domingo, 13 de octubre de 2013

- MI PADRE, AQUEL DESCONOCIDO -



Falleció de un infarto en la madrugada del san José valenciano de 1982. Tenía cincuenta y algunos años. Sí. Mi padre. Y ahora que mi madre se ha vuelto una niña, pienso en él y en cómo le vi y le percibí.
Era alto y guerte como un roble, siempre de broma y alegría, valencianoparlante, marroquinero de profesión, y se llamaba Alfonso. Era el segundo de cuatro hermanos: Miliet, Pepico, Marieta y él. Vivía con su padre en esta misma casa desde donde estoy ahora y desde la que os escribo. Su madre,-mi abuela paterna-, había fallecido víctima de un cáncer. Me contaron que él la quería muchísimo.
Después, se casó con mi madre, y siguió viviendo con mi abuelo paterno toda la vida. Ninguno de sus hermanos quiso quitarle carga ante un padre más que problemático que nos insultaba y amenazaba a todos, y él no tuvo valor para denunciar a sus hermanos ante las autoridades. Demasiado bonachón ...
Raro. Mi padre era muy raro. Cuando quebró la empresa de la marroquinería, no supo reinsertarse adecuadamente en el mundo laboral. Todo lo basaba en su poderosísimo físico. Con él, se levantaba a las cinco de la mañana, tomaba un triciclo, y allá que se iba al Mercado de Abastos a ganarse los dineros como autónomo, llenaba dicho triciclo de sacos de raffia y yute, y un amigo que tenía en el Barrio del Carmen le cedía un almacén para que pudiera almacenar los sacos y preparar los pedidos para sus clientes. Iba mal tirando ...
Recuerdo que en casa no había apenas paz ni sosiego. Mi padre me caía mal; no le entendía. Y prefería identificarme más con mi madre, porque parecía un poco más lógica en su conducta.
Me molestaba que a mi madre le importara un carajo mi escolarización y la de mi hermano. Se conoce, que andaba el hombre tan desesperado y a constantes enfrentamientos mensuales con mi madre por el tema del dinero, que debía considerar que eso de los estudios era una decisión absurda y arriesgada.
Mi padre me quería a su manera. Pero su escuela eran la vida y el exterior, y nada de estudios o sesudas reflexiones. Además, eso de la paternidad se ve que no lo llevaba bien. Las responsabilidades le venían grandes. No era un hombre feliz. Y, además, pocos acertaron en apoyarle y aceptarle. No le ayudaban apenas ...
Tenía orgullo y un valenciano y descacharrante sentido del humor de cara a los demás. La gente que le veía con sus ocurrencias, sonreía y sentían que la vida debía ser más desenfadada. Era su pose ...
Un día tuve una tensión con él. Porque comenzó un amago de bronca entre mi madre y él, y yo cogí enrabietado un vaso y lo golpeé con fuerza sobre la mesa. Mi padre me miró iracundo y me dijo de todo menos bonito. Yo, me alejé de aquella mesa ...
Lo que más me impresionó fue que cuando se murió no tuve sensación de enorme pena. Lo cual, era un movimiento psicológico defensivo mío para defenderme de su tremenda pérdida. Sí. Me asustaba el pensar que no sentía dolor ante su óbito. No era cierto. Me dolió más de lo que sentí.
Yo, no perdoné a mi padre. No se puede llamar perdón. Lo que es mejor afirmar, es que le comprendí. Ése, fue mi mejor perdón.
Me costó muchos años meterme en su piel y aceptar a aquel aparentemente padre que había pasado por los veinte años de mi vida sin prácticamente dejar rastro o huella. No fue fácil hallarle. Pero, afortunadamente, le entendí definitivamente.
Mi padre fue un hombre entrañable y maravilloso, lleno de humanidad y de fragilidad. Nunca vi a un hombre tan fuerte y débil a un tiempo. No supo estar posicionado adecuadamente en la vida, y su desubicación le dolía tanto que decidió refugiarse en sí mismo y huír.
Sí. Todas las tardes bajaba a un bar que había en la barriada, pasaba de mi madre, de nosotros sus hijos y de todo quisque, y se refugiaba jugando al dominó y a las cartas con sus amigos de dicho bar. Había presentado la bandera y dimisión de la derrota. Hacía las cosas a desgana y porque no le quedaba otra. Había perdido toda ilusión como persona.
Cuando le evoco como hoy mismo en este diario, le quiero más que nunca. Me apasiona y atrae su tremenda vulnerabilidad, le adoro como seguramente siempre fue, y le promociono el entrañable recuerdo de su lesa verdad.
-DOS BESOS, PAPÁ-

