domingo, 16 de enero de 2022

- NOVAK DJOKOVIC SE DERROTÓ A SÍ MISMO. -



Al número 1 del tenis, se le han escapado situaciones que ya creía dominadas. "¿Sabe usted con quién está hablando?" ... Y no era así. A Novak le han fallado sus creencias y sus asesores.

Porque el mundo y la sociedad han cambiado. Seguramente, hace unos años ni siquiera hubiese trascendido que el serbio no se ha vacunado, y que ha hecho trapacerías irresponsables.

No. No solo es la ejemplaridad hecha jirones del líder del tenis. Es mucho más. Se trata de la exigencia social, la cual presiona más que antes.

El gran fallo de Djokovic ha sido no medir la reacción general social. No basta ser un as deportivo incuestionable y rey de su deporte. Eso, ya no le defiende. Eso, le defendió a su ser y a su conciencia. Pero lo que hace líderes o no líderes, intocables o ajados, es la temperatura social.

Es, parecido, a los de nuestro Emérito Rey español. Que los privilegios le son favorables, pero la credibilidad anda en el declive definitivo. Ya no se le puede creer ...

Esa es la realidad de los años 2020 y aledaños. Que, se exige una nueva fortificada y consistente credibilidad. Y lo que se le pide es que no trate de tomarnos por tontos, y que para ser ídolo del mundo, uno necesita muchas más cosas que ganar todos los torneos tenísticos.

No es que la gente sea más democrática, rigurosa o ejemplar. Lo que sucede, es que es más individualista y no cree tanto en lo idolatrado, sino en que cada uno debe pagar por lo que hace o deja de hacer.

El "privilegismo", va de capa caída. Es absolutamente imprescindible para zanjar los problemas, que la gente entienda inmediatamente y con luz y taquígrafos lo que ha hecho el rey tenístico.

Novak debió preguntar más. Agassi confesó que en un Wimbledon había aprendido a inclinar su cabeza de aceptada modestia, apartando un tanto su ego y hasta su antiguo aura.

Djokovic debió vacunarse. Y si quería, no debió ir a Australia. Pero el serbio ha sido demasiado ambicioso y lo ha querido todo. Y ha estado mimado por un padre que le comparó con Jesucristo y todas esas majaderías que son aprovechadas por los agotados "negacionistas" para soltar su cansancio y frustración.

Un atleta de élite no es inmune porque su físico sea excepcional. Esa inmunidad,-en última instancia-, la va decidiendo la gente. La autoridad se la gana uno con sus movimientos. No es nada bueno que Novak huela a chulo además de a crack del tenis.

El circo o novelón de Djokovic , ya cansa. Se convirtió en culebrón. Y la gente solo utiliza a los culebrones cuando saben que son "reality". Y cuando la cosa va en serio, la situación no se vuelve oscurantista sino todo lo contrario. Desaparece la niebla del calamar. Y cuanto más ruido y más exaltación, peor para el deportista.

Para que a "Nole" no le hubiese pasado nada, le hubiera convenido excelentemente bien unos buenos kilogramos de consenso. La división o la duda, le han hundido. Incluso si Australia le hubiese permitido jugar, las emociones en los partidos hubiesen sido imparables. Quizás alguien se hubiese lanzado a la pista para reinvidicar ruidos desfavorables, u otros le hubiesen apoyado con fanatismo. Y esa pugna y tensión es el match ball más difícil de salvar.

Novak ya no puede saltar a la pista con la idea de que todos le van a respetar. Demasiada faena para el juez de silla. Lo mejor que debe hacer Djokovic es dejar el tenis de competición por un tiempo y ponerse a reflexionar.

-Y SACAR CONCLUSIONES MÁS BRILLANTES-
 

jueves, 6 de enero de 2022

- PACA LA PUTA. -



Don Deseo siempre acaba atacando. Yo, vagaba por la cotidianeidad flotando entre mi extraña supervivencia. No me encontraba nada bien. Era mi segunda adolescencia. O, mi primera juventud. No me sentía capaz de socializarme ni de abordar nada serio. Y falto de fuerzas, decidí aislarme ante la pasividad de todos los míos y cercanos.

Pero Don Deseo no tiene matices, preámbulos ni lemas. Y todo coincidió con una España que se abría al sexo y rompía tabúes. Y cuando te ataca ese deseo universal e inevitable, llega un momento en que la autosatisfacción no sirve. Casi era mejor ver los primeros desnudos y las primeras películas pornográficas en los cines estigmatizados, excitantes y prohibidos, que meterse en el wáter sin mirar el reloj, o las revistas porno. No. Don Deseo quería libertad. Mucho más ...

Viendo películas porno, no solo vi bellezas increíbles y hazañas excitantes. No. En aquellas películas había mucho límite al deseo. Y tal deseo no conoce los miramientos. Recuerdo que salía excitado del cine al ver aquellas impactantes hembras ahora vintage, pero Don Deseo me empujaba con toda la fuerza de su viento y de su hormona libre. Tuve que dejarme llevar por el emperador de los sentidos ...

¿El barrio chino? Humillante al principio. Decidí ser finolis y penetrar en las cabinas de los sex shops. Antes habían muchos. Ni siquiera eran tiempos de vídeos. En los años setenta, el mundo era bien diferente. Y además, yo deambulaba por tal sociedad con el desamparo de un alma olvidada y en pena.

El barrio chino estaba lleno de gente rara. Lo descubrí porque una vez mi padre me hizo caminar por sus calles. Ahora, me tocaba a mí. Don Deseo me ofrecía su ígnea seducción. Excitación también debería significar mujer que da placer.

Un día, ya no pude más. El deseo era brutal, a pesar de ser consciente en mi autosatisfacción compulsiva que yo padecía de una fimosis, la cual en mi entorno familiar debía llamarse tabú, y llevar el problema con absoluto silencio y con un tremendo dolor interno.

¡A la una, a las tres, y al barrio chino! A escasos diez minutos de la casa de mis padres. Había que romper el miedo y la roja vergüenza, como fuera. Pero ya tenía que ser cosa mía. Don Deseo me miraba descaradamente a mí, a mis tics en los ojos; al fondo de mi alma confusa penetrando a saco en el interior de mi absoluta naturalidad de personita que también sentía. Sentir, es un verbo inevitable que a todos nos llega. Más pronto, más tarde, o constantemente ...

Sí. Regateé a una de las calles adyacentes, y entré en el barrio chino. Estaba lleno de viejos reprimidos, de gentuza, de desalmados, de desheredados sociales, y de gente con una enorme dosis de dolor y de violencia contenida. Mas yo debía estar ahí. No me veía con otra opción. Y miré por las ventanas de las casas de putas que estaban al acecho. Y casi sin saber cómo, abrí las puertas de los garitos y allí estaban las mujeres que ejercían la prostitución.

Algunas, se sorprendían al ver mi porte de chico joven. De yogurín entre viejales. ¿Qué haría allí un chaval que no pertenecía a tal mundo?, debían pensar las meretrices...

Mis ojos, ya eran totalmente esclavos de Don Deseo. Buscaba entre las putas, buscando la más excitante, no quizás la de más pinta de puta, sino algo llamemos más original y novedoso para mí. Mi ingenio y mi peculiaridad en el deseo, parecieron encontrar pronto unas respuestas ...

Paquita la puta, sería mi elegida. Don Deseo casi que elegía por mí. ¿Cuánto dinero valdría una puta? Dependía de tus posibilidades económicas y de tus aspiraciones eróticas.

- "¿Cuánto?", le pregunté yo a una mujer muy alta y con  curvas, la cual desde luego que ya no cumpliría los cincuenta y cinco años ...

Las demás prostitutas, eran casi todas más jóvenes. Me miraban entre celosas y sorprendidas. Porque la puta Paca, no era de las más solicitadas, y menos por las puteros bien jóvenes como yo.

