6:13
jose vicente ortí
Y concretamente, desde su "Espejo Público", en Antena 3 de Televisión. Cuando, de lunes a viernes el tiempo laboral llega a lo periodístico, hay un público diverso y heterogéneo que espera una sorpresa, una novedad y una luz. Algo nuevo.
Y a esa hora, en donde parados y jubilados asumen su situación, pones la tele y sale una mujer bella y ciertamente espectacular. Es, naturalmente, la periodista catalana Susana Griso.
Alta, rubia, potente,sexy, con un tipazo que envidiaría una modelo, y rodeada por un equipo nutrido de gente, entre los que hay tertulianos de diferentes espectros de la actualidad, presentadores de apoyo, y conexiones en directo a donde huele lo rabioso de lo inmediato y de la noticia. Y, asimismo, un destacado personaje de la política, es entrevistado por Susana.
La mañana, aparentemente anodina y tediosa de la tele, se hace mediática y rompe la monotonía desde un ritmo ágil y prometedor. "Espejo Público", lidera esa franja horaria complicada y hasta un tanto marujil, manolona o menor. La que es.
Bellísima Susana, pero sobre todo, sugestiva. Expresión dulce y femenina, y gran dominio de las cámaras. Esta periodista, seduce como pocas son capaces de hacerlo. Atrae como un imán casi sin pretenderlo, y con suavidad, sonrisa y firmeza se dirige muy cordialmente a sus espectadores.
Mueve su cuerpo con soltura, y se sabe fresca y poderosa en las mañanas de la tele. Su programa se llena de magia, y yo admiro su poder de seducción. Guapa como pocas, y con una madurez pícara e impecable, Susana Griso camina firme en su programa, se pone de pie, se sienta, se gira hacia la cámara, controla bien que su tropa no se le desmande, y mientras tanto, luce toda su femineidad que impacta sobre la cámara. Sigue moviéndose con habilidad y acierto, cruza las piernas sin darse cuenta y llega de nuevo más bellleza y más glamour natural.
Sí. Las mañanas muy mañaneras de la televisión, requieren picardía y frescura, mujer guapa, y todo el dinamismo. Sorpresa y renovación, reacción y nuevo registro. Y los despertares mediáticos necesitan mucha luz para destacar entre las grandes batallas larvadas en el medio de un sinfín de cadenas rivales.
La mujer. La mujer en la tele. La mujer periodista que puede ser modelo y gustar. Susana sabe gustar a sus espectadores. Conoce bien el modo de llevarles por el camino que gusta y que gana el share y el oropel.
Sin estridencias aparentes y sin perder nunca la compostura ni la sonrisa, Susana Griso te deja admirado con sus puestas en escena y su agilidad para tratar los temas que a esas horas tan poco televisivas del día, suelen gustar. Es una franja horaria gris, pero Susana la abre y la pone de colores destacados, y te lleva a su universo mágico y a su personal manera femenina y a la vez rotunda de hacer televisión.
Susana, para. Se detiene por unos momentos, coloca un hablar pausado y educado que seda, y acto seguido aparece en el foco de la cámara y se pone en marcha todo el tren imparable de su vitalidad en su programa. Todo se mueve a mucha velocidad y agilidad.
Son, los tiempos. Tiempos de éxito, trepidantes, casi americanos, destacados, y profundamente de hoy. La quietud está medida, y el atractivo más que garantizado. Porque Susana es la nueva reina actual de las grandes chicas periodísticas de la televisión. Su triunfo es público. Como su espejo.
-PARA VER Y ADMIRAR-
8:36
jose vicente ortí
Cambio, consuelo, disfraz, juego, fiesta, contrapoder, sueños del pueblo, carne de mujer, torso de varón, murga de Cádiz, samba de Sao Paulo, y tú.
Mulata libre, música en las caderas, senos tersos bamboleándose al calor del exceso y la candela, sexo y tentación, aventura de gringo buscando amor. Bongo y sombrero de rico, trasero con hilo dental, favela en fiesta de fantasía, Maracaná de tí, Didí y Pelé. Garrincha.
Macumba y ron, Nueva Orleáns y el Tío Tom, negros que respiran la necesidad del ingenio de una libertad, danza oé, danza oá, mueve tu cuerpo y tus ganas de cantar, camina en procesión sobre la senda quizás imposible, y sigue soñando que el Carnaval no es efímero ni siquiera un folklore de pobre.
Brazo izquierdo y pierna derecha, hemisferio norte y cerebro del sur, pájaro sin alas y toro supersónico que vuela dominando la ley de toda la gravedad. Salí de casa radiante de alegría, ¡ha llegado Carnaval!
Ruído en las Canarias. Exceso y travestismo. La gran Reina cambiada del evento prohibido y masificado. Turistas de hoy. Reina con traje de plumas de plomo, bellísima ex guanche que guarda en su piel un tesoro de aura y amor. Mi niña eterna que camina descalza sobre la playa de los Cristianos, o el niño que siempre de mayor va a querer ser Valerón. Imposible. Silbo pegado a un balón.
Italia, el refinamiento y el enigma veneciano. Damas de máscara y de dinero, sin mota de polvo y con toda la literatura capaz de seducir a un tiempo de góndola y febrero. Magia itala que hechiza de lujo, de Europa, de posibles, de nivel, de presumir, de aventura casta y de siempre contar a las amigas. Secreto propio en la luz del enigma, ragazzas eternas, madonnas de decisión y velo, de teatro y de comedia, de sonrisa y de flor roja, de blanco lirio, y de porcelana fina y aparentemente frágil. Bella Italia escondida y diva. Geisha di Roma.
Calavera que baila, bebida que te deja muerto de placer, gritos en la calle, grescas de porfía y caras de ratón. Todo al revés. Atrévete tú también a hacer el carnaval y la cosa distinta, vuelve a la adolescencia e imagina que cambiar todo el mundo es absolutamente posible. Creételo y dilo. Chíllalo, que lo necesitas y deseas.