sábado, 12 de octubre de 2013

- TOM Y LOS AMIGOS -



Una súbita angustia sacudió a Tom. Algo raro, inusual, inédito y extraño le estaba sucediendo. Pero lo más sorprendente es que se trataba de una tarde cualquiera, como siempre, como todas las demás de su vida. ¿Entonces? ...
Pensó en una nueva y viva necesidad. Su crecer le estaba indicando algo nuevo. Y Tom, no pudo por menos el estremecerse. ¡No tenía amig@s! ...
No era casual por otra parte. Pero era jodido de asumir y de admitir a las primeras de cambio. Porque Tom podía llamar en cualquier momento a alguien, y podría ocurrir precisamente que nadie se pusiera o estuviese al otro lado del teléfono.
Tom se puso triste. Era para estarlo. Y no solo porque nunca había tenido amigos de verdad, sino por algo todavía peor. Porque nunca había sentido la necesidad ni el deseo de esa idea de la amistad.
Bien era cierto que su familia le había abandonado, y que erradamente su venganza autodestructiva había consistido en intentar sentirse autosuficiente. Negarse a compartir ...
Solo había estado utilizando a unos y a otras para que le solventaran y sacaran las castañas del fuego. Y Tom siguió teniendo mil pensamientos autolesivos entre los que se mezclaban el victimismo, la pena y la realidad.
Pero Tom estaba siendo demasiado cruel consigo mismo. Estaba repasando el pasado y el presente, removiéndolos, y haciendo con todo su patrimonio personal una bola de dolor.
Finalmente, Tom logró calmarse. También tenía excelentes noticias, y ahora tendrían que ver con su futuro. Esas buenas nuevas, conducían a una nueva perspectiva. A que ahora, ya sentía el deseo de tener esas amistades, esos tú a tú, esos grupos de aceptación, y esa normalización social de su conducta. Esa angustia inicial, llevaba consigo una más que positiva orientación. El real acierto.
Tom lloró amargamente por todos sus errores. Y se dio cuenta de uno fundamental. Hasta ahora, no había logrado ser amigo de sí mismo. Y si no lo había logrado, bien difícil era lograr ser amigo de las otras y de los otros.
¡Amigo de sí mismo! Esa era la asignatura pendiente real de Tom. Éso, explicaba tantas inopias y babias. Tanto rechazo a las cercanías, tantas pocas apuestas por los demás ...
Sí. El asunto de Tom no era tanto que no tenía amigos de verdad, sino que no se había percatado de que no se quería. Ahí estaban ahora su inseguridad, sus dudas, sus desorientaciones, y hasta la falta de identidad en sí mismo.
Lo que pasa es que Tom comenzaba a ser él mismo. Empezaba a sentir otros puntos de vista, otros caminos que podían llevarle a donde deseaba y mil etcéteras.
Tom no estaba solo. ¡Ni hablar! Tom no se había tomado en serio siquiera a sí mismo. Se había minusvalorado, le había atrapado el miedo, y no lograba soltarse la desazón. Sí. Tom estaba rodeado de ideas temerosas y arcáicas; de pensares extraños que podrían conducirle a un extraño ostracismo.
Tom, renacía de sus tiempos de error. Y decidió no rehuír nada. Y a pensar en los porqués de sus desaciertos de antaño. Le habían abandonado porque no había sabido percibir el verdadero sexy y valor de la amistad.
La amistad era el tú a tú, la confianza mutua, la ubicación similar en el mundo social, y una conducta clara y sin miedos. El germen de la amistad era la autenticidad. Ser o procurar ser siempre el mismo. Sin cambios extraños o impostores. Ser siempre Tom.
Y al final del día su angustia derivó en sorpresa. Algunos ojos interiores del crecer se le habían abierto. Seguía creciendo. Y el añorar una amistad formaba parte de ese proceso.
-ENHORABUENA, TOM-

viernes, 11 de octubre de 2013

- FEMEN Y EL PODER DEL CUERPO -



Las tetas. Los senos. El cuerpo de la mujer como tabú y tremendo pecado. La moral al uso. La reivindicación de la exhibición por sorpresa aprovechando la multiplicación y el morbo del impacto mediático. Esas chicas jóvenes que se desnudan para decirle al mundo que también cuentan y existen.
Sí. Todo es religioso. De origen. Recuerdo cuando era un adolescente la tremenda dificultad que había para ver a una chica sin ropa en las revistas. Los chavales, llenos de hormonas de aventura, buscábamos en el terreno de las no libertades un tiempo de soñar.
La mujer. Está, es, tiene sus derechos, lanza su voz a los cuatro vientos, y su feminismo la hace actuar. Su seducción es clara como un cañón. Les enseñaron y adoctrinaron en el taparse, y ahora ellas sacan la parte física del poder de su libertad. El sujetador solo es una antesala necesaria. Como el escote, el tanga o el minishort. Como las mamas de esas actrices operadas y de luxe, que lucen su delantera a cambio de un darse a conocer y a cambio de unos dinerillos.
En realidad, lo que le molesta al Poder no es tanto la irrupción de esas chicas en los actos o eventos oficiales, sino el que enseñen las tetas. Les molesta más su idea de que son unas guarras que muestran sin pudor el culo, que los hechos que manifiestan y reivindican. El aborto, la libertad de la mujer, o los derechos inherentes a su condición femenina y de personas.
La mujer, en general, no pinta un céntimo en el mundo magno y actual del demográfico machismo y conservadurismo. Y, no digamos, la mujer que se saca las tetas o enseña el culo. Me viene a la cabeza, la idea de que el otro día tiraron de unas grandes superficies comerciales a unas madres que le estaban dando el pecho a sus bebés ...
Hay una intolerancia atávica. El desnudo femenino está ligado al poder y a la perversión. A la perdición de los hombres. El desnudo se atribuye a las frescas, a las guarrillas, a una sexualidad desordenada y promíscua. La mujer ha de someterse a un varón que no quiere sentirse domado. Los hombres pueden hablar del tamaño de su miembro sexual, pero las mujeres no deben mencionar el volumen de sus tetas ni su capacidad para el fuego de la pasión.
Es el mundo hipócrita y ventajón masculino. En el imperio del vestirse, queda derrotada o perseguida fuertemente la idea enemiga del desnudo. ¿Mujeres desnudas? ¡Pecado! ¡Pecado! ¡Danger! ...
Consideramos a la mujer un bello juguete que puede llevarnos al apasionante y goloso mundo del placer. La violencia machista se extiende entre todas las capas sociales y desde la adolescencia hasta la vejez. A las mujeres, les pegamos y las matamos desde bien temprana edad.
Se las relaciona mucho con una dimensión frívola que determinan unas invisibles y potentes saetas. La dirección del segundo plato, del cuerpo atractivo, de la segunda posición, de sus labores, de tener y cuidar a sus hijos, de las labores propias de su sexo, y todas esas cosas cavernícolas que ya sabíamos.
¿Aceptar a grupos como el ucraniano Femen y sus desnudas reivindicaciones a sostén y bragas quitadas? Todavía sigue siendo una revolución imposible. Por eso lo de estas chicas llenas de arrojo, tiene mucho valor. Porque han roto mentalmente esquemas atávicos, y su visión de las cosas tiene otro tiempo y otra y nueva perspectiva de lucha.
Tetas, pezones, belleza, tangas, piel femenina, cabellos al viento y mucha audacia. Parece estar de moda este modelo femenino de reivindicación. Es un gran corte de mangas a todo lo establecido. Un rechazo visceral a ese futuro llamado nada que se ha pensado para ellas.
Nos da vergüenza verlas en top-less en la playa, como para no mostrar rechazo en su nudismo cotidiano y público. Son chicas que van muy por delante del pensar general. Adelantadas a su tiempo.
-UN TIEMPO VIL Y MACHISTA-

