13:03
jose vicente ortí
El señor Pepe, es educado y ceremonioso, contradictorio, independiente y muy peculiar. Lo veo muchas mañanas sentado en un banco del Jardín Botánico, y siempre está leyendo un libro. Es astuto, y observa con timidez tus ademanes.
Delgado y fibroso, el señor Pepe afirma que la soledad no es tema suyo, pero poco a poco le voy notando algún pero en su afirmación. Hoy mismo, me he dirigido a él, le he dado los buenos días, y como me ha visto ojos claros de querer iniciar una conversación, a ello que se me ha puesto.
Lo primero que me ha extrañado, es que estuviese leyendo una novela escrita en francés. Al preguntarle si es que dominaba el idioma de Molière, no ha sido muy claro aunque parecía querer darle lógica a su discurso.
Me dice el señor Pepe que está recibiendo clases de francés, y que el libro le ayuda a repasar palabras y asimilar conceptos. Si él lo dice ...
Lo que sí que he observado en el señor Pepe,-nacido en el valenciano barrio de Patraix-, es que en realidad lo que tenía ganas era de hablar con alguien y dejarse de soledades y lecturas de libros. Porque se le notaba al hombre chispa en los ojos, en las ganas de comunicarse verbalmente conmigo.
Nunca parecerá que tiene ochenta y un años,-porque no le haces más de setenta-, y sé que le gusta mucho la zona de los Poblados Marítimos porque ya me lo dijo en alguna ocasión, así como que llegó a jugar en el Malvarrosa, que viene a ser el equipo filial del ahora de moda Levante UD. Y que, con suerte, podría haber jugado en Segunda División.
Hoy, el educado y afable señor Pepe, me ha hablado, y no sé a qué ha venido el tema de las cosas de la Guerra Civil. Miento. Sé el porqué. Ha sido, porque yo le he protestado su edad, y él me ha dicho que vivió la guerra de niño. Y, ha seguido hablando.
Me dice, que de chiquillo, no supuso para él dicha guerra nada extrañamente especial. Que, él, jugaba con sus amiguitos como si nada pasara, y que consideraba desde su infante inconsciencia aquel estado excepcional y terrible, como algo normal y que no pasaba nada.
Me dice igualmente, que se iban todos al refugio cuando sonaban las sirenas. Y que lo que más daba miedo era la noche. Porque en la noche, aparecían los soldados y milicianos de la República con su luces apuntando al cielo en busca de los cazas fascistas de Franco, que se disponían al bombardeo sobre mi ciudad.
Y después, y tras asegurarme que los refugios en guerra no valen para nada y que si te cae la bomba allí es que se mueren todos, el señor Pepe se ha centrado en el tema de los alimentos y del hambre. Porque, él, pasó hambre. Como tantos y tantos valencianos en medio de la fratricida Guerra Civil. De civilizadas, poco tienen las guerras ...
Afortunadamente, no solo no mataron a su padre en el frente de Teruel, pero me dice que cuando volvió a Valencia, él se alegró pero hasta cierto punto, dado que apenas había podido, dada su edad, entrar y estar en contacto con su progenitor. Y, que habían muy pocos productos en las tiendas, y que lo mejor que pudo pasar es que todo terminara.
El señor Pepe, que es bastante de derechas, me dice que recuerda cómo las gentes salían alborozadas a la calle al escuchar por la radio el fin de la contienda. "¡ La Guerra ha terminado !" ...
Y, rápidamente, me habla de que tuvieron mucha suerte, y que recibieron una herencia de tierras y casa en la vecina localidad de Paiporta. Y que una vez en Paiporta, ya fue otra cosa. Labraron la tierra, le dieron rendimiento, se refugiaron también en el negocio de la economía de trueque y estraperlo, y que todo le fue a mejor afortunadamente.
Termina diciéndome para mi sorpresa y reflexión, que por mucha crisis que hoy haya, no se podrá nunca comparar con todo aquéllo.
Yo, no estoy de acuerdo. Pero no se lo diré, porque me ha entretenido la mañana, y la conversación ha sido fluída y amena. Entonces, si al señor Pepe le gusta tanto el hablar, ¿por qué se aleja desde un libro y de las gentes? ...
-NUNCA ME LO DIRÁ-
9:31
jose vicente ortí
A Pérez Rubalcaba se le vió ayer en televisión achicando espacios, tremendamente voluntarioso, laborioso, reflexivo, consecuente y atribulado. Claro. Confiesa que el país está mal, que es normal toda la gran tristeza, que comprende todos los dolores, y que esa lógica es la que desgraciadamente, existe.
Se muestra claro y definitivo acerca de un alcalde aético de Ponferrada al que le invita a irse sí o sí, y trata de reflexionar en torno a las piedras en el zapato que le representan las nacionalidades vascas y catalanas frente a la gran unidad española. Calma ahíncos y pulsiones, y trata de zanjar verbalmente los temas. Él quiere a un Pesoe con todos los pueblos unidos en España, y rechaza alternativas de otro cariz.
Sonríe de circunstancias cuando le hablan de Corinna, y se da tiempo para el tema judicial de Pepiño Blanco, a la vez que no elude decir que el Partido no anda precisamente sobrado y que lo situaría en un plano que semejaría con el Pesoe de González en la Transición. Con problemas y preocupaciones. Habla del Rey con simpatía, dice que tiene mejor cara, y que el tema Urdangarín es el gran resorte de los problemas que acechan a la monárquica institución.
Naturalmente, dice que Rajoy llegó con cinco millones de parados y que ahora hay séis, que le duele ver tanta incidencia despesperada en los ciudadanos y en las clases medias especialmente como barómetro de la decepcionante temperatura social. No olvida nada, no se deja ningún punto atrás, y gesticula y cabecea con enorme vitalidad una y otra vez. El discurso verbal está bien. Lo que me temo que pasa, es que hay más discursos.
Rubalcaba no tiene sexy político. No está bueno ni tiene el arabesco o la sorpresa. Su credibilidad va pareja a su límite o su orografía plana de mostrarse ante unos medios que le escrutan y le hurgan. Pérez Rubalcaba no tiene garra ni pegada política. Es honrado y padrazo, es hermano mayor y templa todas las gaitas posibles, pero ser un líder con aspiraciones no solo demanda la honestidad personal y el arremangarse actitudinalmente.
