lunes, 13 de enero de 2014

¿ SABES, PAPÁ ?



Deberían hacer un "Balón de Oro" también para nosotros los juveniles. Sí, papá. Porque mira la envidia totalmente insana que les tengo a mis ídolos geniales. Sería fantástico. Y, sobre todo, porque eso que estoy viendo ahí con Platini, el presidente Blatter, y todos esos tipos que mandan y organizan las fiestazas, es que mola mazo. Menuda oportunidad de aspirar a ser un icono internacional. Un grande, oye ...
¿Y las chicas, papá? ¡Wowww! Ahí tienes a todos los grandes luciendo las ropas más caras, y sus imágenes proyectándose desde ese cañón que es la tele y el internet hacia el mundo de las estrellas y del dinero. Qué fantástico ha de ser estar ahí como un Messi, un Ribéry, o un Cristiano Ronaldo. Menudas chavalas llevan a su lado, ¿eh? ...
Es que me vuelvo ellos con la imaginación, y me pongo a lucirme y a vacilar como una estrella del rock y del money. ¡Qué bien! Lo que pasa, papá, es que los juveniles modestos solemos jugar en campitos de tierra o de césped ese artificial de mentira. Y la gente no viene apenas a vernos a no ser que empecemos a destacar muchísimo, se hable, y entonces vendrían todos esos espías ojeadores del Madrid, Milan, o Barça, para interesarse a ver.
Yo no creo que triunfe. Pero tengo mi lectura positiva. Y además, me estoy sacando el carnet de conducir, y tengo ya puesta la vista en un auto de segunda mano, y no pienso coger apenas el tuyo para irme a entrenar. Lo que pasa es que me tendrás que ayudar. Sabes que no hay trabajo, que tú conservas el tuyo de milagro y te han recortado dinero, y la mamá está bien preocupada porque hace meses que la tiraron de la fábrica y está tristona. Es del 15-M y todo ...
Pero mi lectura positiva tiene que ver con la felicidad. Yo tengo que seguir jugando en el equipo del pueblo, el juvenil, porque me encanta jugar al fútbol. Porque me estimula y porque me lo paso bien. Juego de centrocampista pulmón, defensivo, y trato de emular a Sergio Busquets, que es el mejor que juega en mi sitio en el mundo. No creo que llegue a crack, pero eso no importa. Lo que importa es lo que estoy viviendo y percibiendo. Y también tengo todo el derecho del mundo a soñar, y a que me inviten a esa Gala de Superclases, y llevar conmigo a mi amiga Silvia, y que se ruborice ante tanto cine de Hollywood como hay ahí, papá. ¿Los ves? ...
Eso es el Olimpo de la fama, la salida de la crisis, y la obtención de puestos de trabajo y de grandes negocios. Son momentos de cine, sexys e inolvidables. Todas las fotos están ahí. Si estuviera en esa gala, me cargaría el teléfono móvil de hacer tantas fotos. Y me pondría ese traje del Corte Inglés que solo gasto para alguna ocasión suelta de bodas, comuniones y bautizos. O incluso con el dinero de la fama me haría con algo especial de Armani o Versace, y me pondría la mejor y más cara colonia, y mi chica sería como Rihanna, o Beyoncé, o Mariah Carey. Y yo sería el joven rey del mambo, el chulo entre los más guapos muchachos de la capital, y alternaría con mis ahora ídolos, y ningunearía con desdén a las pregutas incómodas de la prensa punzona. Y mi Silvia sería pija ...
Y una vez ídolo, papá, se me hablaría con cuidado y de usted. Y todos me admirarían porque sería un triunfador sin despeinarme, y los tipos y tipas esas del corazón me perseguirían y me buscarían la vida privada y querrían saber si mi novia Silvia tiene los ojos verdes o marrones.
Sí, papá. Sueño. Sueño porque soy joven y porque en el fondo juego al fútbol porque necesito inventarme que puedo llegar a todas las cumbres y que puedo llegar incluso a ser el mejor. ¿Por qué no? ...
Mírales. Ahí están todos los mejores. Ahí está Cristiano, y Casillas, y Ribéry, y Messi, y sus novias, y todo el mundo del nivelazo y el éxito. Todos están, o casi. Mira a Zidane o a Xavi, o a todos. Hasta Silvia les mira, papá. Lo que pasa es que estoy en el paro, voy a seguir estudiando a ver si hago un buen currículum, seguro que termino la carrera de Medicina, pero la verdad es que mi futuro es un enigma con niebla. Por eso quiero seguir soñando con todas esas figuras.
- MÍRALOS, PAPÁ, ¿LES VES? -