La tal Paca, me miró un tanto desconcertada. Hasta que se percató de que mi mirada azorada solo la dirigía hacia ella. Y Don Deseo emergió entre todas las dudas. La mujer, reaccionó finalmente, se vino hacia mí, me dijo la cantidad, y que no me preocupara. Que, en unos segundos volvería, que tenía que pagar la cama primero, y después ya hablaríamos ella y yo. El precio de la cama era para todos igual ...

A los pocos minutos reapareció Paca, y me hizo un gesto para que la siguiera. Los puteros y las putas me miraban un tanto alucinadas, y yo rojo como un tomate seguí a la mujer hacia la habitación. La dueña del puticlub, me dijo que le pagara en ese momento la cama. Se la pagué, y entonces la puta Paca, me sonrió ...

- "¡Ven", me espetó. Y añadió: "Y ya me dices qué es lo que más te gusta. Eres muy guapo y simpático tú, cariño ..."

Fue pronto. En seguida noté que la tal Paca era tartamuda. Morena y grandota, con buen pecho y grandes ojos, muy madura, y casi maternal y simpática. Parecía tratarme como una madraza al verme asustado. Absolutamente acojonado. Era mi primera vez. O, podía serlo ...

Paca se fue desnudando, y yo le dije que no se quitara las medias, y que me permitiera a mí quitarle la ropa. Paca, sonrió entre carcajadas y potentes tartamudeces. Entendí que debía haber sido una mujer maltratada. Por cierto que sería interesante descubrir en aquellos años qué sería una mujer maltratada, y más concretamente los motivos que llevarían a aquella señora a dedicarse a tan sucia profesión. Lo que estaba claro, era que Paca hacía de tripas corazón. Le echaba valor a la vida. Al mal tiempo, le hacía buena cara. Aunque su procesión interior seguro que se parecería a una película de terror psicológico quizás nunca asumido. Jamás. Eso no hay que hacerlo. Es mejor en esos casos no pensar absolutamente en nada. Solo en el día a día del sobrevivir. Ser puta es indigno, pero estar muerta muchísimo más.

Paca puso su culo en pompa, y yo traté de pensar que no sufría una evidente fimosis. Al intentar la penetración, me hice daño. Paca, experimentada, pronto se dio cuenta. Se limitó a mirarme un tanto sorprendida, y yo traté de reaccionar bien pronto. Había aprendido que en las películas guarras había mucha más actividad que la mera penetración.

Me lanzó mi deseo y quizás mi rabia y mi desolación. Acerqué en un decidido movimiento mi boca a sus partes, y Paca se dejó hacer y sin imaginar ninguna de mis aprendidas habilidades. Don Deseo me decía que también el cine puede ser un gran maestro personal y sexual. Y descubrí mucho de mí mismo.

La puta Paca no es que fuera muy sensible en su zona íntima. No. Lo que ocurría era que los puteros despreciaban la sexualidad de las mujeres, y solo se preocupaban generalmente de su propio placer.

Me gustó mucho apreciar y descubrir cómo gozaba conmigo la puta Paca. Su clítoris estaba desbordado por mis quehaceres insistentes, y la mujer iba encadenando orgasmos. Intentaba retrasarme mi cabeza con sus manos, pero no lo lograba. Yo, también quería hacerla estallar de placer una y otra vez. A falta de un miembro penetrador, el juego de mis labios y mi lengua, debería ser compensador. Aquello, no parecía terminar nunca, y Paca estaba gratamente sorprendida. Casi a mi merced. Hasta que la dueña del puticlub, me dijo que el tiempo se había acabado. Y entonces, Paca me dijo:

- "¡Eres un tío de puta madre!, ¿sabes? ..."

Lo único que supe, es que estaba demasiado sudado. Era verano y hacía calor. El puticlub o garito, padecía una atmósfera asfixiante. Una sauna. Y la puta Paca intentó ayudarme a encontrar la puerta de salida, y por supuesto a sugerirme que volviera bien pronto a por élla. Sí. Siempre estaría esperándome.

- "Me llamo Paca. Si no me ves, es que estaré con alguien. Tú, pregunta, que yo bajaré corriendo. Eres un cielo. ¡Y te lo digo de verdad! " ...

No. Yo apenas escuché esas palabras. Me sentía el pelele más sucio y perdedor de la galaxia. Y cuando logré estar en el exterior del barrio chino, entonces me sentí arcadas hacia mí mismo. ¿Cómo había podido caer en aquella perversa tentación? Don Deseo se había escondido, y mis dientes sabían a amargo y a asco. Bebí en una fuente, y tiré el agua. Quería limpiar aquella fea sensación. Como si no hubiera sucedido lo evidente.

No podía volver así a mi casa. Todo sudado y hundido anímicamente. De modo que decidí hacer tiempo con el fin de disimular el sudor de la ropa y las greñas de mi pelo.

Cuando llegué a casa, volví a avergonzarme. La tierna capitana general que era mi madre, tiró de intuición. Algo, no le cuadraba. Pero aún así logré disimular. Si se enteraba iba a ir a la calle, y a recibir una paliza inolvidable. Era la hora de la cena. La comida no sabía a alimento sino a parte íntima femenina ...

Yo, seguía siempre en aquel tiempo a la deriva total. No estaba bien, y no había profesionales en este país, sino pastilleros adscritos al régimen franquista que marcaba la moral y el pecado. No me sentía capaz de relacionarme con nadie, y lo más inmediato significaba huir hacia una errática zona de confort. No me atraía el comprarme una cadena musical, o una bici, o sacarme el carnet de conducir. Todo sobraba y estaba mal. Mi vacío interior, me devoraba y detenía mi tiempo de crecer. ¿Las novias y todo eso? ... ¡Ni hablar! A mí siempre me ha gustado ofrecer lo mismo que me dan. Ni un céntimo en deuda. Odio profundamente a los pagafantas, y a quien dice ayudarme sin conocerme. A ésos, los detesto todavía más. De modo que Don Deseo no se iba a detener. Y el fin de semana me metía en un cine sexual y prohibido, y allí soñaba y me excitaba. Buen ardid el de Don Deseo. A la salida del cine, tenía muchas ganas de desahogarme y de sentir placer con una mujer. El barrio chino volvía a ser una tentación inevitable para mi ser. Y esta vez ya no iba a ir buscando a ciegas por cualquier sitio. Fui directamente al garito de la puta Paca, la cual fumaba como un carretero.

En cuanto me vio, pareció comprender mis apuros, y me hizo un gesto sutil. Y pronto estábamos los dos en la habitación. Pagué a la dueña el precio stándar, y luego solté todo mi juego carnal de deseo en las partes de la potente y morena Paca. Esta vez la mujer se hallaba mucho más tranquila. Tocó en varias ocasiones el cielo con las manos. Y al terminar, sentí una gran frustración. Paca, me dijo:

- "¿Sabes? Soy yo la que debería pagarte a tí ..." Y a continuación me sonrió con ternura y picardía.

Sin duda que la puta Paca era una excelente persona, la cual le daba al morapio y al cigarro. Su tartamudeo era potentísimo, y pasado el tiempo negro aquel, yo no la recuerdo con excesiva antipatía.

Lo que sé es que estaba furioso. Todo era un no en mi vida. Y ya nunca más volví al barrio chino. Bien es cierto que hice amagos. Pero esa sensación de putero absurdo me descolocaba todavía más aún la vida. Yo no quería ser putero. Como toda esa gente que había allí. Yo, no sabía muy bien lo que quería ser. Pero tenía claro que un putero más, ni hablar ...

