El Partido Socialista español marcha a la busca de un candidato o candidata, para rehacerse socialmente, dar un golpe de timón fulminante, volver a sonreír, y soñar con recuperar en los próximos tiempos el Palacio de la Moncloa y del triunfo electoral. La mejor noticia para ese renacimiento, es que ya no huele tanto a Zapatero en el Psoe. El gran líder del desastre español del paro, se ha hecho al lado invisible. Ya no volverá jamás. A falta de las sorpresas jóvenes, que siendo realistas, difícilmente pueden encarar Eduardo Madina u otros candidatos de similar perfil, solo hay alguien que parecería ser un rival de un cierto peso para la ex ministra y catalana, Carme Chacón. Sí. Rubalcaba representa el hombre que no pudo ser el salvador heróico de entre las ruinas electorales, un hombre gris y sin sorpresas, un tipo anodino y sin carisma mediático, que sigue oliendo a pasado preocupante y en absoluto esperanzador. Ayer me pasó una ráfaga por la nariz, cuando la vi la rutilante y sonriente delante de las cámaras de las televisiones. Tuve la intuición y la casi entera certeza, de que la candidata real de los socialistas ha de ser Carmen Chacón. Sí. Es Carmen Chacón. Se lo vi en la sonrisa. Chacón es una marca nueva. Una foto femenina, que puede ser de hoy y también de futuro. Veo futuro en la Chacón. Le veo muchos activos sociológicos. Trataré humildemente de hablar de algunos de ellos. La humildad lógica que lleva toda prudencia. Apuesto y en crisis económica por Carmen, porque es una mujer. Ésa, es una de las claves. El Psoe necesita una mujer. Alguien que rompa, que catalice, que desafíe, que ose, que sea capaz incluso de asumir el enorme reto de aspirar y pugnar por ser la primera presidenta del gobierno española de la Historia. Sí. Esa foto distinta, ese golpe de mujer, esa frescura que emana desde su figura curtida y femenina, puede esconder el gran golpe electoral de una aspirante de pegada y campanillas. Me es igual, que siendo ministra, haya llorado, o hecho cara de perro, o se haya mostrado muy seriota, o que incluso le hayan llamado pija catalana de origen onubense y paterno. Ni siquiera, que fuera una apuesta del ahora innombrable ex presidente. No. Todo eso ya es el pasado. Carmen Chacón está dando los pasos adelante que tocan, tiene muchas ganas de jugar a la política, es talentosa, ya tiene proyección y personalidad, es joven, y tiene un momento envidiable actualmente para hacer el consenso y hasta la refundación esperada. La Chacón transmite vitalidad y energía por los cuatro costados, y es mujer práctica y concreta, a pesar del muro duro que suponen las reglas mercantiles de la Merkel y de sus bancos europeos, recesiones, o indicadores económicos. Sí. Creo que Rajoy ya tiene rival. Es mujer, y parece dispuesta a aguantar los carros y las carretas que encima los de siempre le van a echar. Le da coraje a las cosas, y creo que anda curada de bajones y curtida en los contratiempos. Carmen Chacón podría estar en el primer puesto y en el futuro de este país. -LLAMADO ESPAÑA-