domingo, 12 de enero de 2014

- CARTA A UN AMIGO -



Lo entiendes, Otoniel. Sí. Porque recelas mi relato asustadizo, y va y decides escucharme. Y jode, pero orientas. Y nos llevaremos mejor o peor, pero tú, cabronazo, acabas teniendo bastante razón en tus juicios e impresiones. Y eso es porque eres bueno, Otoniel. Por cierto, ¡qué nombre más inusual te pusieron, muchacho! ...
Te llamo, Otoniel, y sabes de lo que te hablo. Porque nos conocemos desde mi errada adolescencia, y aún estamos ahí peleando como los guerreros irreductibles. Y te das cuenta de cómo he cambiado y de mis dudas para el necesario crecer. Y no te dejo hablar y te cabreas, y es muy difícil que me cabree yo al verte enfadado de voz a tí, y en el fondo lo que pasa es que hay sinceridad en la comunicación. Y tu comprensión, fuertote Otoniel ...
No es que confíes demasiado poco o mucho en mí, sino que te limitas a estar ahí y hasta a ausentarte cuando sabes que te voy a bombardear para soltarte el rollo verbalizado de mi dolor. Pero notas que la mierda no va en tu dirección, y que no eres mi rival ineludible, sino que la cercanía en nuestros acuerdos y disonancias suena creíble y hasta certera.
Te cuento mis cosas como un nene temeroso de vivir, y va y tú nunca te ríes demasiado. Porque hay una raya de respeto. Sí. La hay, Otoniel. Y ha pasado muchísimo tiempo, y cuando mi madre se puso de ictus cerebral y a decir cosas duras, te llamé. Y viniste en seguida. Y eso que hacía mil tiempos que apenas nos veíamos físicamente. Pero como quedaba poso, me viste mal y te acordaste de mí y de mis cosas y risas como cuando jugábamos al fútbol en el cauce seco del río Turia hace más años que la Chata.
Sí. A veces pasa mucho tiempo y no lo notas. No se nota. Hay una magia de magma que no nos separa. Y eso que tú estás en las antípodas de mi ideología, y que somos más distintos que la leche. Pero se ve que la amistad está preñada de adversidad, y carente de efectos especiales. Debe ser eso, Otoniel. Debe ser que la verdad es atemporal y sobrevive a las vicisitudes, y se suaviza toda la abrupta tensión. Y acabamos contando cosas graciosas y desdramatizando la realidad. Que es lo único que me sucede, Otoniel: ¡la realidad! ...
Y tú eres más viejo y tienes más experiencia y hasta salud, y sobre todo,pasa que a veces pongo orejas y me fío de tí. Porque eres práctico y humano, claro y perspicaz, inteligente y tremendamente listo. Y mira que me cabreo contigo y sé que hay temas absolutamente intocables y tabúes, y que si los utilizara sería más para reñir que para seguir en una buena sintonía, Otoniel.
Te aprecio, amigo. Y lo jodido es que tú también me aprecias a mí. ¿Qué te he hecho yo para que me aprecies? Déjame descubrirlo. Ha de haber algo sutil y real, que intuyo qué es y que todavía decido tener dudas. Porque quizás es más de duro el tenerlas.
Otoniel, mira que la amistad es rara y a la vez envolvente. Lo puede mucho. No todo, pero bueno, sí y bastante. Hoy no me has hecho la pelota ni me has hecho rabiar como te gusta a veces. Y ante mi nuevo horizonte decidido y entusiasta, has esbozado ideas para que yo piense a través de ellas. Sabes lo duro que es empezar casi de cero en todo, a tí también debió de costarte mares, y ahora puedes hacer que te llegue mi espíritu tímido y presurosamente alterado.
Sabes lo que es el mundo de hoy. Lo supiste muy bien y lo cataste. Ya apenas queda nada de antes aunque sí la esencia, y eso no es demasiado adverso. Eso es lo que hay, Otoniel. Sí. El mundo de hoy es de color simplón, y a la vez muy complejo y tecnológico. Hoy se llevan otras cosas, y otros acentos, y otros refinamientos, y otros modus operandi.
Que es lo que me has dicho esta tarde por teléfono, Otoniel. Me has dicho que guarde algún silencio y que comprenda a los demás, y que las tardes de los findes son mucho más que un coñazo no elegido, y que me deje de putos dramas y que hay hasta propuestas novedosas de divertimento porque la gente y las situaciones se mueven.
Lo que me has dicho es que no sea sabihondo y definitivo, y que cuando le coja el gustillo a las cosas nuevas, va y resulta que me agradarán y todo. Y mira, fortachón, que tienes hasta razón. Porque lo dices real y naturalmente. Con buena intención. Y tus orientaciones son certeras dado que positivas y de buen alma. No me gustaría reñir contigo, Otoniel, y mandarte al carajo por mi culpa para siempre y definitivamente.
-NO SE DEBE HACERTE NUNCA ESO-

sábado, 11 de enero de 2014

- LLAMANDO A MI PROPIO TIMBRE -



Ayer estaba cansado. Solo fue eso. Y al llegar a casa procedente del ensayo del Grupo Coral del que formo parte, me pasó algo subconsciente, extraño a priori, y bien curioso. Aparentemente, raro o extraño. Pero todo en esta vida suele tener una explicación. Veréis.
En vez de tomar mis propias llaves y disponerme a abrir la puerta de mi casa como siempre, me venció un impulso y le di al timbre de mi propia puerta. En casa, no hay nadie dado que vivo yo solo.
Me asusté. Si no hay nadie, ¿por qué el llamar a dicho timbre? Sí. Absolutamente absurdo desde un punto de vista lógico y aparente. Entonces, ¿qué diantre de lapsus me pasó, o qué me llevó a hacerlo? ...
Más tranquilo, reflexioné. Había sido un día muy duro y ajetreado. Ya era tarde, aún me tenía que hacer la cena, el electrecista me había cambiado dos lámparas y había tenido mucho trajín, y los cuidados de mi madre me tienen siempre alerta de las cosas como es natural. Se juntó todo.
Pero me intrigó el porqué del lapsus. Era como si necesitara que alguien abriese mi propia puerta. Sí. Siento a veces esa necesidad de ayuda, aunque no la necesite en absoluto. Es como una especie de ninguneo a mi realidad. Como si mi reto personal de autogestionarme, me hubiera abrumado en exceso. Y, azorado, pensé en qué pensarían los vecinos si me hubiesen escuchado llamar a mi timbre.
Me senté en una silla, y logré descansar. Tomé aliento y me dispuse a prepararme la cena, aunque la verdad es que estaba tan exhausto que no me hacía mucha gracia el preparármela.
Una vez preparada dicha cena y mientras la degustaba, me sentí más aliviado y pude pensar acerca de mí y de mi llamada al timbre. Sí. Y descubrí en mí, aspectos y cuestiones del pasado que aún debo superar.
Aún está la idea de los demás y de sus ayudas. Sí. Yo llamé al timbre de mi casa para que alguien me abriera. Pero ese alguien no existe y solo es un mero deseo evocador y nostálgico. Porque quien existe, soy yo. Yo soy ese alguien que lucha y crece para autoconvencerse de su realidad.
Comencé a sonreír. A hacerme gracia mi lapsus defensivo. Mi yo, volvía a salir y a imponerse. El deseo no es la realidad necesariamente. El deseo es una ansiedad y hasta un victimismo, una queja, o una inseguridad que a veces se vuelve pesada y vehemente.
Me cuesta hacerme a la idea de que en mi casa no tiene porqué haber absolutamente nadie. Quizás todavía no la considere del todo mi propiedad y mi disfrute. Tengo que aterrizar mucho más en mí y en mis cosas.
Porque es muy bello y hermoso recuperar mi iniciativa y mi ser. Y aventurarme por entre senderos absolutamente personales, y que pertenecen única y exclusivamente a mi identidad y a mi patrimonio mío y no de nadie.
Es muy hermoso aunque suene a tristeza. El pasado es una rémora ineficaz, y ahora es precisa toda la convicción. En esa idea camino. En mi idea de la libertad y en la resolución de mis iniciativas y de mis proyectos. En que crezca mi planta, y se serene, y que cumpla sus tiempos, y que mi futuro se construya con agua y buen y sano abono.
Una vez cené y entré en el calor que mi estufa le daba a las estancias, pensé que en mi casa está todo el futuro, y que es el campamento base en el que he de pergeñar todas mis expediciones camino de la vida. Y que no depender de nadie es una satisfacción que no se puede describir a través de la palabra.
Llamar a mi propio timbre no es llamarme a mí, sino a un comodín fatuo. A quien debo llamarme y me llamo, es a mí. Me llamo yo. Soy yo y mi circunstancia, y mi personalidad, y mi derecho, y mi suerte de tener un habitáculo que me da intimidad y me defiende de los temporales exteriores, y debo valorar muchísimo más mis activos y mis posibilidades.
Todo requiere un tiempo de adaptación y de reposo. El desierto ahora es árido y a veces existe alguna traviesa duda. Pero me congratula cansarme, y equivocarme, y sacar de nuevo las llaves para abrir mi puerta, y dejar que el lapsus ponga de manifiesto mis estados de cansancio, y permitidme un mejor y mayor sueño y descanso reparador.
Crecer, créermelo, caminar, ser más atrevido y audaz, concretar mucho más mis ideas y mis anhelos, y tenerme también la paciencia de mi autoestima. Rectificarme es de valientes y de necesarios. Por eso mis errores también han de ser dulces y asumidos.
-QUE EL TIEMPO ES SOL Y NUBES-