Edades dispares, follones resueltos, multiplicaciones que se dividen, sumas que restan, laberintos que orientan, pies de ángeles, hombres dioses, prohibido cohibirse, volver a la Edad Media con un iphone en la mano, bebida espiritosa que te deja sereno, tu mujer que se ha perdido entre la masa de gente que rompe las playas de amor, saloon del Oeste lleno de indios bailando con las maravillosas actrices rubias del cancán.
Escritores analfabetos, minifaldas de piernas larguísimas, noches con deslumbre de sol, poetas de la economía, financieros filantrópicos, kamasutra teológico y yoga de excitación y sal.
Manzana de peral, pelo de limón, piel de piedra, hueco picudo, bruja extremadamente deliciosa, vidente sin puntería, cartero desorientado que no llama, república de reinos encontrados, y todo el desmadre permitido.
Por unos días, por unas horas, por un negocio, por unos fines de semana, por unos hoteles escondidos que huelen a sexo deseado, y desde la atalaya de un ciego de amor y cannabis sale una dulce sirena que espera embobada a su negro cañón de músculo y África.
Algodón y sudor, danza en el desnudo cuerpo libre, intercambio de banderines y de ropa interior. Si eres del Madrid te haces del Barça, si eres banquero te pones social, si alcalde un mendigo, si moza muy mayor, si niño no juegues, por unas horas dime que no eres tú, por Carnaval vale casi todo, y por transgresión todo un tsunami de sensualidad, amor y alegría real.
Si me quieres de verdad nunca me ames, si me odias haz el favor de besarme, si te gusta viajar quédate en casa, y yo te daré frío, y antivirus, y solfeo de rock and roll. Carnaval y huesos, el vivo al bollo, y malo el que no juegue al kiss.
-MI BESO-
9:19
jose vicente ortí
Aquel hombre, me había ofendido. Había hurgado levemente en mí, lanzándome puyas injustas y probando mis nervios delicados debido a mi precaria situación actual.
Había puesto en duda mi hombría, y amagaba haciéndose el bobo con más pruebas o insinuaciones en torno a mi sexualidad, y delante de unos demás que no me conocían. ¿Qué pretendía aquel estúpido? ...
Le aguanté bien a aquel extraño los dos primeros asaltos de sus impertinencias, pero al tercer round yo le mostré los dientes. Y le dije con enorme contundencia, que ya se había acabado el tema. Que ya estaba bien, y que no le iba a aguantar ni una más de sus sandeces y tonterías.
Tan enfadado y colérico pudo verme mi desconocido enemigo, que decidió recular y no volvió a meterse conmigo. Todavía recuerdo el día de mi ira, cuando un amigo de él vino a explicarme que yo estaba equivocado y que no debía haberme enfadado. Aunque bien es cierto, que comprendió mi actitud defensiva. Yo, le felicité por la defensa que hacía de su amigo, y todo terminó con un apretón de manos.
Pero el tipo extraño que me había faltado al respeto y yo, habíamos hecho el pacto a veces insano de ignorarnos mutuamente. Cada cual hacía su función y su labor, y no nos dirigíamos la palabra. Parecía la mejor estrategia para no tentar a más posibles roces.
Hoy he coincidido con él en una cena social. Casi todo el mundo, era amigo de él. Por lo menos, los que estaban sentados alrededor de la gran mesa. Le acompañaba su mujer, y toda la complicidad de sus amig@s y conocidos.
Al principio, la tensión entre todos era tremenda. Debían temer que nos enfrentásemos, y que la cosa pudiese tomar derroteros poco agradables. Pero pronto se fueron todos calmando. El pacto de indiferencia y de rechazo, parecía seguir ahí. La tensión, era más de expectación que de violencia.
La cena avanzó, y yo conocí mucho mejor a mi enemigo. Era gracioso, estrambótico, surrealista, realmente divertido, dominador de las situaciones y los tempos, y admirado por casi todos los comensales.
Yo, le miraba, y apartaba finalmente sus ojos de él. Mi tensión me comía. Aparecía un nuevo y más real enemigo en mí, que la figura de aquel hombre. Le seguía mirando, y agachaba la cabeza. No estaba avergonzado, sino asustado. Había afeado la conducta a uno de los pesos pesados del grupo. Había sido peligrosamente audaz.
¿Qué hacer ahora?, ¿pasar de él?, ¿no prestarle atención?, ¿mostrarle enemistad y más rechazo?, ¿sonreírle sin ganas? ... Lo que yo no quería, era que el grupo se sintiese mal. ¿Cómo conjugar tantos sentimientos y hasta complejos y contradictorios? Excelente prueba, pensé ...
Ni mi enemigo ni yo, queríamos dar nuestro brazo a torcer. Manteníamos arriba el orgullo y la verdad respectiva. Hasta que finalmente, reaccioné. Pensé, que con los problemas que yo tenía, seguramente me había excedido en la respuesta el día en que estalló mi enemistad. Y comprendí, que si quería ser aceptado por el grupo, era básico hacer un esfuerzo generoso para limar las distancias.
Fueron minutos y hasta horas de lucha interior, mientras yo guardaba un silencio reflexivo, y mi enemigo no paraba de contar chistes y sucesos humorísticos. Quería generar buen rollo entre los suyos, y su humor se convertía en su más fuerte aliado.
En un momento determinado, mi enemigo se dirigió a mí, y me preguntó si deseaba tomar un poleo. Dentro de mí siguió la lucha, pero la idea de grupo me ganó. Le acepté la infusión, y decidí pensar en lo más inteligente. En reducir reticencias y tensiones, y en generar yo igualmente con mi actitud relax en los demás.
