martes, 27 de octubre de 2015

- NO -



En la tarde acortada del octubre de mi hoy, me vino la nostalgia de un tiempo que ya no existe. Y entonces imaginé vacíos, ausencias, desilusiones y demasiado silencio.
Era aquel un tiempo desnudo y cruel, tirano y sin alicientes. Un período de mi vida terrible y excesivo, canallón y doloroso. Y hoy parecía haberme metido nuevamente en el interior de esa cueva impasable que es el no a las ilusiones y a los sucederes que seguirán viniendo.
No. No es el cambio de la hora, no es el pasado, no es la sombra, y ni siquiera el yo que nunca más seré. Jamás. Solo hay un cansancio y un detenerme en el camino de mi vida, y un repaso y una reflexión personal.
El pasado ataca amenazante pero ya no tiene munición ni puntería. Es un pasado romo que se hizo añicos a base de tenacidad y trabajo.
Sé que mi camino se sigue construyendo porque soy tenaz como una roca y porque mi vida se va a hacer con más ilusión que este pequeño descanso en el camino. Ahora ya nunca nada se para. Hace tiempo que yo me hallé a mí mismo y me van estos retos. Y combato esa nostalgia con la curiosidad de un explorador sempiterno.
No. No es el octubre ni la luz. Solo soy yo. Y ese yo va a seguir explorando y perfeccionando su horizonte, y haciendo una solidez y una continuidad. Y mañana llevaré a mi madre al médico a ver cómo le va la recuperación del constipado que la aqueja, y dentro de un rato me iré a un concierto de música, y seguiré aprendiendo en las próximas fechas el canto coral de la Asociación de la que formo parte, y seguiré y seguiré siempre caminando y buscando bifurcaciones en los caminos que me lleven a las aldeas de la sorpresa.
Y lograré seguir aprendiendo constantemente y descubriré mil cosas nuevas que otrora me pasaron desapercibidas, y alcanzaré muchas de mis metas con final real.
Nada será como antes. Aparecerán caras nuevas en mi vida, y mi mirada será más mía y estable, y la vida volverá a brotar a borbotones comme il faut, y lloverá, y hará viento, y saldrá el sol. Desaparecerá la borrasca, y vendrán más anticiclones y más deseos y conquistas camino de mi libre y plena realización como persona.
Y seguiré creciendo, y aprendiendo nuevamente, y domando adecuadamente mis dolores y mis desacuerdos. Me seguiré haciendo al camino y a la vida, y volveré a relajarme y a sentirme la sonrisa en la vida y el ánimo en el corazón.
Es lo más apasionante que me pasará. Que lo más duro, ya pasó. Y mi individualidad estará robusta y preparada, necesaria y oportuna, consecuente y abierta.
Mi buen propósito dejará paso abierto y franco a las concreciones, y cederán las verborreas inanes y de orla.
Me pondré tranquilo y me saldrá el humor y la chispa. Y nunca jamás dejaré de escribir mis sentimientos en un papel. Nunca me guardaré nada de lo que crea, y lanzaré al aire de mi verdad todo mi sentir.
¡Adiós, otro tiempo! Adiós y hasta siempre. Ya no eres yo, ya no formas parte de mí, no me tienes esclavo sino siempre rebelde y renovado. No tienes nada que hacer. Porque me he labrado y seguiré laborando el músculo de mi futuro con la decisión valiente de un soldado definitivo y valeroso. ¡Ciao, atrás! ...
-HASTA NUNCA-

miércoles, 21 de octubre de 2015

- DESBOCADA PASIÓN -



Superior. Arrebatadora y deseosa. Ganadora e imbatible. Pasión sin control desde el deseo nata. Pasión que golpea de bienestar a los amantes atrapados desde el influjo de su enigma cómplice y compartido. Sangre a dos.
Lluvia de amor y sudor frente a unas hierbas salvajes en el campo. Salpica el fluír desbocado en medio de un escenario que nunca va a importar y que será inaudito e irreductible. Siempre magno.
Y ahí, entre el fuego pasional, vibra la vida caprichosa y liberada de todo el tabú por otros censurado. Ahí está el avive, la fluidez, el vívere, el incadescente magma de volcán que quema para bien y que convierte el rojo en azul cielo y el verde en vida desnuda y copulada. Unida y férrea.
Calor. Un calor especial y dual, apartado y feroz, libertino y selectivo, especial e irreproducible, a mil formas, y telas, y texturas, y sexualidades, y complementos, y rosas y colores de amor apasionado y consentido. Golfos felices de sentimiento compartido. Cabos heterodoxos de placer, y playas casi predestinadas a vaciarse de gente y potenciarse de intimidad al aire y al gusto.
Sabores, gemidos y acústica que nace de todos los poros y orificios, de todos los gestos sensuales que hacen del rey amor una libertad, un universo propio y un reloj alternativo. Sentimientos sin reparos, agitados, demostraciones a la luna de la verdad y de la postura.
Cama de amor y sillón plurifuncional. Libro tolerado para casi todos los públicos adultos y con derechos. Piernas depiladas, tatoos en donde se sabe que agrada, concesión y femineidad, ausencia de edad, atmósfera que cohabita con el mundo de lo racional con altanería, potencia de pólvora y orgullo.
Atletismo en el lecho en donde el amor es un líquido que rebosa todas las conveniencias y abre todo el apasionante mundo del exceso. Vino de boca y lengua compartida, danza en velos resistentes y siempre soñados, arrebatos de amor y sorpresas, de irracionalidad y vagina, de miembro natural que sabe que nació para descubrir mundos ajenos y llevar el gusto hasta la iteración muchísimo más que aceptada.
Medias que cayeron y se paladean, hilos y tirantes de todos los colores que se despegan del cuerpo y vuelvan al olvido del suelo y de la indiferencia mentirosa como un maniquí. Todo sobra. Gana el desnudo y la piel, y como se es, y el vestido se torna incómodo e inoportuno, absurdo y menoscabador, ingenioso desde las aperturas estratégicas y hasta oportunísimo para jugar con él a todo lo contrario de lo que fue pensado e ideado.
Pensar la pasión es como saltar de planeta en planeta o como imaginar que el sexo no existe, o como creer que el deseo lo inventó un tipo llamado Lucifer y nunca una dama de akelarre llamada libertad.
La desbocada pasión se dicta y se hace consensuada y siempre inesperadamente. Pensado y hecho. Aquí te pillo y aquí te entrego. Aquí me doy y allá me haces. Y acepto tus entradas y locuras, tus recovecos y pliegues, tus arrugas inexistentes, tu verdad ensalivada y vomitada en cada centímetro de la geografía de tu físico, y cuando sencillamente nos llega la pulsión y nada puede existir.
En medio de la gran tormenta pasional se masca la curiosidad y el vigor de un pájaro saltarín y amarillo, y el mar admira a los amantes con la calma de su viento detenido para no molestar. Pero el hipotético temporal nunca existe. Porque es un estruendo de magia y deseos colmados que se debate entre la felicidad y el apasionamiento derramado y grato.
-FUERZAS MUTUAS E IMPARABLES-