viernes, 10 de enero de 2014

- PASIÓN TIERNA Y ENAMORADA -



¿Por qué te me eres un sueño que puedo palpar?, ¿por qué puedo admirar tu amor entre mis manos quietas y hasta heterodoxas a un tiempo?, ¿por qué me hago mil preguntas en tí desde la felicidad y la gratitud más obvia y evidente? La mejor respuesta, eres tú.
Y soy yo. Los dos y nuestro atrape de amor. Y, tus manos. Y tus cabellos castaños y toda tu magia de mujer. Sí. El amor ha llegado como un volcán poseído de malicia y nuevas, de nubes de verano que dejan escapar tus gotas en mi piel receptiva y fecunda. O desde ese invierno recogido, intimista, y de velas románticas que arrasan en nuestro nido más cómplice de amor desesperado y necesario. Porque yo soy tu respuesta aceptada.
Déjame mirarte. Observarte. Admirar tu mirada con personalidad, segura y femenina. Deja que haga de nuestro cruce de afecto visual un juego policromático de versos y de besos. Porque esta última palabra es la que te iba a pronunciar y todo lo más cerca de tí. El beso. Tus labios muy demasiado cerca de los míos. Tu dejarte hacer por mí y por mi bienestar a través de tu femenina generosidad. Ese beso que llega, que está, que se acerca a tí y a mí, que necesitamos para sellarnos en medio de nuestra verdad y de nuestro pacto, y todas las risitas reales que hacen que valga todo la pena. Vale demasiado la pena que estés ahí. Y lo sabes. ¿Cómo no ibas a saberlo si eres más verdad que la luna y el universo unidos y al alcance de nuestro ser? ...
Me besas y me buscas la cara con tus manos. Me tomas la cabeza y juegas cariñosamente a quererme. Y entonces tu sí es espectacular y sencillo a un tiempo. Y te me das y me ofreces una senda evidente que solo se encamina a la noche y al día del amor entrelazado y extremadamente potente y audaz.
Me vienes y me ayudas, y entonces no existe el tiempo. Ni los sucederes cotidianos, ni las obligaciones que se amarran como cuerdas a nuestros días de obligación y labor. ¡No, amor! Cuando tú te vienes a mi y a mi atmósfera, sobran los siglos y los tiempos de los relojes. No existe nada que no sea la envoltura apasionada del placer de los sentidos y de nuestra convicción en el amor.
Y nos movemos, y nos abrazamos del todo, y nos envolvemos como hacen las plantas acaparadoras y frondosas haciéndonos la unidad del todo. Y nuestra piel se excita y se sale, y se junta, y entonces tu belleza de mujer aparece rutilante y toda para mí. Y tú estás orgullosa y emocionada de hacerme feliz, y de gemir, y de ponerme tenso de bienestar físico e integral. Y ya no podemos pensar en otra cosa que no sea en estar tremendamente vivos y dinámicos.
Sale calor. Sale toda la exagerada actividad que sabe a fuego pactado y decidido. Y nuestros cuerpos brincan sobre una evidente superficie de mar, tierra y colores. Y al lado de nosotros dos quedan los mil enigmas que nunca van a interesarnos. Porque el mundo se ha parado y solo sobreviven dos tiempos y dos felicidades. La mía y la de tí.
Y de vez en cuando me miras y me ríes como la carcajada aullada y salvaje de una hembra en éxtasis, y mil hormonas locas se han ido sin remedio al lado b de la racionalidad. Y cada latido de tu corazón y cada golpe cómplice mío, y cada cosa colosal que nos pasa cuando nos amamos, es más que especial e inolvidable.
Porque el recuerdo solo es un presente de tacto indicativo, porque es tu cuerpo y tu espíritu mágico sobre mí, porque eres una señora, y una mujer, y una persona entrañable y eternamente bella de amor, y porque nos da la gana tener el tremendo y positivo descaro de ser felices.
¡Sí, cielo! De querernos vivirlo todo sin que nos lo cuenten los poetas o los sordos de sentires. Porque cuando tú y yo estamos juntos, siempre pasará algo nuevo e inesperado, innovador y hasta explosivo. Porque tú lo eres.
-PORQUE YO LO SOY-