Todavía no conozco bien a mi enemigo, pero he logrado alejarle de la gran tensión. Ahora somos menos enemigos. Y los amigos, siguen teniéndole a él el mismo afecto, y a mí una mayor aceptación. La guerra psicológica no ha cesado. Pero solo hay un juez supremo que la ganará. Y ese agente vital es el tiempo y la actitud de ambos. Solo el futuro decidirá quiénes somos realmente los dos.
-HAY QUE ESPERAR-
6:24
jose vicente ortí
No. Que nadie se anticipe o yerre. No me refiero a un hombre que camina o que marcha por las calles. No. Se trata, el andador, de un artefacto el cual permite desplazarse a las personas con escasa movilidad. Por ejemplo, a los viejitos como mi madre.
Llevaba mi maravillosa niña grande, unos días, con poca concentración y alegría. Se acababa un ciclo de su vida testaruda. Cada vez podía andar menos, y el bastón no le era de seguridad. Y yo, aunque presumo de ser un hombre fuerte, reconozco que llevar contínuamente el peso de mi madre guiándola a todos los sitios, era y es realmente agotador.
Sí. Mi madre necesitaba algo más. Una nueva etapa y una cierta sorpresa novedosa. Un regalo de mi corazón. Por éso, la he llevado a una ortopedia que hay cerca de casa, y la he entrado con la silla de ruedas.
- "Mira, mamá. Es ésto. Se llaman andadores y te irán muy bien. ¿Cuál te gusta más? ..."
- "Ninguno, hijo! Éso, no me gusta y no me hace gracia ..."
La dependienta de la ortopedia, me miraba con una curiosa sonrisa. Alta, rubia, con aspecto casi nórdico, todavía joven, con mundo, e intuyo por su modo de hablar que con muchos conocimientos de las técnicas y de los productos ortopédicos. Se posicionaba con seguridad y aplomo. Y, muy pronto, se ha hecho con la psicología de mi madre. Y le ha dicho: -"Venga, señora. Anímese. Es fácil. Solo tiene que observarme a mí cómo me desplazo con el andador. ¡Vea, vea! ..."
Mi madre, le ha dicho que no lo comprábamos y con gran timidez. Pero yo le he hablado a la dependienta con enorme convicción y le he dicho que me lo llevaba, porque le veía mucha utilidad para mi madre tal aparato. Y, rápidamente, le he abonado la cantidad, he adquirido el producto, y asunto cerrado.
Mi madre guardaba un silencio interesante. Por una parte, no le hacía la menor gracia tener que enfrentarse al aparato desconocido por muy bien que se le dijera que le fuese a venir. Pero, por otro lado, mi viejita se sentía grata por mi decisión de la compra, por mi seguridad, y por haber pensado en élla. Además, lo que no quiere mi madre es quitarme la ilusión. Como admitiendo la idea, para que su niño estuviese contento y feliz. No deseaba ser una aguafiestas. Y además, como dice un refrán español: "A caballo regalado, no le mires el diente" O, algo así ...
Mi madre ha premiado mi detalle con su silencio de aceptación, y yo he volado más que corrido para la casa, no fuera a ser que mi tesoro se arrepintiera y se ajara toda la aventura. Y, aprovechando la situación, se me ha ocurrido un juego desdramatizador de seducción tierna.
El juego consistía en quitarle hierro a las cosas, y ponerme a jugar yo como un niño pequeño con el andador. Y como a las madres les gusta que sus niños jueguen, entonces me miraba sonriente y entretenida. Y, de paso, al mirarme, aprendía los movimientos que tocan para poder manejarse con el citado utensilio, y así luchar contra su obesidad y potenciar con el ejercicio su salud general. Su vitalidad y conciencia.
El andador, dará aliciente a las situaciones. Habrá riesgo, pero también placer. Quizás mi madre vuelva a poder pensar que ya es un poco más libre en la vida, y se acerque de nuevo a la ventana para ver quién pasa y quién vuelve, que es una cosa que siempre le ha gustado y entretenido mucho más que la tele o la compañía y charla de los demás.
Sí. El andador será todo un reto. Pero, la ayudará. Será un intercambio de cariño. Yo le daré aventura, y ella me sabrá fiel y orgulloso de saber que he pensado con generosidad. Estoy seguro de que le vencerá finalmente el optimismo, y que su cabeza senil reabrirá impulsos bien alentadores.
Pero también sé que tendrá ratos de furia, que dirá que el andador es un trasto inútil que no sirve para nada, y que me pedirá que guarde el aparato y que por favor no se lo muestre más.
Sigue mi reto. Es una apuesta arriesgada, pero llena de afecto. Tendré días de paz y otros de mucha guerra. Mi madre quiere tener una senectud con aroma a eterna juventud, y éso no le gustará. Si tiene dos piernas aunque apenas le valgan, ¿para qué el andador? ...Y yo guardaré bastante silencio, le daré besos, y le haré ver que solo es un juego necesario.
-COMO QUIZÁS LA VIDA-
9:49
jose vicente ortí
Permitidme ahora, y en el momento en que me dispongo a escribiros mi relato diario, que me detenga a evocar el escribir y mi modesto paso por este mundo mágico. Apasionante y de veras para mí ...
Sí. Veréis, amigas y amigos que me leéis. Desde pequeño me gustó escribir. No me preguntéis la razón, aunque supongo que eso de plasmar mis sentimientos con tanto gusto sobre un papel, debió ser como una forma inmediata de reafirmarme el yo, y de hacerme llegar a mí mismo y a tod@s con más claridad y capacidad la visión de mi realidad sobre las cosas propias.
Siempre escribí. Recuerdo que antes de la aventura del Internet, siempre cogía una libreta y un cuaderno, y escribía aquello que se me ocurría. Todo. Todo, puede llamarse también una libertad.
