivir mi vida, por una convicción de acto de justicia además de cariño filial y compasión.
Carmen nunca debió casarse ni tener hijos, y tuvo la mala suerte de no poder elegir, dado que la parió el contexto franquista y una mala suerte brutal que iba desde sus problemas eternos y personales hasta una indiferencia y frialdad por parte de su familia más inmediata que producía vergüenza y sonrojo. La vieron difícil y pasaron de ella. Y ella se refugió en la patología, en la desesperación y en la nada. No dejó en paz a sus hijos como rabieta, y decidió entre comillas y con el bastón de mando, que eran de su propiedad y punto. Fue su sutil y retirada vendetta ante un mundo bobo y cobardón que nunca supo entenderla y atenderla. Carmen vivió la crueldad de la indiferencia y del olvido. Al menos, hasta que yo entré en acción.
La cuidé, se me hizo una niña, le entró una compulsiva demencia que se suavizaba considerablemente con fármacos al llegar la tarde, y una tremenda insuficiencia respiratoria convertía su calidad de vida en un tierno espanto.
Carmen perdió el contacto con la realidad, si es que en algún momento supo de tal realidad. Yo, decidí. Yo, decidí actuar sobre ella como lo hace un padre conmovido, paciente, y fuerte mental y físicamente. Mi madre no me ganó el gran combate, y no tuve necesidad de meterla en un geriátrico. Murió en casa y a mi lado. Con calor.
Y, lloro. Debo intercalar llanto entre las frases. Es natural. Cojo un pañuelo y continúo el escrito.
Me insultaba pero yo sonreía. Yo le daba el desayuno, y le cambiaba los pañales, y le limpiaba el culo, y la llevaba al baño, y le hacía la comida, y la sacaba a respirar con la silla de ruedas al Jardín Botánico de mi valenciana calle de Quart. Ella debía llevar siempre un bastón. Siempre lo asumí. Aquí manda, ha mandado, y siempre manda ella. Era una de las premisas. O lo coges, o lo dejas. Como las lentejas ...
Me extraña el silencio. Ya no monta escándalos, ni me insulta, ni me pide chocolate ni las galletas, no quiere ya ir al baño veintiséis veces, y ni siquiera allá a las cinco de la tarde cuando debía llegar el relevo del cuidador me suelta ya su sonrisa de niña dulce que enamoraba y decidía mientras me hacía un gesto, el cual yo le enseñé alzando los brazos con complicidad y que se llama agradecimiento.
Fue duro y hermosísimo mientras duró. Esa mujer maravillosa y olvidada que fue y es Carmen Marí Alfonso, fue belleza juvenil, ternura, y poseedora de una fortaleza y resistencia poco habituales entre las señoras de su edad.
Jode mucho que ya no me rechace los fideos o que haya tanto silencio. Mi madre no quería estar en silencio. Y no sabía lo que era estar fría como la muerte. Pero yo nunca quise asumir igualmente que nunca nadie será eterno. ¡Gracias, madre!
¡MI AMOR HACIA ELLA SIEMPRE ETERNO Y SÍ!
11:40
jose vicente ortí
Real Madrid. Florentino Pérez. Multinacional urgente del ganar. Máquina sedienta eternamente de títulos y logros. Gula para poder sobrevivir. O todo, o el vacío. ¿Trabajar ahí adentro?, ¿los márgenes? ...
Rafa Benítez es un tipo que entiende el fútbol como un teoreta de la matemática sin colores si arabescos excesivos o de orla. Un trabajador conservador, que le tiene mucho más que respeto a la palabra riesgo.
Benítez, cierra. Necesita cerrar todos los espacios y buscar unas estructuras simples con olor a sudor. Real Madrid. Magnitud. Grandeza. Hollywood del fútbol, atracción fresca y blanca, mitos y éxitos totales y definitivos. El mecenas Florentino del dinero, y ausencia total de la paciencia y del gris.
Rafa Benítez ha durado poquísimo en ese gran trasatlántico mediático de sedantes y de realitys como es el Real Madrid y el fútbol que propone.
A Benítez,-como a Mourinho en otra dimensión-, solo iba a salvarle la palabra gol y el cuerpo llamado título. Y en vez de producirse las cosas anteriores, solo se logró aburrimiento y hasta presunta vaguería general. Rafa Benítez no conectó nunca un carisma del que siempre ha carecido. Tocó su techo.
Rafa Benítez parece demasiada poca cosa para haber pisado las alfombras rojas y elegidas de un lugar mítico en el que se pitó al mismísimo Di Stéfano y recientemente al gran Iker Casillas.
Dirigir al Madrid, además de malabares, no es escuadra ni cartabón. Al Madrid hay que dirigirlo yendo primero al oráculo de Delfos y solicitar encarecidamente un azar y un look de simpatía suficientes.
Pero Benítez es testarudo y números. Siempre prosa y borrón, gesto concentrado y distante, jornalero de lujo y presunto paleto top. No interesaba. Es español, y eso es hándicap para que te tiren a la mínima. Pero es su rostro adusto y casi flemático e impenetrable lo que jode a bastantes. Su orgullo de gran entrenador en un sitio en donde no pueden creerle.
El Real Madrid son los Lakers o la seleccción de Brazil, el Lago de los Cisnes y el glamour, un mito y tabú de seda y de elegancia en el cual sobran los anodinos y los amarrateguis excesivos.
