10:38
jose vicente ortí
Me costaba darme cuenta. Lo achacaba a las circunstancias y a los otros. Estaba nervioso, raro, falto de alegría, bajo de moral, y yo lo achacaba fácilmente a agentes exteriores.
Que si la situación extrema emocional a la que me someto a través de los más que difíciles cuidados de mi madre muy mayor, que si las cosas abracadabrantes y tristes de mi hermano, que si la ausencia cercana de una familia, que si mis nuevas amistades me estaban decepcionando por su manía de hacer el ocio y el divertimento facilones y por norma, y otros muchos que síes ...
Esta mañana hablaba con mi persona especial mientras cuidaba a la más que traviesa y agobiadora actitud de mi viejita tesoro, y mientras hablaba, me daba cuenta de que más allá de los discursos habían tonos y matices desacostumbrados. Y mi relato era recurrente además de doloroso, repetitivo a la par que explicativo, y menor a pesar de todos los pesares. Y hablaba con mi persona especial como tratando sin querer de meterla en mi desasosiego y malestar.
Me tranquilicé a mí mismo. Ella siguió con sus quehaceres familiares y sus obligaciones cotidianas, y entonces sentí que era un día más y que no pasaba excesivamente nada del exterior. Y que los temporales exteriores podían ser más que capeables si uno se afanaba en tesón y en voluntad en paliarlos.
La angustia mía era engañosa y sobredimensionada. Porque una cosa es que lo que yo sentía y otra lo que pasaba realmente. Y entre un asunto y otro habían mil diferencias y matices de diferencia.
Sí. Me alegré. La mitad de agosto podía ser igualmente el veinte de abril o el quince de febrero. Y entonces sonreí por adentro. Sin que nadie me diera demasiadas prisas, lograba recuperar mi orientación y mis caminos auténticos.
El sacrificio sobre mi madre lo he elegido yo con plena libertad, mi hermano es mi hermano y no soy yo, cada uno es como es, los amig@s están para posicionarse lo más adecuadamente en torno a ell@s y dejarles desde la tolerancia que hagan más o menos lo que deseen hacer porque más allá de sus actividades que hagan hay un afecto y una consideración.
En cuanto a mi persona especial estaba sufriendo por mi causa. Porque naturalmente ella conoce a un tipo alegre y ocurrente que ya se va apañando con su vida y circunstancias.
En cuanto he llegado a casa la he mandado un nuevo whatsapp que solo pone normalidad y vuelta a mí. Ni siquiera la he dicho que no se preocupe porque ella es suficientemente inteligente para saber cuándo estoy preocupado y cuándo dejo de estarlo. Me conoce bien y me quiere más. Recíproco.
De modo que me he ido a comprar, haré mis ejercicios de rehabilitación de mis rodillas, caminaré un rato, me daré un beso a mí mismo en mi normalidad, contendré mi desazón, y mañana no dudaré y me iré de cena con la gente que conozco.
Acabará la canícula romana pero seguiré siendo yo. Nada se habrá modificado. No habrá sido la ansiedad el apocalipsis de san Juan, ni la revolucion industrial, ni el despertar atemorizador del volcán Chimborazo ...
Porque mi respirar es de nuevo sereno, apto, tranquilo, y mi mirada es relativizadora, pacífica y aceptadora de las adversidades. Y esas adversidades son pequeños obstáculos y retos en medio de mi camino franco, ancho, decidido, feliz e imparable.
-COMO YO MISMO-
7:34
jose vicente ortí
A mí no me importaba hará unos años saber quién sería Jan. Porque yo estaba encelado sobre el dominio reivindicativo en mi barriada y no lograba verle con la suficiente perspectiva.
Por entonces, para mí Jan solo era un insoportable lameculos de un vecino engreído y especulador que ha degradado con su absurda actitud mi lugar cuna. Mi barriada, mis calles, mi casa, mis olores infantes y presentes; todo un poco ...
Sí. Jan era el pelota que trabajaba con el vecino especulador y al que apoyaba en un definitivo "sí, bwana" todas sus pícaras y nada claras iniciativas.
Para mí Jan no solo era un traidor a mi barriada de ancestros, sino un solemne intruso con desfachatez, que era capaz de desafiar sin miramientos a mis actos de crecer reivindicativo y afirmativo. Jan era uno de los más llamativos malos de mi barriada para mí. Porque al fin y al cabo, el vecino caradura para el que trabajaba era de aquí. Pero, ¿de dónde diablos habría salido Jan? ...
Alguna vez le vi entrenando a niños en el río seco. Como si tuviese un equipo de fútbol menor, o una cosa así. Y yo pensaba que este entrometido aún tendría la desfachatez de emular a Mourinho o a Guardiola. ¿Este descarado estúpido? ...
Tuvimos varios roces, porque mi oposición a la especulación en mi natal barriada era frontal y sin concesiones. Y Jan me miraba severo y sin respeto, entre otras cosas porque se había dado cuenta de que yo no le tenía miedo a su jefe que mal le daba de comer. Y a él tampoco le tenía miedo ...
Nos faltábamos mutuamente los debidos respetos en esos momentos de mi crecer, pero había una diferencia: su modus era interesado y el mío meramente defensivo y reafirmador de mí y de mi entorno degradado. ¡No! En mi calle y en mi barriada no se iba a hacer así como así todo lo que le pasara a Jan por su cabeza. ¡Ni hablar! ...