jueves, 10 de octubre de 2013

- CINE: "GRAVITY". -



Tremenda banda sonora, que llena gran parte de la hora y media de esta película comercial y con calidad. Con dólares invertidos.
Es una música que está llena de emociones, sobresaltos, situaciones límite, y todos los efectos insospechados y especiales que imagines. Es una música que huele a premio Oscar. Potente y oportuna.
El Espacio y las catástrofes. La muerte, y la vida casi como mera estratega y hasta espectadora de lo que nunca puedes pensar que viene a por tí y a sucederte.
"Gravity" es muy discutible en su rigor argumental, pero deja a los espectadores inquietos de emoción. Adrenalina interior, y muchas parejas jóvenes que se abrazan y que en el fondo quieren ser como los "chicos" Clooney y Sandra Bullock. Bellezones contrastados que conectan con lo actual. Las alturas.
Morir. Morirse. Dramas tremendos. La gravedad de la ingravidez. Lo grave que es no poder moverte bien por tí mism@. El mundo osado y profesional de los astronautas ante las situaciones que se dan y que están bien próximas a la muerte. Coexisten.
Oscuridad, silencio, impotencia, dependencia, histerismo, llanto, desesperación y plena incertidumbre. El ser humano en medio de la osadía de su Cosmos que le corona y climatiza. El ser humano que imagina que puede salir de los líos y de las adversidades, y que lucha por inventarse más imaginación para que no todo se acabe.
Sí. Conseguido. No solo la potente y bella Bullock logra salvarse de mil situaciones imposibles, sino que los espectadores no vibran esta vez por su físico o por su hacer dentro o fuera de las cápsulas espaciales. Hay un más que está ahí, y que con la palabra se simplifica y reduce. Es el riesgo personal e interior, el cual en cine nos protege como en una cápsula de fantasía con sonido de bebé y fuerza de ternura.
Emociones. Muchas emociones. Es una de las obligaciones del cine. El no dejar demasiado indiferente a quien se saca la entrada y se compra las palomitas. La gente quería adrenalina, y el cine le da ese entretenimiento que añora.
Astronautas, muertes, imposibles, salvaciones, coches del espacio, clima letal, lluvia de meteoros y de basura espacial, seguridades en cuerda que se rompen, y el monóxido de carbono que te deja cerca de una definitiva antesala del adiós.
El sueño de la chica es en el fondo, el chico. Y, viceversa. Sandra sueña y está bien, pero la pereza le dice que ha de jugársela. Éso es el espacio. Si te sale bien, puedes ser astronauta, médico o cualquier cosa de proyección relevante. Pero si te vence la idea floja de que de ahí no sales, puede que no haya nunca milagro de paz y acabes en la fosa anónima. El cielo puede ser entonces el peor de los demonios.
Sigo oyendo esa música de "Gravity". Quizás porque siempre quiero ser joven. Como cuando oigo la de la Champions League, o el "Carros de Fuego" olímpico e inglés. En "Gravity" han pensado que sufrir es una emoción tan humana como el placer. Y que la vida electrizante del espacio perdido, es una alternativa a la seguridad conservadora del todo lo tengo.
Los chicos, arriesgan. La vida es riesgo. Pasan cosas. Agradables y también terribles.
-Y SIEMPRE ESTÁ LA MÚSICA DE LA EMOCIÓN-