El Madrid es jugar al fútbol, y al ataque, y a toda mecha, y Cristiano y las grandes estrellas, y Benzema, y todas las grandes consecuciones. El Real es un coloso con pies de hambre eterna y de prestigio de Ferrari y de Zara. Es el equipo mágico y de la suerte, al que solo un gran cacho de Cronos y de jugadores de fábula y del Barça pueden aminorar.
Las urgencias y las ansiedades son la verdad desnuda del Madrid. Pero Benítez nunca podrá darse cuenta porque lleva la cautela en cada palabra y en cada movimiento de estrategia profidén. Benítez quiere un equipo sin estrellas y que le hagan absolutamente caso y sin aspavientos. Cosas absolutamente antípódicas para una realidad como la madridista que es la que es, guste o deje de gustar.
Los Reyes Magos florentinos le dieron a Benítez una gran patada en el trasero trayendo el carbón siempre negativo que lleva a la puerta de salida definitiva. Es el fin del sueño de Benítez, y entonces pasa "Zizou", y si el mago francés no remienda, vendrá otro. Y otro, y otro ...
Benítez no ha existido. Casi nunca existe nadie. Y quienes no le tragan futbolísticamente aplauden al káiser Florentino. Y Benítez tomó su atillo, apenas sonrió, no quiso fotos de despedida, y el gris le llevó a lomos de un coche camino de otro sitio. Nunca más se le ocurra volver a la santa y enloquecida casa blanca del Bernabéu.
-AHÍ NADA PINTA, MÍSTER-
7:46
jose vicente ortí
La mujer. El machismo. Inglaterra. La Historia en imágenes. El derecho al voto femenino castrado por el varón prepotente y agresivamente desconfiado.
Es una película real y a toda consecuencia y rigor. Un homenaje final a la mujer y a su lucha. Plúmbea y oscurota, como el clima inglés. Y vivo, y trepidante, y escalofriante, y nuevamente real.
La lucha femenina desde las fábricas y las menoridades a principios del siglo XX. El hombre. El hombre inglés y universal. El hombre de su época acostumbrado a que la mujer no tomase ni mandos ni derechos.
Mujeres casadas, y rotas sus relaciones por esa ideología de los machos dominantes. Y de nuevo la lucha evidente y descarnada. La diferencia de peso entre los dos sexos, y la necesidad de imponerse a unas tremendas e injustas leyes.
Convicción y rebeldía y el cerebro frío para combatir el blindaje de los hombres del poder. Era básica la resistencia y el activismo, el efecto mediático y la presencia y relevancia. Sin estruendos, no se podría lograr nada y la mujer seguiría derrotada y atrás.
Las sufragistas inglesas, se la jugaron.Se jugaron la vida y la estabilidad. La juventud de las mujeres fue su pujanza. Su maravillosa e irreverente osadía les llevó por el cariño anhelante de la justicia.
Excelentes actores y realismo sin concesiones. El que vaya al cine a pasar la tarde haciendo unas risas, que no acuda a la proyección.
La represión masculina es feroz. Están fanáticamete convencidos de que la mujer no debe votar. Ven ahí una maldad y una competencia insoportables.
¿La mujer y la política?, "la mujer a ser obediente, a callar, y a satisfacer a su casa, marido e hijos", "¿qué es eso del sufragismo con faldas?", "la democracia es cosa de músculo de varón, para que encima lleguen las cándidas e insolentes faldas..."
El derby. La carrera de caballos. Han de lograr las sufragistas algo notorio en un acontecimiento masivamente seguido. Y llega la idea desesperada del sacrificio. Aceleración. Una mujer joven se lanza a la pista y un caballo a todo pistola acaba con su vida.
Ahora, sí. Todos los diarios recogen la inesperada e impactante noticia. Cientos de mujeres son detenidas. Pero habrá un antes y un después. La mujer comienza a ser alguien y a existir en política y en ciudadanía. Aunque vote, no pasará nada. Comienza la victoria. Al principio, se permite votar a muy pocas mujeres. Paulatinamente, se abrirá el espectro hacia la justa universalización. Ya no estará mal que la mujer ejerza y tenga el derecho. Se imponen los tiempos y ceden los putos atavismos. Los tabúes se desmoronan y gana la audacia de la normalidad.
1918. Inglaterra. Me pregunto acerca del tremendo gen de ese sexismo de ancestro. La Iglesia, la costumbre, la mujer, la segunda división, la sin derechos, la nunca Diosa, las no militares o las no empresarias. Mil ejemplos más.
Hoy en día también está ese sexismo pero con formas modernas y aparentemente más permisivas y penetradoras. Hay más coladeros. Y todo el camino sigue haciéndose porque está todo por rehacer. El condicionante y el tabú ya permiten la participación pero no la credibilidad. Muy pocas mujeres son grandes empresarias o grandes políticas de Poder. Seguimos sin creer en ellas y las atacamos y las matamos.
El feminismo ha de seguir vivo y vigilante. El adolescente ya pega a la niña, y los casos de malos tratos y de asesinatos siguen sucediendo y teniendo lugar de modo vergonzante para tod@s. He sentido una merecida vergüenza viendo este buen y acertado recuerdo en forma de film. La Historia estará para advertirnos sobre la carne social y la viveza de las cosas auténticas aunque no nos guste admitirlas.
-SEGUIMOS SIENDO UNOS BESTIAS-