Jan asistió demudado a mi crecer. Un día me enfadé y le dije no solo de todas las perrerías, sino que le hice ver con la mirada que conmigo no tendría nada que hacer porque yo no actuaba por el sucio dinero sino por otros impulsos mucho más nobles.
Sí. Jan asistió trémulo y aturdido a mi crecer y a su decadencia. Hasta que un día el vecino lo echó a la calle y nunca más se supo de Jan.
Hace poco le vi por las Torres de Quart. Jan había perdido el orgullo, y su mirada se había tornado de alcohólico perdedor. Me miraba casi temerosamente. Casi con miedo. Y su susto me sobrecogió. Jan se había convertido en un marginal tirado en la dejadez y en la menoridad. En un pobre hombre ...
El otro día volví a verle mientras yo paseaba a mi madre por la calle con la silla de ruedas, y le vi mirarme casi avergonzado mientras cargaba con tres garrafas de agua. Se puso tan tenso, que se trastabilleó y se cayó en el suelo. Se podría haber hecho realmente daño. Pero se rehizo como buenamente pudo, sonrió a quien se interesó por la circunstancia, y continuó tambaleante su camino.
Son agridulces mis sentimientos justicieros. Yo he tirado hacia arriba, y él está en un hoyo de difícil salida. Y ahora que veo a Jan muy abajo, siento que no debí ser tan severo con él.
Debí haberle perdonado más su chulería y su burla, su insensatez y sus insolencias. Porque aunque yo no lo sabía, Jan ya era un juguete vulnerable y con más fisuras que un gruyère. De veras que ahora Jan me cae bastante mejor que antes.
-FUI DEMASIADO EXIGENTE CON ÉL -
8:10
jose vicente ortí
Faltaron y faltan videntes y cartomantes de lo cotidiano. Hubo y hay, demasiada ceguera y misterio. Los blancos no vieron. Parece que nadie vió. Todo fue macroeconomía y miopía. África era una anécdota exótica e inane en el gran mundo de los negocios. El Continente del hambre era tabú. Es tabú.
El Mare Nostrum está más muerto. Podía llamarse el "Mare Mortis". Las imágenes de los periódicos y las televisiones valen más que cien mil palabras. Es el terror y la indiferencia. Porque hoy veo seres humanos flotando desesperadamente en el mar, a la espera de que suene la flauta y aparezca ese maná necesario de la sensibilidad y humanidad. ¡Un barco! ¡Desen prisa, coño! ...
Los morenos se nos mueren en las fronteras desgraciadas que marca el mar. Se ahogan buscando ese derecho de libertad que implica salir de su asquerosa miseria de horizonte cero. Los africanos se nos mueren a nuestros pies dando lo más valiente y espiritual de sí mismos. Solo quieren que les hagamos caso de una puta vez y que se sepa que "être". Que son y que están.
Y que la hemos cagado. Y que cuando vemos a esa pobre gente que sufre, podemos observar lo ficticio del progreso. Del progreso global. Esto es un enorme desequilibrio, en el cual el capitalismo sin referencias éticas, no podría llevarnos a ningún sitio estable ni certero.
Todo esto de las muertes y de los desgarros de las pateras, tiene que ver con la ausencia o carencia de potentes agentes de la política. Y de la política democrática y real. Un fracaso reiterado.
África es un Continente abandonado y expoliado. Estrangulado. Un almacén donde nunca nadie puso orden, ni obreros, ni seguridad, ni estructuras, ni reglas del juego claras, ni verdadera voluntad de mejora.
El racismo lo condicionó igualmente todo. No nos hacen gracia los negros o árabes sin dinero, y más en tiempos localistas de crisis y de desesperación también aquí. Nunca nos hicieron gracia los africanos ...
A África le faltaron verdaderos diagnosticadores de sus necesidades más perentorias, y sobraron todos los sambenitos y los estigmas. Y, casi de repente, la tenaz y tozuda realidad nos trajo unas migraciones masivas que proceden del malestar progresivo de permanecer en sus territorios de origen, unido a la idea maravillosa y quizás posible del ir más allá del fatalismo.
Realmente el africano hombre, se empieza a creer que tiene derecho a ser feliz y a aspirar a derechos y a placeres otrora inauditos para sus raquíticos horizontes y resignaciones.
No. Ahora que África no existe para la Economía, el negro se mueve y viene para donde están las habas y la esperanza. El negro prefiere intentarlo a llorar. El africano quiere tocar un cielo y no perderse en sus esperables infiernos de menoridad.
Los blancos no esperaban esa dignidad afro recuperada. Se pensaban que se quedarían allí con sus guerras y hambrunas, y que todo estaría y sería lejano y de éllos. Que no nos concernería, y que ya se apañarían que a nosotros no nos iría a salpicar.
¡En los morros! Sus muertes y desesperadas peripecias han tirado por la borda todas esas puertas al campo ilusorias y fantasiosas. Porque los negros y pobres vienen y seguirán viniendo. Porque el único efecto llamada que existe, procede del grito de nuestra cruel indiferencia.