Mientras nuestros chiquillos juegan absortos a los juegos preferidos que les han dejado los Reyes Magos y Papá Nöel, se va finiquitando un tiempo de ciclo y de tradición, para ir dejando paso al tiempo de casi siempre, el cotidiano y habitual. Nuestros estómagos están mal. Todavía andan hinchados de tantas comidas y cenas opíparas e inhabituales. Las lorzas o kilogramos de más, se hacen ver en los cuerpos sedentarios y bien pocos habituados a la práctica activa del deporte. Sí. Las vacaciones navideñas que se iniciaron a golpe de soniquete de voz de niño de San Ildefonso cantando los premios de la lotería de Navidad, allá por el 22 de Diciembre, van dejando paso a otras nuevas cosas. Familia, cena, juguete, reencuentro, presente, festejos por el nuevo año, ingesta de comida a tutti plen, y mil acontecimientos que han tenido lugar. Todo está aún revuelto. Juguetes con gambas, estómagos con sabor a roscón de Reyes, alfombras rojas al paso de los noctámbulos reyes del botellón juvenil, belenes decorativos, papás noeles colgados en ascenso en las ventanas, luces de colores y estrellas, arbolitos con visa de compra en la gran superficie comercial, película de niños héroes en la tele, repaso informativo a todo lo que el año de noticioso tuvo, mucha gente de vacaciones aprovechando el puente festivo a pesar de la crisis económica, y todo el bullicio apresurado de noches con desesperado olor a nueva ilusión. El día 9 de Enero, que cae lunes, todo se reinicia y se recompone. Ese día, se acabaron todas las vacaciones y la gente ya estará, y entonces aterrizaremos en una realidad picuda y abrupta como es la de la dificultad y la de la crisis. Y ahí empezará realmente nuestro reto serio y real. Porque la gente se habrá quedado sin dinero tras el despilfarro en las navidades, los niños no pondrán buena cara porque deberán reincorporarse al colegio, y los padres irán de nuevo a la cola del paro y a intentar lograr empleos como sea, para que sus cimientos puedan ir siguiendo en pie. Aguantando. Sí. La situación es de vértigo y peliaguda. Desde el español gobierno de Mariano Rajoy, y para contentar a los sacrosantos mercados, se anuncian recortes y más recortes sociales. Hay que apretar los dientes, y resistir. No queda otra. Desde luego, aparece ya un horizonte tremendamente duro. Muy pronto llegarán el descontento y las protestas de los ciudadanos, y en la misma proporción que el Estado del Bienestar se raquitice y hasta se esconda ante límites asombrosos. Todo ésto, hará que la gente se tense y que esté agresiva, que surjan mil conflictos familiares, y por extensión, sociales. Nos las vamos a ver realmente negras en temas cruciales. Todo o casi, será impopular y gravoso, y quienes menos sufrirán el temporal, serán lógicamente las clases más acomodadas y con más recursos. Cuando llega un vendaval, suelen haber muchas más víctimas en los países pobres y menos preparados. No. No será fácil hacernos a la idea de que somos muy extremadamente pobres, y habrán respuestas a la ira. Trataremos y lógicamente, de que las protestas que van a venir, sean al menos escuchadas por quienes deben tener oído social. -YO, ASÍ LO ESPERO-
Como regalo de Reyes para todos mis lectores, y en especial para mis amigos mejicanos, va para vosotros este retazo y recuerdo para vuestro gran boxeador y campeón del mundo Julio César Chavez.