miércoles, 9 de octubre de 2013

- NO TE ECHO DE MENOS -



Ni se te ocurra pensarlo, Margarita. No hay nostalgia en mí de tí. En absoluto. Ya no me importa nada el que ya no estés más en mi vida.
Solo pasa que es otoño. Y las tardes se vuelven traicioneras y ausentes. Perezosas. Sí, Margarita. Que quede bien claro. a quien echo de menos es a mí. A ese yo que a veces está cansado y al que le da por extenuarse y dormirse.
Recuerdo tu voz grave y casi aguardentosa. Recuerdo tu carácter extraño y el tiempo de ayer. Cuando lo nuestro no funcionó nunca. Cuando no hubo más que la anécdota y la vicisitud puntual.
Nunca supe del todo quién eras tú. Siempre tuve todas las dudas. Últimamente, ni siquiera sabías escucharme. Porque yo no era quien tú habías imaginado y hasta rematado. Te limitabas a llamarme egoístamente por teléfono a la hora que te daba la gana, y te ponías a hacer como que escuchabas mi peripecia vital y cotidiana.
Me llamabas porque te aburrías y porque eras curiosa y hasta cotilla. Nunca pude saber por qué habías cambiado. Ahora, ni siquiera me interesa tu samaritanismo ramplón y quedabién.
Yo, crecía. Pero tú no estabas a la altura. No me reprochabas aparentemente nada, pero de repente colgabas con una falta de educación evidente. Y volvías a llamar por teléfono cuando se te antojaba, y yo no me atrevía a soltarte que por qué te dedicabas a jugar conmigo.
Sí, Margarita. A tí te pasó que nunca llegaste a creer en mí. Te cagaste encima. Tu apuesta fue falsa y en absoluto convincente. Llegó un momento en tu vida que ya no sabías qué hacer con nuestra relación. Y no tuviste ovarios para dejarlo. Jamás imaginé que fueses tan poco franca.
¿Qué te pasó si no creías en mí?, ¿por qué impostaste?, ¿a qué se debió tu indefinición?, ¿qué querías que hiciera si no comprendías ni aceptabas que yo crecía a mi ritmo, diantre? ...
No. Tenía que ser todo a la tuya. La relación sería sin mi libertad, sin mi opinión, obligado a tí, siguiendo tu egoísta camino a veces hasta amenazador ...
Nunca olvidaré cuando cogías el teléfono y me colgabas. Tus pocos escrúpulos. Tu mala educación. Yo nunca cuelgo a nadie, sino que trato de hacerles ver mis cosas. Jamás empujo ni trato de condicionar. Tú sí, Margarita ...
A veces volvías a llamar, y yo me hacía el bobo. Te lo perdonaba todo, y tú aprovechabas la contingencia para sacar juicios sobre mí que no eran más que tus ensoñaciones y hasta tus frustraciones. ¿Eras enriquecedora para mi nueva vida que empezaba?
No. Esa era y es la respuesta. Y si alguna vez vuelves a llamarme por teléfono, no lo descolgaré. Ni siquiera me tomaré la molestia. Porque contigo es tensarse y perder el tiempo. Ya no nos queda nada bueno que decirnos.
Y, lo tengo claro. Lo de hoy es una tarde de flaqueza otoñal. Una anécdota que no tiene importancia. Hace meses que te estoy borrando ya de mi recuerdo, y no pienso darte las gracias por haberte conocido.
Acabaste siendo una roca en mi camino, y nunca vi en tí palabras de ánimo o besos afectuosos. Fuiste piedra y frialdad, mentira y desencuentro, inconcreción y falsedad, y exactamente todo lo contrario a lo que aspiro. Me alegro de que ya no estés.
-Y DE QUE YO ESTÉ MÁS-

martes, 8 de octubre de 2013

- MI MADRE EN EL SOFÁ -



Ahí está desde las siete de la mañana. Dice que no quiere estar en la cama mi niña tesoro. Afirma que prefiere estar durmiendo en el sofá.
Cuando llego todos los días a la casa para cuidarla y estar con élla, siempre está sentada en el sofá azul que yo le compré. Y os aseguro que no es del todo grato apreciar su estar. Porque parece demasiado desmadejada y frágil, porque pone carita de enfadada y somnolienta, y porque es seguro que apenas desea vivir. Es la imagen también entrañable de la vulnerabilidad.
Yo, no deseo mirarla mucho, porque la quiero y me afecta. Es mejor. Me limito a asegurarme de que está bien, y a esperar a que lleguen las nueve y cuarto o las nueve y media. Por ahí ...
Ese es el momento del siguiente paso. Y le recuerdo suave pero firmemente que ha llegado el momento de abrir los ojillos y espabilar. Pero mi niña se niega. Y entonces le digo que si quiere ir al wáter o a la silla para desayunar.
Sin la dentadura, mi madre hace gestos de desagrado y me mira perezosa y extraña. Se siente relativamente bien en el sofá, para que venga ahora su hijo a darla por el saco. Yo, insisto. Es su salud. Y los medicamentos aguardan ya encima de la mesa del comedor. Ha de ingerir la leche y las galletas para acompañar a las substancias farmacológicas. Hay una pugna en élla. Duda.
Hasta que finalmente me dice que: "al wáted". Sí. Con d suena la palabra al no llevar aún las dentaduras. Y comienza a decirme que le duele el cuello, y yo le digo que es porque coge malas posturas en el sofá, y también ronronea que no puede levantarse y que se cae. Sí. Mi madre me dice todas las mañanas que "no puedo" y que se cae. Son trucos rescatados desde la infancia. Defensas de quien siente que debería tener más fuerzas de las que tiene. De las que siempre tuvo, que fueron muchas ...
Ver a mi madre por las mañanas sobre el sofá, es mi primer toque de atención y de enfrentamiento con la vida. Con una vida frágil que quiere ser tímida, precavida y defensiva.
Afortunadamente, voy pasando los Rubicones del miedo. Yo represento la fortaleza y la consistencia que ella precisa y necesita. De modo que la incorporo hacia adelante en el sillón, y entonces le hago unos masajes en el cuello, y veo cómo hace amagos de desperezarse. Y se rasca la barriga. Y yo, la rasqueteo la barriga en complicidad. Porque lo primero que quiero que pase es que se relaje su pesar y su decepción.
A continuación, jugamos a levantarnos. Pesa mucho, y no es empresa fácil. Le pongo delante el andador, y entonces ella me dice insistentemente y en letanía el : "no puedo, no puedo". Solo es su miedo y su pereza. También está algo mareada por los efectos secundarios de los medicamentos. Dice el médico que todo está en el guión.
Allá va mi brazo. A la primera, no sale. Pero al segundo o tercer intento, mi madre ya está arriba. En pie. Necesita mi impulso y mi contacto mientras vamos al "wáted". Con d de dentadura sin poner por si se la traga al dormir.
Diez minutos más tarde, llega la vida. Está por muchos sitios. Desde el sabor de su vaso de leche caliente y desde sus cuatro galletas. Se las zampa en seguida y he de decirla que no tenga prisa porque no se las van a robar, coñe ...
Ya ha desayunado, le pongo la tele, y las luces que iluminan la estancia compiten ya con la luz natural que se introduce a través de la ventana.
No me gusta el sofá en donde está mi madre. Le tengo manía. Me cae mal. Reconozco que cumple su función, pero también seda y atonta, dando paso a las perezas y a las taras. Poniendo en evidencia al vigor y a la frescura.
¿O NO, MAMI?