domingo, 18 de octubre de 2015

- LA TÍA MARUJA -



Todos los domingos. Los domingos por la tarde. Allá a las cuatro. Mi madre decidía su tiempo y el tiempo de ocio de sus hijos. De mi hermano y de mí. Y ese momento coincidía con la marcha a pie a casa de la prima de mi madre. Sí. De la tía Maruja.
Algo había que hacer. Mi madre tenía dos niños sin socializar ni juntar con los demás niños de su edad. Y mi padre se despreocupaba, dormía la siesta, y luego se marchaba al bar de la esquina en el cual permanecía hasta la hora de la cena.
Allá que íbamos los tres caminando. Nunca hubo coche en casa. Y como nos gustaba a todos andar, así nos ahorrábamos el billete del autobús de la ida.
Desde mi casa alcanzábamos el antiguo hospital "La Fe", y continuábamos buscando el vetusto y abandonado Camino de Moncada hasta girar hacia la izquierda y hallar por entonces las afueras de la ciudad de Valencia en plena y autóctona huerta. Por ahí acababa el exterior de mi ciudad y aparecían los bloques de viviendas todavía no contiguos. En uno de esos bloques estaba la casa de la Tía Maruja y de su marido sevillano el tío Juanito y nuestra prima María Amparo ya casi una adolescente presumida y hasta previsible. España estaba cambiando a pesar de la pared del vetusto franquismo. Empezaban a aparecer los primeros coches, y en muchas casas ya estaba la televisión del blanco y negro. ¡El cine en casa! ...
Le dábamos todos un beso a mi tía Maruja. Mi tío Juanito andaba con la siesta, y María Amparo váyase a saber lo que estaría haciendo en su cuarto.
Sus otros hermanos, Juan Miguel y José María ya eran los dos unos jovenzuelos y habían partido camino de la doscoteca con sus pandillas de amigos. Rara vez estaban.
Mientras mi madre charlaba todo el tiempo y en valenciano con la tía Maruja, nosotros nos entreteníamos viendo la televisión. Y cuando iba a empezar el mítico programa "El hombre y la Tierra" del doctor y naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, aparecía mi tío Juanito y se sentaba con nosotros en su silla del comedor para ver el programa. Después, cuando le parecía bien, se bajaba al bar para estar con sus amigos.
Recuerdo aquellos pasajes casi fugaces de mi infancia como significativos y estimulantes. Viendo la tele se distraía uno. Pero yo no podía siendo niño valorar las tremendas carencias y angustias de mi madre a la hora de contentar a sus hijos. ¡Menos mal que estaba la tía Maruja que nos acogía con cariño, humanidad y campechanía! Y además veíamos en la tele los dibujos animados  y hasta los partidos de fútbol de la Liga. No estaba nada mal ...
No todos los partidos, porque a la hora del fútbol aparecía de nuevo mi prima María Amparo, cambiaba de canal y ponía un programa de música que a ella le gustaba mucho. ¡Ya nos había fastidiado un poco la guinda del pastel! ...
Las nueve. De la noche. Vuelta a casa. Esta vez en el autobús línea 27 que iba desde la Ciudad del Artista Fallero hasta la Carretera Real de Madrid. Descendíamos en la parada que había en la Plaza de Santa Úrsula al lado de las Torres de Quart. Y desde ahí, a casa. Por lo menos nos habíamos distraído un poco.
Un día la cara de mi madre palideció. Alguien le dijo que la tía Maruja había fallecido a sus escasos cincuenta y pocos años, a causa de una cosa del corazón. A mi madre le supo mal porque la quería a mares y porque se quedaba sin opciones de ocio para el domingo de sus hijos.
¿QUÉ HARÍA AHORA? ...