Un día decidí cansarme físicamente a ver qué sucedía. Me hice corredor popular de marathón, y todos los días entrenaba aunque lloviera o hiciese frío. Y ya no lo dejé. Corrí por inercia siete marathones, conocí a gente del club pionero de mi ciudad y entrené los sábados con ellos. Todo fue un sueño evasivo y defensivo. Una fantasía con afán compensatorio. Todavía no podía saber lo que quería ni qué era de mí. Mi yo parecía haberse esfumado. Hasta que un día alguien me habló de una tal M. Sánchez, y ella me dijo que probara con ella y en su consulta. Pero como no tenía dinero, debí pedírselo a mi errática y santa madre,-mi padre ya había fallecido y hubiese sido imposible que me lo diese dado que yo le conocí bien-, pero mi madre se negó a ayudarme. Desesperado, la propuse que se entrevistaran ella y la citada M. Sánchez. Mas mi madre siguió erre que erre. Aunque al final de mis insistencias, mi madre me dio dinero y pude comenzar un trabajo sanitario y personal que duró décadas. Y hasta que las cosas empezaron a fructificar positivamente y mi salud yéndo recuperándose, hubo momentos en los que  Don Deseo me atacó resistente y profundamente. Y un día y por curiosidad, me adentré en el barrio chino intentando que Paca la puta no me viera. Sentía una mórbida nostalgia. Y va y la puta Paca logró divisarme, y comenzó a decirme cosas interrumpidas por su estrepitosa tartamudez. Me largué de allí física y mentalmente. Y nunca más la he vuelto a ver. Porque gané en autoestima. Y por mil millones de razones. Dudo que hoy por hoy recabara los servicios de una prostituta. Cada vez más, veo esa posibilidad más lejana y utópica. Porque tengo más salud. Mucha más. La puta Paca es una evocación real de un tiempo navideño que afortunadamente ya se fue. 

Por eso me alegro de que mi salud siga fuerte y suficiente. Que es lo que le pido al año 2022. ¡Que me quede como estoy! ...

-OTR@S, SIGUEN DERROTADOS EN CUALQUIER LUGAR-


 

jueves, 30 de diciembre de 2021

- FEO. -



Un escalofrío recorre mi alma cuando escucho a Marisa. Casi no recuerdo cuándo la conocí. Es posible que haga ya dieciocho años. Y ahora, algo extraño parece que sigue rodeando la psique de esta mujer.

Yo sé que me quiere. A su manera, pero me tiene aprecio. Cuando la conocí, ya era ciega. Invidente, solitaria, inteligente, espabilada por vivida, agria, amable y hasta cortante. Y extremadamente sensible. Recuerdo una vez que se aprovechó de unos amigos como yo, y nos instó a bajar precipitadamente los enseres de un piso en el que vivía, allá por el final de la Avenida del Puerto.

Debíamos bajar sus enseres en un lugar prohibido cercano a su vivienda, alguien llamó a la policía, yo vi venir el tema, y finalmente me alejé de ella y de su casa. Me lo tomé muy a mal. Nos había tomado el pelo.

Sí. Hoy me ha impresionado esta extraña mujer. Conservo su teléfono, y muchas veces no me contesta. Hoy, lo ha hecho. Está hundida. Y no ha soportado ponerse a llorar. Cuando no ha logrado controlar su emoción, entonces ha colgado. Hay gente que solo desea sufrir en el anonimato.

Siempre me ha sorprendido su itinerancia. La he conocido viviendo hasta en cuatro casas distintas. Es como si huyera. De sí misma. De su fracaso como esposa, madre y mujer. Como persona. Y se flagela una y otra vez. Y odia a los caseros.

Marisa huye de su ceguera y de su vulnerabilidad. Como si eso fuera posible. Se presenta habitualmente con una aparente fortaleza que da escalofríos. Ahora, teme volverse completamente loca. Perder el control ...

¡Paco! Paco es su gran excusa para no desnudar su alma lesa. Su ex marido se constituye para ella como el gran cabrón maligno que le jodió toda su vida. Y, encontrar el límite entre su discurso y la verdad, solo está en manos de profesionales o de manos amigas y magnánimas. Pero Marisa utiliza un tic de venganza contra aquellos que le dan el no. No está dispuesta a ser ayudada. Es extremadamente cortante y flageladora consigo misma. Ella no quiere darse cuenta de que no es Paco, su ex.

A Paco le responsabiliza Marisa de haberle ocultado su enfermedad que la dejó ciega y casi muerta. Al médico de aquel tiempo, le odia. Afirma que le ocultaron sus derechos de conocer su verdadero estado de salud.

Para Marisa, Paco nunca se agota. Y su influjo se proyecta y prolonga hasta sus hijos y una de sus nietas. A su hija la trata con una frialdad de escalofrío. Su relación nunca fue buena. Para Marisa, su hija tiene secuestrada el alma por su Paco. El efecto Paco lo condiciona todo.

Marisa cogió un coche con diecinueve años, y se puso a trabajar. En su época raramente las mujeres podían salir de su casa y de su pata quebrada. Pero con valentía, Marisa tiró todas las tradiciones al carajo. Y finalmente, se hizo fija en un Banco. Y allí conoció a Paco y se casaron. Marisa llegó a ser sindicalista en Banca, y tiene profundas convicciones. Es ideológicamente de izquierdas, aunque no cree en revoluciones ni en cambios drásticos. ¡¡ De repente, su ceguera !! ...

Es Navidad. Pasa el tiempo. Le cuesta dormir por las noches. Paco nunca está, pero Marisa le siente por todos sus flancos. Es como si necesitara a su gran opositor para explicar sus desgracias y su alejamiento u ostracismo social.

Marisa no tiene amigos porque no logra ser amiga de sí misma. Y yo me quedo con sus verdades y mentiras, y con un tono de voz que me conmueve. Es una voz triste y casi metálica, de derrota y desgarro. Trata de mantener siempre el tipo y la frialdad. Apuesta por no descomponerse. Me confía que el otro día riñó con los suyos. Y que hace poco se despertó a las dos de la madrugada y se puso a comer. Y sostiene que los psiquiatras no la aciertan con la medicación y la demoran las visitas. Hay un gran mal y un gran gafe de vacío en su vida que ella define con el nombre de Paco.

-Y ES ELLA MISMA-
 

viernes, 24 de diciembre de 2021

- EL PUTO VIRUS ENSUCIA LA NAVIDAD. -



Cansancio mental. Mucho tiempo así. No nos suena a justo. El virus se ha adueñado; es el gran Señor de la Tierra. Y lo jodido es que es una micra de nada, es tan ínfimo que no se le puede ver que no sea a través del microscopio. Es una suerte de emboscada universal. Como un ciclón procedente de otros mundos. Sí. Se ha adueñado de nosotras y nosotros.

Y encima ha llegado la Tradición  de la Navidad, que además de espiritualidad se llena de encuentros familiares, paquetes de regalos, y de comidas pantagruélicas y entrañables. Porque en el corazón de estas fechas también reina el alma y festiva. Es muy importante y necesario que nuestro ser demande calor humano y todo el divertimento. Pero la borrasca nefanda del virus, no se va. Y sigue la lluvia de contagios, el goteo de los muertos, y todo lo raro que empezó el año pasado sigue siendo un enigma por resolver. Una cuestión pendiente.

Son momentos de medir y equilibrar. De hacer funanbulismo entre lo que a uno le pide el cuerpo y lo conveniente para evitar el contagio y el dolor.

La Economía se tapa los ojos ante el desconocido Drácula, pero también  deben existir muchos más valores que los economicistas.

La pugna política está en todo lo alto. Si cierras mi bar, me matas. Si no nos juntamos para la comida navideña, es un desastre. Si los niños se ponen tristes, se pone el sol. Si no puedo ver a mi chica, puedo ser capaz de todo.