-TAMBIÉN ELLOS SON Y SIENTEN-
10:15
jose vicente ortí
Soportando y resistiendo un verano de espanto. Protegidas casi tímidamente ante su adverso y excesivo clima por una persiana antigua y tradicional, mis plantas se tornan hasta exhuberantes y el balcón parece lleno y hecho. Mis plantas se alzan audaces y hasta desafiantes. Mi riego casi diario en forma de humedad continua les da desmesura pero también aliento para su sed y sequedad. Mis plantas son siempre un reflejo de mí.
Lo mejor es cuando llego a casa a eso de las séis de la tarde y marcho presuroso camino de una vieja botella de plástico que lleno de agua del grifo. Y entonces, suavemente, el agua cae en gotas acariciando lo más posible las hojas y las plantas que un solo día ya es capaz de secar.
He introducido modificaciones entre las plantas de mi balcón. Ya no solo están las de toda la vida, sino que he ido eligiendo nuevas especies que yo he escogido a mi medida y gusto, y a las que no conozco todavía bien porque no estoy familiarizado con ellas. De modo que me limito a seguirlas y observarlas en su evolución y actividad.
Estoy ilusionado ante el devenir y futuro de mis nuevas plantas adquiridas. Son la sorpresa y hasta la apuesta renovada en mi coqueto balcón centenario y propio. y entre esa novedad que representan mis nuevas apuestas, se desarrolla una nueva y hasta inevitable forma de decorar mi balcón que es mi vida.
Respeto esos pequeños ejemplares que aún son minoría, y me alegro de que la diversidad de su valentía me haya superado corsés anteriores y haya apostado por la modernización y personalización. El balcón, en pruebas experimentales, es más mío, y no me nutro ya únicamente del seguimiento o continuidad de unas plantas que legué de mi madre, y que gracias a la costumbre también heredé la afición a la jardinería ornamental.
Resuelto, descubro mi balcón progresivo. Mi evolución y mi presente, las flores de un día previsibles y que nunca me sorprenden. Los geranios y su potencia de resistencia, a los que trato en lo posible de proteger estratégicamente del sol directo y sin que me pierdan la luz al exponerlas.
La begonia parece replegada en un rincón. Reacciona copando toda la maceta pero está tímida en flores. Están ahí pero no quieren destacar y brillar. Seguramente están compitiendo entre sí y por eso no se alzan con el brillo rojo habitual y llamativo. Tendré que probar suavemente a ir podando progresiva y levemente. Con cuidado de no desproteger.
Mis geranios franceses o murcianas, estaban negativos y a la defensiva, pero creo que he dado con la clave de su timidez. No deseaban un riego potente y duro sino una caricia lateral que les doy con la vida del agua. Una suerte de humedad geoestrátegica que veo que me agradecen. Crecen en verano, y esta es la mejor defensa para su calor infernal que podría secarlos. Lo estoy logrando y me congratula ese descubrir.
Sí. Hay mucho bosque en mi balcón. Mucha planta que se defiende y hasta lucha entre sí buscando identificarse y hacerse magna sobre los espacios y para que su contacto resultase protector y conjunto. No fue mi intención. Solo las junté para aprovechar los centímetros y para que su contacto resultase piña protectora y de conjunto. Pero esa idea parece un tanto discutible. Las plantas parecen ir a la suya y la vida es como es y como se me descubre. Sé que habrá mucha poda cuando el otoño me diga que ya, y que el exceso será desorden.
Mi balcón y yo. Estamos defensivos y presentes. Siempre expectantes y resistiendo un clima desfavorable sin perder la ilusión jamás.
-PORQUE MIS PLANTAS SON LA VIDA-
11:53
jose vicente ortí
En el barrio de pescadores de El Serrallo, en la romana Tarragona, hay una magia eterna y siempre misteriosa que se llama Zydia.
Hay que verla en la tarde, en su coqueta terraza llena de plantas trepadoras y aromáticas, y haciendo de su mirada una personalidad única y especial.
Zydia aún es joven, pero no lo parece si te fijas en sus ojos extremadamente tristes. Y sentada sobre la mecedora que le legó su santo abuelo, la buena de Zydia parece hechizada sobre su silencio.
Desde su terraza se ve la vía del tren, y el paso de los viajeros y de la vida, y si te fijas y casi por entre un pequeño rincón, también se aprecia el puerto deportivo y el mar. Mare Nostrum.
Me preocupa Zydia. Ya no es ella en su discurso. Y aunque siempre fue extrañamente contradictoria, se diría que o bien ahora va en serio, o que es fruto de una profunda tristeza que se llama depresión.
Hace años que le dijo que no a todos los hombres que pretendían su amor, su belleza, sus ojos de vikinga maravillosamente paleta, y toda su enorme vitalidad y embrujo.
Mas a pesar de todo lo anterior, Zydia parecía vivir tranquila viendo crecer a sus hijos y peleando laboralmente para sí misma mientras cuidaba a sus padres ya muy mayores. Ahora Zydia me dice que no a todo. Se lo dice a sí misma ...
Ella sabe que puede morir. Y su espíritu está atribulado. Porque Zydia es amor y viajes, y risas e ironías, y sorpresas, y tartas de chocolate para los suyos, y visitas y más visitas a los que fueron y dicen y todo ser sus amig@s.