jueves, 9 de enero de 2014

- MESSI, VOLVIÓ, VIÓ Y ARRASÓ -



La gente fue al campo ayer para verle. Partido de Copa menor ante el buenismo del Getafe, y trascendencia menor y previa ante el partido de verdad que es el del domingo en el Vicente Calderón de Liga ante el rutilante Atlético de Madrid de Costa y Simeone. Pero el de ayer no podía ser otra cosa mediática de todos aquellos que tenemos la manía de que nos guste el fútbol de los sibaritas. No solo del del gran Barça de Iniesta o Neymar. No. ¡Queremos a Messi! ...
Tras unos primeros minutos fantásticos del equipo de Martino, el partido se volvió anodino y pesadote. Y nuestro pensamiento se nos iba hacia las dudas y hacia algún porqué. El entrenador no había sacado inicialmente a Leo, y eso suponía esperar y refunfuñar. Nos consoló levemente el partidazo de sombrero que se marcó Cesc Fábregas, con una personalidad de tronío y carencia del estímulo espectacular para las teles. Menudo jugadorazo es, un Fábregas, capaz de jugar de falso nueve o de verdadero centrocampista, interior y de lo que haga falta de centro del campo hacia adelante. ¡Enhorabuena! ...
El banquillo fue la gran estrella y el gran caramelo del choque copero. En su interior y al lado del juguetón y pícaro Piqué, el astro argentino seguía el partido y con unos tremendos deseos de salir a liarla.
Cuando los azulgrana se adelantaron a dos goles a cero, el gran foco se iluminó y la gran alfombra roja se dispuso. "Tata" le dijo a Messi que a calentar y a salir. Y todo lo sucedido con anterioridad se nos fue olvidando. Es cosa de prioridades. Venimos a disfrutar, y ahora tenemos el mejor momento para darle al goce.
Se levantó Leonel. No está ni gordo, ni lesionado, ni fofo, ni patizambo, ni lentorro, ni gaitas. Está bien y curado. Sin miedo. Corre y corre, y nada se sobresalta. Vuelve a ser él.
Treinta minutos estuvo en el campo. Al principio, extraño y desconcertado. Solo acababa de pasar por allí y ya le rodeaban infinidad de brazos y de piernas. Su sola presencia metió al Getafe al recule y a su área. Daba temor que hiciera una sangría y en seguida.
Pasaba el tiempo. Los espacios milimétricos y escasos no daban para demasiado. Pero eso ha de ser y es un reto para el gran Leo, recibido con una ovación justa y majestuosa. Ha trabajado su cuerpo y ha recibido el renovado regalo de su grandeza.
Todo está en el sitio de su instinto. Primero se topó con un balón perdido en el área y la pasó adentro de la red. La sonrisa se comió a los prejuicios y a las tensiones. No estaba acabado, y a quienes les cae mal andarán hoy con la voz queda y la cabeza baja.
Leo Messi se enganchó a su sonrisa y se soltó las amarras. Y comenzó a correr. Y se hizo un cambio brutal de ritmo con el balón cosido a la bota, que solo es cosa de un genio como él. Se fue por velocidad como un rayo imparable, y los otros a mirar sus diabluras. Y en una de estas carreras logró un fenomenal gol, el cuarto de su equipo, su segundo en la reaparición corta, y lo que fuera le salió fetén. Ha vuelto la chispa y la electricidad. El gran nombrado y añorado ya está aquí para hacer trizas a sus rivales. Y, con una sonrisa.
Le faltará ritmo de competición. Habrá que esperarle en este sentido. Pero yo me alegro de ser su admirador. Es un genio. Me pone bien que salga al campo y que rompa aparentes retos imposibles. Me parecen muy bien las tácticas y las estrategias, pero creo en el individuo y en su libertad. Me maravilla esa anarquía fascinante y mágica de este muchacho pequeño y colosal. Porque convierte al fútbol en mucho más.
¡OLÉ, PIBE!

miércoles, 8 de enero de 2014

- AYER ME CAÍA LA TARDE -



Fue duro y hermoso a un tiempo. Durísimo y real. Era la tarde de un potente festivo, y al llegar a mi casa entrañable me percaté del tremendo silencio que parecía atrapar al lugar. Y me sentí realmente mal. Pero, luego, mi dolor avanzó hacia una especie de extrañeza ansiosa.
Excelente nueva noticia. Algo se movía en mi interior. Porque empezaba a evaluar lo que realmente estaba sucediendo. De modo que escondí mi malestar y me puse a pensar. Y deduje que aquel tremendo y hasta molesto silencio, era lógico y de consenso. Nadie se quejaba por la situación, y nada especial parecía estar pasando. Entonces, ¿por qué yo no podía soportar aquella tarde? ...
Reparé en los tiempos de ocio. En la planificación y en la estrategia. En la calle no habían grandes movimientos de vehículos. Y eso respondía a dos razones fundamentales. A que, o bien la gente no se hallaba en la ciudad, o que se encontraban descansando en su casa sin hacer ruído y cogiendo fuerzas para el laboral día siguiente.
Me alegré. Estaba volviendo a mí. Porque la conclusión que sacaba era obvia y jugosa a un tiempo. Hiciesen lo que hiciesen mis vecinos y la gente en general, estaba marcado por la idea de la satisfacción y del pleno ejercicio de su libertad.
No se agobiaban por estar metidos en casa. Al revés. Les era grato estar en sus lares con sus parejas o sin éllas. Y quien había podido, había aprovechado el festivo puente para viajar a estar con su grupo amical. Pero desde luego, era evidente que no se sentían demasiado mal allá en donde estuviesen.
En otras palabras, que mi planificación de mi tiempo de ocio había sido extremadamente raquítica y absolutamente insuficiente. Y, casi en desesperación, me lancé sobre el ordenador a la busca de soluciones. Aunque ninguna me satisfizo inicialmente, mi noticia es que podían haber doscientas alternativas o paliativos de mi tedio.
Sí. Había tiempo. Las pocas horas que me deja mi madre tener mi tiempo, las estaba usando mal. Había de todo. Posibilidad de ir al cine, opciones para conocer gente nueva para hacer amistad, sexo del puro y duro, excursiones, citas individuales, discotecas, lugares de baile, o mil millones de cosas más. Como por ejemplo bajar a un bar cercano, pedir una cocacola y ver gratis el partido de pago del Real Madrid, del Barcelona, o del equipo que fuera.
Sentí ganas de vivir y de moverme. De acercarme a los otros. Y entendí que todo dependía en gran parte de mí. Y ahora tengo más claro que nunca que yo y solo yo había sido el causante o generador de aquel vacío en la tarde festiva. Porque no me había atrevido a vivir, a contactar con gente en mi situación, porque no había sido capaz de hacer por mí, porque me había atenazado el miedo y me había colocado en el patíbulo de mi descontento y de mi vacío.
Ahora, la tarde de los fines de semana la entiendo mucho mejor. Porque empieza el lunes a fraguarse. Y, el martes, y el miércoles, y el jueves, y todos los días previos. Los festivos solo son tiempos de recogida de la siembra. Y capté la lección, asustado y feliz. A la vez.
El próximo fin de semana seguramente lo pasaré mal. Muy mal. Pero habré sido yo. Y sobre todo, nada me extrañará en exceso. Ya conozco la gran lección. Con silencio o sin él, los otros nunca se quejarán. Están en lo que están, con sus pros y sus contras. Eligen y viven. Deciden y descartan. No se enfadan con el mundo, y lo que hacen es encarar sus tiempos y darles salida de satisfacción. Ordenan adecuadamente su vida, y salen airosos construyendo su presente que es su futuro. Y son listos, coherentes y lógicos. Aprovechan su tiempo y su vida de placer.
-MIENTRAS YO AÚN ENTRO A VIVIR-