lunes, 7 de octubre de 2013

- EL IMPOSTOR DE LAS MONTAÑAS -



Tímido y vergonzoso, decidido en la acción, dependiente de los otros, y deseoso de salir de la encrucijada de sí mismo.
Humorista, fuerte, ocurrente y feliz aparentemente entre sus conocidos que nunca amigos. Aldrón apenas sabe lo que dice y solo hace imposturas de inteligencia. Amagos de talentoso.
Superdotado físicamente, sigue huyendo a través de unos inéditos senderos de montaña que le trazan e inventan. Poco o nadie le conoce. Él, parece conocer a todo el mundo. Necesita sentirse inteligente para no decaer.
Mas en cuanto se descuida el guía de las montañas, el fuerte Aldrón se desorienta y hay que ir a buscarle. Sucede que Aldrón no soporta bien la compañía, y se adelanta a grandes zancadas para ser todo lo más invisible posible. Hasta que termina perdíéndose. No es noticia que Aldrón se pierda. Por eso no pueden creer en él.
En el fondo, Aldrón no es ese tarzán fortachón de las montañas. Aldrón es un muchacho en extremo vulnerable, sensible, de buen propósito, y excitado ante las chicas más atractivas. Poco más. Todo lo otro de Aldrón es carencia y vulnerabilidad. Alguien que no cuenta para nada.
Los años pasan y Aldrón no parece cambiar. Sigue siendo casi un soldado de la montaña con su porte orgulloso, y ahora que se ha descubierto una cierta vena literaria, le llaman poeta. Y, quizás lo sea. Lo que pasa es que la realidad del mundo de hoy no solo es la montaña de la serranía sino todo lo que pasa en la ciudad durante los días laborales.
Todo el mundo sabe quién es Aldrón. Pero nadie piensa en él en exceso. Les importa bien poco. Solo es para ell@s una anécdota de aire libre en un día de domingo. Un personaje exótico, que les saca del tedio y que les convoca unas curiosidades y hasta unas risas burlonas y lejanas.
Aldrón se adelanta al grupo, cambia de ritmo y se dispone a acometer físicamente los desniveles más exigentes camino de los picos. Trepa con la facilidad de las ardillas, pero su respiración está deshilvanada y extraña. Su rostro se crispa, y su mirada preocupa al grupo. Inquieta.
Para el desgraciado Aldrón, nadie hay más en el mundo que él cuando sube. No parece desear a nadie a su vera, e incluso parece molestarle todo contacto humano cuando escala. Lo que hace es competir, luchar contro los demás, y aislarse dentro de su egoísta y libertario esfuerzo. Vano.
Una vez en la cumbre, Aldrón sonríe hasta con deuda de oxígeno. Imposta que está fenomenalmente bien, y aparenta hacia todos quienes le siguen que es grande, bello y hasta majestuoso. En las alturas, Aldrón se siente bien. Es su deseo. En realidad estar ahí arriba y el primero, es algo que le redime y compensa su vida. Es como si en ese extraño olimpo geográfico y físico, se sintiera defendido ante unos demás que siempre le miran extrañados y distantes.
Aldrón no es nada aún. Ni es montañero, ni es tan fuerte, ni tienen sentido sus correrías, y hace muy mal alejándose de los grupos. Pero él sigue y sigue sin aparentes nuevas. Aldrón siempre parece que es el mismo pastor de montaña con sus vestidos prácticos y con bien poca concesión para la estética moderna.
Aldrón está construyéndose y llorando por adentro. El impostor que solo muestra mentira a menos que se le hurgue o conozca un poco, sufre como una bestia. Ni tiene familia ni tiene a nadie. Y asiste atónito a una realidad propia que casi le pasa desapercibida.
Dicen que a Aldrón le gusta ayudar a los montañeros cuando les ve en apuros, pero no hay que fiarse dado que todo es pura seducción. A quien Aldrón admira es a l@s bell@s y a los fuertes, a los brillantes y a los aparentes.
-O ESO CREE ALDRÓN-