Choque de trenes y de libertades. Dilemas hipócritas y científicos. La sociedad es diversísima y cada persona es un mundo. Incluso unos necios niegan toda la catástrofe que está sucediendo, porque sencillamente no lo pueden soportar.

Afortunadamente, hay gente que estas navidades las va a pasar y concienzudamente en el interior de los laboratorios científicos de investigación. Porque no se consideran unos esclavos del tiempo, sino unos soldados de la Ética y de la Ciencia.

Esos soldados, siempre serán admirables y más ahora. Se ponen la mascarilla, se lavan las manos, se ponen gel hidroalcohólico, y ya se han vacunado. Y aún así evitan las aglomeraciones y reducen potentemente sus contactos de otrora.

Su único afán, es ayudar. Es estudiar todas las mutaciones y derivaciones del Covid 19, ensayar otros procedimientos vacunales estudiándolos más a fondo y con más perspectiva, analizan igualmente el comportamiento social para evitar los estados de pánico, y yo les aplaudo mentalmente cada día.

La Ciencia y nunca la tradición, va a derrotar al virus. Porque aunque en las UCIS solo hay dolor, terror, y patologías por carencia de oxígeno, todo va encontrando su guión. Las vacunas son las vacunas. Ya no estamos desnudos ante un mortífero patógeno. Hace un tiempo, carecíamos de todos los escudos. Ahora hay más cosas que el duro confinamiento, y eso es para ser y estar más positivos y esperanzados.

La Navidad 2021 será un sarcasmo o una farsa necesaria o inventada, pero hemos salvado el pellejo y procuraremos seguir salvándolo. Y las sociales aglomeraciones desbordarán líneas de paciencia y llenarán las colas de los ambulatorios y hospitales. Y tras estas semanas de tradición que no se podrán disfrutar bien, los científicos seguirán a la suya que es sacar la verdad y seguir protegiéndonos, orientándonos y ayudándonos.

Y se avanzará en la perfección vacunal, y se conseguirán medicamentos mucho más eficaces, y volverán las oscuras golondrinas, y nadie ayudará a los países subdesarrollados, y todo acabará concentrándose en el llamado vergonzosamente, Tercer Mundo. La tercera división del mundo.

El Sistema es más potente que las injusticias y las melonadas de los humanos, y seguirá ahí. Pero, insisto, a pesar de todos los peses, los científicos avanzarán sobre el virus y le darán muerte y residuo inapreciable. Porque la Ciencia siempre es admirable.

¡SIEMPRE!
 

domingo, 12 de diciembre de 2021

- MANOLO SANTANA ABRIÓ EL CAMINO EXITOSO. -



Sus dientes al sonreír. A mi madre le hacía gracia esa sonrisa. Y a través de este gesto, mi progenitora supo quién era Manuel Santana. Y que había una cosa que se llamaba tenis.

Madrileño, inteligente y educado. Orantes fue mi ídolo. Y Santana, una leyenda mágica que se oía por todas partes. A Santana, por edad, solo pude oírle. Luego, le vi sus cortos y me encontré con todas sus hazañas.

Era un niño de Madrid, pobre, de la postguerra, y que tuvo suerte. Porque gente adinerada le arropó y le lanzó a la plataforma del éxito. Un chaval se convertiría en un genio. Ganar dos Garros, un Wimbledon y un Open USA, y en aquella época en la que los únicos deportes eran el fútbol y el boxeo, se puede considerar y sin duda, que una hazaña total. Y hubo un año,-creo que 1966-, en el que fue proclamado el mejor tenista del planeta.

Ganar Wimbledon, tuvo especial mérito. Porque en España no existían las pistas de hierba. Con eso está dicho todo.

España y el Deporte en aquella funesta y oscura dictadura. La fortuna vital acompañó a un muchacho con una muñeca deliciosa y versátil. Y a través de él, nuestro deporte comenzó a respirar. Se abrió a otras cosas. Al mundo. Santana fue ese pionero que parió nuestro tenis y que le puso en la órbita de la popularidad. Porque en mi país, amamos a los héroes.

Todavía recuerdo en aquella tierna infancia, que yo estaba debajo de una de aquellas enormes y decimonónicas radios que habían. Debajo de una que había en mi casa, me afanaba por ponerla fuerte y con vida, ya que era un cacharrazo viejo que yo no sé siquiera cómo podía funcionar. Seguía como un fanático a la Copa Davis. La Copa Davis era como un partido de la Selección de fútbol o como un combate de Alí o de Perico Fernández. Algo muy importante para mí. Algo mágico como una caja de zapatos la noche de Reyes. Y logré, a trozos, oír a los corresponsales de Radio Nacional, narrando los partidos de Santana, Orantes, Gimeno o Arilla. Y fue el único trofeo que le faltó a Santana. La Copa Davis. Pero lo mejor es que jugábamos las finales. Y la gente no prestaba atención a Dennis Ralston, Edison Mandarino o a Rod Laver, pero para mí aquello era como una aventura de viaje de chiquillo. Algo especial.

Manolo Santana puso el tenis en mi país. Sobre la mesa. Lo familiarizó, como luego lo harían con lo suyo Ángel Nieto o Seve Ballesteros. Le dio estructura y consideración al tenis. Y ese nuevo mapa mundi se expandió y cuajó. El periodista Juan José Castillo y su "entró entró", o el influyente y poderoso Juan Antonio Samaranch y sus Juegos Olímpicos. Todos amantes del tenis y del deporte. En Madrid, en Barcelona y en muchos sitios. Ya veis hoy a Nadal o Alcaraz. Tremendo éxito el legado de Manolo Santana.

Al retirarse, Santana supo posicionarse y promocionar en la tele y en mil sitios su deporte, el cual ya se ha transformado en un evento absolutamente popular.

Manolo Santana  fue el tenis, y un mago con la raqueta, y positivo, y un bon vivant, y amante de las mujeres, y saboreando la vida con pasión pero sin dar la nota o hacer estridencias.

Santana fue alguien muy querido en muchísimos sitios. Un personaje internacional, también marbellí, moderno, que dio muchos pasos acertados adelantándose a su tiempo en muchísimos aspectos. Director, organizador, y de todo del tenis. Un personaje realmente histórico.

¡GRACIAS, DON MANUEL!

 

miércoles, 8 de diciembre de 2021

- ¿JORGE ERA RARO? -



Jorge iba a mi clase en el Instituto. Dejábamos la niñez, y desde nuestra plena adolescencia nos impulsábamos camino de la primera juventud.

Yo era amigo de Jorge, así como algunos otros compañeros. Eran los inolvidablemente creativos años setenta, el mundo era otro, pero la esencia del futuro yo creo que se mantiene.

Jorge era larguirucho y tremendamente callado. No era un brillantísimo estudiante, pero tampoco de los mediocres. Yo creo que le apreciábamos porque era físicamente más grande que nosotros y un bonachón. Mejor dicho: eso de que era un bonachón será siempre un misterio. Jorge era como era, y ya está. Nunca se metía en líos ni parecía gustarle el deporte. Y cuando nos poníamos a jugar al fútbol, entonces él se sentaba y se quedaba quieto. No quería jugar, y yo juraría que jamás le vi practicando el deporte de Pelé y Maradona.

En la clase, pude ver o intuir, que aunque era correcto, muchas veces fingía. No parecía motivarle la asignatura franquista del F.E.N. (Formación del Espíritu Nacional), parecía pasar de todo y disimulando en matemáticas, cuando le llamaban a la pizarra se limitaba a escribir los ejercicios y a guardar silencio. Y con el cura que nos daba Religión, era desconcertante. Jorge miraba muy intenso al sacerdote. No a lo que decía el sacerdote, sino al porte y a la mirada del hombre de Dios. De hecho, algunos amigos le apodaban "Dios", y otros "el Buda". Y a Jorge no le afectaba. Era casi imposible reírse de él, porque cuando le picábamos o nos metíamos con él y con su singular personalidad, Jorge hacía una mueca casi indescifrable. Movía muchos músculos de su cara, y eso nos causaba hilaridad y remitían nuestros deseos de darle por saco. Y esos gestos raros, hicieron que le quisiéramos más, que le aceptáramos acríticamente, y hasta que tuviese un nuevo bautizo de apodo: "el extraterrestre" se le decía. Porque no parecía de este mundo.