Para ser candidato de garantías hay que tener campanillas, hay que sonreír mucho más y hacerle al mal tiempo una cara ilusionada de más carisma. El hombre tiene un carácter estable y moderno, pero no le pidas un chiste abierto o pegadizo. Y no porque el país no esté para chistes, sino porque carece de la magia necesaria para generar hilaridad y atracción.
La apuesta es conservadora y nunca arriesgada, y es posible que esta táctica sea una rémora. ¿Carmen Chacón? Sí. Carmen Chacón es una incógnita y tiene juego, es joven, sonríe más, dice cosas con menos previsibilidad, puede atraer a los indecisos o sorprendidos, y su experiencia y hechuras de mujer que ya fue ministra, podría ser una salida más airosa que el cántabro Rubalcaba.
Esa impresión me da. Caña. Caña y puñetazos fuertes sobre la mesa. Menos educación y más maravilloso y oportuno gamberreo cordial y político.
Carmen Chacón puede silenciar gritos inoportunos en su Cataluña, o comprender mejor a los movimientos similares en Euzkadi. Puede tener el crédito y la expectación que siempre muestran las nuevas puestas en escena. Las novedades y su necesidad.
Rubalcaba parece un libro que ya hemos leído. Y, quién sabe, si la Chacón pueda ser una excelente y exitosa escritora con pies y hasta tacones más arriesgados y certeros para subir al Partido hacia la calma y quizás hacia la paz y la Moncloa. La recuperación.
Alfredo P. Rubalcaba es impecable, pero gris. A Chacón, se le puede mover el pelo o la falda por un viento sexy e inesperado en la primavera de la ilusión política del primer Partido de la oposición.
Sí. Seducción. Rubalcaba no tiene glamour ni baile. Podría ser el mejor asesor o el mejor cerebro gris. El que nunca tiene fallos estrepitosos. Lo que pasa es que el candidato ha de ser vivo y ofensivo, aglutinador y carismático, que no te aburra, y que tengas la sensación de que tras sus palabras se escondan globos de esperanza y de consecución real del pastel necesario del electorado cabreado que echa chispas.
-ME TEMO QUE ÉL, NO ES-
9:07
jose vicente ortí
Olor a pólvora y a azahar, gentío y bullicio, petardo alegre y enloquecido, libertad a las bravas, y hasta tiempo de amor y hotel, siempre de primavera. Primavera de luz que le gana al viento.
Peinetas y mantillas, pañuelos y blusones, trajes barrocos y de flores, orgullo en el porte y pasacalle popular. Música y exceso, y hasta una enorme paella para todos al lado mismo de la Plaza de la Virgen de Valencia.
Más exceso fallero, toros por la tarde, y color verde en las plantas que huyen del invierno camino de la diosa del ciclo renovado. Calorcillo inestable y manga corta que marcha en masa hacia la gran mascletá de las dos de la tarde en la Plaza del Ayuntamiento: "Señor pirotécnico, ¡puede comenzar la mascletá!" ...
Calles cortadas y libertinas, carpas que paran a las furgonetas que quieren atravesar la pared de un imposible. Tiempo de imperio fallero, picadita en el casal fallero antes de la comida, y un paraíso de fiesta especial que nunca parece terminar. Petardos a todas las horas del día y de la madrugada. Laxitud y un todo vale. A quien no le gusten las Fallas y se quede en Valencia, que se vaya preparando ...
Na Jordana, Convento Jerusalén, El Pilar, Literato Azorín y su iluminación potente y de exceso, Nou Campanar y sus millones, fallas de éxito y de sección especial. Enormes momumentos falleros y espectaculares que atraen la cámara de un turista japonés o de Australia. Valencia es una loca oportunidad de vivir in situ un tiempo especial. Gran y ruidosa sorpresa.
Churrerías de feriantes improvisados y de chocolate, botes de bebidas y bocadillos de guiris, más paellas, risas, risitas, risotadas y palomitas. Horchata y fartóns, y la playa posible a escasos kilométricos del Centro Histórico. La calle es tuya, mía, de tod@s y hasta de nadie. Tiempo soltero para ligar y soltarse, carnaval de verse y para cenar entre caras de sueño y deseos de amor. Prepara esas piernas que vamos a andar ...
Las Fallas tomarán Valencia del 16 al 19 de Marzo, pero el brillo y fulgor de la gran sorpresa ya está en la calle. Los "sanfermines" valencianos dejan con la boca abierta a los turistas que nunca esperan ésto. Valencia es calor y música, y despertá, y color y pasión. Un muñeco que han hecho bien satírico, parece mirarte curioso y apasionado desde lo más alto del gran monumento fallero. Fuego y mechero, ruído sin parar un segundo y con paroxismo, bocata de calamares y pizza de un italiano perdido en mi gran ciudad. Perdidos pero contentos y asombrados.
Ofrenda a la Virgen. El gran desfile de falleras y falleros que lanzan loas a la gran jorobadita: La Geperudeta. Mil comisiones de fallas, con niños en carritos, y con el esplendor de toda la gran belleza. Dos días de pasacalles itinerantes en torno al corazón del sentimiento y del lloro emocional. ¡Vixca! ...
Valencia se lanza en brazos de la gran tradición fallera. Las televisiones de más de medio mundo no quieren rechazar la gran oferta de la fiesta loca, del color y del gentío. Otros muchos, se fueron antes en tren, para huír de la sensibilidad de sus tímpanos y con su libertad de no aguantar las grandes muchedumbres. Fueron coherentes consigo mism@s.
Fuego. La gran noche del fuego y los castillos de artificio. Las Fallas, se queman. Los más que numerosos monumentos falleros, se caen a la ceniza devorados por el fuego renovador y sorprendentemente excluyente. Todo ya es rescoldo y olor a bombero estratégico en la noche final de las Fallas. Lo que antes fue orgullo y belleza, ahora solo es resto humeante y hasta nostalgia llorosa de fallera mayor. Otro año, habrá más ...