lunes, 12 de octubre de 2015

- RENACER A LOS CINCUENTA -



Casi de repente, no es posible. Se hace poco a poco y ante el estupor de los demás. Me ocurre. Aparecen unas situaciones nuevas y hay que tener la habilidad social de saber sortear. Nuevo. Todo es nuevo y alegre. Siempre, alegre.
Me pasa a mí. Aunque no lo parezca, estoy empezando realmente a vivir. Y observo unas dificultades que han de estar en el guión si se fue la lógica del atrás. Autogestionarse casi de repente, paulatina y firmemente, es todo menos sencillo. Y a la vez, más que necesario.
Renacer a mi edad parece una osadía y un logro a aplaudir. Cambiar gran parte de mis esquemas, porque precisamente crezco y renazco. Salgo a la superficie, y releo y hasta retomo el tiempo actual. El atrás parece el gran hándicap. ¿Cómo explicar el atrás?, ¿cómo hacerte creíble y aceptado sin peros? ... Me temo que eso es más que imposible. La única llave es la autoconvicción. El yo buscado y auténtico. Lo que los demás hagan o piensen, debe ser paulatinamente visto como algo menor y hasta indiferente.
A mi edad es muy difícil conectar. Lo asumo. Lo veo en las charlas y en las sorpresas con las otras gentes de mi edad. Ell@s están de vuelta y yo tomando mis primeros autobuses de la ida. Es realmente complejo y hasta hilarante. Casi todo es desencuentro. Absolutamente, con todo. Las preguntas que no te van a hacer, son realmente el gran obstáculo. ¿Quién será el tío éste? ...
La sonrisa convencida es la mejor de las tácticas. Seguramente no sabrán ni entenderán apenas nada de mi vida de atrás, pero he de saber asumir absolutamente esa incomprensión.
Caminar siempre hacia adelante. Reivindicarse y hasta ser un poco más egoísta. No tener pudor ni complejos. Solo quiero que mi adultez progresiva provoque buen rollo entre quienes me rodean. Y no renunciar a mis hobbies y aficiones. Disfrutar de cada momento, de cada trino de los pájaros, asumir las renuncias y lo que ya no podrá ser, ser tenaz y combativo desde mis más profundas convicciones, y saber parar cuando algún insolente miope me malcomprenda.
Sonreír siempre. Y, de verdad. No suele fallar. Me encanta lanzar y lanzarme una mirada de sonrisa y hasta de autoestima. Sé que mis conocidos actuales acabarán siendo verdaderos amigos. Estoy más que absolutamente convencido. Mi peor enemigo es la ansiedad. Si me tomo las cosas con más calma, lograré recoger mis frutos deseados.
¿El amor? ¡Oh, magia! ¿Encontrar a una señora para querer y ser querido? ¡Oh! No hay nunca nada que planificar. El amor nunca se planificará. Porque es una energía que está por encima de mi y de ella. El amor sorprenderá si ha de sorprender, y entonces ella me hará tan extremadamente feliz como yo a ella.
Tengo cincuenta y cinco años. Y, muchas cosas que aportar. Me considero un hombre joven y divertido. Ocurrente y de buen fondo. Calvo, con gafas, simpaticote y hasta apasionado. Siempre crecedor y progresivo, camino de mí mismo.
Nada de utopías. Todo es posible en mi vida. Me quedan algunas décadas en este peregrinar mío y heterodoxo por el sendero vital. Al final de mi tsunami personal, tuve suerte. Creo que el azar siempre influye. Y que ahora mi camino hacia el jubileo se definirá con éxito y con el bienestar que antes no estuvo.
Creo en mi sonrisa, y en mi paso, y en mi mirada, y en mi singularidad, y en mi heterodoxia, y en mi risa y en mi llanto. Me importa un pito mi edad.
-ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO MI DESNUDO-

miércoles, 7 de octubre de 2015

- EL GAZPACHO -



Alto, ancho de espaldas y cuerpo de soldado. Gafas de cristal grueso y una realidad marcada por el mal fario. Raro y brutote al hablar.
- "¡Yo os haré gazpacho manchego!" ...
Su nombre es Jorge y nació por entre los mágicos pueblicos que acaban llevando a Cuenca, ciudad tesoro de encanto y de parajes más que destacados.
Nos engañó, porque le obviamos a gente como a él. Nos pasan desapercibidos porque tenemos demasiada prisa en la sensibilidad y en la fijeza.
- "!Ah, vale, pues perfecto, Jorge! Este domingo comeremos gazpacho hecho por ti", le contestamos...
No solemos querer a gente como Jorge. No queremos más problemas que los que surgen desde ese individualismo asocial y de supervivencia que es nuestra vida cotidiana.
Jorge estaba serio, extraño, como distraído, nerviosote, impaciente ...
Una amiga centroamericana me abrió los ojos y me dijo que le daba la sensación de que este muchachote no estaba al cien por cien bien de ahí arriba.
Comuniqué las impresiones con celeridad a los comensales. Tuvimos mucha paciencia caritativa con él. Le pusimos complicidad para salir del paso. Jorge estaba tan bloqueado que no acertaba siquiera a hacer el fuego, ni a cortar los cachitos de la carne, ni a dejar de ponerle exceso incorrecto a un producto delicado. Hasta amenazó en rabieta, asegurando que o nos callábamos, o se iba a su casa. La comida fue una anécdota mal cocinada e infantil, y todos menos yo pusimos excusas para no probar bocado. Había demasiado riesgo contagioso.
Acabado el acto, hablé con él. En efecto, hay una deficiencia en Jorge. Pero en su característica hay igualmente verborrea y lucidez. Y entonces se le abrió la confianza y me contó que había querido ser militar y que no había podido ser. Y luego, policía y tampoco. Y eso era su pasión. Acabó de agente de seguridad veinte años, custodiando superficies comerciales. Pero a él le gustaba la milicia y los coches de la policía con sus sirenas. Mas no pudo ser.
Un pariente le enchufó y pudo ser seguridad comercial. Sin armas de fuego. Y en su plena actividad  bastante insatisfecha para él, alguien le puso una pistola en la cabeza y un fusil en la espalda. Había ola de atracos en los polígonos industriales. Se le sumaron dos atracos más en setenta y dos horas. Jorge, se derrumbó del todo.
Le dieron año y medio para curarse, y después le despidieron tirándole definitivamente a la incapacidad permanente y a ser pensionista de por vida.
- "¿A que os ha gustado mi gazpacho? " ...
- "Sí, Jorge", todos al unísono ...
Cuando se levanta por las mañanas no tiene nada claro el qué hacer y cómo distribuír todo el tiempazo libre que tiene. Igual se vuelve a dormir, que hace senderismo por inercia, o que come entre horas. No quise preguntarle por su familia o por sus amigos. Me supo mal. Entre toda la sociedad y yo el primero, le hemos convertido en un olvidado con piernas.
-TE QUIERO, JORGE-