-DISFRUTAD-
Juan Lobón, estaba desesperado. Todo lo que hacía en su vida, equivalía a fracaso o decepción. Lo había perdido todo a causa de sus errores. Su trabajo, su mujer, el afecto de los suyos y de todos sus amigos. Lobón estaba perdido, sin dinero y sin horizonte. Así es, que tomó la última y límite decisión. Caminó en dirección a las montañas buscando al dios de las alturas, para implorarle como fuese, un empujón de fortuna a su vida errada y lastimera. Allí, en lo más alto del cerro, se hallaba el citado dios de las alturas. Y Juan Lobón, se lanzó a los pies del dios, llorando su miseria y pidiéndoselo todo. - Oh, dios de las alturas. ¡Ayúdame! Haz que cambie mi suerte, procúrame un futuro mejor, y a cambio te adoraré siempre y cumpliré todo aquello que me impongas. ¡Promete, y serás satisfecho! ... Pero el dios de las alturas no se pronunciaba, y guardaba un silencio seriote y solemne. Hasta que, finalmente, habló a Juan Lobón. - Mira, Juan. Sé que estás desesperado, amigo. Pero yo, también ... Lobón se le quedó mirando atónito, mientras le preguntaba: - Pero, señor. Si usted es el dios de las alturas, ¿cómo algo puede afligirle? ... Mas el dios de las alturas, no mentía. Estaba llorando desconsoladamente. Hasta que finalmente, logró calmarse. Y hablo así a Juan Lobón: - Sé que no te vas a creer nada, Juan. Pero estoy cansado de ser un dios. De estar arriba. De ser un ente superior. Solo deseo volver a ser un hombre como los demás, Juan ... - Pero, señor ... - Déjame llorar mi pena, Juan. Quiero ser un humano como tú. No puedo soportar mi trono, mi poder, mi estatura, mi perfección, mi todo ... Lobón, seguía atónito: - ¿Entiendo bien, dios de las alturas?, ¿es que usted está tan desesperado, que desea dejar de ostentar todo poder? ... - Tú lo has dicho, Juan. Voy a ayudarte. ¡Tu fortuna, variará! Pero, a cambio, a partir de hoy tú vas a ser mi amigo, ¿aceptas? ... - Por supuesto, señor de las alturas. ¡Acepto, amigo! ... A partir de ese día, la desesperación se hizo a un lado. Juan Lobón recuperó el trabajo, el amor y la autoestima. Y, asimismo, el dios de las alturas reconquistó paulatinamente el gozo y la satisfacción. Desdendió del cerro, sus poderes divinos cedieron, tocó tierra, y se convirtió en un hombre más, amigo de Juan y de muchos seres humanos igualmente. El dios de las alturas logró desprenderse de todas sus mágicas riquezas, gozar de las cosas cotidianas y menores, y más que pronto, logró alcanzar la grata felicidad. -COMO SUENA-
Perfectamente. Recuerdo ese regusto y extraño frío sabor, que tienen las tardes de mi invierno personal. Hacía tiempo que no notaba la presencia de dichas tardes. Mas el otro día, topé con una de aquellas casi familiares desesperanzas. Frío. Sí. La palabra era, frío. Y no solo, porque cuando terminaba la excursión de la luz del día sobre mí, sentía como que me quedaba sin calor y a la intemperie de mí mismo. Y el otro día, reparé que lo que notaba no era solo un frío físico. No solo era frío físico. Quizás, ésto era lo de menos. Mi frío que tuvo lugar en mí y que casi había olvidado en las tardes de invierno, estaba muy relacionado con la falta de un verdadero calor afectivo. Mas yo no terminaba de relacionar ambas sensaciones de frialdad, la cual, una de ellas, parecía solapar a la otra. Ahora y afortunadamente, ya puedo deslindar y contar lo que sucedía. Lo que pasaba era una decepción, un vacío, y la sensación de falta de presencia propia y ajena. En definitiva, la convicción de que no podía haber calor en mí y para mí. La derrotada sensación de impotencia, para rehacerme en la busca de un camino angustioso y más saludable. Cuando el otro día me acordé de aquellas tardes nefandas, algo de mí sonrió por adentro. Porque noté en mí un nuevo e inesperado calor. Ahora, sí. Ahora sabía distinguir los séis grados centígrados, de mi soledad triste. Ya era capaz