La primera vez que se publicó algo de mí, fueron unos relatos y poesías en una modesta gaceta deportiva. Fue en el boletín del club de atletismo de Valencia, Sociedad Deportiva Correcaminos, y yo era un corredor entusiasta del marathón. También se me pudo leer y ver en la revista "Píndaro", de la misma vertiente deportiva y de la valenciana sangre del atletismo popular.
Seguí escribiendo, pero hubo un tiempo en el que me limité a mandar cuentos y poesías para distintos concursos literarios. Fui seleccionado en una ocasión entre los relatos finalistas de uno de dichos certámenes, pero ahí terminó por entonces mi suerte.
Y me llegó el tiempo del ordenador y del Internet, de modo casual y como resultado de una amistad de vicisitud que ya se esfumó. Un senderista de un grupo de mi Valencia, me propuso con generosidad escribir relatos y poesías. La web, que ya no existe, se llamaba algo así como "La Bitácora de Farrio". En esta web, pude incluír crónicas versadas y prosísticas acerca de mis excursiones por las montañas. Recuerdo que tuve una excelente respuesta, y que gustó mucho mi aportación. Me volqué en los escritos, y di como siempre mi corazón en cada letra y en cada mueca o giro literario. De éllo, publiqué a papel, algunos cuadernitos.
Aquéllo, cedió. Por aquel entonces, alguien me mandó,-tras un desencuentro-, una planilla de blog para que yo la confeccionara, y no encontré la manera libre de canalizar todo mi exhuberante ingenio. Y la dueña de la plantilla, me cerró aquel blog sin siquiera avisarme, y recuerdo que me llevé un gran disgusto.
Pero mi deseo de escribir, no lo iba a parar el contratiempo de un infortunio extraño, y pronto se me pudo leer nuevamente. Me fui hacia un anuncio de un joven profesor de informática, y el muchacho me preparó todo lo necesario para que yo solo tuviese que sentarme frente a la pantalla y llenar mi blog de lo que me diese la gana. Exactamente, este mismo blog, y que como sabéis se llama "Rincón del Mago y Poeta". Mi blog de mí.
Mi agrado fue mayúsculo, cuando vi el éxito de mis relatos en Méjico y en España fundamentalmente. Lo que faltaba: hacía lo que más me agradaba, y encima gustaba y mucho a gentes de otros lares. Qué bello y mágico ...
Y, aquí seguimos. Aquí, sigo. Con la misma ilusión de siempre. Ahora, veo que mis lectores son menos. Supongo que son cosas de la crisis y de los cambios en los navegadores y en los nuevas formas de la intercomunicación en la Red de redes. Pero, por todo lo contrario, para mí es un reto. Me gusta la adversidad. Ahora mi objetivo es recuperar mi share personal. Y lo voy a lograr de nuevo a base de mi ilusión y de la vuestra. Os quiero a tod@s.
¡Ah!, y antes dejaros hasta mañana, advertiros a mis fieles seguidores con fotografía en mi blog, que si no os véis en el navegador Internet Explorer, no os preocupéis. Seguís estando tod@s en mi blog. Nadie os ha borrado. Si os descargáis el navegador Google Chrome, o bien el Mozilla Firefox, veréis cómo seguís tod@s ahí.
-Y YO, CON VOSOTR@S-
10:29
jose vicente ortí
Hace un par de semanas, vi a mi vecino de la barriada muy extraño y desmejorado. Hacía algunas cosas raras y temerarias. Se desorientaba, y no sabía si caminar por la calzada o por la acera. Mas el orgullo del señor Salvador no le permitía reconocer sus cosas ni cuidarse adecuadamente.
Iba vestido con demasiada poca ropa de abrigo, y yo le reprochaba amistosamente dicho descuido. Pero el histórico vecino viudo señor Salvador, ya apenas podía escucharme. El alzheimer y la senilidad, le atacaban de un modo cruel. A gran velocidad.
Me cuentan que el otro día se cayó al suelo, que se lo llevaron al Hospital General, que no le vieron mucho futuro terapéutico, y que decidieron trasladarlo finalmente al Hospital La Fe, donde permanece en espera del fatal desenlace.
No puedo ir a visitarle, y me apena. Me gustaría poder verle y hablar con él, antes de que la letal guadaña lo deje frío. Pero no sé si el tiempo anecdótico que me restan los cuidados de mi madre, me lo podrá permitir.
No obstante, prefiero recordarle como un vecino de verdad y de los de antes del tiempo de hoy. Yo hablaba con el señor Salvador porque le quería. Porque él formaba parte de mí, conocía a mis padres y a mis abuelos, era mi barrio, y lo seguirá siendo. Era el próximo y más cercano vecino, y viejo de la tribu mío y de mi identidad.
El señor Salvador, y yo. La gente nos miraba al pasar y se asombraba de las maneras y del afecto que nos unía. Le tenía tal afecto, que a veces reñíamos por tonterías, y porque nos lo podíamos permitir. Y a los pocos días, ya estábamos de nuevo charlando como siempre. Sí. Charlábamos de la actualidad, y con su cabreo de cascarrabias entrañable. Siempre, en la lengua valenciana. Aún quedamos ...
Se encendía cuando hablaba de Zapatero o de Felipe González, y a mí me decía que yo era un comunista y un rojo. Y cuando me lo soltaba, me venía la carcajada sincera y auténtica. Y mi risa natural, era una caricia para el viejete próximo y respetable.
El señor Salvador era de Franco y no tragaba a los políticos ni a los funcionarios, y no pasaba una a nadie. A veces se iba a Iberdrola o a Telefónica a decirles que sus facturas eran incorrectas, y que o se lo arreglaban o veríamos a ver ... Tenía coraje.
Genio y figura, el señor Salvador. Se me muere. Su hija discapacitada me ha soltado con rabia esta mañana cuando le he preguntado por la salud de su padre: -"Mi padre está muriéndose ..." Y acto seguido, se ha marchado furiosa de mi lado. La pobre mujer no acepta el dolor. ¿Por qué la abandonará su padre? ¡Coño! ...