domingo, 4 de octubre de 2015

- POR FIN, ANDREA. -



Me hechizó y sorprendió toda tu vitalidad. Porque ya no eras precisamente una niña, pero no se notaba, Andrea. Eras y eres torbellino y exceso, descaro y audacia, sorpresa y también menoridad.
Yo llegué a creer en tí y en tus cosas. Creía en tu entusiasmo y en tu capacidad de reír más que nadie y demostrar el empaque de tu mundo vivido.
Sí, Andrea. La verdad es que al principio engañas mucho, y bamboleas de un lado a otro femenina y pícaramente tu melena de profundo color oscuro. Y sacas los tirantes y los tatoos cuando haga falta y en toda estación del año, y sabes sacarle ventaja a tu antigua belleza y gracia de mujer.
Entonces, ¿por qué no lograba conectar contigo?, ¿por qué me entraban unas tremendas dudas cada vez que concluía tu fiesta y tus ruídos musicales y bullangueros del tiempo repetido de tu ocio?, ¿por qué si eras tan mágica sentía la falsedad en medio de las ilusiones? ...
Pronto, no hallé la respuesta. Tú representabas el mundo distinto que yo nunca anhelaba pero que me servía para distraerme y para que pasasen más rápidas las agujas del reloj.
Me costó conocerte, Andrea. Fui miope, sorderas y hasta pelín masoca. Porque estaba claro que me mentías con tu rechazo. Pero, no a mí. Tú rechazabas mucho más que a las cosas puntuales y fugaces, festeras o de diferencia.
Empezamos a alejarnos en afecto no por el hecho de que nuestros gustos fueran diametralmente opuestos o porque a uno le gustase el verde y a la otra el azul. No, Andrea. No era éso ...
Era algo mucho más potente, veterana y juvenil Andrea. No era que no hubiese comunicación suficiente y todas esas concesiones necesarias. ¡Nada de eso! Lo que fui descubriendo con el paso del tiempo es que te repateaba que te llevasen la contraria, que tú eres una vanidosa impenitente que quería ser el centro de todas las atenciones y también el real bastón de mando, Andrea.
Sorda, vulgar, ventajista, profundamente egoísta, maniática, sin capacidad para ponerte en el lugar del otro, y amante de los pelotas y de los corifeos de victimistas y arribistas como tú.
Por eso no puedo quererte, Andrea. Porque te domina la soberbia, y porque descalificas y sambeniteas a los que te plantan cara con su libertad y te dicen las cosas que no te gusta oír, a la cara.
¿Quienes somos los demás para retar a la reina del mambo?, ¿cómo puede ser posible que unos seres menores te puedan poner las peras al cuarto?, ¿no es eso osadía  inaceptable? ...
Por eso te digo que ciao, Andrea. Que, te aguante quien lo desee pero nunca, yo. Me has decepcionado como persona. No eres de fiar, aparte de soez, vulgar, machista sin saberlo, zafia y autoembustera. Me voy porque me hacías sentirme irreal y desconcertado.
Eres una perdonavidas; alguien que no avanza, que busca amigas pelotilleras que no lo son. Porque si lo fuesen, Andrea, entonces te aconsejarían que dejases de una maldita vez tu tiempo de diva ridi y que descendieras de tu olimpo absurdo.
Solo eres alguien como los demás, y no lo sabes, Andrea. Por eso me gustaría que un día lograses tomar contacto con la tierra real.
-Y ESE DÍA VOLVERÉ -