se resituar las cosas, y de pensar que una tarde sin luz podía ser únicamente un mal o errado pensamiento. Ahora, si tenía frío, habían otros que calmarían esa exageración integral e imaginada. Sí. Me estaba reconciliando con mi pasado demoledor de sensaciones en las tardes de invierno. Las cosas, afortunadamente, ya eran otra cosa para mí. Se acabaron aquellas excursiones a la montaña, que concluían con un frío extraño que no me dejaba ser feliz. Sí. El día, la alegría y la luz, se replegaban hacia mi inseguridad y hacia mi tristeza. Los otros y las otras también sentían frío, pero era otra cosa. Era un frío auténtico y real, sin dramatizaciones, el cual se calmaba fácil, y a partir de un punto ya no pasaba ni se introducía en un lugar sensible y condicionador. No. El frío de los demás en invierno, era casi una anécdota razonable. Porque tenían más allá del calor de un poleo o de una manzanilla, el calor de sí mismos, de sus parejas, de sus amigos o de sus familiares. Pero, sobre todo, el calor de sí mism@s. No era mi caso. Aquel frío era para mí, una derrota. Por éso estoy ahora alegre. Porque estoy superando mi frío emocional, porque esta falta de calor la veo superable, y porque el frío físico no es sino una menoridad. No ha sido fácil superar mi frío de ánimos. Nada fácil. Ahora mismo, puedo notarme más abrigado, protegido y real. Ahora ya no temo la angustia de aquellas tremendas tardes en las que llegaba la noche, y la desesperanza. Ahora ya hay más cosas. Ahora ya soy más fuerte, puedo ver mejor los grados del clima de mí mismo, y la necesidad de combatir las inseguridades y los miedos. -POR FIN SE VA LOGRANDO -
Pensaba hablar hoy de Frank de la Jungla en serio, pero creo que es mejor no hacerlo. Estamos en períodos navideños y de nuevo año, y es tiempo de niños, magia y de locuras todas. ¡Seguimos en Disney! Parecía imposible estar más loco que el aventurero Jesús Calleja, pero éso lo ha superado el citado y televisivo Frank. Sí. Nada más y nada menos que "el de la Jungla". Este chicarrón tarzán de las temeridades, no es que no le tenga miedo a los miedos o a las fieras, no. Es que le chiflan. Sí. Le encanta el peligro y el caos. Parece aburrirle la mansa paz del sosiego y de la sensatez esperada. Y, Frank, nuestro Frank español, se fue a la jungla. A donde es peligroso ir, en donde está el danger y la adrenalina, en donde te puedes morir y ser comido por la serpiente más venenosa y traicionera, y en donde la tumba abierta es la opción más usual. La jungla. La jungla de Frank no es de cristal ni de dibujos animados. ¡No! En Borneo,Ceilán, India, Vietnam, y todos esos sitios tremendos donde se va Frank con su equipo de cámaras televisivas, hay fieras pero de palidecer. Te la juegas. Pero, Frank, hace de niño grandullón, habla como si estuviera de cachondeo con amiguetes en un bar de su barriada, se relaciona sin complejos con la temeridad, y casi es una magia que esté vivo y además contando chistes al lado de animales pero que very much peligrosos. Ver a este payaso audaz y sin complejos, calzando unas chanclas de la Maru que friega las escaleras de la comunidad vecinal, subiendo por desniveles de barro del 20 por ciento, y sin darle importancia a la muerte, es sin duda un espectáculo. A Frank de la Jungla hay que verlo de lejos. No te acerques mucho a él. Puede ser más peligroso que toda la jungla junta. Ahí anda jugando con pitones letales, las cuales tratan de defenderse inúltimente de él, tirándole veneno a los ojos o al cuello. ¿Y, qué? ... Frank parece muy cómodo en su viaje aventurero, masoca y selvático, y dice palabrotas coloquiales mientras besa a un roedor, se pasa una araña por la cara, atrapa a una salamandra con una mano, o se zampa un puñado de bichos sin preparar ni aderezar. Comprendo a los adolescentes y a los niños, cuando se quedan con la boca abierta viendo las animaladas que