Sí. Yo también noto el vacío. Me falta el señor Salvador. Quizás haya milagro y vuelva a mi calle de toda la vida. Aunque soy tremendamente realista. Sé que nunca más volveré a ver a su referencia amable y siempre peculiar de valenciano y mágico a la vez.
Se me muere el señor Salvador, y siento en el alma varias cosas. Y quizás, la más rigurosa, es la prisa y la fugacidad de la muerte que a todas las puertas toca y sorprende.
Ale, el señor Salvador ya no está por la barriada. Me cuesta creerlo. A mí, como a su hija Amparo y a su maravilloso tesoro de nieta que es Stelita, me duele y sorprende mucho que se nos muera el hombre, el vecino, su aroma, su hablar, su porte orgulloso y hasta pasota, o su genio casi irreductible.
Pero, sí. La muerte está ahí. Terrible. Mas al final, también me doy cuenta de que la vida es lista y acaba ganando todas las partidas. La vida, sigue. Necesita, y es preciso que siga. El señor Salvador lo sabía. Él era realista, y no le ponía dramas al hecho de morirse.
Tenía mucha razón. Mi calle va perdiendo a un hombre trabajador y laborioso, que ya tenía una edad. Pero pronto vendrán otros personajes que taparan su recuerdo, y mil sucederes más que llenarán de renovada esperanza el brillo y el fulgor de mis plantas de mi balcón, y que harán que todo se renueve y envuelva en la firmeza de lo irremediable el sueño de lo imposible y de la sinrazón. Me sabe mal, señor Salvador y le quise mucho, pero la vida tiene estas cosas.
- QUÉ SE LE VA A HACER-
6:22
jose vicente ortí
Oscuridad, amenazas y luces, invierno y farolas, espacio de personal libertad que abre y espera un inciso entre el atardecer y el alba.
Noche. Noche rotunda e inapelable, definitiva y señora, reina de todo el color de las horas en las que el sol se fue de viaje circular y alejado. Noche de tus ojos negros y femeninos, llenos de pestañas exhuberantes que abren de fulgor un tiempo de seducción.
Noche. Noche de amplitud de y caderas, noche de vientos huracanados y aullidos de encalmadas, noches de bikinis en la playa serena de un cala perdida en la costa imparable de tus deseos. Noche de todos.
Cuando cae la noche, los animales diurnos y voladores se repliegan en orden militar hacia una atmósfera de mutismo y de descanso. Y en las ramas y copas de los árboles, mora una vida que se entremezcla con el enigma y la quietud. La noche. Noche de vida y paz.
En el barrio chino, salen las samaritanas del amor. Y los clientes, con gafas negras y coches anónimos de idéntico color, las rondan y pulsan económicamente las ofertas. El momento de los insatisfechos y de los necesitados de un amor que les compensa el malestar. Y también es tiempo de amor adquirido. Amor de monedas y consenso.
En medio de la noche desnuda, un enorme perro lobo suelta un aullido que rompe el aroma blanco del vacío de la calle escondida y desierta, y su sonido semeja al de un hombre desesperado y excluído. Evocar tiempos de miedo y de soledad, de desgarro y de intemperie, de queja llorosa y de sangre emocional, de vulnerabilidad y hasta de exquisita verdad. La noche y su sello.
La noche y la radio. Confesiones en voz baja y en confidencia. Palabras crudas y quedas en el oído de una locutora psicóloga, profesional, generosa y excelsamente escuchadora. Qué bien saben escuchar los periodistas de la noche del dial. Magia de seda en su femenina voz de paz. Sueños, realidades, y hasta idealizaciones.
Noche. Cuando las estrellas salen de su caparazón, e invaden en un cielo mágico y de esoterismo a esa pareja de enamorados que se miran hechizados anticipándose a todos los apriorismos y a las impresiones. Porque los amantes se toman de la mano y solo saben que se aman. Y que todo lo demás, incluído lo más bello de la naturaleza, está demasiado más abajo de la magia de su amor real y dual. Compartida la noche por los anhelos afortunados.
Amor y noche, dolor y tiempo sin sol, urgencia sanitaria a destiempo y cópula de vino y hotel. En la noche está toda la sorpresa y todo el anonimato de la libertad. Son horas y más horas en donde cabe un libro de vivencias que hasta pueden ser inesperadas y bien que diversas. La bohemia, la música, el carnaval ...
Siempre noche. Para que descanse el día, para que el sobresalto le dé vidilla a lo diurno, para que el techo de un hogar le tenga compensación y capa al temporal exterior, para que tu sueño sea un tiempo profundo y personal, y para que la discoteca te haga sentirte vital y como si estuvieras en el monte a las doce de la mañana de un día soleado. Sol oscuro y de danza imparable.
Espera, día. No amanezcas aún. Déjalo todo como está. Que se enfríe el tiempo de lo laboral, que mengüe el ruído y venza el espacio de la pausa y de yoga de la vela y de la cama. Y si eres extremadamente feliz, le dirás a tu chica que te abrace sin los vestidos y que te dé un beso y que te ame. Que te colme y te haga feliz.
-Y ELLA HARÁ EL SUEÑO DE TU NOCHE-
11:32
jose vicente ortí
Tras la ventana del pequeño cuarto de la casa de mi hermano, ha tiempo que yo deposité una planta de esas fuertes y resistentes, pero que no tiene flores.
Y, os confieso, que a pesar del tremendo amor que yo les tengo a las plantas, ésta de la que os hablo no enciende mi amor ni mi vida.
Pasa indiferente, parece no existir, no me excita la curiosidad, y está en el abandono sincero de la supervivencia pura. No me acuerdo apenas de que está y existe.
En cambio, las plantas que se hallan en mi casa, reciben todo mi saludo, atención, y están llenas de sol. Es evidente, pues, que saludo a las plantas del balcón de mi casa mía con una actitud de calor y sangre, la cual me brota de mi sincero corazón.