martes, 29 de septiembre de 2015

- UN AÑO DE AMIGOS Y CONOCIDOS -



Ahora. Por estas fechas se cumple un año. Anunciaron una quedada para conocerse en una web de internet de mi ciudad. Yo, al principio, sentía el pudor y el apuro propios de quien no conoce estos lugares de encuentro. Pero tuve la decisión social y conquista personal de atreverme a acudir.
Cuatro gatos despistados y muy diferentes encontré. Gente en general más joven que yo, pero con idéntico deseo de salir de la atrapadora soledad.
Conocerse. Verbo esencial. Para mí, conocerse ingenuamente era hacer amigas y amigos de verdad. Pero el mundo para mí casi inédito, es muchísimo más complejo y diverso que esa afirmación de romanticismo y hasta simpleza.
¿Amigos a mis cincuenta años? ... Comenzaron las cenas, y todo me sobrepasó. Aquella industria de la soledad parecía necesitar de los efectos especiales. Cerveza al canto y ruidazos por doquier, juerga y más juerga intrascendente para olvidarse de sí mism@s, y hasta la nueva convocatoria. ¡Ah! Y un regalo: te metían en un grupo de waatsap si hacías meritoriaje, caías bien, y si tu móvil anticuado tenía el wifi necesario. Entre otras cosas ...
Vi gente muy quemada, y algo peor: habían vivido todo lo del mundo y habían roto con sus parejas, o se habían separado, o no se llevaban bien con sus ex, o todo menos acercamientos, asunciones de responsabilidades, o deseos reales de cercanía. Cometían muchas faltas de ortografía por el waatsap ...
Yo siempre pensé erradamente que hacer amigos sería una cosa muy sencilla. Pero me hallé en mi caminar con caparazones y escudos por todos los sitios. Que alguien te dijera la verdad desnuda y la intimidad de las cosas, era milagroso. Yo, les sonsacaba cuanto podía, pero pronto se daban cuenta de mi periodismo, se ponían seri@s, se alejaban, y establecían una pared infranqueable.
Los más afines decidían hábilmente tantearse de otra manera. Hablar de cosas menores, y cuidar sus poses y sus estrategias. La idea era no llegar a casa igual de solos que antes y encima peleados.
Me costó mucha ayuda asumir esas dificultades de las diferencias. Yo era un tío que porfiaba y desnudaba demasiado. Finalmente, sacaba mi sentido del humor y les desarmaba. Ya no me veían tan peligroso ...
El buen rollo se extendió y pasó de boca a oreja. Venían y venían. Y además tuve suerte y empezó a llegar más gente de mi edad y se fue esfumando la grey jovencita. El grupo de "todas las edades" cogió cordura y las cosas fueron encajando mejor. Por cierto, que, meses después, el fundador del grupo se cansó y se largó sin dar explicaciones. Afortunadamente, la cosa se salvó por el intercambio previo de los teléfonos entre los componentes del citado grupo.
Hace ahora un año de todo aquello. De los pioneros, quedamos una mujer con la que nunca he sintonizado bien, una chica oriental que está aquí de paso para aprender español y poco más, y este modesto servidor que os escribe.
Lo mejor ha sido la viva continuidad. En cada cena aparecía gente nueva, y entre semana nos repasábamos los unos a los otros. Mi escaso tiempo, mi nulo dinero, y mi no coche estropearon las cosas. Mi escasa libertad que no me ofrecen mis delicadas rodillas hace todo lo demás. Me suelo descolgar de las quedadas pues sacrifico mi tiempo para mi mamá senecta.
Pero, sí, lo mejor es la viveza y la continuidad. Voy haciendo de algunos conocid@s aspirantes a amig@s. Pero ni la noche está hecha para mí, ni me gusta la risotada vacua o el verse por verse. Quiero aspirar a bastante más. Es muy difícil. Solo el tiempo me dirá el éxito o el rumbo de mis objetivos. Ni voy a cambiar yo a mi edad, ni cambiarán ellas ni ellos. ¡Faltaría plus! Pero en el día a día y en el transcurrir del tiempo, están las soluciones de mi ubicación ahí.
-TODO SE VERÁ-

sábado, 26 de septiembre de 2015

- HABLANDO CON MANOLÍN -



Cuarenta y cuatro años confiesa abiertamente tener Manolín. Pero desde hace algunos pocos años lo que es noticia es que se puede hablar con él. Porque lo que se antojaba quimérico hace algún tiempo atrás ya no es imposible.
Pertenece a mi barriada, aunque ahora menos porque cuida en solitario y como yo a su madre. ¿Manolín cuidando a su madre?, ¿a alguien? ¡Quién lo podría decir! ... Yo, hace tiempo que le tengo aprecio a este muchacho.
No podía serse más salvaje que Manolín. Politoxicómano, de una agresividad de espanto, enloquecido y egoísta, cabrón y desaconsejable.
Ese era Manolín. El terror del barrio. El pirómano que quemaba todos los contenedores de la barriada y que traía en jaque a los agentes de la autoridad. Lo rompía todo. Cristales, maderas, gritaba amenazador, y sentía guerra abierta y descontrolada contra su escaso mundo conocido. No quería rivales. Nos rompió varias veces los cristales de la puerta de abajo del portal de la finca. Necesitaba liarla.
Nacido en el seno de una familia sin estructura, Manolín nunca sintió colchón y decidió que, o atacaba, o le harían daño. Tenía veinte años, no levantaba cabeza, todo el mundo pasaba de él, su no familia le ignoraba y se sentía impotente para abordar sus problemas, le metieron una temporada entre rejas, trataron de convencerle a su salida de que debía cambiar de actitud vital, y yo empecé a ir viendo cómo Manolín estaba apastillado de sedantes de un modo excesivo. Parecía haberse detenido su violencia pero a cambio de una anulación excesiva de su personalidad ... ¿Creer en Manolín y en su regeneración e integración en la sociedad? ... , ¿qué era peor?, ¿verle atontado a salvajemente violento? Casi, que lo primero, claro está ...
Ha pasado el tiempo. Me saludaba y me hablaba de usted. Debe verme viejo. Y yo un día le vi ojos bondadosos y me quedé gratamente sorprendido porque parecía como si su sedación excesiva hubiese dejado paso a una sonrisa noble y personal. Manolín ya no es peligroso. Es, incluso, tierno. Cuida a su madre con fidelidad y orgullo, afirma que sus hermanos pasan de su madre, y que solo una de dichas hermanas se llega a la casa y les ayuda en lo que puede. Es su hermana guapa y pelirroja, a la cual yo recuerdo de cuando tomaba una y otra vez su bicicleta para desplazarse.
Manolín me habla con modestia y convicción. Es humilde y claro a un tiempo. El efecto de toda la mierda que pasó por su sangre siempre dejará secuelas. Está vivo de milagro. Pero el ya hombre Manolín, ha tomado un nuevo rumbo y un nuevo camino. Sabe distinguir la ética del bien y del mal, ha vivido todos los infiernos desgarradores, y sabe que no debe volver a hacer el gilipollas.
Manolín se ha recuperado. Lo digo para los que no creen que las personas puedan rehacerse. Manolín es un ejemplo de superación, supervivencia y de no rendirse. Le ha hecho un gran regate y un potente corte de mangas a su tremenda fatalidad y negatividad. Se puede hablar y más o menos perfectamente con Manolín. Sobre todo si le caes bien y te ve bueno. Si te tiene respeto y afecto.
Que es en definitiva lo nuevo en Manolín. Ha sido capaz y sabido valorar sus cosas y admirar su derredor. Valorar, de buen aprecio y de buen jugo y chicha. Ha sabido ver que detrás y en medio de la negrura hay realidades gratas por las que vale la pena luchar. Y ha apostado por seguir ese rumbo de la normalidad y del amor. Le veo mucho futuro.
Adora a su madre, y le limpia el culo y la cambia los pañales y lo que haga falta. Y lo que es más importante: Manolín ha aprendido a quererse y a convivir en aceptación consigo mismo.
¡ENHORABUENA, CHAVAL!