Los genes atacan a Zydia. La arterioesclerosis le ha estallado en su organismo y se ha vuelto dependiente. Está tan débil que ya no sale siquiera a la calle. Los médicos dicen de operarla, pero no le garantizan que quedará bien. Y Zydia, temiendo lo peor, se niega a firmar. No quiere el menor de los riesgos, y eso no es posible ahora.
Zydia llora mucho por adentro mientras ve pasar unos trenes que ya valora como inabordables. Y ha decidido parar y estatizarse. Y va a aprovechar para irse unos días a una Masía con sus padres, solitaria y rodeada de montañas para ver qué hace y qué decide.
Miedo me da Zydia porque veo que sus hijos ya van siendo autónomos y que sus padres están demasiado mayores. Zydia quiere silencio y libertad, discreción y poca confidencia, llorar a mares sin que se entere nadie, y contarme cuando nadie lo sepa sus vivires en el barco del pescador de su entrañable abuelo cuando niña.
Zydia ha querido ser sirena y nadó siempre como los ángeles. El mar. A Zydia el mar le sugiere vértigo y sueños, y su abuelo le confiaba los secretos de que esas cosas con cola de la que hablan los marineros que hay en el mar, son toda una realidad. Hay sirenas. Existen las sirenas. Y los hombres juegan a ser seducidos entre la fantasía y la maravillosa realidad. Adora partes de su infancia, pero es práctica y clara. Hay que tener dinero en los bolsillos y alegría en los retos.
Para Zydia la vida ha de ser una concreción y nunca un rumor. Y ahora solo oye rumores vestidos de pesimismo y de retiro, de necesidad de desconectar de todas las cosas, y decidir qué camino toma cuando llegue el Septiembre de las uvas y los cobres de luz.
Como sé de lo que es capaz Zydia, yo confío que la maga sirena protagonista acepte ser operada y hasta que sus hijos la vean en menores condiciones que siempre.
-PORQUE TENGO FE EN EL AMOR-
13:23
jose vicente ortí
El Alpe D´Huez dictó toda la mágica sentencia haciéndonos ver que el ciclismo es respetable y grande, admirable y magno, y que subirse ahí a la bici durante tres semanas de subidas y bajadas, mantiene invicto el prestigio de Monsieur Le Tour.
El británico Froome había vivido apacible el maillot amarillo desde sus siete kilómetros estelares en el Soudet. Atacó con los movimientos extraños de un muñeco privilegiado y superdotado, y se puso el galón de gran aspirante desde antes de los pizpiretos Pirineos.
Contador se había equivocado. A su edad ya no puede estar para juntar Giro y Tour. No iba. Por eso al final su quinta posición es mucho más que aplaudible. No puede decepcionar a quien sabe de su enorme calidad. Solo es que le pudo la ambición ...
Italia mantiene el orgullo a través de Vincenzo Nibali. Luchó y peleó como bien pocos, dando la cara, y jugándose el pellejo descarada y descarnadamente. Formidable carrera llena de honradez.
El otro español, Valverde, me emocionó. El murciano acaba de conseguir por vez primera en su vida el tercer puesto del Tour y se puso a sollozar de tierna alegría. El ciclismo está vivo y es real. ¡Es un abrazo! ...
Colombia volvió al pasado. A sus "escarabajos" trepadores y diminutos, fantásticos y arrebatadores. Porque Nairo Quintana nos llevó a los tiempos de Lucho Herrera o de Fabio Parra. ¡Qué tiempos tan ciclistas e imprescindibles! ...
Sí. Froome parecía tenerlo todo ganado y bien ganado, y mucho antes de las montañas alpinas. Fantástico y raro sobre la bici, Chris nos deleitó con una fortaleza y calidad descomunales. Parecía imbatible. O, casi ...
Porque la última etapa, la última semana, los últimos kilómetros, las últimas horas del Tour, no iban a ser nada fáciles para el británico de Kenya.
Un fantástico Quintana comenzó a arrearle en los Alpes en cuanto pudo, a pesar de que algunos le critican un exceso de frialdad que en realidad es precoz madurez positiva.
Nairo fue la gran sal del Tour 2015. El único ciclista que tenía en sus facultades de trepador la capacidad de hacer humano al prodigioso Froome, que finalmente gana esta edición ciclista que ha terminado.
Nairo le puso clase y alas a la idea de los grandes grimpeurs andinos que desafían la fortaleza del rico músculo europeo. Le puso emoción y casi las patas arriba a toda la Grande Boucle. La expectación que no llevó Contador la recepcionó Quintana, y nos dejó a todos el genuino sabor de ese ciclismo de ataque que convierte a los atletas en ganadores del éxito y de la simpatía del valiente deporte de las dos ruedas sin motores.
Froome ha sido justo vencedor. Ese minuto largo dice mucho de su enorme talento, y catapulta igualmente a Quintana al futuro en el estrellato del top internacional. ¡Hurra! ...
Ha ganado un corredor colosal, y ha nacido una estrella que ya lo era pero que ahora se consagra definitivamente. Y entre el británico y el colombiano le han dado al Tour 2015 la dignidad y el prestigio a ese deporte tan dejado del interés del dinero y de una más justa dimensión.