Sí. Hoy me ha venido el leve impulso del recuerdo de esa planta que no me dice mucho, pero a la cual respeto. Sé que está ahí, que no le hace daño a nadie, que está bien que esté, que tiene derecho a estar viva, y que no pienso quitarla de donde se halla. Pero, es verdad, que esa planta no tiene ni mi calor, ni mi entusiasmo, ni me llama su ser, ni me entusiasma el prestarle la atención que toda planta precisa para seguir viva.
Hasta el punto ha llegado mi indiferencia para con élla, que no la riego, no la ofrezco cuidados, ni le paso la mano con ternura sobre sus hojas y tallos. Incluso he llegado a pensar si ya se habría secado. Pero, no. Mi planta olvidada sigue casi milagrosamente viva, e irguiéndose hacia arriba irreductible y sola. Tremendamente sola.
Soy muy injusto con ella. Pero todo, quizás, responda a un momento determinado en mi proceso de crecer. Porque cuando me traje esa fuerte planta desde mi casa hasta la de mi hermano, lo único que hacía era intentar trasladar con su presencia un poco de mí y de mi casa al nuevo y triste lar.
Ahora ya sé que la casa de mi hermano no me interesa en absoluto. Por mil razones. Pero, por encima de todas, es que lo que quiero es esta otra casa, desde la que os escribo y os beso de modo cotidiano y cordial. Ya no quiero trasladarme o refugiar mi deseo en ningún sitio que no sea la casa mía.
Quiero, mi casa. Estar aquí, disfrutar y desarrollar todo mi nuevo tiempo de crear, al lado de mis paredes viejas y entrañables. Mías, personales, y de mi patrimonio propio de cuna y raíz.
Solo estoy en la casa en donde mora mi madre, para darle todo el calor, compañía y cuidados que mi niña traviesa y debilucha precisa. Estoy en aquella casa, de transición y coyuntura, porque mi madre ya no puede estar aquí en donde está la luz y la vida, y ha de estar en un callejón cerrado en donde la gente hace todo lo posible por no conocerse, y por un estilo de vida que tamizan la oscuridad y los nuevos tiempos. Estoy en casa de mi hermano porque quiero más que demasiado a la madre que me parió. Y, nada más ...
En cuanto llega mi tiempo, mi vida, o mis escasas horas de descanso, entonces cruzo la Gran Vía valenciana, y me vengo aquí. Y siento que tengo todo el derecho a estar en mí conmigo asumiendo mi verdad y mi tiempo, y soñando con un futuro real que labro con tesón y hasta modesta ambición. Con sol y ganas.
La planta olvidada de la ventana de aquel triste y oscuro cuarto de la casa de mi hermano, no sé qué pensará de mí. No sé si dirá que la he traicionado o deslocalizado y para nada, o cuáles serán sus pareceres acerca de mi persona. Porque, seguro que el reino botánico y vegetal tiene también sus sentimientos. Todos los sentimientos de los reinos de todos los seres vivos.
Yo espero que me dé tiempo, y que cuando mi madre me deje, todavía esa planta sin apenas cuidados, siga viva y coleando. Y, si logra sobrevivir ante mi falta de besos, entonces la tomaré entre mis brazos y ya no la olvidaré jamás. Y le daré un homenaje, y no sé si me la traeré a casa, o si me dará dolor dejarla del todo abandonada en aquel lugar que no me gusta absolutamente nada.
Haga lo que haga con ella, nunca la tiraré a la basura, ni la romperé, ni la haré daño. Ella no tiene culpa de mi dolor de huesos de mi crecer desesperado y necesario. Pero sé que me hará daño verla, y que nunca podré disfrutar alegre de su ser.
-QUIZÁS LA DONE O REGALE-
8:23
jose vicente ortí
Cuando anoche regresé de una cena, la cual celebra todos los viernes mi grupo Coral, sentí una alegría interior que miraba e indicaba el camino de la realidad.
E, inmediatamente, me vino al recuerdo de la evocación, una de las mil excursiones, cenas y viajes, que yo había cursado en el ayer. Nada que ver. Afortunadamente.
Sí. Recuerdo una vez que, en el coche de un senderista de mi antiguo grupo, allá que me lancé a la aventura desbocada de la fantasía y de las máximas expectaciones. Recuerdo que a bordo del vehículo, venía también un hombre bajito y fuerte, el cual no parecía sorprenderse demasiado de las cosas. Tenía mucha sensatez y vivencias. Yo, no tanto ...
El chófer del vehículo, se armó un lío. Se pasó de carretera, se desorientó, y fue incapaz de encontrar el pueblo denominado Cortés de Pallárs, que era el lugar indicado para que nos juntásemos todos los excursionistas e iniciar un día de caminata y naturaleza.
El conductor, era alto y fornido. Pero su madurez, estaba todavía por definirse. Los nervios le ganaban, se atolondraba, quería quedar bien con nostros dos, y hasta yo le propuse que se tranqulizara, y que aunque llegáramos tarde, que,-dado que los tres éramos fuertes-, podríamos intentar alcanzar al resto del grupo con el potente ritmo de nuestras zancadas.
No. Alfredo se llamaba el muchacho del volante. Y, Alfredo, se rindió. Y nos dijo que lo sentía, que no lograba saber dónde se ubicaba el pueblo, y que definitivamente volvíamos a Valencia. A lo que el otro compañero del auto, decidió asentir y asumir con una tranquilidad que a mí me sorprendió negativamente. Y, a las once de la mañana, ya estábamos de vuelta. Mi frustración e incomprensión, eran más que evidentes.