miércoles, 23 de septiembre de 2015

- OTOÑO, MI OTOÑO ... -



Otoño de alas negras que acurrucas paulatinamente los espacios de luz del sol. Otoño que emerges desde la templanza cronológica para decirle a las playas y al calor que ya les llega su momento de letargo y de quietud. Otoño que me llega desde la novedad y los reencuentros, desde la esperada sorpresa ocre que emociona y varía el tedio del panorama veraniego y anodino que ya fenece.
Otoño de uvas y vendimias, de resistencias y de ropas que se robustecen y complementan llamando a la defensa y a la intimidad. Otoño sugestivo y femenino, otoño con arrugas y con la sensualidad precisa para girar las cabezas en espontaneidad y osadía. Otoño bello.
Borrasca de viento en la noche fresca y confiada del desnudo personal. Otoño de plantas que sonríen camino de una suavidad climática y hasta desacostumbrada. Otoño de ilusión y madurez, otoño de otro tiempo y de otra nostalgia, y de la segunda parte de la vida, y de la fuerza potente que se hiergue en medio de una renovada y distinta vitalidad plena. Otoño de tacón desarrollado.
Otoño inesperado que cabalga a ritmo de un fondista cerebral. Otoño de tortuga y hormiga que nunca te defrauda y que acaba logrando su tenaz objetivo. Otoño de tirar los trastos inservibles a la calle y de hacer amor. Otoño de tomar decisiones, de sonreírle a la nube y de decirle adiós al bikini o al tirante al sol. Otoño de maquillajes y novedades, de olor a libros y a trasiego de niños y coches camino de colegios y trabajos. Otoño contundente que hace poesía con solo el efecto de su luz especial sobre las hojas de las plantas de mi balcón. Contraste de tiempos y límite de belleza. Fotos de turistas que convierten en ternura el descubrimiento de pequeños recuerdos, siempre gratos e inolvidables.
Otoño severo de obligaciones y domingos. Otoño de tí a quien mis palabras son bisutería barata para el fondo de tu belleza eterna y hasta colosal. Fina lluvia que cala preocupante, y que hace del rímmel de tus ojos el descubrimiento de la verdadera faz de tu ser de mujer real y definitiva.
Otoño fresco y estresante, otoño de senderismo y yoga, de respiración renovadora frente a ese pino que ha resistido heróico el embate del verano y le ha ganado a la vida. Otoño de interior, de excursiones, de cine, de películas y de besos. Otoño de recogimiento y de escapadas aventureras que nunca contarás. Otoño que rebaña el último compás del verano y lo hace la mejor canción del porvenir. Otoño de volverse locos haciendo el amor.
Otoño libre y cambiante, otoño de pájaro cantor, oscuridad furtiva que corta los días y los hace breves y niños, proponiendo otra forma de luz artificial y compartida.
Otoño de amigos entre unas birras sentados en un bar. Otoño de una sociabilidad que es risa necesaria, y chiste fácil y vuelta a lo cotidiano con filosofía y propósito excitante y con borrón y cuenta nueva.
Otoño de ordenador y juego, otoño de pereza y excusa, otoño de waatsap y mundo, otoño de habilidades sociales y de mucha mano izquierda, otoño positivo y penetrante, otoño de cartas y paella, otoño de nuevas vivencias que no puedes ni imaginar. Otoño feliz,
Otoño de dama de portento, de meiga de belleza y de seguridad, de labios carnosos y que sabe vestir y epatar, y hacer que salte el impulsivo piropo de un varón de cualquier edad.
Pieles enlutadas con medias de luxe y seducción, otoño de más piernas cruzadas y escotes atávicos y estratégicos, otoño de atreverse a saltarse todas las barreras y tabúes. Otoño de tí.
-Y DE MÍ-