¡BENDITAS AGONÍAS!
12:22
jose vicente ortí
Mi panadería. Mi horno de siempre. El de toda la vida. Al que fueron mi abuela y mi madre. El horno al que voy ahora yo. Pero ya no está la mirada atenta y acogedora de la panadera María Jesús, y los tiempos son otros. Los puñeteros y reales tiempos del hoy.
Yo intuyo que no volveré a ver más en el horno a la mirada familiar de mi hornera favorita, la cual siempre nos daba los dos panes sin que le dijéramos nada, porque nos conoce de siempre y porque nos los hacía adrede y nos los reservaba y todo la buena mujer.
Y no creo que la vea más tras el mostrador y con su enorme afabilidad, porque está malita y la veo delgada caminando por las calles de la barriada, y ojalá me equivoque y estas cosas.
Pero la señora María Jesús se levantaba todas las mañanas y no podía estar quieta. Solo la conozco de trabajar y de trabajar. De estar todos los días ahí. De que me escuchara quejarme mucho de mis cosas. Sí. De que me escuchara con unos ojos casi maternales y comprensivos que ponía.
La veo caminar junto a los suyos, pero no es posible que a esta laboriosa señora le esté costando tanto reincorporarse a su horno. Algo gordo, demasiado gordo, debe atenazarla ...
Y entonces voy al horno y se nota más que mucho el cambio generacional y sus relevos. La hija que más está y más me conoce, sí que se sabe cómo se llaman mis panes y cuáles ha de darme y cuáles no. Pero su otra hermana ya no lo sabe, y resulta que a estas alturas del partido he de aprenderme los nombres de los panes o la chica no se entera. Se ha perdido la cercanía. Se va perdiendo ...
La hija que más me atiende porque más tiempo está y me conoce más, sí que me sonríe, e incluso me escucha por las mañanas con cortesía mis comentarios acerca de mi mundo. Pero veo en su mirada la seriedad de la distancia. Como queriendo decir: "Bien, vale, te conozco y a tu madre y todo eso, pero,¿qué me estás contando?" ...
Tiene razón. Mi vida es su vida y la de los otros, otra. Pero mi nostalgia del pasado se me revuelve clara. Su madre, María Jesús, sí que me escuchaba y parecía comprenderme. Y aunque casi no la dejaba hablar, ella miraba con curiosidad y lanzaba una opinión siempre oportuna y hasta sabia. Y me animaba a tener paciencia y que a seguir, y que todo lo malo pasa, y todas esas cosas cercanas y tiernas que se tienen y alcanzan con el paso de las décadas.
Mi calle Borrull está huérfana o carente de cercanías y abierta al mundo funcional y rápido de hoy. Un ejemplo es el horno y mi rechazo a los cambios evidentes.
Yo ya no voy a gusto a ese horno. La señora María Jesús no está y no me pregunta todos los días por mi anciana madre como antaño, y un día que pasaba la miré y la vi también en ella una distancia inesperada que no interpreté bien.
La señora María Jesús no se entristece o pone seria cuando me ve ahora a la distancia, sino porque me asocia a su tiempo de salud y de libertad, y los médicos le han aconsejado mucho descanso, y se ve que eso lo siente como una patada en los mismísimos. Pero la realidad es la que es. Y sin epítetos.
-SIN NADA-
11:43
jose vicente ortí
Serio y reposado, irónico y especial, inspirador de escritos y doncellas, amador de la vida sabia, y todo muy normal. Con tal de no ser nunca un gilipollas ...
Impredecible y antirreligioso, satírico y libre, estéticamente personal, humor inteligente solo para elegidos sibaritas, demócrata real, hombre uno más del barrio de Salamanca y de Madrid. Que decidió que nunca quería ser lo mismo que un gilipollas ...
Mandrágora y arte, bohemia y hasta economía inducida, y Aute y Sabina y Pérez, y Brassens el mago de las Francias abiertas y especiales. Orgullo riguroso pescando peces en las aguas artísticas. Nada de purismos ni ortodoxias. Que nadie le afine la voz al Krahe. Que se pronuncie Krae, o Krage, o Krau, o como se le de la gana. Con tal de no ser jamás como un gilipollas, madre ...
"Marieta" le consagró, y su público llenó los bares de su expectación, y sin ser star system tuvo el valor de ser auténtico y referencial. De referente. Y gustó de señoras y canadienses, y fue caballero de caballos, y soñador de puertas siempre abiertas de su ingenio nato. Porque ese ingenio nunca iba a hechizar a nadie salvo que se fuese un perfecto gilipollas ...
Gilipollas, gilipuá, gilipollas. Es una palabra cañí y casi definidora de un tiempo de inacción y de falta de libertad. Gilipollas es uno que no se entera y que además es insolente. Por eso este calificativo gana altura y más puntería cuando sale de la música de ese Javier Krahe que marcan las crónicas como que nos ha dejado. Un poco estupefactos y gilipollas nos dejó ...
Le preguntaba a Krahe si temía a la muerte, y el maestro esbozaba una especie de sonrisa lógica y sarcástica para rematar finalmente afirmando que eso no le preocupaba en absoluto. Y que de la muerte casi ni te enteras, y que es una cosa que va y aparece y ya está. Sin más. Porque la muerte es también en el fondo una gilipollas, madre ...