Y, mientras tanto, se ha bailado en la verbena y se ha hecho el amor, no se ha dormido salvo lo imprescindible, ha salido todo el guión previsto, y Valencia encabeza de nuevo las postales más llamativas. Mi Valencia se ha hecho ruidazo y peineta fallera, buñuelo de calabaza y foto de inglés, juego de niños adorando a los petardos y mascléts, verbena de música y también despiporre, encuentro oficial y social, escaparate de lucimiento y vanidad, convivencia que mata a un silencio esclavizado que ha sido derrotado, y nuevo negocio de amor y divisas, y de besos y flores para la luz de tus ojos eternos y valencianos. Fallas de ver y hasta de temer. Como tu misterio huertano, exótico, español e impresionante.
¡YA SE ACERCA SAN JOSÉ!
6:32
jose vicente ortí
Es africana, fuerte, y ferozmente eficaz. Se llama Rudhibén, y todos parecen admirarla. Defiende como pocos a su pueblo en guerra. Posee la puntería de un adulto tirador profesional, corre a sus diez años como casi lo haría una atleta de élite, y nunca teme jamás a nada ni a nadie.
El bando rival,-es guerra civil-, se preocupa cuando alguien habla de ella y de su audacia. Dicen que es un pequeño monstruo destructor y peligroso, y expondrían mucha energía y hasta dólares para poder darla muerte. "Esa pequeña maldita soldado mocosa del demonio", acaban afirmando sus enemigos más acérrimos. Muchos dicen que solo es una invención de propaganda.
Pero nadie conoce bien del todo a Rudhibén. Pocos pueden imaginar que Rudhibén toma todas las noches que la es posible un papel y un pequeño lápiz, y escribe un breve diario acerca de su auténtica verdad. Y alguien me chiva y filtra lo que la nena Rudhibén pone en tal diario, al cual inmediatamente prende fuego para que nadie lo pueda leer.
Allí sí está la verdad de la pequeña Rudhibén. Y la niña dice que tiene demasiadas ganas de llorar, y que no le gustan ni sus amigos ni sus enemigos, que a sus padres los mataron los suyos para así aprovecharse mejor de su vulnerabilidad, y que se siente una esclava.
Afirma la niña, que lo quiere es que la guerra se vaya a la mierda y poder estar aunque sea con sus tíos, y que sus superiores la obligan a darles placer por coito y felación cuando les viene en gana, y que la humillan y le sacan un cuchillo con el que se entretienen y relamen cuando le repasan toda la superficie de la piel, y que como la pillen escribiendo todo esto la trituran a trozos y se comen los restos.
Rudhibén mira a todos los lados posibles mientras escribe, y hace como que fuma y como si enciende una hoguera para defenderse del frío y de la noche de las incertidumbres y de sus enemigos y de tod@s.
Escribe la niña, que está hasta los mismísimos de todo, y que quiere ser libre y coger una bici e irse a la playa para jugar con unas amigas que por ahora no puede tener. Y chatear, y sentarse en una escuela para aprender verdades y no intereses, y que desea profundamente respirar un oxígeno sincero en un país y rico. ¡En América! ...
Rudhibén señala que se siente una tonta útil matando seres humanos, y que la obligan a ser una soldado, cuando ella sueña en realidad con una muñeca Barbie y quiere ser como su modelo favorita que es Naomí Campbell.
Llora Rudhibén, pero no llora como se hace normalmente. Llora a tics y disimulando, porque nunca puede decir ni permitirse que la puedan mínimamente cazar esbozando un llanto sincero y auténtico. Y lo que preocupa bastante a Rhudibén es que hace ya mucho tiempo que no le sale la sonrisa, y que lo único que pasa es que suelta carcajadotas para que la noten que no es una traidora y que se siente bien, y que la muerte está en todos los segundos del día y en todos los bandos de la brutal contienda. Tiene pánico ...
Dice Rhudibén en uno de sus papelitos que ya son ceniza sin rastro, que teme que la invada la idea del suicidio. Es su último temor. Porque ella es una niña inteligente y tiene dignidad y derechos, y desprecia a su sociedad carvenícola, y no solo sabe si va a poder soportar otra triple penetración de las innumerables orgías sexuales que tienen lugar en su campanento de mierda. ¡Canallas! ...
Rudhibén no tiene clítoris. Pero quiere saber qué es éso de las cópulas, y nada entiende. A veces se sienta sucia y pecadora, ama a Jesús de Nazareth por encima de todas las cosas, y éste le dice que tenga cabeza y que apriete los dientes porque ha de conservar la vida.
Por eso ahora la pequeña soldado no dice nada. Ha acabado la jornada bélica y el abuso, y sigue viva. Y mañana, podrá volver a ponerse en pie. Y quizás algún día unos ángeles del séptimo de caballería la sacarán en helicóptero del infierno.
-RUDHIBÉN TODAVÍA SUEÑA-
10:33
jose vicente ortí
Decididamente, esto de las comunidades de vecinos es una verdadera lotería. Un verdadero azar. Nunca sabes.
Hace ya algunos meses que, cada vez que subo o bajo las escaleras de mi casa de toda mi vida, se escuchan los potentes ladridos de un perro, que, o bien por su naturaleza o por su falta de seguimiento canino, no logra adaptarse a las reglas de juego que marcan la correcta educación y el comportamiento acertado para que no se produzcan las lógicas tensiones y protestas intervecinales.
Hoy, al ver la falta de respuesta de los vecinos, me he decidido de un modo serio y claro a abordar al dueño del animal, e indicarle lo que estaba sucediendo, con la idea de dialogar con él sin necesidad de tenerlo que denunciar.
Ante mi sorpresa relativa, el veinteañero muchacho ha mostrado al principio sobre mis palabras una actitud como de dulzura y de despistado, mostrándose esquivo y en absoluto dialogante. No ha querido escucharme, y ha bajado por las escaleras con su novia a toda velocidad. Huía de la realidad. Su novia, cómplice, le hacía gestos sutiles de que se hacía tarde y de que se fuesen.
Al llegar a la calle, he visto al muchacho en el interior de su coche, me he acercado de nuevo para intentar apurar el desesperado o apresurado intento de diálogo, y entonces gritándome compulsivamente ha hecho ademanes de matón y se ha incorporado desde el asiento y ha abierto la puerta con intención o bien de amedrentarme o de pegarme, mientras continuaba gritándome. Provocador y absurdo, me decía: - "¡Denúnciame si quieres, hostia!" ...