martes, 7 de enero de 2014

- LAS COSAS DE CARLOS: "LA NENA". -



Pues yo no estoy de acuerdo con mi Lourdes. Porque ella se ha empeñado en que la Infanta es mala y culpable, y llevamos todo el día discutiendo y de morros. Enfadados, vamos ...
Pero es que es verdad. Yo tiro para la Infanta respetándolo todo. Porque esa chica y desde bien joven, lo único que ha hecho es ponerse a trabajar en un banco y ganarse la vida. Y sin necesidad de ganarse dicha vida, porque era la hija de un rey. Y eso es muy heterodoxo y loable. Si yo hubiese sido hijo de un faráon o de un potentado de esos que hay por medio mundo, a lo mejor hubiese hecho como Lady Gaga o como la hija esa Hilton que siempre vegeta y que no lleva buena rectitud. O como la Chábelita de la Preysler, o como tantas personas que ya no necesitan arremangarse para fregar las escaleras de esos comodones de la Comunidad que todo lo ensucian.
Y mi Lourdes, que no y que no. Y me dice mi churri que ya la han imputado otra vez y que algo habrá hecho. Y que lo del Rey de ayer que no estaba recuperado en la Pascua, es por los sufrimientos que le da la hija y su marido ese del Urdangarín. Que creo que se escribe así.
En eso tiene razón. En que el Rey es su padre y quiere lo mejor para su hija. Estará sufriendo el pobre hombre y a mares, y está más que científicamente comprobado que los males del coco afectan hasta al crecer de las uñas y sin luna llena. Es todo integral. Pero ...
Lo que pasa es que la "nena" ya es mayor y sabe lo que hace y lo que no hace. Y a los hombres nos gusta mucho meternos con las mujeres porque somos unos ventajistas y hasta unos envidiosos inaceptadores. Y tú, mi Lourdes, no me mires así. Porque no es bueno para un martes sin Reyes y sin Navidad que haya mal rollo en la casa. Respeto tus cosas y tus opiniones, pero este menda no se baja del burro. Y te voy a poner un ejemplo, Lourdes. Y a los que leen, y al mago también , ¡hala! ...
Voy con argumentaciones. Y me acuerdo de mi prima María Amparo y de mi tío Juanito que era de Triana. El tío Juan decía que María Amparo no tenía peligro y que no era para motos y tal. Y la niña se había empeñado con la moto. Eran los años setenta y eso. Y la María Amparo se hizo con una moto de segunda mano, a pesar de la oposición descomunal y férrea de su padre y de todos sus hermanos, varones todos. Incluso su madre, mi tía Maruja, afirmaba que la niña en moto era más frágil que un viejo sin bastón. Pero, cómo salió finalmente María Amparo. Se salió bravíamente con la suya. ¡Bien hecho! ...
El otro día me la encontré de casualidad y no parecía élla, oye. Tiene cincuenta años y baja la cabeza en las curvas que habría que ver al niño Marc Márquez enfrentado a ella en un circuito de los grandes. María Amparo no le gana, pero casi. Y solo con ver su vitalidad a pesar de que no levanta un palmo del suelo, yo la aplaudo y la animo. Por eso yo no entiendo hoy el coraje de mi Lourdes. Son mujeres las dos, la Infanta y mi amor. ¿Qué quiere pues?, ¿siempre hay que discutir para que la pareja siga viva? ¡Ay, señor! ...
Sí, Lourdes, sí. Sé que estás ahí haciendo morros dentro del cuarto, y que si sales me vas a decir cuatro cosas como que la han vuelto a imputar, que el marido es un distractor y un jeta, y todos esos recurrentes facilones y hasta presuntamente obvios.
Pero, digo yo, nena. ¿No sería mejor que hiciésemos las paces como tú y yo sabemos, y que después del hervido que hay de cena hoy nos levantáramos los dos la eterna bandera blanca y soberana de nuestro amor inabdicable y pétreo? ...
Sabes que es lo mejor, Lourdes. Que nuestro amor es indivisible, patrio y real. Y que está lleno de toda nuestra verdad y de nuestro misterio gracioso. Como dicen los poetas esos que escriben tan bien y a golpe de rima inspirada, ¡leñe! ...
-¿A QUE SÍ?-