hace. Han de identificarse naturalmente con él. Frank es otro niño gigantón. Y es un mago que es capaz de hacer el cabra y hacernos sonreír, o juguetear con un cocodrilo, y sobre todo, hacer lo que nunca debemos hacer y lo que debe estar absolutamente prohibido. Sí. ¿Reír o llorar cuando vemos las locuras de Frank de la Jungla? Las dos cosas a la vez. Ser niños. Imaginar que somos héroes de barriada y de jungla a la vez, y que todo es posible, y que tras los adoquines está la playa, y que queda totalmente abolida toda la prohibición y todo el límite. Sí, locuelo Frank. He de reconocer que me entretiene toda tu fantasía. -SÍ, MUCHACHOTE-
Es muy bello comprobar cómo a veces el afecto se torna imperecedero, y que el tiempo y su transcurrir, no hace sino potenciar dicho afecto. Este es el caso de mi amigo Bernardino Talavera. Entrañable, Talavera. No sé, ni cómo le conocí. Seguro que fue en el cauce seco del Turia, al coincidir tantas veces, corriendo y entrenando el marathón y mil distancias inventadas más. Talavera es eterno afecto. Un padrazo, al que hace mil años que no veía, y que el otro día descubrí mientras bajaba a animar a los corredores del Marathón Divina Pastora de Valencia. Fue algo espontáneo que me salió del corazón. Le llamé y el bueno de Talavera, al verme, me miró y me lanzó su eterna sonrisa amiga de niño mayor, mientras respondía alegremente a mi saludo. Qué buena persona es el amigo Talavera. De verdad, que, fantástico. Mis recuerdos siempre son gratos cuando le evoco. Yo, era un joven despistado y excesivo, que gustaba de la risa y el desenfado. Y yo creo que esa es una de las razones por las que le caigo bien a Talavera. Porque nos gusta la risa, la alegría y la familiaridad. Los dos somos sin duda unos niños grandes. Talavera, lo sabe mejor que yo. Todavía recuerdo cuando hacíamos burradas mientras entrenábamos. Sí. Necesitábamos salir de esa ortodoxia que da el cansino trote del fondo y de la larga distancia. ¡Menudas locuras se nos ocurrían! ... Comenzábamos a correr, y de repente yo pegaba un hachazo y cambiaba el ritmo, y Talavera se hacía el vencido hasta llegar a mi estela. Pero cuando llegaba, entonces era él quien cambiaba bruscamente, y entonces me tocaba a mí apretar los dientes para que no se me fuera. Desde el puente de Ademuz hasta el de la Alameda valenciana, Talavera y yo jugábamos a desfondarnos. Sí. Ese juego cómplice, nos hacía simpatizar y divertirnos. Talavera era y es un hombre humilde y de barriada. Tenía una pequeña empresa con máquinas troqueladoras. Pero no se sentía el jefe de nada. Era un obrero más, a pesar de ser el dueño. Y un eterno niño grande y entusiasta del deporte, con el que pase momentos inolvidables. Talavera es la antítesis del estilo de un corredor de fondo. Su forma de correr emula la de un velocista. Y eso que hace fondo. Casi corre a saltitos, a impulsos, como esos niños que corren junto a la pandilla. Recuerdo que estaba casado, tenía hijos, corría con su cuñado, y que todo era muy familiar, espontáneo e improvisado. Nunca recuerdo haber visto jamás cabreado a Talavera. Y cuando se enfadaba, guardaba un mutismo prudente y ejemplar. Pero no conocía el rencor. A los pocos minutos, le decías algo, y entonces soltaba una carcajada natural de las suyas, y ése era el Talavera de siempre. Mi amigo Talavera. El amigo de much@s. Tengo de él una inolvidable anécdota. Un día, me vió caminando por el río, mientras él corría con su pandilla como siempre. Yo, no le había visto, pero él sí, y me saludó. Y le dije que yo solo marchaba, porque tenía la rodilla fastidiada, y me había pasado solo a la marcha y al caminar. Talavera me miró, y al verme feliz, sonrió de nuevo y la vida siguió. Tras despedirnos, se volvió hacia mí, y me dijo: -"No te lo dejes", refiriéndose al deporte. Sí. Su corazón afectuoso de amigo seguía ahí. ¡TENGO GANAS DE ABRAZARTE, NANO!