A Jorge le gustaba estar solo y a veces en la playa y cuando ya todo el mundo se iba, solía exclamar: - "Ahora sí que se está bien aquí, ¡coño! ..."

Yo, a Jorge no le vi gay ni le pensé trastornado. Y un día les dijo a sus padres que esta sociedad no iba con él. Sus padres intentaron cambiarle su modo de pensar, pero fueron muy suaves y generosos con él. Y un día, sus amigos nos enteramos de que se había hecho seminarista. Pero yo le dije un día si creía en Dios, y Jorge me confió: - "Soy ateo. Pero no me gusta el mundo, y si quiero la soledad es un buen camino para alejarse de todo ésto. Y prométeme que me guardarás el secreto ..."

Nada de secretos. Yo se lo conté a todo el mundo. Me preocupaba el alejamiento físico y químico de Jorge. Y su cinismo, o como se llamara su confesión ...

Dice la leyenda que se hizo jardinero, misionero, sacerdote, mañoso, y que sabía dominar la supervivencia. Y un día me fui a la casa de sus padres, y su progenitor me dijo que no me preocupara porque Jorge no se metía en líos y que tenía buen corazón. Que se lo había dicho el cura de su pueblo. Y, los curas de varios pueblos ...

- "Vive solo. Está solo. Pero le veo bien ..."

- "¿Seguro, señor? ..."

El padre de Jorge, asintió con un cierto pudor y con todas las ganas de convencerme. Anda por Elche. Nadie puede verle. Y me desconcierta. No sé qué pensar de Jorge. ¿Estará loco?, ¿tan cabrón es el mundo que hace que algunas personas decidan abandonarlo?, ¿se negaría en redondo a salir de un hipotético armario?, ¿por qué finge orar y laborar cuando es mentira que sea creyente y pugne por nuestro bien? ...

Si me pongo frío, entonces solo puedo reflexionar acerca de lo social y de la libertad. Jorge es un ser social, ¿y a nadie quiere ver?, ¿no podría estar entre nosotros y seguir teniendo las ideas de introspección que le llevan?, ¿ a qué esa pasión por no relacionarse con los demás?, ¿para qué hacerse invisible?, ¿realmente habrá alcanzado la felicidad interior sin ver a nadie?, ¿y si finalmente le respeto y dejo de especular sobre él?, ¿por qué no le permito ser libre? ...

¡QUE HAGA LO QUE QUIERA!


 

domingo, 5 de diciembre de 2021

- PASIÓN Y HOMENAJE. -

 



De otro tiempo. Homenaje a un torero tremendista. La sala está repleta de fans. Poco joven, y de esos, bien contados con los dedos de una mano. Ellos van de aspirantes a valientes, y ellas lucen palmito e igualmente tratan de destacar con su desparpajo y belleza.

Es la presentación,-en un lugar histórico y hace tiempo que un tanto casposote-, de un libro que los amigos le han escrito a su amigo torero tremendista. Lo que veo es muy popular. Clasicote, tradicional e inmovilista, en una sociedad que camina y se transforma a la velocidad de un marchador de élite.

El toreo. El toreo nació como necesidad. Como una oposición ramplona que buscaba el humilde ante su futuro desesperanzador. Le tiró bemoles. por no decir, cojones. El libro presentado se llama: "Con dos bemoles". Y en esa charla homenaje, todo es nostalgia de un tiempo que ya va dejando de estar y que poco a poco se le irá calificando de pintoresco.

El torero. El maestro. "J.Sáez" se dio pronto cuenta de que habían otras llaves para abrir la puerta grande de un futuro impensado y a la vez mágico y maravilloso. Y "J.Sáez" no tenía ni idea de torear. Y siempre tuvo poca idea de los cánones acertados del buen torero. Pero "Sáez" siempre pensó que hay durezas y durezas. Y que no es lo mismo estar toda tu vida no siendo nada, que jugándose el pellejo con la ocasión de ser muchísimo. Y además, muchísimo dinero.

En ese homenaje y promoción del ex diestro, me impresionó negativamente el cerrado consenso de todos. Gente mayor, con otra vida, con trenes similares que ya transitaron, con otra sociedad, con otra psicología, con polvo en la palabra, y con nostalgia de aquel tiempo en el que "J. Sáez" les hizo vibrar y sacar de su rutina.

"J. Sáez". Tremendista. Tremendo. Temerario. Listo como el hambre cuando clava las fauces en el alma. Un toro era la ocasión. La gente va a ver si el toro vence al hombre, y cuando sucede al revés, entonces la afición se desbordaba y le aclamaba tanto, que era su niño, su maestro, su querido eterno; su intocable ...

Pero, es éso. El desafiar a una fiera de seiscientos kilogramos, tengas recursos técnicos o no. Era el boxeo. Ese bombardero que no sabe defenderse bien, pero que si te arrea con una mano ya no te puedes levantar y entras en sueño. Casi todos los grandes ídolos del box,-quizás si se exceptúa al dios Alí-, eran pegadores natos y decisivos. Raramente una orla o una estética: ¡leche y a dormir! ¡Campeón! ...

"J. Sáez" venía de la nada. Y como el dinero también es la nada aunque parezca todo lo contrario, sigue siendo un humilde pastor jovencito que ya ha dejado su pueblo humilde. A pesar de todas las loas.

Al tremendista le llamaban suicida, y exagerado, y temerario, y hasta tan bajo en autoestima que su fin era mostrar el poderío contra las reses bravas bien hermosas.

Fue carne de enfermería. Más de veinte cornadas, diciéndole a los amos de este negocio que sí en voz queda y obediente, y con unas facultades físicas y mentales que le hacían reponerse y seguir con su masoquismo de éxitos y de triunfos taurinos.

Su hablar en la sala del homenaje y de la presentación de su libro, era el desparpajo y la chispa. Se sentía comodísimo. Y siempre sonreía feliz y satisfecho. Y hablaba en ideología conservadora y como Dios manda. La tradición tiene ese lenguaje religioso, humorista y real. Esto es otro mundo que cada vez le pierde ritmo al movimiento de la modernidad. Había música de pasodobles y las clásicas hembras con piernas de flor. Y "J. Sáez" ya no pisa su pueblo y vive instalado con holgura en la gran cuidad.

-NO HA DE SER CASUAL-

viernes, 26 de noviembre de 2021

- NUNCA SEPARADOS DEL TODO. -



El otro día, encontré azarosamente un cachito familiar de mi barriada, la cual ya no existe que no sean las fachadas de sus edificios. Porque hoy no es el ayer. Y los idiomas se antojan antipódicos e incompatibles. Es otra sociedad. Y yo a veces, añoro la que no está. Por eso saludé el otro día a Luz.

Luz, es de las poquísimas personas que van quedando en mi barrio cuna. Y ni tan siquiera eso. Porque la mujer vive a caballo entre dos casas, y pasa la mayor parte del tiempo en la que no está en mi barrio. Yo sigo viviendo ahí, cual testigo eterno de un cambio de paradigma.

Luz, hace mucho tiempo que se separó de Garico. A Garico le veo menos aún que a Luz. Pero a ambos les recuerdo bien. Han pasado muchos años desde que tengo noticias de ellos. Son bogotanos. El primero en venir a España, fue Garico. Bajito, mañoso, y echado para adelante. Astuto, silencioso y hasta vengativo. Su presencia me impresionó por el tremendo choque cultural. Venir desde el hambre y la violencia, es una decisión alocada, muy triste, necesaria, rebelde, con sentido, compleja y valiente.