lunes, 6 de enero de 2014

- MI REGALO, MI VIDA, MI SER -



Cuando me he despertado en esta mañana española donde celebramos la festividad de los Reyes Magos-, que consiste en regalar a nuestros niños los tradicionales y mágicos regalos navideños-, he tenido una sensación inicial de decepción. Estaba todavía medio dormido, y me daba por evocar aquella nostalgia infante. ¿Y mis regalos?, ¿por qué no estaban?, ¿cuál sería la causa por la cual Sus Majestades Melchor, Gaspar y Baltasar, habrían pasado tan fría y sorprendentemente de mí y de mis ilusiones? No había regalos y ...
Hasta que me he alejado por completo de Morfeo el traidor, y he encendido mis luces y mi nuevo respirar. Y entonces he logrado esbozar una convencida sonrisa. ¿Regalos? Por supuesto que tenía muchos pero que muchísimos regalos. Una enorme cantidad de ellos.
Sí. Porque en la cama se estaba caliente y bien. Había dormido las horas necesarias y hallaba mi cuerpo descansado. Y miraba hacia arriba y ahí había un techo que me protegía de las lluvias, y unas paredes que me evitaban todo temporal exterior. Mi casa estaba conmigo y no me sentía en absoluto a la intemperie. Tenía mucha suerte. Otras personas deambulaban sin hogar por las calles frías, o habrían pernoctado en centros humanitarios y solidarios. O, en la calle ...
Yo, en cambio tenía mi nido propio personal e independiente. Y entonces noté mi cuerpo todavía joven, y percibí cómo no necesitaba esperar a que nadie me levantara. Y podía ser autónomo y libre de movimientos. Y tras fijarme en mi cuerpo, pensé en mi ser y en mi estar. Yo dispongo de los suficientes medios para gestionar mi vida y sin depender de nadie más, y para uso activo y personal de mi verdad y de mi libertad.
Sí. La vida como regalo, como libertad, como camino, como incentivo, como reto, como aventura, como sendero de proyectos de presente y de futuro, a como la posibilidad de seguir y seguir buscándome mi trozo personal de patria y de personalidad. Mi turrón, mi ternura, mi afecto, mi autoestima, mi gratitud, mi creatividad, mi vitalidad y todos mis sueños por estrenar y sacar de la caja de la sorpresa mía y de mí.
Ahí al lado tenía mi ropa y mis zapatos. De modo que me he calzado tales zapatos y me he puesto de pie. Y a continuación me he dicho que sí, que los Reyes Magos también habían venido a mí y que estaban en mí. Que, nada de abandonos, quejas excesivas o renuncias. De éso, nada. Mis regalos míos estaban por todos los sitios a poco que me pusiera en acción. Y no me lo he pensado dos veces.
Porque me atrae el reto del mundo. Y seguro que me voy al horno, y me agencio el más asequible roscón de cabello de ángel que encuentre. Y me lo voy a zampar ese dulce, compartiéndole con mi mamacita la pobre que está constipada y débil, y que ayer me preocupó y me dio un pequeño susto procedente del paso inevitable de sus años.
Mi muñeca tesoro. Ahora iré a verle. A mi reina maga. Y la daré un beso filial y de turrón. Y quizás le cante una nana de regalo por ser fuerte y soportar los achaques. Algo tierno y mágico se me ocurrirá.
Y luego caminaré por las calles de mi Valencia, y admiraré a mis mujeres hermosas, y seguro que bailaremos juntos y nos lo pasaremos pipa como hacen hoy los niños con sus regalos. Y seguiré creciendo todavía más desde mi alegría, y me fijaré atento a las cosas gratas mientras mantengo en la mano la vara de mi responsabilidad.
-EL MEJOR DE MIS REGALOS-

domingo, 5 de enero de 2014

- LA FILA G -



Estadio de fútbol. Hacía tiempo que no iba yo al fútbol. En persona. Quizás, porque siempre he estado ahí, pero el dinero y otras circunstancias me lo desaconsejaron.
Alguien me ofreció su pase. No iba a ir la persona al partido dado que se hallaba constipado, y fui yo en su lugar. La fila G, de un sitio bajo y caro. Muy cerca, demasiado cerca se ve todo. Tanto, que aunque puedes ver a la perfección la cara de los entrenadores y de los jugadores con el césped casi al alcance del brazo, ahí en realidad y sin perspectiva casi nada de fútbol puedes apreciar. Ahí está en otras, dicha fila G.
Entrenadores. Eso se ve mucho en dicha latitud geoestratégica. Allí va gente que tiene dinero. Y la elección de muchos es estar muy encima de las cosas. Por eso puedes encontrar sabihondos y gente desahogada económicamente en plena crisis, que ya está de vuelta de todo. O eso, pretenden demostrar ...
Viven el fútbol previsible y les gustan bien poco los experimentos hipotéticos. Tienden a desconfiar de los malabares, y son consumidores de la aparente y matemática practicidad actitudinal y personal.
Tiene carreras, dinero, no son obreros, y su expresión es más suave y apenas estridente. Son los grandes silenciosos sabios de la vida. Los que van a marcar presencia, y a mirar desconfiados por el canal de una lupa bien conservadora. Van cuando pueden. Las urgencias no son nunca sanas.
Nada semeja parecerse a ese otro vulgo futbolero que se pasa en los fondos tras las porteras gritando y moviéndose todos los minutos del partido. Los de la fila G, les miran indiferentes y no parecen prestarles mayor atención. Ellos son educados, vienen con su buena ropa cara del Corte Inglés, y pretenden aceptarse pasando entre sí lo más desapercibidamente posible. No son de bullangas ni de grandes rebotes. Pero no me gusta que no se alteren tanto, porque el fútbol debería ser una sorpresa mayor. Dicen que hay cosas que jamás pueden entender, pero cuando pelan a uno es con finura y estrategia. Aunque a veces a alguno se le escape el racismo aparentemente ordenado. Casi siempre el mismo señor le decía negro una y otra vez a un defensa, aproximadamente unas veinticuatro veces y no precisamente para destacar la belleza de su piel. Otras cosas ...
Con unos horarios de cena, y, ¿ni siquiera habrían traído bocadillos cuando sufren una de las peores zonas climáticas en invierno al lado del fresco frío de la mojada hierba? ¡No! También son VIP. Y en el descanso, el desfile hacia el interior pasa por comprar los bocadillos allí mismo en el campo. Improvisar y resolver. Hacerse la vida fácil y no meterse dificultad o problemas.
Mucha niña mona, pocas solas, tíos solitarios, muchos muchachos con ganas de demostrar que tocan el dinero, anexos al poder económico, y cachorros evidentes de la ambición que ya está.
Sus miradas no son fáciles. Es su grupo y su club especial. Te pondrán a prueba. Son autosuficientes y estás de más ahí si no eres o piensas como éll@s.
Lo que pasa es que no te lo van a decir. Y si eres inteligente lo comprenderás. Se ponen muy contentos cuando el equipo gana. Mucho. Pero no le dan a la gran carcajada sino a la alegría esperada de su lógica naturalidad. Oye, tú, que van al campo a que gane su equipo. No van a ir a que pierda, que además del frío que hace es pelín putada perder. Con ir, ya ...
Me gustan un poco más los cavernas que gritan su desnuda verdad y hasta insolencia. Porque van más desnudos. Y aportan vitalidad y enormes dudas hasta metódicas. Son la radio del campo, y los de la fila G son meros locutores aventajados de continuidad. Y se ponen tediosos y se van corriendo a casa. Esperar que pasen muchas cosas al final del lance no es lógico para nadie. ¿A que no? ...
-SEGURO-