A la vez que me quedaba de piedra ante tal escena, y le indicaba que yo no deseaba tener que llegar al extremo de denunciarle, y que solo pretendía hablar con él para solucionar el problema que afecta a toda la comunidad de vecinos, el muchacho ha seguido en sus trece, ha cerrado como un animal la puerta del vehículo, y ha partido a toda prisa y brusquedad.
Sí. El problema no era el perro. El perro, solo era la prolongación o la consecuencia de la insolente y más que agresiva actitud de su dueño. En efecto, tenemos en la escalera a un chico que no parece andar demasiado bien de la sesera el pobre.
Envergadura. Los ladridos del perro podían ser un problema menor. El verdadero problema, es el dueño. Un joven con una agresividad descomunal, y con una falta de valores básicos en la convivencia.
Y, ya se sabe qué sucede con este tipo de muchachos. No es nada sencillo abordarles en sus problemáticas. Y, sobre todo, están en período en el que han de apuntalar su personalidad, aunque sea en medio de su vacío personal. Ahora ya pienso en por qué actuará así, en si no habrá recibido por parte de sus padres la educación, el calor y los valores necesarios y básicos, y que realmente a la fuerza tenemos un problema bien gordo. Ahora es el perro, y vaya usted a saber qué será más adelante ...
Me he venido a la cabeza la serie de televisión, "Hermano Mayor", en la que el ex deportista y ex toxicómano Pedro García Aguado llega a los hogares desestructurados y se encuentra con escenas desgarradoras y abracadabrantes. Todo violencia.
Desde luego, tengo claro que la solución no es llamar a la policía y denunciarle. Ésto, es un simple parcheo. Llegará la policía, oirán los amenazadores ladridos de dominio, llamarán a su puerta, y le dirán que eso no puede ser así. Si hay suerte, se relajará el muchacho, no hará caso en cuanto vea que los agentes se vayan, y luego naturalmente buscará vengarse si se le denuncia finalmente.
Se ha convertido en el tirano mandón y jefe de la escalera, un muchacho joven y sin ningún argumentario medianamente sólido, y parece que todos los demás hemos de hacernos los sordos y hacer que nada escuchamos.
No será fácil que no hayan más incidencias. Este chico es muy problemático, y su reinserción y madurez irá para largo y con toda la fortuna. Una verdadera pena. Este joven necesita algo más que un perro protector. Seguramente, los besos y abrazos que pocas veces tuvo.
-HABRÍA QUE AYUDARLE-
10:07
jose vicente ortí
Vagamente podíamos tener una idea de Venezuela. Había que buscar en la nada, y en el mapa de su corazón y de sus entrañas. América estaba en Estados Unidos y Méjico, pero nada parecía existir,-con la excelsa excepción cubana-, hasta que no llegábamos hasta la siempre desconocida y sambera Brazil y desembarcábamos mediática y finalmente en Argentina, Chile o Uruguay.
El caudillo Hugo Chávez ha colocado en la frescura viva del visor de la realidad, a unos pueblos enguerrados y de izquierdas, enfrentados a los grandes poderes fácticos que el dinero y el mercado propone en el mundo. Chávez ha sucedido al mito Fidel, y Centroamérica sabe que ha tenido una referencia y una presencia. ¡Es y existe! ...
Hugo Chávez fue un militar guerrero y belicoso, golpista, gorila, y tremendamente generoso con la izquierda y con su posición ideológica. Fue la voz de Centroamérica, de Latinoamérica, decía lo que le pasaba por el sitio y sin ambages. Se sentía grande y poderoso. Tenía el poder y el petróleo, poesía arrestos y bemoles, y el pueblo de la izquierda real ha podido ver su sueño bien realizado. Hemos gozado de esperanza con el gran líder populista.
Hizo de la televisión mundial y de los medios, su gran aliado. Lanzó todos los sapos y culebras contra el imperialismo, y fue muy listo y astuto. Interrumpió a quien le vino en gana y cuando le vino en gana y consideró oportuno. Nadie le tosió. Fue grande y temido. Se enamoró de los pobres de su país, y lanzó constantes invectivas contra un mercado globalizado y ventajero, habló y habló hasta caerse de culo, e hizo que las cabezas de gomina y bienpeinadas terminaran alzándose para mirar quién diantre era ese tipo que tanto ruído hacía.
Chávez ya es historia, y acaba de fallecer a los cincuenta y ocho años. Bolivariano, orgulloso, excesivo, libertador, irreductible, toscón, sentado en su plató de Venezuela, y no perdiéndose ningún movimiento de actualidad política. Supo ser zorro y sagaz, y el gran protagonista carismático de los momentos emocionales. Fue capaz de hurgar en el gran petróleo de la emoción de los pobres, y nunca pareció acojonarle el miedo. Como militar que siempre fue, no tuvo nivel de político ilustrado y culto al uso. Tuvo grandes limitaciones y grandes astucias.
¡Aló, Venezuela!, cantaba desde su televisión nacional, y dando la bienvenida al día a todos sus conciudadanos. Logró desmarcarse de las risas ajenas, y construyó todo un personaje exótico y a la vez tozudo. Fue el padrazo de los pobres, y el látigo incesante para la oposición. Y finalmente, creó el "chavismo".
Sí. El "chavismo", como en su momento fue el "castrismo". Porque fue personalista y despótico, brutal con sus enemigos, y guerrero feroz y bueno entre los suyos, logrando encandilar a una esperanza.
¿Quién sabe algo de los anteriores presidentes de Venezuela?, ¿los recuerda alguien? No. Igual que tampoco Venezuela tenía que ser una República meramente bananera y con chicas en la playa camino de Miss Mundo. No. Venezuela era un país potente y terrible, en donde convivía la enorme guerra larvada y evidente que genera el abismo que divorcia a pobres y a ricos. Enorme pobreza y gran riqueza mal distribuída. Todo junto. Contraste y violencia. Sangre.
Ese ha sido el gran pleno y éxito de Chávez. Que se hable de nosotros aunque se hable mal. Que nos tengan presentes, que aquí hay gente, y que parlamentamos y vivimos. Que, Venezuela, no es solo una postal para turistas adinerados.