lunes, 21 de septiembre de 2015

- PAU GASOL AGRANDA EL MITO -



Español, catalán, europeo, gigante del basket, y en el foco de todas las maravilladas y masivas miradas. Es el campeón europeo y de todos los campeonatos y torneos, ¡Pau Gasol! ...
Larguirucho e inteligente, contenido con los medios, correcto, maduro y actual, barba personal y hasta icónica, y una enorme alegría en el medio de los mejores deportistas españoles de todos los tiempos.
Gasol representa la viva imagen del triunfador y del superdotado, del viajado por méritos propios a la fábrica del éxito y de la oportunidad deportiva, como son los EEUU.
Gasol es ganador y profesional. Trabajador. Muy alto y muy concreto. Listo y versátil, pilla todos los balones aéreos, se va de sus rivales gigantes en el uno contra uno, es regular en tiros de dos, y lanza hasta triples que entran limpios y fáciles.
En este Europeo de Francia, se ha exhibido. Ha hecho casi todo lo que ha querido. Ha sido decisivo y no ha visto rivales de entidad. Gasol ha sido España. Él solito. Él, y cuatro más. El, y Chacho, y Rudie, y Reyes, y Mirotic, y Llull, y unos compañeros de buen nivel que ha dirigido con mucho orden y acierto el seleccionador Scariolo.
Gasol, Pau, se echado el equipo a sus espaldas y se la ha jugado contra la potente y anfitriona Francia de Parker, y se ha llevado el gato al agua levantando al público español de sus asientos. En la final contra Lituania, ha sido ese actor hollywoodiense que sin despeinarse se ha lucido y se ha impuesto con su personalidad, dándole cauce de oro a las aspiraciones españolas. Porque Pau es de oro ...
Gasol es un elegido y un privilegiado. Y tiene otro hermano oso y alto que es otro portento de deportista, también triunfador en la NBA.
Pau es el sueño logrado por el que pugnan todos los chicos españoles. Ha conseguido ganar la NBA siendo titular de Los Ángeles Lakers. ¿Alguien da más? ...
Bastantes más de treinta años que no se notan apenas. El gigante flaco sigue teniendo resistencia y se ha curtido jugando burradas de partidos todos los días. América le ha venido fetén, y se ha vuelto un dios humilde y hasta cercano. Comparte olimpo ibérico con Nadal o Miguel Induráin. Se admiten pocos nombres más ...
Son los tiempos de una nueva generación mágica en donde el mago Juan Carlos "la Bomba" Navarro estaba ahora en las gradas. Es el Iniesta o el Xavi del baloncesto. El one. El Sabonis español que lleva en su zurrón todas las sorpresas frescas del mejor baloncesto y que no tiene miedo ninguno. Su baloncesto es valentía y responsabilidad, genio y figura, temple y suavidad, y ese movimiento o recorte final que solo los mitos poseen.
No se sabe muy bien por qué ese flaco larguirucho sin afeitar, es tan bueno y decisivo, y por qué la suerte está de su lado.
Lo que se sabe es que ha vuelto a ganar y a ilusionar, y a hacer que pasaran cosas distintas y expectantes, y nuestras y para nuestro beneficio, y ha sido y ha estado colosal y rutilante, y en una forma plena, y ha valido la pena el sufrimiento y el escepticismo truncado, la incertidumbre y hasta la tensión.
Porque al final ha habido como siempre postre y rosas, colonia, tarta y cava, champagne y licor de sonrisa, y más risas, y vestuarios mojados con olor a campeón.
¡OLÉ, PAU!


viernes, 18 de septiembre de 2015

- EL VASO DE NARANJA -



Antonio Havems tiene su extraña y peculiar forma de mostrarse ante su progenitora y senecta madre, apartándose de toda forma lógica de trato y respuesta.
¿Quiere Havems a su madre muy mayor y que le mantiene en un Edipo ya definitivo y de rebeldía? Seguramente que le tiene una especie de amor odio muy personal. Y muy pocos pueden sospechar de toda esta circunstancia.
Para Havems, el mundo exterior es una injusta que unos cabrones han puesto ahí y de cuyos charcos él ya ya no puede salir porque es imposible. De modo que hará ver que esas caídas y obstáculos nunca podrán ocurrir ni tener lugar.
En Havems, el mundo es peligroso y extraño. Y nada nunca habrá de cambiar con respecto a la relación que tomará con su madre, ahora cada vez más frágil. Pero que siempre acabará siendo su madre. Una madre casi inventada, real, peligrosa, y hasta considerada para Havems.
Sí. Es verdad que están los achaques, y el tiempo, y la lluvia, y los cambios de estación, y los agentes sociales. Ha de estar la familia ausente, y las medicinas, y los médicos, y los cuidadores, y los ambulatorios, y los hospitales, y las revisiones, y las cosas que se establecen para mamá. Pero también habrán de estar sus reglas del juego ...
Y en el tiempo de las grandes longevidades y de los grandes logros de la medicina, y de las sofisticaciones empresariales y mercaderes, Antonio Havems tiene una forma muy compensatoria y hasta tirana de ver el mundo y todas las cosas.
Porque todas las tardes, allá sobre las cuatro, y antes de partir hacia su trabajo de auxiliar administrativo en el que permanece casi desde la adolescencia, Havems mira a su madre viejita y se dispone a decidir estática e inmovilistamente lo que ha de suceder. Que no es otra cosa que preparar, exprimiendo unas naranjas, el zumo que luego verterá en el interior de un vaso y que a continuación hará beber quiera o no a su madre muy fuera ya del tiempo.
Ese vaso de naranja contiene para Antonio Havems lo más importante del mundo suyo con su madre. Esa naranjada, significará derechos y obligaciones. Su madre deberá tomar su cariño le guste o no, sea la hora más conveniente o la situación menos oportuna.
Ese vaso es su fantasía, el bálsamo de fierabrás, y a la vez su poderío y su seña de identidad. Esa naranjada, todo lo puede y le protege y protegerá los trescientos sesenta y cinco días del año, de las décadas que transcurren, y nadie osará mover ese suyo y atrapado reloj de Cronos. Porque ahora Havems es el doctor, y el tiempo no existe, y ya le pueden decir los demás lo que sea que no hará caso nunca. Porque los demás no existen ni existirán.
Y porque ese vaso de naranja tiene las propiedades exactas y necesarias para todo el placer y el bienestar, que es lo que piensa Havems.
Esa naranjada es su beso loco y su abrazo hipócrita antes de abandonar a su madre con sus odiados otros. Esa naranjada es el misterio de su relación con alguien que ya no puede decidir. Que ambos y desgraciadamente, hace mucho tiempo que ya no pueden decidir.
Havems ha tiempo que ha perdido contacto con la realidad, al igual que su madre. Y en su delirio y fantasía hay un afán por recrear y detener un tiempo que ya no está. Necesita creer y pensar que todavía todo puede ser perenne y eterno. Que se puede volver todo como un árbol trazado a lápiz por un niño, que la naranjada es solo lo más importante, que tras la ingesta del líquido por su madre la conciencia de Havems estará mejor y más limpia y coherente, y entonces a Antonio le sobreviene una aparente paz y sedación que le abre paso a una tarde tranquila y esperada. Y va y resulta que las cosas no son así.
-MAS HAVEMS JAMÁS LO PERCIBE-