Es difícil imaginar un tiempo en el hoy de las reglas del juego marcadas por el dinero privilegiado y por los intereses. Parece que la atmósfera de Krahe quiere diluírse entre frivolidades y nuevos tiempos. Lo que pasa es que la actitud del genio es distinta y propia. Y entonces ese nuevo tiempo y el paso de del tiempo, y los nuevos meses, y los nuevos avatares, y hasta el nuevo 2015 se tornan bastante pelín gilipollas. Y yo no quiero ser nunca un gilipollas. Nunca un gilipollas ...
Atrevido y audaz, claro y libre, pluscuamperfecto y hasta formal, amante de lo que amaba, y despreciador de lo menor. Entrevistado y divertido, sin estrépitos ni showmans, ni vanidades impostadas u olimpos postureados. Era mucho mejor hacerse el gilipollas, madre ...
Este país llamado España y Krahe parecen muy distintos. Como líneas paralelas y destinadas nunca jamás a encontrarse. Pero no es del todo verdad. Porque hay otras muchas Españas nada standarts, que siempre te van a sorprender y epatar. Unos lugares increíbles, mágicos, intimistas, descarados, sin complejos, cañeros, arriesgados y con temple. Unos ríos hermosos, unas montañas con buen diseño, unas señoras majestuosas y hasta unos curas calaveras ...
Porque Krahe ha sido, y ha vivido, y ha diseñado el trozo del estilo de una ideología y de un vivir, de una canciones eternas y brillantes, y de nosotros y del recuerdo abrumador y potente.
-COMO UNOS GILIPOLLAS DE ADORARLE-
10:02
jose vicente ortí
Ganadora y con toda la concentración. Domina finalmente Wimbledon 2015 y todo el tenis de ahora. ¡Serena! ...
Tranquila e inteligente, haciendo exactamente lo que tiene que hacer en la pista, dominando sobre su veteranía a todas sus rivales. Ahora se ha impuesto en esa hierba con olor a pioneros, a toda una más que promesa del tenis español como es Garbiñe Muguruza.
Tenis de mujeres. Machismo y menos interés mediático. Y en Estados Unidos que es el gran Continente del deporte de los astros, ser mujer y brillar como enorme campeona es todavía más fugacidad que siendo varón.
La hermana de Venus Wiliams ya ha tiempo que reina con poderío y sobre todo tipo de superficies. Negra y luchadora, defendiendo las causas terribles de sus hermanos de raza, y admirando con su belleza el vuelo de su falda elegante y certera.
Serena cubre el hueco y el lugar necesario que precisa el tenis femenino americano. Es una de las mejores tenistas de la historia y sucesora de féminas mitos como Billy Jean King, Tracy Austin, Capriati, Chris Evert o Martina Navratilova.
Admirable su humildad en el juego y huyendo de polémicas. Poniéndolo todo en su orgullo y en su profesionalidad. En su revés, en su físico superdotado y en su mentalidad irresistible y ganadora.
Chris Evert fue la novia de América en las pistas, y Martina Navratilova vino del frío hasta acabar enamorando a todos con su grandeza y tenacidad. Pero la historia no se detiene nunca y reclama antídotos para Sharapova o para las contrincantes de más pujanza y opciones.
Es oportuna y merecida mi loa a la campeona negra. Su sentido del estar y de la elegancia, su no protestar demasiado las pelotas confusas y su actual convicción de que ha logrado ya hace tiempo la estabilidad y el camino de la número 1 que es.
Serena es su nombre y tranquilo su temple. Y mujer, y le da la importancia a la competición que ha de darle, y tiene cabeza para esperar las dudas de sus rivales, y sigue y sigue sin dar nunca una bola por perdida.
Cantan datos y cifras. Y frente a los resultados las elucubraciones están de más. Serena es una de las mejores deportistas de los Estados Unidos, y el público lo siente y percibe. Y Yankeelandia se deja de batallas raciales y admite las evidencias. Casi nunca se puede con ella y es mejor reconocerlo antes de caer en ridículos y en argumentaciones de Saloon.
Las divas. Billy Jean King, Evert o Navratilova, hacen en su olimpo del éxito un hueco inevitable ante esta otra mujer de raza negra y de un nivel técnico tenístico práctico y excepcional. Estados Unidos sigue siendo totalmente competitivo en tenis femenino porque ahora está Serena, y se disfruta y se goza de esta contingencia.
Y el ejemplo de Serena y de su gemela Venus hace mucho por la proyección y el quite del titubeo de las chicas americanas de todas las razas. La reina ahora de Wimbledon se luce en oropel y es admirada por el mundo que domina en varones el serbio "Nole".
El deporte se felicita en las alturas por la diversidad y la perseverancia de esta veterana estrella y sin paliativos.
-ES LA MEJOR-
9:45
jose vicente ortí
Emocionante e histórico. Tierno y enérgico. Me tenía que pasar. Me había trabajado mi vida mucho tiempo para esto.
Por fin ha llegado. Solo es un síntoma potente y necesario. La fructificación. Mi asunción de mi crecer y de mis nuevas perspectivas y de conexión con la realidad.