Garico, se puso a vivir en la puerta de enfrente de mi casa. Nunca olvidaré que siempre iba con una llamativa furgoneta azul y se declaraba albañil. Y que decía ir por su cuenta. Y un día sorprendió a mi madre, cuando tras pedirle un balde de agua para una obra que se estaba él haciendo, mi progenitora se fue sorprendiendo no solo porque Garico le pedía resuelto baldes y más baldes de agua, sino porque al quejarse mi madre por tanta demanda del líquido elemento, el hombre bogotano le soltó: "-¡Señora! ¡El agua nunca se niega a nadie! ¿Sabe usted? ..."

Mi madre se dio la vuelta y cerró la puerta tras de sí. Garico no solo parecía ser un listo, sino que encima el maleducado pretendía dar lecciones de una extraña e inexistente ética y demanda. Desde aquel día, ya decidimos no dirigirle jamás la palabra a Garico.

Garico era realmente alguien especial. Huía del alcohol. Nunca reía ni sonreía. A veces se traía a casa a algunos amigos o más bien conocidos suyos, y montaban un pollo hasta las tantas de la madrugada. Quizás por no tener enfrentamientos con él, se le dejó hacer.

Poco tiempo después, se trajo a España a su mujer, Luz. Y a sus cuatro hijos, tres de ellos, varones. Recuerdo que los niños estaban muy despiertos y espabilados, y se notaba que venían de un tiempo y lar en extremo competitivo. Discutían entre ellos, y las riñas eran constantes.

Luz no era muy distinta a Garico. Luz era sufridora y estratega, lista y superviviente, decía como su entonces marido pocas verdades seguidas, y mostraba siempre un porte orgulloso y a la vez retraído o tímido. Yo creo que Luz era mucho más lista que Garico. Y el tiempo me fue dando la razón.

Los follones en la casa de los bogotanos, marcaron un antes y un después,-además con variados incidentes con los vecinos de mi barrio-, cuando uno de los hijos de Garico decidió plantarle cara a su padre y hacerle ver que no le tenía ningún miedo. Empezaron a gritarse mutuamente, y a continuación se escuchó desde el interior de mi propia casa la bofetada que el hijo de Garico le arreó a su padre. Garico repelió o intentó repelir el golpe certero, con toda la furia. La reacción posterior fue de rupturas y alejamientos. No sé si Garico tiró a la calle a su hijo,-el cual dormía en la escalera-, o si fue su hijo quien finalmente decidió largarse a la casa de algún colega.

De aquellos cuatro niños muy despiertos, hoy solo quedan dos. Porque los otros dos, fallecieron. Uno, en accidente de carretera, y el otro para comprobar si la pólvora de unos petardos en Fallas estaba vigente o apagada. Metió su cabeza en una carcasa aquí al lado en una coqueta plaza contigua, y la pólvora fatal estalló destrozándole el cráneo. Y, la vida.

Fue lógicamente un duro palazo para la familia. Garico y Luz se reprocharon mutuamente las responsabilidades en la educación de los hijos, y el matrimonio naufragó. Pero jamás vi en público pelearse o alterarse a Garico o a Luz. Por eso sorprendió en el barrio la ruptura.

Garico seguía haciendo chapuzas de obras.-y con bastantes defectos ostensibles-, y siempre le recordaré con aquella casi emblemática y grandota furgoneta azul, la cual aparcaba en donde la parecía bien. Mi madre le apodó: "el jefe de la estación", por su descaro en el modo de comportarse y en su nulo comportamiento de las normas de urbanidad.

Garico, siempre fue muy complejo. Afirmo que los dos ex componentes del matrimonio fallido, deseaban volverse a Colombia. Pero fueron fríos. Decidieron que el dinero y la vida, suelen estar e ir bastante parejos. España les ofrecía el sueño de la seguridad, aunque les mirasen mal o les dijeran sudacas y de todo. Garico entraba a los golpes, enseguida. Luz, prefería atacar defendiéndose desde la interposición de denuncias y cabeza fría. Pero yo siempre pienso que Luz y Garico son muy iguales, y que aquí solo sobrevive el más listo, y solo el último deberá apagar la luz y joderse. Ambos son de una competitividad más que notable en la defensa de sus respectivos intereses. Y creo que gana, su ex mujer Luz.

Tras separarse, la mujer consiguió hacerse con buenos abogados. Hubo rumores de todo tipo acerca del modo en el que la mujer logró la contratación de los picapleitos. Garico, siguió levantándose por la mañana a la hora habitual, y subiéndose a su eterna furgoneta azul y puede que fálica. Y se despreocupó de la escolarización de los dos hijos que sobrevivían. Y tampoco Luz apostó por el método educativo como forma de salida de futuro de sus vástagos supervivientes. Y el hijo varón que quedaba, un día se fue de la casa y se lanzó a la aventura de la supervivencia. Y el chico decía que se sentí plenamente español y no colombiano. Y en cuanto pudo, se enroló como soldado en el ejército de aquí. Y en cuanto a la única chica, conoció gracias a su encanto y belleza a diferentes novios, y vivió muchísimo. Se hizo plenamente una mujer adulta, y en la mirada siempre se le notaba que tenía una plan B o una escondida bala en la recámara. Porque también la chica tenía bien claro, que esto de la vida no es sino pura y descarada supervivencia.

Sí. El otro día la nostalgia me hizo abordar a la ex vecina Luz. No había cambiado un ápice en todas estas décadas. Lo que pasa es que como me conoce y yo a ella hace tantos años, podemos mensurar hasta donde ella y yo podemos llegar.

Con la excusa de la rehabilitación de su finca, mientras Luz me hablaba, yo me reafirmaba en el poder superviviente de la pobreza. Me dijo que Garico vivía en un sitio distinto en donde ella moraba, que las obras de la rehabilitación solo duraron dos meses,-aunque en realidad se prolongaron cerca de un año de constantes golpes y molestias a toda hora-, y mil asuntos inexactos contados desde la estrategia de seguir teniendo Poder y derechos en tal finca rehabilitada, que es la que está pegada a la mía.

Me dijo que ella tenía algunos pisos, y que los ponía en un alquiler barato porque la gente lo está pasando mal, y que su ex, a pesar de que anda ya cerca de los setenta y muchos años y tras muchos de ellos bien trabajados, le ha quedado una pensión de escasos ochocientos euros. Y, el golf ...

Sí. Luz me dijo que su ex, Garico, jugaba muy bien al golf. Que era muy bueno en ese deporte. Parece evidente que en el juicio de la separación del matrimonio, Luz había ganado por goleada, dado que vino a España con una mano delante y otra, detrás. Y que Garico se había confiado en exceso.

Pero Luz no atacaba ni martilleaba en absoluto a su ex, Garico. Al revés. Casi parecía como si continuasen juntos. ¿Jugar Garico al golf cobrando una modesta pensión?... Eso es más que extraño.

Luz y Garico nunca se sabrá si se odian o si todo son pactos interiores y personales de supervivencia. Yo creo que siempre habrá combate nulo entre ellos a pesar de los peses. Y que los dos ex, mostrarán al exterior civismo y vanguardia. Porque para los dos, lo que ha de predominar es que los pájaros trinen todos los días al amanecer. Y eso significa que siguen vivos. Sí. Mientras escuchaba a Luz, también podía ver al bravucón Garico. La desesperación siempre generará sorpresas inéditas y consensos extraños. Y unos choques culturales bien potentes.