sábado, 4 de enero de 2014

- VUELVE EL GRAN LEO MESSI -



El fútbol se alegra. Ya está. Los calores argentinos y el descanso le han metido un nuevo gol a los grandes envidiosos agoreros. Porque a Leo Messi se le ve recuperado físicamente y golpeando con querencia y deseos renovados al cuero. Viene con ganas de fútbol. Con ansia de hablar en el césped y no en la vicisitud quejosa y adversa de la teoría y la rumorología vana.
Porque, sí. Porque Messi es callado y práctico, timidote y actual, relativista ante la fama, y el mejor del mundo con una camiseta puesta.
Como un regalo de Reyes y Año Nuevo, vuelve el gran as argentino. El sucesor natural del gran Maradona, mago efectivo y genial, capaz de dejarnos siempre a todos en medio del entusiasmo feliz.
Siempre hay ganas de verle de nuevo. Con el balón y en el campo, poco más nuevo puede depararnos porque lo ha hecho todo ya. De modo que Messi repetirá sus jugadas majestuosas e incisivas, se irá de cuantos rivales le salgan al paso y meterá todos los goles que hagan falta y se precisen. Es joven y lo sigue teniendo absolutamente todo como para liderar el fútbol.
Lo que más interesa es ver cómo madura su cabeza en las polémicas que rodean a su persona y cómo encaja el contacto con toda la prensa. Se le mirará con lupa cada gesto o cada mueca, cada movimiento, lesión y aceleración. Lo que pasa es que Leo dribla la presión con un arabesco, o con una falta, con un gol o con una Champions suya.
Y no debe temerle a nada porque no hay rivales. C. Ronaldo es un atleta prodigioso, pero no juega al balón cosido ni tiene sus musas. Cristiano es un líder con pegada de bombardero, el cual no ha nacido para la finura o la seda. Leo, por supuesto que sí.
Además, su año 2014 es bueno y nada transitorio. El pibe tiene delante todo el Mundial de Brazil, y éso siempre le ilusiona a un superclase. Aunque la selección albiceleste no es ahora un dechado de enormes talentos, puede ser que Argentina aspire a mucho. Lleva ya años sin ganar un Mundial, y ahora le tienen a su Messi. Será divertida y retadora la pugna entre anfitriones, españoles, argentinos, alemanes y el equipo revelación que siempre existe y que da guinda.
Me alegro por mí que me chifla el fútbol. Me alegro de que mi deporte preferido se sacuda el tedio, y reciba con la merecida alfombra roja al chico favorito y elegido. Quiero verle hacer de las suyas, irse de sus rivales, ser feliz, que nos haga felices, que tire del carro del Barça, que siga metiendo goles a porrillo, y que su grandeza siga ahí en todo lo alto.
Me gusta verle jugar, su talento innato, admirar su facilidad para levantar al público de los asientos y para improvisar la jugada rápida que le lleva al gol letal. O ese pase de mago que habilita a sus compañeros con su golpeo eterno y su visión de genialidad.
Mi expectación aumenta y se hace ansiosa y lógica. Todos queremos en el mundo volver a ver al gran astro Leonel Messi. Todos queremos ampararnos en su magia para evadirnos de los tiempos cotidianos que huelen a miseria injusta y a mediocridad. Queremos fútbol del bueno. Y le entregamos por anticipado nuestro sano aplauso.
Que es lo que va a pasar cuando en breve ponga Messi los pies de nuevo sobre el verde césped. Que, nos levantaremos todos del asiento, y le brindaremos una enorme y agradecida ovación. Merecida y deseosa. Nos ha hecho a todos pasar momentos inolvidables. Es un honor recibirle de nuevo con loas y necesaria alegría.
-QUE ES SU FÚTBOL-