Hugo Chávez le devolvió a Centroamérica y a Venezuela la dignidad y la presencia. Se hizo el grande e hizo grande a muchas ilusiones. Hizo soñar. Ahora, tras la muerte del gran caudillo nunca puedes estar seguro de mucho.
- ¡ALÓ PARA SIEMPRE, HUGO CHÁVEZ! -
6:24
jose vicente ortí
Y, ¡a cuartos de final de la Champions! Mourinhazo, en el mítico Old Trafford. Sí. Sabor de fútbol clásico, añejo y apasionado. Manchester y Real Madrid huelen a fútbol y a santuario, y evocan otros duelos siempre inolvidables. La gran Copa de Europa como motor especial de estos grandes equipos eternos.
Mou le ganó esta vez la partida a Sir Alex Fergusson. Fue una eliminatoria de poder a poder, muy igualada, y con mucho orgullo de los dos grandes campeones. No se puede hablar de la Champions sin tener en cuenta a estos dos grandes equipazos. Al final, el boxeador con más pegada y acierto, tumbó en la lona a su también eterno rival.
El Real Madrid está exultante. Ha logrado hacer nuevamente historia contra el M. United, y es para estar contento. Cristiano Ronaldo, uno de los mejores fichajes del Madrid de siempre, rubricó cazando con agilidad una pelota centrada por Higuaín y que empezó Özil.
Es un placer y un honor para el fútbol europeo el ver jugar a estos chicos que llevan la marca de España y de Inglaterra. Son viejos conocidos que se temen y admiran. Es la Copa de Europa en estado puro, la pasión, y el obligado peregrinaje para verles. Ayer, lo dió en directo la televisión pública española. Muchos millones de personas pudieron ver la gran cita. Y, del mundo ...
Partido peleado y corretón, con una mejor presencia técnica de los de Mou y más fuerza atlética en los anglos. Cada uno, a su estilo. Y en medio del gran choque del k.o técnico europeo, pudieron verse cosas muy vivas. Mucho sudor, mucha velocidad, mucho galope, atrevimiento y hasta calidad. Gran partido del croata Luka Modric.
De todo. Hubo de todo en Trafford. Goles en propia puerta, expulsiones, discusiones, olés, taconazos, decisiones arbitrales, y tremenda y exquisita deportividad. También en fútbol puede haber fair play y aceptación de las cosas. Comme il faut ...
El partidazo de ayer consagra a Mourinho como el mejor entrenador actual de Europa, y el taimado portugués chico malo se impone al destacado y gentelman Fergusson, señor de Inglaterra. Aquí hay tralla y estilos, cada uno hace lo que puede, y su majestad el gol decide los destinos.
Cómo no recordar a Bobby Charlton o a Di Stéfano, a Gento, a Puskas o al gran tirano Real Madrid de la época del rey Santiago Bernabéu con todas sus Copas de Europa del blanco y negro en la tele.
O, el taconazo de Redondo que habilitó hace unos años a Raúl, o la magia del ferrari brasilero Ronaldo Nazario. Elegancia, fuerza, disputa, historia, sangre deportiva y todo el rancio sabor del deporte rey europeo. Un clásico para ver y para disfrutar. El fútbol parece ser eterno.
Los comentarios deportivos españoles llenan las radios de pasión y euforia. El gran Real Madrid ataca de nuevo. Con permiso del Barça de Messi, ya está en cuartos de final de la Champions, y la Europa del balón redondo anda preocupada. El gran pegador blanco parece acercarse como un tigre hacia su décimo máximo trofeo del Continente.
En Madrid está la lógica alegría, así como en otras muchas partes de España. Quienes no tragan a Mou, deberán envainársela por unos semanas. Los resultados, abrazan al portugués. Los silencios han de imponerse.
Ha sido una noche tensa y finalmente alegre. Marzo ha devuelto el fútbol a lugares en donde el café o la birra tienen siempre rodajas de limón de este sacro deporte.
Esta es la magia de la gran victoria. Ganas, remontadas y gozos. Es maravilloso ganar un partido de fútbol, y el United sabe ahora lo amargo que te quedas cuando todo se te va. Es la grandeza y el dolor del fútbol. Lo inevitable.
El madridismo recupera la sonrisa, y hasta sueña en dar caza al Barça. Porque esta noche fría y lluviosa española, gana la fantasía y la pasión, y parece que todo es posible. Y entonces el fútbol le mete todos los goles al paro, a Rajoy, y hasta a Bárcenas, se levanta en hombros al fatal Mou, todo se subvierte, y en el mundo del fútbol se va a dormir español, caliente y muy feliz.
-LAS EMOCIONES DEL DEPORTE REY-
6:23
jose vicente ortí
Cuando miro un tanto entristecido el potente cambio de huída hacia la modernidad de mi barriada entrañable, noto a veces aliviado que aún quedan restos de lo que fue lo que llamábamos nuestro "poblet". Nuestro pueblecito en castellano.
Porque todavía existen personas entrañables que me retrotraen a mi niñez y a mi adolescencia de nostalgia, y que hacen sostenible esta bellísima ilusión.
Hoy os hablaré de mi panadera. Sí. De la señora María Jesús. De la mujer del señor Salvador el hornero, y a la que ayudan sus hijos en el citado horno del pequeño comercio familiar y coqueto.
A mí no me gustan ni me han gustado esas monstruosas grandes superficies, en donde el calor es impostura, y la frialdad y la invidualidad el denominador común.
En cambio, en mi horno ... Sí. Hablo y digo, mi horno. Porque es el lugar a donde toda la vida vamos a comprar los panes. Fueron, mis abuelos, mis padres, y ahora soy yo. Recuerdo que a mi madre se los hacían por encargo, dejaba la bolsa del pan, y cuando volvía del Mercado Central retiraba la mercancía que antes le daba a mi tesoro dejarla bien pagada. Y mira que los panaderos le decían a mi tesoro que no se preocupara, y que les pagaría a la vuelta. Mi madre siempre se negó ...