El porqué de la evocación de aquel fallido intento de excursión campestre, tenía mucho que ver con mi actualidad. Han pasado ya muchos años de aquéllo, y ahora puedo ver y corregir mis aquellas extrañas expectativas. Yo era ambicioso, y no terminaba de comprender las situaciones. Afortunadamente, ahora la cosa ha cambiado. Puedo medir mejor lo que sucede, y ser acorde con la mejor y más inteligente actitud.
Como os decía, anoche vine de la cena del Coro, y la mejor noticia es que mis expectativas habían sido consecuentes. No había esperado nada específico, ni me hacía un insolente anhelo de fantasía. Esto era una cena, como aquello otro de Cortes de Pallárs había sido una adversidad hecha sin mala intención ni doblez.
Sí. La cena fue tranquila, respetuosa, y sin grandes fuegos artificiales. Porque la cena, somos todos. Dado que era la primera vez que acudía a tal cena ya que me acabo como quien dice de incorporar a dicha Agrupación musical, mantuve una actitud conservadora y atenta, cortés y natural, y en la que gocé de la compañía de gente normal y corriente cuya pretensión era estar allí y pasar un rato agradable en compañía. Ni más, ni menos ...
Nadie cantó, ni contó chistes, ni sonó la música, y nadie destacó por encima de nadie. Todos participaron con tranquilidad y libertad en la cita social, y al final las sonrisas denotaban que se había pasado bien y sin necesidad de los alardes o de las sorpresas excesivas.
Sí. No solo a través de la cena pude conocer mejor a mis contertulios, sino que pude conocerme mejor a mí mismo y medir mi realidad. Les respeté sus cosas, hablé como debe de hacer un novato, y no traté de destacar mis valores más excelsos y destacados. Lo que yo quería ser dentro del grupo, era uno más. Sin estridencias y con verdad.
Participé en la composición de las mesas y sillas, ayudé a disponer los platos y retirarlos cuando tocaba, y nunca olvidé que estaba a punto de ser aceptado y que de mí dependía.
La cena, era el inicio y la prolongación de un camino. El comienzo de un lugar que se construye a base de mí mismo, la excusa perfecta para vivir la vida con elegancia y buena disposición, el sembrar la semilla de mi personalidad entre gente que no me conoce y que yo tampoco, y la idea de que no quiero que nadie me vea necesitado o menesteroso, imperioso o limosnero. Únicamente, normal. No es nada poco. Y me sentí más que recompensado y con los objetivos satisfechos.
-MI FUTURO DE MÍ-
9:02
jose vicente ortí
Finalizada, queridas amigas y amigos, la encuesta referente a un deseo para este joven año 2013, este es el resultado de dicha encuesta.
Se reciben un total de 35 votos, distribuídos del modo que sigue.
Se impone con holgura la opción, "Adoptar a una mascota", con un total de 19 votos que suponen un 54% del total de los emitidos.
En segundo lugar, se coloca la opción eterna, "Encontrar el amor", con 5 votos y un porcentaje del 14% sobre el total.
En tercer lugar, queda la respuesta, "Poder trabajar nuevamente", con 4 votos que suponen un 11% del total.
Cuarto lugar para la opción, "Conocer en persona a alguien que admiro" que obtiene 3 votos y un 8% del total.
Quinta posición para la respuesta, "Volver a tener ilusión", con 2 votos y un porcentaje del 5% del total de los emitidos.
Y finalmente obtienen 1 voto cada una de las opciones, 2% del total cada una, las respuestas, "Viajar de nuevo a mi lugar preferido" y "Quiero tener un hijo".
Deseo agradeceros a todas y a todos la buena acogida de vuestro juego/encuesta, y deciros que ya tenéis a vuestra disposición una nueva encuesta para tod@s.
¡MIL GRACIAS!
8:30
jose vicente ortí
Le aprietan los zapatos y le suda el alma. Pero Juan Soldado tiene un ángel que le guía e inspira. Es constante y laborioso, tierno y eterno, fuerte como un animal de montaña, y camina a grandes zancadas sobre su adversa situación.
Juan Soldado llora cuando nadie puede verle, y tiene en mil cajones secretos decenas de magias escondidas. Trucos, ingenios, e infinidad de salidas y de proyectos. Dentro de Juan Soldado hay una sorpresa permanente. Nadie puede saber se qué se trata.
Juan Soldado se mete por carreteras difíciles y necesarias, y arrastra con su potencia a las conciencias dormidas. No teme al riesgo, y apuesta por atreverse a adentrarse en los pormenores y en los porqués. Le gusta lo difícil y lo intrincado, los logaritmos neperianos, y las sesudas reflexiones filosóficas. Ama la duda y hace pensar.
Posee una convicción de alegría. Cree que va a poder con todos sus rivales. Se siente realmente capaz. Es osado, atrevido y consecuente. Y no tolera hipocresías, o que le acaricien el lomo con samaritanismos extraños. Juan Soldado quiere que todos los días de su vida sean una página nueva y renovada, y que todo comience de nuevo casi por arte de magia. La magia de la vida.
A los enemigos de Juan Soldado no les hables de él. Dicen que es un hideputa, un impresentable, un facineroso, un trampero y hasta un bellaco. Le temen y le envidian a un tiempo.
Pero Juan Soldado es práctico y no escucha las palabras hirientes, y prefiere detenerse a escuchar el cántico de los jilgueros y de los poetas. Y en ocasiones, se le ve departiendo amablemente con bellísimas tarotistas y cartomantes.
Sí. El futuro. A Juan Soldado le agrada el futuro, el mañana por la tarde, el mes que viene, y el dentro de dos años. O, de séis ...
Juan Soldado quiere estar en ese futuro, está en ese futuro, y sobre todo va a luchar porque ese futuro esté con él para poderle dar un beso de cordialidad y de amistad. De vitalidad y de vida.
Hay una mujer de cabellos claros que admira a Juan Soldado, y el hombre lo sabe pero cree que todavía no es el momento para acercarse a ella y tomar decisión de pareja. O, quizás sí ...