domingo, 6 de octubre de 2013

- LAMPEDUSA COMO SÍNTOMA DE UNA VERGÜENZA -



Lampedusa. La isla bonita. La más cercana esperanza. El sueño del progreso. Un lugar de blancos casi al alcance de la mano. Con un barquito y un poco de paciencia, un africano se planta en Italia, en Europa, en el desarrollo, en donde está el dinero, y en donde está el pasaporte para atisbar una miaja de sonrisa casi imperceptible.
Pateras. Pateras de la muerte y del éxtasis. Pateras de África rebeldes e inconformistas. Pateras de sangre y hasta de Darwin. Osadía, decisión, audacia, temeridad, necesidad, locura, orgasmo y realidad.
¡Oh, Europa! En las aguas de Lampedusa hay centenares de muertos. Todo un cementerio de valientes, empujados por el capitalismo de la exclusión al abismo de la nada.
¡Oh, Lampedusa! ¿Quién le pone barreras al hambre y a la esperanza?, ¿quién le dice a un hombre pobre que ha sido determinado para pasar todo el resto de su vida en una pena de miseria?, ¿quién se atreve a no ayudar a los demás?, ¿qué es esa hipocresía acémila que hace que los blanquitos pensemos que no existe África ni los africanos?, ¿qué mundo tan pueril e inconsistente hemos construído? ...
Hay una lógica impepinable que atenaza a los Estados proteccionistas. La lógica de los pobres y de su infinita demografía. Llega un momento en el que ya no le da miedo nada. Le dan risa las barreras de todo tipo, incluídos las naturales. Las del mar. Que le engañe el mafioso de la patera, ¡pero que lo saque de allí de una vez! ...
Los problemas del mundo de los europeos y americanos-, incluyendo los esclavismos del Mercado en el que estamos sumidos haciendo inexistente nuestra libertad y nuestra vida democrática-, son una risa para los africanos y para todos los pobres.
Porque los africanos, no tienen nada. Absolutamente, nada. Y nuestras dificultades siempre son y serán para ellos una minucia y una excusa. El blanco representa el poder, el placer y la felicidad. Donde están los blancos, es el paraíso para estar gente tan vilmente olvidado.
Terrible palabra: "olvidados". Sí. África es un Continente olvidado y robado. Zaherido y hurtado. Sin colegios, y con guerras en las que que detrás siempre está una fábrica de armas de los blancos. El problema no estriba tanto en la complejidad de distribuír mejor el dinero y orientar y ayudar a esta gente pobre. No. El verdadero quid de la cuestión, es la inexistente voluntad política para resolver o paliar las problemas. ¡No hacemos nada!
Tenemos la patología y xenófoba manía de llamarles enemigos y hasta terroristas. Embrollamos el discurso y salen islamistas, racismos, prejuicios, pretendidas menoridades, y hasta el enemigo actual y hasta potencial. Y nos aprovechamos de esas pérfidas inconcreciones y selvas de liantes.
No tenemos ni idea de qué es África o la pobreza en el mundo. Consideramos que nosotros somos mejores y más listos, superiores, más guapos, más inteligentes y muchísimo más buenos. Nos han metido en la cabeza aquello que nos seda y nos gusta oír.
¡Lampedusa! La otra puerta. La puerta del cielo y del infierno. La puerta de la libertad y de la muerte. El síntoma de un desequilibrio abismal entre los seres humanos. La crónica de un gran fracaso planetario. No sabemos ni qué demonios queremos hacer con nosotros mismos. La conciencia de que las cosas están muy mal y de que otra guisa de mundo es posible, sigue estando sedada y dormida. El Papa dice que esto de Lampedusa es una vergüenza.
-LO COMPARTO-

sábado, 5 de octubre de 2013

- MI NUEVO OTOÑO -



Ante mí se abren nuevas perspectivas y retos. Pero todo ha de ser más fácil. Siempre, más fácil.
Recuerdo la llegada de mis otoños. Siempre los rechazaba voluntariamente tras mis veranos pesados e imposibles. El otoño solo me refrescaba mi parte climática. El otoño me llenaba las sombras y me sumía en el desconcierto de mi dolor. Aquel otoño era una trampa y una barrera de miedo que yo no esquivaba. Me abrazaba al temor y al mal agüero, y caminaba desesperado en direcciones siempre desconocidas.
Mi nuevo otoño, ya es otra cosa. Aunque sigue el silencio y el vacío en mi vida, ahora hay un empuje auténtico que marca certeramente mi realidad. Y el otoño son mis pasos, y mi actitud, y mi nueva seguridad. El otoño ahora depende de mí.
Aprender el otoño. Es lo que estoy haciendo. Tomar la verdadera dimensión del otoño de todos, y nunca detenerme en quejas y siempre avanzar hacia las rectificaciones.
Serenidad en mi nueva soledad. Porque ahora soy yo quien va decidiendo las tristezas y las alegrías. Ahora puedo convivir más auténtica y amigablemente con los ciclos estacionales. Estoy en esa escuela vital que me hace seguir de cerca los movimientos y las mutaciones. Yo. El otoño ya no son los adversarios que logran que a las cinco de la tarde vaya a ser de noche, o que el fresco me haga sacar la estufa de la habitación olvidada, o que los demás vayan en avanzadilla por delante.
Me importa un carajo lo que hagan los otros. O, relativamente, dado que soy un ser social. Pero ahora hay otro yo que también tiene prioridad y cabida. Ahora yo ya puedo ir contando conmigo mismo. Incorporándome. Porque la vida no es otra cosa que incorporarse.
Hasta me agradan todas mis asignaturas pendientes. Son un acierto. Acepto mis reglas del juego. Asumo el presente mientras me preparo el porvenir. Porque ahora creo realmente en mí. En mi seguridad y en mi capacidad.
Ahora el otoño solo es una anécdota que lleva a nostalgias y a inconcreciones con agridulce sabor a derrota y a inexactitud. Ahora, mi nuevo otoño sigue siendo la vida y su continuidad. Estoy en medio de un camino que puede conducir a cosas adecuadas y positivas si soy capaz de guiar a mi barco por el lugar más adecuado a mí mismo y a mi verdad.
He hecho mucho por mí. Y por mi casa. Y sigo haciendo mil millones de esfuerzos y hasta de sobreesfuerzos. Me enfrento a la incomprensión y a la desconfianza, pero eso no me cosquillea en mi tranquila conciencia interior.
Con la llegada del otoño cerraré más el balcón y la galería, pero seguiré saliendo a respirarme la vida y a enfrentar mis miedos y mis perezas. Me siento más sólido y auténtico. Estoy físicamente cansado pero mentalmente vivo y expectante. Ando repasando el porqué de mis errores y comprendiendo sus mecanismos. No estoy perdiendo el tiempo en quejas o dependencias.
Estoy en mi casa. En mí. En mis cosas y en mi tiempo de crecer. Estoy como en el verano o en la primavera. Estoy en mi mes, en mi año y en el día que le toca a mi vida.
Ahora los miedos se han alejado dejando paso a una curiosidad necesaria a saciar. El otoño no es meteorología ni adversidad. El otoño ya son todas las cosas. Los pros y los contras, el ocre y el blanco, la sonrisa y la seriedad, el esfuerzo y el descanso, el placer y la obligación, y el libro y la nota.
-COMO MI VIDA NUEVA-