-RELATO BASADO EN HECHOS REALES-
 

sábado, 20 de noviembre de 2021

- DENTRO DEL SUEÑO. -



James Viktor tuvo un día muy ajetreado. A pesar de que su energía y también necesidad le permitía acometer tres trabajos diarios, hoy se sentía muy agotado. Es como si algo o alguien le hiciese ver que lo mejor que debía hacer era acostarse en la cama y ponerse a dormir.

En efecto, James Viktor se puso a ello. Cenó frugalmente,-cosa poco habitual en él dado que era un comilón irredente-, rápidamente se quitó la ropa, se puso el pijama y se acostó. Apagó el hombre toda luz, y a los escasos minutos Morfeo ya le tenía a su merced. Una respiración acompasada, rítmica y potente, hizo tener la absoluta certeza de que dormía profundamente.

Y así era. Y James Viktor comenzó a soñar. Y soñó con que le entraban unas tremendas ganas de dormir. Y seguía, y seguía el sueño. Y soñó finalmente que,-a pesar de hacer mil esfuerzos para no quedarse dormido-, no podía evitar caer en dicho sueño definitivo. Y se dejó ir. Y no sintió nada. Como si fuera un cuerpo muerto. Un ser sin vida, y muy alejado de la vitalidad y dinámica que se produce al despertar. 

James Viktor no se dio por vencido. Y comenzó a soñar,-en sueño REM-, moviendo los ojos rápidamente, que cabeceaba de un lado a otro para salir del hueco u hoyo de su sueño vencedor. Y siguió soñando el bueno de James, que lograba salir del sueño inmovilizador, frustrante y asfixiante, y entonces ya pudo soñar con muchas cosas más activas y bien diferentes.

Soñó ahora Viktor que empezaba a recuperar la sensación de los latidos de su corazón y que caminaba sudando pero feliz por unos senderos montañosos. Y el hombre se sintió muchísimo mejor, y le pareció que una hermosa muchacha le seguía coqueta haciéndole guiños alegres por dichos senderos de montaña. Y que la mujer era rubia, esbelta, de largas piernas y extremadamente amable y graciosa.

De pronto, pareció escucharse un ruido en la habitación. Como el de una puerta al cerrarse, o como si se hubiera desprendido de la pared un objeto metálico. O, esa sensación le dio a un James Viktor, el cual seguía durmiendo y soñando.

Muchísimo más tranquilo, el hombre pareció agradecer el efecto sonoro que debió haber acontecido. Y acabados todos sus sueños, James Viktor reparó en que aunque ya no soñaba, seguía durmiendo y durmiendo. Y al día siguiente debía levantarse temprano, y James comenzó a soñar que si seguía sin despertarse, podría llegar tarde al más tempranero de sus trabajos.

Algunas horas después, James abrió los ojos y dio tres puñetazos furiosos sobre la cama. Se había despertado de un tremendo mal humor, agotado, sin haber recuperado sus fuerzas, y bien frustrado. Y dio cuatro puñetazos más encima de la cama, y blasfemó sin miramientos.

Trató de calmarse antes de tomar su potente desayuno. Y lo logró. Pensó que la cosa no era para tanto. El día acababa de comenzar y no era cuestión de mostrar enfado. Tiempo tendría de ponerse crispado a lo largo de los sucederes del día. Y James Viktor logró serenarse tanto, que empezó a notar una especie de pereza para levantarse de la cama. Hacía fresco, llovía afuera, y en dicha cama se estaba de maravilla. Y como había dormido mal, a James comenzaron a cerrársele los ojos con el tremendo peligro de dormirse de nuevo y casi definitivamente.

Mas tuvo suerte. Afuera, en la calle, alguien nada cívico había decidido darle al cláxon de su automóvil una y otra vez, con el objeto de que un compañero suyo que vivía en la finca de James le oyese la insistencia para que bajase y se metiese en su coche para ir juntos al trabajo en un Polígono industrial. James Viktor no lo dudó esta vez. Se recuperó, saltó de la cama, corrió por el pasillo y se puso a desayunar. Se le estaba haciendo tarde.

-UN POCO MÁS, Y SE VUELVE A DORMIR-


 

lunes, 15 de noviembre de 2021

- ESPAÑA, ¡ AL MUNDIAL DE FÚTBOL DE QATAR! -



Contra Suecia hubo película de suspense con final feliz. ¡Yo soy español, español, español, español! ... Los finales felices de la Roja se añoran mucho y gana la nostalgia. El fútbol es una pasión.

Sevilla tiene un color especial. Se llenó el campo para animar al equipo nacional. Suecia se ordenó atrás y no dejó espacios. ¡España! ¡España! La afición hispalense lo dio todo. Impecable. El Pizjuán parece un valladar inexpugnable. El acento sevillano está lleno de pasión y amor futbolístico.

Luis Enrique, borde, tapabocas, increíble muchas veces, absoluto, nada de concesiones a los medios. Se le odia mucho. Y también muchos le respetan cuando las cosas van bien. El astur, siempre genio y figura. Delgado y enjuto hasta la exageración, dinámico, claro, prepotente y provocador. Pero al final salió como Curro Romero. Por la puerta grande.

España no podía ayer meterle un gol a nadie. Porque jugaba sin delanteros. Porque este chico del Español, Raúl de Tomás, estaba demasiado solo ante una defensa ordenada y de mucho físico vikingo.

Setenta minutos después de que empezara la cosa, y ya con dos delanteros arriba, como Rodrigo Moreno y sobre todo, Morata, la historia se hizo más fácil y positiva. El penas Morata, empezó a dejarse ver. Es un delantero de verdad, contrastado, tímido, goleador y también discutido cuando falla goles con toda la portería para él. Pero posee la veteranía y la garantía de que algo pasará si se le saca de titular y se le deja jugar.

Los nervios los paró el jovencito Gavi, que tiene diecisiete años y una bravura y unas ganas sin igual. El azulgrana, tiró del carro en los momentos más vertiginosos. Y corría y volvía a correr. No paró de hacerlo en todo el partido. Es un adolescente con un gran porvenir si no se aja.

Eso es la Selección española. Un equipo adolescente y azaroso, capaz de ganar e igualmente de perder. Luis Enrique juega a mago improvisado, trayéndose gente a la Selección que no sabemos apenas quiénes son. Pero les da marcha y confianza. A algunos jugadores les tiene vedados, y otros siempre estarán en su once. Ha escogido el asturiano chicos sorpresa, aprovechando el tremendo vacío de calidad que hay, tras el final de la generación 10 de Iniesta o Xavi Hernández.

Pero ahora todo es trepidante. Se ganó. Se ganó el billete y sin repesca para ir a jugar un Mundial al surrealismo climático del dinero de Qatar. Allí esperan temperaturas nada aptas. Y todo será un mucho kafkiano y surreal. De adaptarse, o morir.

Sevilla y la alegría de la victoria. Ya no nos acordamos de Juan Señor frente a Malta, o de aquel cabezazo clasificatorio de Fernando Hierro. No faltamos a un Mundial desde 1978. ¿No es maravilloso? ...

Luis Enrique vivió su presente pese a hacer cara de palo durante el partido de Halloween. Una castaña de choque. Y saltó, brincó, y vibró Sevilla y toda España, y la luna llena siempre será de nosotros, y soñaremos con que todo sigue funcionando y que los resultados pueden acompañarnos.

¿Opciones serias para ganarle el Mundial a Brasil o a Francia? Es honesto decir que no, y que hay que ser tremendamente cautos y optimistas. Y que volverán Pedri y Ansu Fati. Y que la Roja siempre tiene bemoles, raza y olé. Porque el fútbol es una pasión que emerge tras una calamidad de partido o después de un mal pensamiento. Hoy es el presente de vivir. Y se ha ganado. Quizás faltara un poco de arte.

¿Y QUÉ? ...