Duda. Juan Soldado duda cada vez que se siente más sabio y seguro. Y un día de éstos se acercará a la dama sencilla y amable, hablará con su persona y le dará amor. Porque es el futuro.
Aunque Juan Soldado lleva porte rudo, barba de varios días y cuida lo justo su estética, el hombre engaña mucho. Porque está lleno de ternura y de afecto. Siente la necesidad profunda de dar amor, de admirar a las montañas, y de hacer sonreír a los niños chicos.
De inventar chistes y puentes, de obsequiar y besar, de relajar y ofrecer sus brazos de estar ahí y ayudar, de ser familiar y acercar a las gentes, de inclinarse por las personas con menos recursos y que más sufren, y hasta de proponer cenas de hermandad y terapias de fiestas de alegría y rosas.
Porque, nadie debe olvidar que Juan Soldado tiene un humor especial. Un humor que le brota cuando pocos le esperan, y que cuando aparece es que hasta las piedras se dan codazos para no estallar a la carcajada viva y estrepitosa.
Dicen que Juan Soldado fue maltratado en la niñez y que no tuvo padres, pero pocos lo pueden creer cuando le ven en acción. Siempre lleva en la cabeza la idea de la renovación y del agrado, y ha prometido al futuro que su sonrisa será la potenciación de su ingenio y de su naturalidad y realidad.
Y, sobre todo, se ha prometido a sí mismo que será soldado de sí mismo, de su tolerancia y de su verdad. Y que el futuro sonreirá a través de él, y que el pasado llorará en el olvido torturado por la derrota de la indiferencia.
-COMO DEBE SER-
6:23
jose vicente ortí
Sobrecrisis, sobre la decencia, sobre la ética, sobre la honradez, sobre el fracaso de la política española, sobre los parados, sobre los que sufren, sobre los deshauciados, sobre los recortes sociales, sobre el gasto público, sobre una enorme ciclogénesis galopante de sobrecorrupción. Sobre todas las cosas, sobre todos los engaños, sobre décadas de nula transparencia. Sobre las cuentas.
Sobresueldos, sobreeventos, sobrenegados, sobre cerrado, sobre testarudo, sobre en negro, sobrechorizo, sobre vista gorda, sobrecuentas, sobresaltos, sobrevergüenzas, sobre internas vendettas, sobretramas, sobremafias, sobrefinanciaciones, sobre los estómagos agradecidos, sobre la gran omertá, sobre los datos que van saliendo a la prensa, sobre las tertulias, sobreintereses, sobrecostes, sobre los años noventa, sobre toda la vida no democrática, sobre nada ejemplarizante, sobretumba de la nula credibilidad en los políticos, sobrevalorados, sobrebanqueros, sobrefusiones, sobre finanzas y paraísos fiscales, sobreduques y sobrepalmas, soplagaitas, sobre la justicia, sobre los tembleques en los rostros, y sobre que nadie ya nos fiamos.
Sobres en la prensa, listado de dinero destinados, partidos presuntos de dinero a espuertas, sobremarianos y marianas, sobre la duda, sobre la incredulidad, sobre el shock, sobre los débiles cimientos de un país al borde de la gran decepción; sobre los que han defendido la honradez caen copos de nieve de sucia procedencia que dejan fríos e indefensos.
Sobre pillos anda el juego, sobre los que se creen por encima de todos los bienes y los males, sobregaitas, sobrepollas, sobretontos, sobre avariciosos de vil calaña, sobre un panorama sembrado de porqués y de incertidumbres, sobre los grandes silencios, sobre las cúpulas del poder, sobreindignados, sobrecabreados, sobredefraudados, sobresuperados sobre todo ...
Sobre tentador, sobre de playa y ático, sobre de mansión y constructor, sobre de palacio y de deportista, sobre la nada, sobre el vacío, sobre la hueca dictadura económica, sobre la no transparencia, sobre el delito, sobre el cabrito, sobre el perillán, sobre el que se cree que nunca le van a pillar, sobrehortera, sobre todo necios, sobre poca verdad, sobre sin valores, sobre la oscuridad, sobre la opacidad, sobre la falta de gallardía, sobre la ausencia de un seguimiento creíble, sobre la mordida reiterada, sobre la libreta de un jefe corrupto, sobre los zapatos nuevos y los armarios sorpresa, sobre lo insólito e increíble.
Sobre las dimisiones y las responsabilidades, sobre los golfos de guante blanco y protegido, sobre los grandes artistas del dinero de todos y de los otros, sobre los que dejan el país hecho un solar, sobre la sensación de que todo vale, sobre la idea de que se puede salir indemne de una ciénaga de golfería, sobre el tremendo daño a la confianza, sobre la mala imagen entre nosotr@s y hacia el extranjero, sobre la nada del no, sobre nada bueno en el bolsillo de la traición, sobre la cárcel o sobre el banquillo. Sobre la justicia y sobre la necesidad de recuperarnos de un sueño de demasiados sobres ocultos de cemento y de mentiras. Sobre el gran fracaso moral de una generación de malvados. Sobre la necesidad de lavarse el lodo, y de recuperar el orgullo de la cabeza alta.
Sobre España, sobre la honradez, sobre nuestros hijos y descendientes, sobre lo que sembramos como precedente, sobre la necesaria cirugía sana y ética, sobre que se vayan a su casa y nos dejen en paz, sobre que no nos ataquen con sus dineros bastardos, sobresalientes en la necesidad de hacer una sociedad más noble y justa, sobre la piel de la regeneración, que sobresalga el sol sobre las nubes negras, sobre que tiene que llover a cántaros sobre la sequía democrática, sobre que necesitamos mucha gente de fiar que nos ayude a crecer y a crecer, y que sobre todas las cosas me siento demasiado triste, sobre, tras, ante y bajo.
-COMO MI PAÍS AHORA-