Te creo, Pepa. Porque no te esfuerzas en demostrar que eres grande, señora Bueno. No. Si te llamo señora Bueno, seguro que harías un mohín como de desagrado. Soy consciente. Sí. Tienes mucho mérito. Mira que llamarte Pepa, y ser la comunicadora más creíble de este país, ¿eh? Éso, tiene mérito en medio de la americanización de las Thais o Iris que nos invaden. Pepa Bueno. La Ángeles Blanco actual de la televisión pública española, y sin necesidad de lucir su peinado o su gran juventud coquetuelada. Sí, Pepa. Te creo. Así, que puedo estar tranquilo porque me vas a dar la noticia lo mejor que es. No me vas a dar el aderezo o el complemento, sino la autenticidad de lo que ve la gente sensata. Bendita Pepa y madura, que eres capaz de sacarnos de la Disneylandia fofa de la cosa barbie, y llevarnos con naturalidad por la realidad, derrotando hábilmente a la cosmética embustera, la cual trata de presentarnos los sucederes del mundo como si fueran un cuento dulce de una hortera y pija navidad. Sí, Pepa Blanco. Eso es lo que más me gusta de tí y de tu profesionalidad. Que vences, siendo madura. Que vales mucho, pero que no le das demasiada importancia a tu valía. Eres natural, y sabes que esto de la tele es efímero y un busca audiencias con guindas de morbo. Y tú sabes salir airosa de todo este gran reto machista. Como en una Ana Duato de hoy en "Cuéntame", tú te pones delante de una cámara y de un micrófono, y le quitas drama y trascendencia a lo que nos informas. Sí. Tu fuerte es que eres una chica que va teniendo su madurez y sus arruguillas, y no le teme al tiempo de los cotillas que te escrutan y que lo último que juzgan es si lo que dices es o no riguroso, Pepa. Estás en el mundo de hoy, y plantada en el medio del telediario o noticiero de la noche. Menudo reto. Pero, sabes demostrar que da igual y que es abordable. Para una mujer, si se lo propone, todo puede ser abordable. Y si se tiene talento, más todavía. Es tu caso. No es fácil tu camino aunque sonrías, Pepa. Pero, al lado de tu generosidad y tu laiser faire, también hay una lideresa que sabe ponerse cortés pero clara, cuando llegan los obstáculos. Cuando falla una conexión, abordas el fallo técnico con una sonrisa disculpadora. Y cuando se te enrrollan tus colegas que ves que les cuesta salir de los charcos, les metes una sonrisa natural de las tuyas, capotazo, y a seguir. La vida sigue, y hay que hacer. Esa es mi visión de tí, Pepa Bueno. Quiero ver a más gente como tú, en medio de esa televisión poco de fiar y de chuche, que los señores no profesionales y del mercado del quedar bien, nos plantean. Tú no puedes ser una quedabien, Pepa. Tú no naciste para hacer la Anne Igartiburu mostrándoles la belleza de sus piernas enigmáticas a los chicos cañón que salen ahí. No. Tu madurez, Pepa, ya pudo superar tales etapas. Tú ya tienes tu vida propia que no me incumbe, y sabes ser fuerte en una tele de sobresaltos, que parece hecha con noticias de mensajes analfabetos de móvil facilón. Y sobre todo, Pepa, nunca pierdes la perspectiva de que también hay muchas personas inteligentes en su casa viendo la tele. Y que esos seres, se merecen un estilo de información rigurosa y digna como tú das. Por eso quiero ver a más gente como tú en la tele que se te parezca. -Y ESAS COSAS-
Finalizada la encuesta relativa a lo más importante que te sucedió en el transcurso del ya pasado año 2011, vuestras respuestas han sido las siguientes: Han obtenido un voto las siguientes opciones: "Supe encontrar el amor", "He aprendido a conocerme mejor", "Salí a la calle para manifestarme", "He sufrido demasiado por amor", "Me he atrevido con más audacia con la vida", "Mi maternidad me ha colmado de alegría", "He conservado mi familia pese al paro", y "Este año me ha enseñado a crecer".