Sí. Esa cama mía individual, quedaba arcáica y atrás. De otro tiempo y de otra visión nada realista de mi optimismo. Una cama dispuesta casi de cualquier manera. Para una persona sin ilusión ni abanico para compartir. Una cama de ir tirando, de descansar y para mí de cualquier modo, de dejadez y de pesimismo. Una cama defensiva y de abrigo, de no complicaciones y de no pensar demasiado en los demás ni en los buenos tiempos que definitivamente están por llegar.
Vino ella y certifiqué mi inmovilismo y mi autodesconfianza. Ahí pasaba algo raro y a la vez maravilloso. Ella me sonreía con su afecto y su complacencia. Pero yo aprendía demasiado de todo aquello tan maravilloso, y me sentía preocupado y a la vez extremada y justamente feliz.
Salí muy pronto de la duda. La mujer. Yo tenía y había tenido justicia de merecer una mujer. Una mujer merece una mirada concreta de cariño. Un lugar en mi mundo, en mi vivir, en mi acoger, en mi recibir, en mi amar, en mi tiempo, en mis pies en el suelo, en mis vuelos de aventura y en todas y cada una de mis sonrisas y hasta carcajadas.
Esa cama sola e individual era una mierda y una trampa de autocastración. Y mi felicidad encontrada me llevaba a recuperar el norte real de mis grandes ilusiones. Mi ella y mi vida meneaba unas nuevas y más justas sensaciones.
¡Esa cama no vale nada! ¡Fuera y otra! Y le doy gracias a alguien y a mí mismo por darme finalmente cuenta. En la noche mía más bella e inédita surgió la verdad del gran cambio. Por eso quiero más y más a mi sueño. Y me quiero a mí.
Ahora he puesto los ojos y el sentimiento práctico en una cama grande, de compartir, de dos, de matrimonio, o de como demonios se llame. Ahora sé que la nueva cama me es tan necesaria como los besos y las tomas con la mano, o los cuerpos que cada vez se acercan más, o mis detalles para con ella que son igualmente para mí.
Han nacido nuevas necesidades, y nueva idea, y la mejor alegría y disposición. Ha nacido la concreción paulatina y esperada de mi sueño, de mi amor, del sexo, de la intimidad, de mis brazos y los suyos, de su mirada eterna cuando la veo dormitar, y su sonrisa que es toda mía porque la adoro como nunca a nadie.
La nueva cama será un talante distinto y un sello nuevo mío de disposición. Y la mujer verá mi cama, y amará mis esfuerzos, y mi crecer será valorado, y pasearé por ella buscando sus hielos tensos, y la haré familiar y potente, y seguiré haciéndola sonreír, y ella podrá descansar en mi cama grande, y darse la vuelta si quiere, o agarrarse cariñosamente a mi espalda y esta vez no por temor a caerse al suelo.
Porque mi nueva cama será espaciosa y elegida, preparada y gustosa, mi detalle y mi consideración, y mi delicadeza y toda la ternura.
Y el atrás será una sonrisa tierna pero inservible e irreal. El pasado será un papel mojado que secará la nada, y el presente y el futuro se ubicarán con consistencia a mis nuevas estructuras. Y el descanso será el amor. Amor a todo y a todos.
-Y A ELLA-
10:15
jose vicente ortí
Toro y cerveza, vino y pañuelo rojo, mozos, australianos, de Murcia, de todos los sitios, de Liverpool, de todas las alegrías y vitalidad. ¡Fiesta! ...
España, Navarra, Pamplona, Euzkadi, castellano,banderas, chupinazo, y riau riau. Uno de Enero, dos de Febrero, tres de tí, siete de Julio San Fermín. Al despiporre hemos de ir. A la gran ceremonia y del peligro. Del hacer mucho el inernacional que me da la gana. Con una media y un calcetín ...
Eurasia, Oceanía, América y el Polo Sur. Todojunto. Todo, junto. Y revuelto y brincos, y correr, y cantar, y bailar, y no he visto una moza más alta y más brava que tú, Izaskun ...
Besos de sal y de azúcar, mi chicle pegado en mi bolsilo del culo procedente de tu mano, y la libertad salvaje, y el del bar que se pone las botas por unos días, y la fuerza imparable del carnaval y la transgresión. Oye, mozo, haz lo que te venga. ¡Aquí se puede prácticamente todo! ...
Acampa fuera de la ciudad. La demanda supera todo el magnetismo de la oferta. Suelta euros y piensa en tu vida, y en tu juventud, y en el estrés del invierno, y en el no futuro, y en las perspectivas de negro que se ciernen sobre los jóvenes, y en el libertinaje, y en vaciar del cuerpo todos los líquidos que sobran y son necesario eliminar.
¡Hemingway! La lírica, la mítica y el pasado. El sanfermín es renovación y vértigo imparable, y continuidad, y el mes de Julio cuando está el Tour de Francia, y la cercanía del amigo Pirineo, y la vacación y el tiempo extra, y las redes sociales, y el waatsap, y el sexo, y tus ojos moros más bellos que los de Nefertiti. ¡Riau, riau, Nefertiti!
Encierro y bolas. Bemoles y protocolos. Tradición y canciones. La calle de Estafeta y los mozos marathonianos que guiarán el peligro de la manada camino de la Plaza de Toros.