 

viernes, 12 de noviembre de 2021

- AQUELLA TARDE DE OTOÑO. -



Ya la tarde se comía las luces del día. El sol se rendía ante el avance ineludible del tiempo. El tiempo es implacable. El viento, era el hilo musical y desagradable de esa tarde. Molesto y despeinapelos, húmedo y penetrante; anunciador de nuevos cambios. Y llegaron unas nubes sin agua pero con amenaza.

Me refugié en la biblioteca. Tú también habías permanecido sentada en uno de los banquitos del jardín coqueto exterior que rodea al museo de los libros. Rubia, alta, delgada, con pelo largo, y aspecto tan juvenil que podías tener cualquier edad que atraías igual.

Una vez dentro de la biblioteca tomé un libro, traté de no pensar en tí, y me concentré en un volumen de Juan José Millás. Era un relato de dos amores imposibles. Quizás como tú y yo ...

De repente alcé la mirada y te vi. Estabas a dos mesas máximo de la que yo me había sentado. Volví a mirar, y va y entonces me sonreíste. Y yo me quedé gratamente sorprendido por tu gesto expresivo y amable. Y traté de seguir leyendo al maestro Millás. Lo que pasa es que estaba tan pensando en tí que me era imposible concentrarme en la lectura.

Dejé mis cosas sobre una de las mesas, y bajé a la cafetería de la biblioteca. Al pasar por tu lado, noté que hacías ademán de imitarme y de levantarte igualmente. Mas no fue eso. Lo que hiciste fue hacer un amago. Y como llevabas una falda corta a pesar del fresco, pude ver tus piernas largas, suaves y depiladas. Y de soslayo me lanzaste una nueva sonrisa.

Pedí un café al camarero del bar de la biblioteca. Me senté. Habían dos sillas junto a una mesa, y yo ocupé una de ellas. Y a los pocos minutos apareciste tú. Y me preguntaste si podías ocupar la silla que estaba enfrente de mí. Asentí, y tú volviste a sonreirme. Y me diste las gracias, y sin preguntarte nada te dirigiste a mí y me dijiste que te llamabas Esther. Yo, te dije mi nombre, y que estaba acabando mi carrera de Derecho. Y tú me dijiste que ya eras abogada, y que incluso dabas clases particulares de Penal. 

Tendrías unos pocos años más que yo, y en tus manos no vi anillos ni alianzas. Y me confiaste que eras una chica poco convencional y muy heterodoxa, y charlamos y charlamos mucho más.

- "¿Sabes, Esther? No me apetece hoy leer. ¿Damos un paseo?, ¿te apetece? ..."

- "¡Oh, sí! Ja,ja,ja ... Pero deberemos buscar un sitio donde no dé este viento tan molesto, ¿no crees? ..."

Y ante mi sorpresa y cuando llevábamos quinientos metros paseando, hiciste un gesto y me diste una palmada en el hombro. Y luego, comenzaste a reír como una adolescente que quiere ser ya mujer.

Entramos en un pub. Fue una apasionante tarde otoñal. Me contaste muchas cosas de tí. Que no estabas separada, que no creías en el matrimonio, y que te habías casado por comodidad social y un poco por amor, que te gustaban los hombres un poco más jóvenes, y que cuando veías a uno como yo, pues no dudabas. Pero que solo eso. Charlar. La fidelidad era prioritaria en tí.

Yo, estaba en el medio de una aventura especial y positiva. Tenías unas confirmadas piernas de escándalo. Eras culta, decidida, educada, y embrujadoramente especial.

Me dijiste que no me ibas a dar el teléfono, que gozara del presente, que no me hiciera ilusiones, y que podía irme de allí cuando quisiera. Esa franqueza me gustó. Y en un momento, me levanté y me despedí. Nunca más te volví a ver.

-LO SABE EL OTOÑO-
 

lunes, 1 de noviembre de 2021

- RECUERDA TU HALLOWEEN. -



En el medio de la fiesta del susto y el miedo, luces tus medias de lycra tatuadas de amor, y tus labios adquieren la tonalidad pintada y deseosa de una naranja y nunca de una calabaza.

Me asusta con dulzor tu modo de mirarme a los ojos y me alegra sobresaltado tu minifalda cortísima de bruja de lujo. Ahora no tienes edad. Ahora solo eres mujer y fiesta, y gritos y risas desatadas, y mucho Halloween cuando cruzas tus piernas más que depiladas y atrevidas.

Y entonces la calle se hace subversiva y dulce, y alegre, y la noche da paso a tu sol deslumbrante y a tu primera juventud y eterna adolescencia. Y tus amigas juegan a chocolate y fresa, y a medida que avanza la noche se ponen a buscar la piel y a competir sobre cuál de sus amigos tiene sobre la piel el mayor número de tatoos.

El grito y el misterio se vuelven absoluto placer y bienestar, y nuestra carnaval de ternura se hace paz y magia. Y hay un campeonato de dulzura y belleza. Y tú ríes más que yo aún, y tus manos son sedosas y profundamente femeninas, y el móvil es un motor que siempre funciona a base de corazones de batería y de amistad.

La calle social y la fiesta interior, está decorada por esa Disneylandia heterodoxa que nos gusta y en la que todo es sorpresa. Y me sigues mirando con cara de Cruella, y yo te doy mi primer beso de la tarde y de la noche que se hacen interminables y a la vez más que veloces.

Y unos chicos te piden fuego y tú les complaces. Fuman y se ríen. Uno de ellos es morenazo de ojos claros y sé que te gusta. Pero yo soy mago y espíritu que viene del otro allá, y te dejo que juegues a ser niña mala, y a que coquetees hasta caerte de tanga, y que hasta saltes de desinhibición buscando admiración y libertad.

Y una chica que tiene tus ojos y que es rubia, va y aparece haciendo plas a mi lado. Es una mujer con pantalones ajustados y un escote de miedo. Exuberante como una top, me ofrece una copa de vodka y no la rechazo. Y luego, a continuación, bailamos como dos niños malísimos y traviesos, y en algún momento podemos darnos cuenta de que nuestros pies no tocan el suelo, y estamos jugando levitando en el aire.

Y mi Cruella vuelve a mí, se desnuda, y se disfraza de calabaza coqueta y con rombos a lo Ruiz de la Prada en el suje. Y esta noche iremos y viajaremos a todas las playas de Brazil, y nos perderemos por donde digan los tréboles de La Malvarrosa o de La Concha. Porque hoy podemos elegir avión y destino, y no hacer cola en internet, ni pagar nada con tarjeta porque todo es gratis y nosotros somos capaces de hacer toda la vida del mundo como una pata de rana y el salto de una luciérnaga gritona como energía necesaria.

Tú y yo somos energía. Porque somos de miedo. Porque me gusta verte la lengua cuando ríes a carcajadas por la cosa más tonta y a la vez sutil. Porque no nos da la gana tener frenos ni barreras. Porque volvemos de nuevo a ser felices, porque mañana será otro día, porque hoy somos nosotros de la mano del miedo sexo, y porque tu piel es amor.

Porque los coches están llenos de enamorados, y porque solo se oye a Toquinyo y a Vinicius de Moraes haciendo poesía y bossa nova. Y porque Michael Jackson baila genial sobre su tumba, y todos sus zombies admiramos su danza de terror en el eterno misterio.

Y nunca parará Halloween. Jamás. Hasta que no queramos todos, y a pesar de que los vecinos den por saco en nuestra privada fiesta. Esto la gozamos todos los alegres que nos gusta la fiesta del vivir y los labios de tu cocacola y del Mercadona. Hemos inventado la excusa de un tiempo extra de cielo con celofán de invierno. Y hemos sido los muertos más sexys del mundo. Y tus bragas saben a huesos de santo, y mi sudor es exactamente tu alegría.

¡SHHH!