viernes, 4 de octubre de 2013

- AMBICIÓN DESTRUCTIVA -




Al otro lado de las reglas del juego. Español y activo. Militar, proveniente de una familia de militares. También gallego y pescador. Acción y juventud. Toda la acción y la aventura. Así empezó todo en Tono Suárez.
Conoció todos los estamentos en la milicia. Ambición y tecnología. Posibilidades, inteligencia, y finalmente una enorme decepción. No le gustó para nada el mundo que logró ver y atisbar.
Hasta que, Tono, decidió caminar por la delgada línea roja. En realidad, su mundo son todas las mujeres espectaculares, sensuales y hermosas. Y la palabra envejecer, le estremece.
¿Cobrar siempre un salario parecido durante toda su vida a pesar de defender siempre y por siempre a la Nación? Demasiado poco. Tono conocía bien el gran mundo paralelo y distante con la legalidad. El tráfico de las drogas. Marruecos, Galicia, Sevilla, Huelva, y las grandes vías del contrabando que circula por todos los sitios para abastecer las demandas del Norte europeo. Sí. La droga como tentación comercial. Como proyección definitiva y como venganza.
En el río de Tono, había posibilidades de enriquecerse para siempre. Y un día se dijo que se habían acabado todos los escrúpulos. Él también quería ser rico y poderoso.
Para éllo, se quedó con una buena partida de estupefacientes. Solo era cuestión de guardar el alijo, y esperar compradores. Clientes y contactos le iban a sobrar.
El día de su acción final y máxima, tuvo tonos oscuros pero también económicos. Le pillaron con droga, pero no con toda. Le tiraron del ejército y tuvo que tomar tierra en la cárcel. Pero Tono había logrado una vía suculenta. Comenzaba a tener dinero. Incluso dentro del penal, ya era rico.
Cuando salió, se dio cuenta del desprecio de mucha gente, incluyendo el de su propia familia. Era cosa de comenzar de nuevo. Se separó de su mujer, y huyó siempre hacia adelante. Su vida militar, tenía que concluír. Pero empezaba una nueva vida sin holguras económicas.
Y Tono montó su isla y su atmósfera personal y selectiva. Adquirió violencia y ataque. Se mostró hosco y radical, y sobre todo, poderoso.
Tono ya tiene poder. Y le sigue fascinando la tecnología, y echa de menos aquella milicia llena de aventuras. Tiene problemas articulares a causa de su obesidad, pero a veces tener dinero tiene los peligros del sedentarismo.
Ahora sus pies son sus coches. E imposta una vida social retirada y paralela. Sigue teniendo muchos amigos de interés a un lado y otro del Estrecho de Gibraltar. De hecho, sigue en la brecha. Lleva ya varios golpes. Vende droga. A media escala. Pero, vende. Ya es un clásico en el tráfico de estupefacientes. Y nunca quiere pensar que en el fondo no es feliz.
Huelva. Le encantan sus playas, sus mujeres confiadas, y toda su libertad y estrategia. Ese lugar onubense, le reconcilia con su Atlántico gallego y de cuna. Puede jugar a juntar el Mediterráneo con el Océano Atlántico. Puede mezclar todas las aguas y sus distintas temperaturas. Pura magia un tanto agridulce y hasta de fado.
Incluso trabaja para la Administración. Lo ha logrado. Sabe manejarse entre las aguas de la eficacia y de la mentira. Y su vida ya no tiene vuelta atrás. Por eso Tono no se para demasiado a pensar en cosas imposibles. Con dinero, todo se tiene. Pero echa de menos al enemigo, a la milicia, a los combates y a los entrenamientos. A su chispa necesaria. A su sudar y ganar ...
Por eso necesita inventar maldad y pugna. Para volver a sentirse soldado de provecho. Menos mal que están las mujeres, y el sexo, y el placer, y hasta la inocencia de lo inesperado. Dicen que es un tipo peleón y de cuidado.
-UN TREMENDO VIVIDOR-