martes, 15 de septiembre de 2015

- EL TORO DE LA TENSIÓN -



Es hermoso el animalismo. Es la única noticia positiva de lo de la vallisoletana Tordesillas en este quince de Septiembre que suena a fecha trascendente.
El amor y la comprensión. El acercamiento al mundo de los animales y a sus sentimientos. El animal ya no es la propiedad privatizada de nadie y menos para darle muerte. El toro español es un icono de la bravura y nobleza, al que se le sigue dando crédito,-aunque cada vez menos-, en el planeta de la tauromaquia.
El animalismo avanza más allá. Incluso hace hipocresías. Porque hay muchos seres humanos que se alejan cada vez más los unos de los otros ... Pero así y todo, nace un amor y unas consecuencias.
Matar a un toro no es una barbarie en el marco de la liturgia y la entrega tauromáquica, y sí en otras modalidades pongamos que de diversión.
Avanza el animalismo. Cada vez hay más perros y gatos en nuestros hogares y se comercia con modalidades exóticas e inseguras. Los animales también son libres y no meras estrategias o activos económicos. Y tienen perfilado un corazoncito que nos llega. Porque el animal nunca anida maldad sino característica. Un animal nunca mata para dar por saco a otro o para divertirse. Lo que hacen los animales es sobrevivir o intuír peligros límites.
A eso y a muchas más cosas aspiramos los seres humanos. A respetar. E incluso a respetarnos aunque muchas veces las economías se hiergan tras las industrias de las armas que abastecen a guerras estratégicas que unos y otros provocamos.
Es 2015. Son otros valores y otras costumbres. En algunos lugares el toreo parece tambalearse en el no futuro, pero cambiar ciertas mentalidades que en el fondo pare el hambre no es tarea fácil de conseguir.
¿Por qué en Tordesillas en Septiembre les da por lancear entre los mozos del pueblo a un toro hasta matarlo? Parece algo absolutamente irracional y difícilmente comprensible.
¿La gente de Tordesillas es bárbara y cafre? No lo creo. La gente de Tordesillas es exactamente similar a la de muchísimos pueblos y hasta capitales españolas y mundiales. Trabajan, tienen sus familias y amores, y sueños y esperanzas. Y también su atavismo y su flagrante error en forma de fiesta o acontecimiento inoportuno.
Si paran el "Toro de las Vega", los habitantes de Tordesillas se ganarán mucho más el respeto de los foráneos y españoles en general. Si son capaces de reflexionar y de dejarse de recreos inesperados y de excesos límites, podrán volver a un tiempo más sensato y real, más auténtico y más de coherencia.
Hay tradiciones intolerables. Como cuando tiraban a una cabra desde un campanario en la zamorana localidad de Manganeses de la Polvorosa y al final todo concluyó. No debemos dar mediáticamente una imagen de lo que no somos. Y los tordesillanos no son esos tipos chuletas y enloquecidos que persiguen con crueldad y saña la muerte de un animal. No. Los tordesillanos son más sensatos de lo que parece y ellos lo saben. Enfrentarse a ellos mismos no será fácil, pero los tiempos se acabarán imponiendo.
Posiblemente el toro maltratado de hoy hasta la muerte cruel sea uno de los últimos o incluso el último. Lo del "Toro de la Vega" produce alarma social y es demasiado descarnado y canallote. Éso, el quince de Septiembre, parece una suerte de Puerto Hurraco o España profunda con sus Galíndez, en donde no hay ley y en donde unos paletos bárbaros en apariencia que hacen cosas a sus anchas.
Era hoy compleja la labor de la Guardia Civil. Su autoridad parecía idéntica a la que tienen unas leyes arcáicas y erradas que ningún Gobierno se atreve por ahora a cambiar.
-MAS YA TOCA HACERLO-