Como sabéis quienes me leéis habitualmente, mi madre ya no tiene apenas movilidad, y ahora soy yo quien va al horno. Y una de las razones por las que voy, tiene mucho que ver con la panadera, la señora María Jesús. ¡Coño, nos aprecia mucho! Se la nota. Me da los panes, le abono el importe, y me dice que cómo me van las cosas, que cómo está mi madre, y todas esas cuestiones que propician la aceptación y la cercanía.
La señora María Jesús, parece una panadera de pueblico y bien tradicional. Tiene maneras serviciales y casi de mimo para todos los clientes. Yo la veo igualmente a veces darle alguna vianda a los mendigos o excluídos, y sobre todo, imana paz de buena gente entre su sonrisa auténtica y su mirada alegre y serena.
La señora María Jesús sabe escuchar, se detiene al discurso, respeta como pocos a sus vecinos, y es gracioso ver cómo a veces duda y se trabuca un poco desde el afán de satisfacer lo mejor posible las compras de sus clientes. Se desvive por ellos. Se nota que ama su profesión, y que le gusta estar con nosotr@s y escucharnos, y sabe comprender el mundo actual pero sin dejar de recordar la raíz de lo que todos fuimos en el barrio.
Esa conciencia de saber que somos próximos, que somos trabajadores, y que la vida es levantarse e ir al horno, es un ejemplo que me resulta grato porque es realmente hermoso.
Es mujer dulce, menuda y delgada, quiere a su revoltoso nieto con locura, y siempre parece que marcha anónima por las calles de mi barriada, firme, pero sin hacer estrépitos. Con admirable naturalidad y discreción.
A pesar de su edad, es tímida y le cuesta soltarse. Pero le contagian las cosas cuando te ve natural y sincerote. Entonces, interviene y opina con puntería y siempre con modestia. Y capta con sabiduría de la vida si mis ojos están alterados, o si por el contrario mi sonrisa surge natural de mi corazón. Pilla fácil, con el talento natural de la experiencia.
A mi madre la aprecia mucho, y a veces la entro con la silla de ruedas en el interior del horno y todos la lanzan sonrisas y alegrías. Pero, hay más. Porque la señora panadera María Jesús también me aprecia a mí, y además mucho. Porque me ve crecer, y soltarme, y se ríe con mis ocurrencias, y me da ánimos cuando me ve bajo.
Pues que se sepa que yo también la quiero mucho, y que me parece una señora tierna y de verdad. Con su vestido blanco de panadera y su actitud clara y casi de la familia, María Jesús me da un ejemplo diario de simpatía, gratitud, naturalidad y encanto. ¡Ah, y las magdalenas son fastuosas! ...
-BUENOS DÍAS, SEÑORA-
6:16
jose vicente ortí
Puto cáncer, Pepe. Que a tí te gustaba hablar clarito y con poco remilgo, ¿eh, nano? ¡Y tanto! Pepe Sancho acaba de morir en Valencia a los 68 años, víctima de esa cruel enfermedad. A veces somos una mierda, actorazo valenciano y del pueblo de Manises. Del mismo pueblo, que da nombre al gran aeropuerto de mi ciudad.
"El estudiante". Ese personaje le hizo tremendamente popular junto al gran "Curro Jiménez" y el "Algarrobo". La televisión hace muy inmortales a las gentes.
Y si no, los más actuales siempre recordarán al "Don Pablo" franquista y liante de la serie Cuéntame como pasó. El jefe de Imanol Arias.
Pero Pepe Sancho lo que realmente era fue carne de cómico. De gran actor de teatro, de cine, de interpretación, de vida, de orgullo y de lo que hiciera falta. Un echado p´alante pero de calidad y tablas.
Pepe Sancho era muy expresivo. Muy expresivo y apasionado. Era muy valenciano y hasta de huerta, muy de la tierra, y sabía que la escuela de la vida puede ser más festera y hasta excitante que la Universidad de Oxford. La fuerza de su vitalidad y de su inconformismo, y su deseo imparable de atrapar la velocidad y comerse el mundo con las manos y sin perder demasiado el tiempo.
Pepe sabía que Madrid es mucho Madrid. Y, Barcelona, y que todos los sitios te dan aventuras y excitaciones, y que la cuna del éxito no es otra cosa que la continuidad y la permanencia constante en el candelabro. En esto de las bambalinas, o trabajas o estás muerto porque se olvidan de uno con nefasta facilidad. No digamos el escaso eco mediático que se le procuró a la gran y hasta mítica actriz María Asquerino,-gran dama y mujer teatral-, fallecida hace escasos días. La memoria comodona y actual del consumismo extraño. ¡Injusto!
Che, collons, Pep. Ya se ha terminado todo. Ahora, que nos vayan haciendo si quieren un nudo en el rabo. Maravilloso vividor. Cómo te gustaban a tí las mujeres. Somos valencianos y sabemos lo que es una mujer, entrañable manisero.
Isabel Tenaille, la chica del 1,2,3, la flamenca María Jiménez, y ahora Reyes Monforte, su viuda lógicamente desconsolada. ¡Che, nano! Las mujeres son lo más maravilloso que parió la Vida con mayúsculas.
Y el teatro, y tu vocación por la interpretación, y cómo te camuflabas con versatilidad de personajes tan distintos. Y, digámoslo todo, tenías una mala leche del carajo, leches. Y éso, está bien. Así, parabas a alguna que otra fiera.
Pero Pepe solo era un torrente de vitalidad y de laboriosidad. Todo lo demás era menor. Pepe Sancho ha sido exceso y corrección juntas, mirada de gran actor, y gesto espontáneo y nunca fabricado en ninguna escuela. Pepe era así de bueno en lo suyo, y sanseacabó.
Su voz. La voz grave y fuerte de Pepe, le ayudó bastante. Era un tipo duro que te convencía, alguien que lograba inquietarte porque sabía cómo llegar a tí, y en el fondo un hombre que amaba a la gente, a la afición, al respetable, al público y al gran teatro de siempre.
Y que, sabía, que esto es renovarse o morir, encasillarse o salir airoso, coger el tren a Madrid o a Barcelona o quedarse en el paro, pasar frío y apretar los dientes y tirar hacia adelante. Siempre.
Y ahora, en pleno rodaje, la quimioterapia y la releche. Al sobre, y a otra cosa. ¡Merda! ...