jueves, 3 de octubre de 2013

- SOLO FUI UNA IDEA -



Con la llegada del otoño, las sombras me avanzan y hasta me desconciertan. Me despierto en mi cama, sorprendido y novedoso. Todo suena a extraño. Pero hay algo dentro de mí que ahora sí que tiene sentido.
Y, en silencio, y mientras voy construyendo mi presente que será mi futuro, puedo reflexionar sobre lo que fui, o casi mejor sobre lo que no estaba siendo.
Miro hacia atrás con ternura e inquietud. Yo era alguien que iba por el mundo buscando apoyos y muletas, intentando alcanzar un afecto y una atención que supliera al familiar. Mis padres no estuvieron a la altura, y mi familia sanguínea nos abandonó a nuestra suerte. Poco les importó que mi hermano y yo fuésemos por entonces unos niños.
Pero, lo anterior, siempre es victimismo. Cuando te maltratan, entonces no puedes pensar y buscas errada y desesperadamente un enganche de supervivencia. Te vuelves orgulloso e inconformista, y crees que el mundo se construyó para hacerte daño. Y la buena verdad, es que la familia en donde caes o te toca nacer, nunca se elige. Te la encuentras y ya está. Es como una lotería.
Sí. ¡Qué tiempos aquellos en los que no era yo! Pasaban los años, y delegaba en unos y en otros. No me sentía obligado a ser yo mismo y a afrontar mi responsabilidad. Yo no le veía el gustito a ser sujeto de mí mismo. Que mi vida me la cocinaran otros ...
Era sin duda una sutil venganza. Como no me habían tenido en consideración social desde casi mi nacer, ahora iban a saber lo que vale un peine. Yo iba a ir por la calle de en medio. Me iba a desviar y a descolocar. A desconcertar. No iba a presentarme con mi verdadera cara, sino con una máscara y una impostura. ¡Que se jodiesen tod@s! ...
El "enemigo" enmascaraba mis dificultades para crecer. Buscaba culpables de mi no ser. Los otros habían sido. Siempre habría un tipo cabrón o cabrona a quien yo haría responsable de mi desubicación y de mi decepción.
No fue nada fácil, mas finalmente fui hallando mi sendero. Importaba un sano carajo lo que me habían hecho de niño. Las ausencias eran dolorosas. Pero, había final y realmente una ausencia mayor. La mía. Mi ausencia. Había estado mucho tiempo negándome a mí mismo las realidades y los contextos cotidianos. En vez de ponerme a vivir, yo me había puesto defensiva y terroríficamente a dormir. A taparme los ojos y a desentenderme.
Ahora, ya voy siendo yo. José Vicente. Ahora, los demás son realmente las otras y los otros. Pero yo, también. Ahora ya me preocupo por mí y por mis cosas. Me palpo, me toco, me pellizco, me doy cuenta, y mi crecer ya no tiene marcha atrás.
Bien es cierto, que este momento de desierto inevitable en mi vida,-el tiempo de ir descubriendo la realidad-, se caracteriza por la dureza. Es más que duro seguir y no decaer. Pero hay una dureza todavía mayor, que es la derrota. La derrota en la negación de mi yo.
Ahora ya puedo decir que estoy aquí. Vengo de décadas de dejadez y de sueño de pavor. Me he despertado, y lo que siento no se parece a mi edad cronológica. Pero no me tiro atrás. Soy como alguien que saliera de un coma autoinducido. Sorprendentemente casi, me he puesto de pie.
Ya existe, ya está ahí José Vicente. Y delante, hay muchos caminos para elegir y una sola verdad. El ser yo mismo. El intentar formar parte de la vida, exactamente como todos los demás. Y ese descubrimiento me llena de energía y de aliento. Me defiende de los cansancios y de los errores. Afortunadamente aquella mera idea que fui, ya va siendo un triste recuerdo.
-YO, CONFIESO-

miércoles, 2 de octubre de 2013

- VOLVIERON LAS ABUELITAS AL JARDÍN -



Como un reloj. Con puntualidad británica. El primero de Octubre. Sí. Las animosas y entusiastas veteranas señoras del Jardín Botánico de Valencia, han vuelto a su cita cotidiana con la monitora de la gimnasia de mantenimiento diario. Piernas y brazos para arriba y para abajo.
El mohíno últimamente bello jardín, recobró su vida habitual. Ya no solo era ruído lejano de jardineros y conserjes. Ni siquiera de italianos, franceses o alemanes, que son mayoritarios en las visitas a esta maravilla natural que tenemos en la calle de Quart. Ahora se veían a personas mayores que se reunían en torno a un aprecio común y a una idea bien sana.
Allí estaba la menuda y coqueta monitora Mary, y también la simpática y conquense señora Angelines con sus pelotitas de juego para cuando terminasen los ejercicios gimnásticos.
El marco no puede ser mejor. Está todo lleno de enorme árboles, hay una sombra que te reconcilia con este otoño mediterráneo que aún huele a puro calor, y por tanto qué mejor lugar para estirar los músculos y ejercitarse.
Había pasado mucho tiempo. Aproximadamente, los tres meses del verano y el inicio de los calores. Habían dejado condicionado mi estar cotidiano y el de mi madre senil-, que estamos allí una hora todos los días-, y nos aburríamos bastante. Y como mi madre no quiere salir de casa si no es al Jardín, entonces estaba siendo todo bastante monótono.
Admirables las viejitas. Formidables sus ganas de vivir. Quieren estar en forma para estar bien de salud. Son coherentes. La vida, también es coherente. Si están vivas, si están viviendo el momento del postre de su vida, entonces lo mejor es demostrarlo.
Si no hace mucho frío ni mucha calor, las entusiastas gimnastas permanecerán en el Jardín todo el año hasta que lleguen los calores de Junio.
A mí, me dejan. Me dejan estar con ellas, y con el señor Miguel, que es el único varón que participa de los encuentros diarios. Y soy uno más entre los ejercicios de la vida, y los visitantes del bellísimo Jardín se sonríen inevitablemente al verme con las abuelitas haciendo sus ejercicios. "¿Quién será ése?" ...
Y, no digamos, cuando la señora Angelines saca sus bolas de jugar, y empezamos todos a pasarnos las pelotitas de jugar, y empezamos todos a pasarnos dichas pelotas de goma. Entonces viene el desenfado y la risa, y yo aprovecho para hacer de las mías. Les tiro las bolas sin mirar, y ellas se quedan admiradas y sorprendidas. Me tiran las pelotitas sin avisar y yo se las paro todas. Soy un poco más joven y tal ...
Me dicen que es imposible a la vez que me sonríen, y me preguntan que cómo hago para que no se me caigan las pelotitas, y que cómo lo logro y todas esas cosas. Y admiten que hago movimientos poco usuales, pero que lanzo las pelotas en las respectivas manos y con summa perfección. Y hasta quieren imitarme ...
Yo, las digo que ellas también lo hacen muy bien, y otras me dicen que tienen miedo y que por favor no se las lance fuertemente. Y yo les digo que no pasa nada, a pesar de que un día le rompí las gafas a alguien aunque ya no recuerde a quien fue. Es lo mismo. Todos nos lo pasamos bomba. Y entre tanto, decimos cosas sobre los ladrones de mi país, y de las noticias de actualidad, y todos nos volvemos niños y más cercanos.
Os confieso, que esa gimnasia a mí me va bien. Llevaba unos días con molestias artrósicas de rodillas, y algunos ejercicios me van fetén. De modo que este año pienso perderme bien pocas clases diarias de gimnasia de mantenimiento.
-BIENVENIDAS, ABUELITAS-