viernes, 3 de enero de 2014

- LA ÚLTIMA MAGIA DE DANIEL BARENBOIM -



Año Nuevo en Viena. La tradición del Musikverein. La distinción y el glamour. El regalo. Todo lo anterior, el repertorio, está bien. Es perfecto. Hay un nivel excelso, lujo y quilates, y unos maestros de los diferentes intrumentos que lo hacen prácticamente a la perfección.
Pero, falta la guinda. Porque el Concierto de Año Nuevo necesita marchar desde "El Danubio Azul" hacia el fuerte inevitable y contagioso de la gran marcha Radetzky.
¡Yo no me voy de ahí sin la marcha Radetzky! Y ahí está el mago Daniel Barenboim. Poniendo ojos de música esperada y de naturalidad. Porque los ojos de paz y regordezuelos del maestro, presiden el gran acontecimiento. ¿Qué hará esta vez el mago? ...
Siempre parece humilde. Ha de serse humilde para poder lograr ser músico alegre. Y nada más creativo a veces que el escuchar dirigirse. Y en plena complicidad y buen rollo,-el director que hace todo lo posible para sedar y pacificar conflictos bélicos-, decide mirar la música que llega. O, hacer que no es necesario que dirija nada, y que el trino del pájaro aparezca imperial y hasta inevitable.
Y la estrategia sale bien. De repente, suena toda la potencia especial de himno universal. ¡Radetzky! ¿Cómo fue? Nada. Se hizo la marcha de la música. Los chicos de la Orquesta tocan dicha pieza imprescindible de clausura. Pero Barenboim parece que está muy relajado y hasta calculadamente frivolón. Ha oído al viento Radetzky y no parece inmutarse sino alegrarse. Ya vuelan los pájaros de las melodías. Hay, de todo. Colores, texturas, verdes, rojos, azules, bellezas, palmas, sonrisas, y toda la complicidad.
El alarde de Daniel, es muy humano. Está saludando a todos y cada uno de sus amigos los músicos de la Filarmónica de Viena que le han acompañado en esta armonía de la paz. Barenboim no se va de allí en frío. Va dando la mano a unos y a otros. A todos. Quiere decirles que gracias por estar ahí, y que gracias por haberle dejado entrenar en ese especial y tradicional santuario de elegidos. Que él quería estar allí. Porque allí se está bien, y es inteligente que se esté bien, y que no hay mejor lenguaje que acompañe a una antología humana que un apretón agradecido y cordial de manos.
Sí. Se puede. Se puede hacer. Se puede hacer la paz y la esperanza. Se puede hacer la felicidad, y el placer, y el cerrar la obscenidad de la guerra televisada de Siria, y de todas las guerras y nudos del mundo.
Daniel sabe seducir y decirles a las guerras y a los conflictos que no incordien, y que el ser humano solo quiere alegría. Que eso de las guerras es un modo cavernícola de presentarse en las realidades. Y con su música y actitud, actúa sobre las conciencias y les introduce su swing especial. Como lo que ha de significar la contagiosa, sexy y pizpireta Marcha Radetzky.
La Marcha de la Paz. Ese y no otro es el sino de la música. El antídoto del mal rollo y de la violencia. Lo imbatible. Lo que nunca falla. Porque cuando eres feliz no quieres matar a nadie ni te acuerdas apenas de los enemigos raros ni de la mala leche. Éso, no está. Suena desactivado, fútil y absurdo.
Lo único que vale es la hermandad entre los corazones y los vuelos de las aves al alba con sus trinos victoriosos. Porque cuando amanece, un hombre sensible mira al cielo y se sorprende feliz. Pues pasan cosas naturales que están llenas de vida. Sucede, la vida. Pasa y está la vida. La vida que es la música. Y a eso no lo para nadie. ¿Dirigir a unas magias majestuosas que surcan el horizonte camino de la verdad? ...
Entonces Daniel Barenboim solo saluda y acompaña, y algunos le miran incrédulos y asombrados, pero él ha hecho una vez más lo que suele hacer para dejarnos con la boca abierta. Ser muy grande.
-Y LÓGICO-

jueves, 2 de enero de 2014

- CINE: "A PROPÓSITO DE LLEWYN DAVIS". -



Folk. Minoría, Flamenco americano. Sonido que nace de dentro. Músico de vocación, libre, joven y realista. Los sueños. Siempre los sueños. Lo que pasa es que los sueños también son la realidad y están en una realidad sita en un determinado contexto.
El joven cantante y su sello. Su sana y talentosa rebeldía. El caminar buscándose a sí mismo a través de su verdad y de su ser. Porque muchas veces los gatos se pierden y las oportunidades se escapan. Lo que pasa es que esa contrariedad del gato libre también es un hecho casi hasta posible. El gato, no mira. El gato puede ser y tener toda la iniciativa propia. Porque lo necesita y es así. Y en la vida está el gato por liebre, y el gato que está triste y azul, y hasta los sueños del gato con botas. Pero el felino es cotidiano y de vida. Si te descuidas, se te va. O se equivoca y sale otro gato que se le parece mucho porque es otro.
No es caridad la música. Ni samaritanismo. Pero las cosas están montadas así. Se necesitan espacios, escenarios, entusiasmos, plateas y público. El público y el intérprete. Y en el medio del negocio del arte y de la creación, suele haber gente de todo pelaje. Muchos son amargados, vengativos y resignados. De todo. Y también hay mucha gente sensible que ama la noche.
Para cantar en la América y en el mundo de verdad, hay que tirarle mucha naturalidad y coraje. Hay que ser inteligente y consecuente. Por eso "Llewyn Davis" el protagonista, se pone a éso. Y se recorre las carreteras llenas de hielo yermo en busca de las oportunidades. Está necesitado de ser él, de expresarse de reivindicar a alguien que cantaba con él y que se precipitó al vacío, y él no desea estar en ningún abismo ni que le recuerden la idea de derrota. Porque es valiente y corajudo, realista y tenaz.
Hace el amor, lo pasa mal, se arriesga, cuida a su manera a sus padrinos discógraficos, y tiene toda la santa inocencia de su realidad. No se casa con nadie, dice lo que piensa, y se pelea consigo mismo hasta que el cansancio le sorprenda.
Es de pueblo y de origen italiano, y habla un lenguaje crudo y sucio. Pero ha de ser auténtico, y él mismo, y pelarse el culo si quiere ser feliz. Sí. Ha de luchar y aceptar todas las realidades. Ha de alternar con bobos, con inútiles, con mediocres, con confiados, con impostores; con desencuentros que parecen todos injustos e inevitables, y sale siempre coherente de toda su situación. No tiene un duro, pero se la juega en ese condicionamiento.
Porque a Llewyn lo que le interesa es sacar su guitarra. Éso es. Sí. Su guitarra para hacer folk. Su instrumento para ser feliz y decir todo lo que se sienta. Esa es su clave. La clave de un folk, o de un nuevo músico puro y humilde, pero que tiene en el gen entusiasmo de su verdad.
Lo otro, es la rutina y los garbanzos. El trabajo sucio del capitalismo y de la navegación en los mercantes, y pasar desapercibido como un obrero invisible de barco y no ser él. Y eso, jode. Jode mucho. Porque cuando no logras hacer tus sueños en los que siempre crees, entonces te cansas y lo mandas todo al carajo.
Lo que pasa es que la música siempre te sorprende. Como tú a tí mismo. Y un día te ves cantando con pasión y tarareando un verdad y sin explicaciones. Porque cantar no es un negocio. Cantar es como respirar o tomar agua, como los ojos de una hermosa mujer como respirar o tomar agua, como los ojos de una hermosura mujer, como el dinero que falta, o como toda la verdad que rezuma este film.
-QUE OS RECOMIENDO-