Ocho de la mañana. En punto y en vivo por todas las televisiones. Los novatos y el equipo médico salvavidas habitual. La magia de los toros al galope y unos cuernos majestuosos y salvajes que solo descubres y valoras cuando pasan sobre tu piel y te manda el tatoo que no deseas.
Sangre y esguinces, tensión y humedad, velocidad y viejos pastores del atavismo y del orden. La practicidad de los periódicos oportunos y del cuerpo a tierra estático cuando tienes al morlaco a punto del arreón.
Demasiada gente ahí. Protestas de los antitaurinos capadas por la gran masa que llega a su Meca para disfrutar y para que no se lo cuenten.
Masa. Corredoras y corredores en el barco y el jeep de la adrenalina flotante. Cuerpos en peligro, en excitación, y en unos segundos llamados siglos. Acojone y sorpresa. Atracción fatal, sexy experiencia inolvidable, y descanso final cuando el cuerpo zombie ya te dice no.
Ronquido y meada. Megaexceso. Chapuzón en medio de los deseos imposibles, banderazo neófito de Uxue Barkos, 2015, el recurso para no aburrirse nunca, la mancha de la ropa inservible, ¡ya sé en dónde está España! O, eso creo ...
Charanga y pandereta, cojones y dinero. Navarricos y hasta periféricos, supercalifragísticos y pijos, desorientados y maduros, sin pensar y sin perdón. Como un western sin vaqueros ni indios. Como una carcajada.
-COMO SEA-
9:51
jose vicente ortí
No puede negar Mariajo que es conquense. No solo no lo niega, sino que alardea de tal condición. Y concretamente de Valverde del Júcar. Un coqueto pueblo de mil habitantes, que resiste bien dada la cercanía a un pantano atractivo que lo linda y adereza.
Y porque son sus ojos vivarachos. Y porque cada vez me gustan más las personas que vindican su tiempo distinto y tranquilo. Mariajo me conoce de todo el año porque hace gimnasia con su madre,-la señora Angelines casi centenaria y espectacularmente lúcida y fuerte-, pero mientras me destaca las bellezas de su pueblo me aprecia más. Porque es más ella, más de verdad, más sin pose, más con su genio e imponiéndose, menos mirada y más audaz.
Me dice Mariajo que tiene sesenta años y que conoce a todos los de su pueblo, o lo más significativos y como la palma de su mano. Fue casi toda la vida allí. Ama aquel lugar. Porque Valverde es ella, gran parte de ella, y todo su entusiasmo paleto y maravilloso.
Todo me lo dice Mariajo cuando me muestra los libros de festejos de su pueblo en los que se ve mucho de su cuna. ¡Cuántas cosas! No hay un solo metro que no tenga desnivel, hay que curvear y curvear con el coche para ganar el pueblo, está pegado a la antigua carretera que lleva a Cuenca capital, y que está lleno de bares y de animación. ¡Septiembre son vaquillas! ...
En Valverde gana la madera y todo lo que tiene que ver con la utilidad mercantil de los árboles, y lo que bien que se come en el frío pueblo, y que cada vez hace menos adversidad meteorológica en el lugar y en toda estación, y vuelven los ojos vivarachos a la soltera Mariajo.
Alta, enjuta, y con la elegancia y fuerza de los natos de los pueblos. Nacer en alto suele tener estas cosas. Y la dureza y rudeza del campo traen estas diferencias comparativas con el confort de la gran ciudad. La lucha necesaria.
Mariajo me habla de los cortinajes y de los transportes y grúas que hay y se hacen en Valverde. Y que fue una pena que una empresa maderera quebrara y acabara con el sueño de unos doscientos trabajadores. Un proyecto ajado entre las dudas y la crisis.
Mariajo es absolutamente positiva, y realista como lo es su madre Angelines. Tiene el don de casar la practicidad con la duda nostálgica y que se pierde entre las tristezas del atrás.
Mariajo sabe deslindar los senderos, de la misma manera que los surca y transita. Me dice que ahí está la Iglesia, y los hostales, y hasta un Club Náutico que hiergue el turismo hacia el pantano que en el verano es una golosa atracción para el foráneo.
Valverde son árboles y montaña, y rutas cucas para perderse al atardecer con su prima Elvira, y entonces se oyen los eternos acordes de José Luís Perales, el cual llegó a residir allí.
No me gusta casi nada la frialdad capitalina. Aburre y es hueca y previsible. Prefiero los misterios de Mariajo y sus aventuras camino de los pantanos de sus deseos y de su educación más real que exquisita.
Soy muy distinto a Mariajo, aunque me gustan muchas cosas que a ella la epatan. Mariajo es valiente y recela de quien tiene que recelar, y estigmatiza solo cuando las cosas se repiten hasta volverse evidentes como los pájaros que sobrevuelan siempre la inocencia de su libertad.
Por la ciudad Mariajo no es tan Mariajo. A Mariajo hay que verla bañándose sin nada en las frías aguas del interior, y volviendo y envolviendo sus raíces con la delicadeza de una eterna princesa.
Mariajo es eterna y larga como una raíz, y un destino con rocas e incomprensiones. Hace años que sabe que para ser feliz ha de hacerse la sorda y la boba y no detenerse jamás.
-MARIAJO A TODA MECHA-