No. Tú no querías éso, joder. Sesenta y ocho años es demasiado pronto, y las mujeres siguen siendo exactamente igual de maravillosas que siempre.
El "estudiante" fue después "Don Pablo", y siempre estuvo ahí en la cabeza de la clasificación de los mejores actores de España.
Mi Valencia y Manises, lamentan la muerte de uno de sus grandes hijos. Hemos perdido a un festero eterno y empeñado, culo nervioso y hasta león.
- ¡ADÈU, MESTRE! / ¡ADIÓS, MAESTRO! -
10:25
jose vicente ortí
Esta película francesa y ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes 2012, es de destacar en primer lugar por la interpretación de sus dos protagonistas, que son Jean Louis Trintignant y Emmanuelle Riva. ¡Demoledora! Drama descomunal y muchísima realidad. Ninguna concesión.
Los dos ancianos, se quieren. Envejecen juntos, hasta que la mujer enferma y se paraliza uno de los lados de su cuerpo. Su deterioro es lógicamente paulatino y progresivo. Pero el marido de la señora se niega en redondo a que le hablen de hospitales ni de residencias.
El personaje de Trintignant se afana en procurarle todos los cuidados a su amada mujer. Tout. Todo. Deja todo por ella. Lo da todo. Se dedica en presencia contínua y permanente a hacerse cargo de su señora, y con una dedicación admirable. No se arruga el hombre ante el deterioro de su mujer.
No le escandaliza la renuncia propia, o que no hable ni apenas coordine, o que se pase horas gritando socorro, o que duerma de noche, y todos los etcéteras que estas cosas conllevan. Fuerza mental.
La hija de ambos, aterrada, se acerca de vez en vez a la casa de sus padres, y protesta. Le dice que se deje de locuras y que lleve a su madre a un lugar más adecuado, y que no haga el héroe, o incluso que no tiente a hacer el bobo o el gilipollas.
Su padre, le responde a su hija que vienen las enfermeras a casa, y que él hace todo lo que se le manda para que la mujer tenga todo cuanto necesita. Absolutamente.
Desde un punto de vista literal, el personaje de Trintignant acabará siendo un asesino, porque viendo el fatal deterioro de su mujer y que su papel ya ha terminado, tras contarle un cuento de amor, le lanza las sábanas sobre su rostro y termina con su vida apoyando la fuerza de su cuerpo contra ella.
Sí. Desde una visión que no lleve aderezo ni matiz, esto es un asesinato como una casa. Mas el planteamiento del director alemán Michael Haneke, trata de ser comprensivo, que nunca justificativo, de la actitud y hecho final del anciano.
¿Calidad de vida en un hospital frío e inhumano o con su mujer entubada y sin que nadie más que él la vea y visite? La respuesta está en el aire y en las conciencias de cada uno de nosotr@s ...
Yo, no tengo opinión. No me atrevo a llamar asesino a este hombre que cuida con un mimo maravilloso y desgarrador y tierno a su mujer. Yo, nunca mataría, ni para aliviar en una eutanasia libre a nadie. Pero, ¿alguien más adecuado que el marido de la enferma terminal para decidir el final del ser al que ama con locura? ...
La palabra siempre es la misma. Depende. Depende de la conciencia personal todo. Dicha conciencia individual siempre va más allá de la ley. Si su marido no la hubiese matado, ¿la prolongación de la vida de la mujer hubiese tenido la dignidad suficiente? He de insistir las veces que haga falta: no me pienso pronunciar.
Lo que sí sé es que he ido a residencias de ancianos, y cuando les veo, hay algo que no me termina de cuadrar. Son lugares en los que puede oler a muerte en algunos ojos de terminales. A, abandono. Y desde luego, la mujer de la película de Haneke lo que no tiene es ni abandono ni falta de calor. Siempre está ahí su marido. Absolutamente, siempre ...
Realidad y audacia que traspasa los límites, es lo que tiene este film de una enorme calidad. La calidad de la realidad y del gran trabajo de los dos veteranos protagonistas. Quien les viera, parecería que son marido y mujer en la realidad y fuera del cine, y las escenas son las que siempre tienen lugar en los últimos momentos de las vidas. ¿Es un acto de egoísmo la acción final del marido, cuando todo su tiempo es su mujer en amor? ...
-DEPENDE DE SU OPINIÓN-
6:22
jose vicente ortí
El paso del tiempo se muestra implacable. No perdona. Y, éso, se hace notar en mi madre tesoro. Sus problemas neurológicos, avanzan progresivamente desorientando su ser. Su cerebro echa de menos una vida mental que se le va, y parece ir poco a poco volviendo a una triste y extraña infancia. Su discurso ya no es lógico. La comunicación que tiene conmigo solo puede ser ya de supervivencia. De impulsos de necesidad, y de sueño, mucho sueño. Y, presencia. Necesita imperiosamente mi presencia y la de mi hermano, que somos sus cuidadores.
Lo primero que te llega, es rabia contra la vida y piensas que esto es injusto. Que mi madre debería estar siempre lúcida y digna, como otros abuelitos mil que en el mundo andan. Pero luego te das cuenta de una prioridad. Que, ahora más que nunca, es la persona más frágil y la que más sufre. Y la frustración que a mí me viene a causa de su deterioro cognitivo, se vuelve piedad, compasión, protección y amor.
Cuando la veo así, os confieso que me refugio en mi fantasía, y me digo que nunca a mí, y que no me gustaría morirme de muy viejo, y que yo quiero vivir menos años que la media, y que quisiera irme de este mundo estando lúcido y sin demasiadas dependencias. Las justas.
Sí. Yo quiero morirme relativamente joven y sabiendo las cosas que me suceden y que tienen lugar a mi alrededor. Quiero morirme joven y admirando a las señoras, y asombrándome por las cosas del mundo como dicen que hacen los ojos de los osos al amanecer. Quiero irme al otro barrio sintiendo curiosidad por los sucederes, disfrutando de una buena y amable conversación, gritando un gol de fútbol, o respirando el aire húmedo y mágico de la naturaleza y hasta de las montañas. Incluso, me gustaría palmar en el metro, en donde desde primera hora bulle la vida, y poder escuchar en el exterior el ruído de los autos y el paso de las personas. Y mirar la televisión, y caminar, y escuchar tertulias y debates, y seguir teniendo la longevidad de un árbol de hoja perenne, vivo y real.
De este modo, podría sentir que no soy un juguete fácil para otros, o que mi vida de dependencia no la tuviera que ilustrar un generoso ser amateur o profesional. Decididamente no me gustaría tener que pasar por el trance de tener que ser una caricatura de mí mismo.
Pero luego, me relajo y pienso en lo inevitable. ¿Planificar? No. Aquí no planifica nadie nada. Yo tendré mi proceso vital, y si tengo suerte moriré lúcido y bien, pero como le dé a Cronos por tener poca prisa, podría vérmelas en la misma tesitura que mi santa madre.
Dependiente. Terrible dependencia. Pero, también, en el posible guión. Y entonces los seres humanos podemos volvernos más sensibles y piadosos, alargar la mano y ayudar. Es el momento de seguir y de dejarse llevar por el guión de la vida, en el cual pone éticamente que otros deberán cogerme el relevo y llevarme a mi aquí y allá. Y estar encima de mí. Y tomarme de la mano y ayudarme a deambular por la casa y por las calles, tutelado y acompañado por una mano amiga y llena de compasión.
Cuando veo a mi madre que ya no se entera apenas, aprendo tranquilo a loar la vulnerabilidad y la fragilidad, y entonces pienso que la naturalidad ha de embargarme, y que este tiempo quieto y hasta extraño también puede ser rico y favorable para mí.
Tengo a mi cargo a un ser menor y maravilloso, y la vida marca las lógicas, y los llantos y las carcajadas. La vida hace con todos nosotros lo que le parece oportuno, y entonces todos nos ponemos a disposición de esa realidad impepinable. En ese momento, el lamento se antoja inútil y vacuo.
- SÍ -
6:30
jose vicente ortí
Caía en Valencia un manto de agua. Era, la tarde. Y yo debía cumplir con un compromiso ineludible. De modo, que a pesar de que no tengo vehículo, decidí aventurarme hacia la calle. Busqué la Avenida Guillèm de Castro, y continué por la bella y antigua calle Carniceros en dirección al centro de la ciudad.
Por entre las calles angostas y bellísimas, me topé con un vendaval de agua que llevaba un aire desaforado. Pocas veces en mi vida he vivido en mi dulce Valencia un meteoro así. Tarde negra, paraguas casi a la deriva, la gente en sus casa por temor a salir, y yo con alguna duda sobre si me iba a pasar algo. Qué temporal más bestia ...
Llegué al lugar ineludible, hice la gestión pertinente, y volví sobre mis pasos camino de mi lar. Los pantalones absolutamente empapados, la cazadora inservible y para secar, y las zapatillas no podían contener más agua introducida. Los calcetines, eran hielo y amenaza.
Al llegar a casa, busqué ropa. Como vivo a caballo entre la casa de mi hermano,-que es donde reside mi tesoro materno-, y mi casa mía, tras quitarme la ropa fría y mojada apenas encontré muda. Hasta que finalmente hallé dicha ropa seca en el interior de los armarios casi olvidados, y reaccioné bien. Puse la ropa mojada dispuesta para el secado paulatino, y noté paz y confort tras colocarme la agradable vestimenta que me devolvía el bienestar y la tranqulidad. La amenaza de recaer sobre mi recién superada faringitis, martilleaba mi pensar. He de cuidarme, cuidarme más ...
Al llegar la noche, cené como hago últimamente una cosa frugal y recurrente. Y aunque me noté saciado y con comida acertada y suficiente, había decidido atreverme a algo que nunca había hecho y que me preocupaba.
Veréis. Tengo un modestísimo hornillo eléctrico, que nunca gasto, y que me podía conducir a mi primer camino de confort antes de meterme en mi cama con un reciente juego de sábanas polares que calientan bastante más de lo que yo pensaba.
Sí. Me fui a por el hornillo eléctrico. Tras alguna deliberación personal, logré ponerlo en marcha. Miré con insistencia. Coloqué un cazo de agua sobre dicho hornillo y esperé con ansiedad. Y pronto comencé a notar un calor. Mi primer calor de mí. Como aquellos ingeniosos hombres de las cavernas, que lograron la hazaña de un descubrimiento que cambiaría todas las cosas. Porque, en efecto, el agua echaba vapor. Se calentaba. Y no pasaba nada ...
Emocionado, puse el dedo dentro del cazo a riesgo de quemármelo. Y,¡sí! Aquel agua estaba caliente. Ya se podía meter la infusión del poleo/menta. Así lo hice. Todo parecía logrado. Mis nervios emocionados, asistían a mi decisión de crecer, llenos de dudas y de travesuras.
Cuando traté de sacar el hilo de la luz del enchufe, lo había apretado tanto que no lograba sacarlo. Y además tenía las manos demasiado mojadas tras limpiar los utensilios de cocina con el agua.
Finalmente, me concentré, me sequé más dichas manos, y logré extraer el hilo de conexión del enchufe de la pared. Una cosa menos ...
El color del agua de mi primer poleo, comenzó a llenarse de nuevas tonalidades. Aquello comenzaba a ser un líquido caliente, que iba a darle calor y tonficación a mi cuerpo un poco frío todavía. Y, nervioso ...
Como intuís, todo lo que os cuento son meras anécdotas llenas y preñadas de significado. Lo de menos era hacerme un poleo, sino haber tenido la valentía y el progreso de decidir hacer cosas nuevas y necesarias para cuidar mi hábito y recuperar mi cuidado y mi salud. Mi crecer, está imparable. Cada día que pasa, mi aprendizaje se concreta en algo plausible que se interna en mí y que me llena de paz. Lo estoy logrando. Valen la pena las novatadas.
Ahora, voy a dormir. Y, más allá de las sábanas calientes y de mi necesidad vigílica, hay una nueva sonrisa de convicción y de calor. Es un calor mental, el cual tiene más valor que la manta o la sábana polar más confortable. Porque es el calor de mí, de mi corazón satisfecho, y de la idea de que las metas están cada vez más asequibles. Por cierto, que me bebí el poleo y me olvidé del azúcar.
- ¿ Y, QUÉ ? -