Aprovecho para felicitar a esa madre alegre y feliz, y a todas las personas que manifiestan aspectos positivos y destacados en su año transcurrido. Del mismo modo, lamentar ese sufrimiento por amor de la persona que nos confiesa sus sentimientos.
Agradezco la colaboración de todas y todos los que habéis colaborado en la encuesta, y ya tenéis a vuestra disposición una encuesta nueva, que espero sea de vuestro agrado. -¡GRACIAS POR PARTICIPAR!
Estrenarnos. Día 1 de Enero de 2012. Traje nuevo, corazón constante, vida renovada. Exactamente, vida. Sí. Esa es la gran noticia en el Año Nuevo. La vida. Estamos en la vida. Estamos teniendo la enorme suerte de continuar en el río imparable del acontecer cotidiano. Tengo suerte de continuar en el río imparable del acontecer cotidiano. Tengo suerte de seguir y de estar vivo. Los pájaros cantan alegría, ajenos a lo que parece dictar el nuevo almanaque. Sí. Los ríos llevan el agua de la vida por donde solían, y el sol no es nuevo. Es el sol del siempre, lleno de luz y de calor. Es el sol de Cronos y del transcurrir; la parte brillante y necesaria de nuestro corazón. Nos ha dado por celebrar el solsticio de invierno, pero solo es una excusa de efectos especiales. La camisa es fabricada y novedosa, pero nosotros somos los de ayer y los de siempre, y aceptamos el paso del tiempo inevitable, poniéndole un nuevo olor a tomillo a nuestra personalidad y a nuestra naturalidad. ¡Oh, lo nuevo! Lo renovado o imparable. La sorpresa nueva, que es la vida, nos propone el placer de caminar sobre nuestros pies desnudos por la playa de la libertad. Seychelles sin salir de casa, sueño deseado y en la imaginación. Amor imparable que nos deja compartir el goce, unidos y en el placer de adultos, capaces de sentir el sueño verificable de nuestra realidad. Viena, la marcha Radeztky, el habla de un Papa, el bostezo de un nuevo niño que se levanta y juega con un divertimento inesperado, y un zumo de naranja reparador alivia tu resaca de Nochevieja, mientras los atléticos trampolines del esquí de Garsmich se disponen a entrar en acción. Enero. Nuevo año internacional y mundial. Órbita terrestre de giro completada, y más que muchas cosas más que sucederán. Voy a cantar, voy a correr, voy a seguir, voy a luchar, voy a marcarte mi personalidad en tus labios, y vas a ponerme tu carmín de mujer eterna en el medio de mi espalda, estrella soñada. Mujer hermosa de año nuevo y de calendario de exhuberancia y de camión. Belleza de cine y brillo de celofán, resaca de comer y de uvas doce, campanadas de placer durante cerca de trescientos setenta días con sus noches. Voy a estar contigo. Año nuevo, vida nueva. Un pequeño trocito de pausa, para seguir hacia adelante con el impulso deseado de mi libertad. Sí. Te voy a seguir amando, viendo contigo la película tranquila que sabemos, comiendo frutos secos de la palma de tu mano enamorada, y admirando esas maravillosas medias rojas y negras que has decidido ponerte hoy. Sí, vida. Vida de hombre, de mujer, de son cubano, de canto de cóndor andino, de clímax de amor consentido, de suceder inesperado y hasta de cuento de hadas. Sí, amiga y amigo que lees. No te detengas apenas. Ve a tu ritmo y a tu placer. ¡Sigue! Ahí tienes el camino. Disfrútalo, experiméntalo, valóralo, decide en conciencia lo que más te gusta, y date un beso a tí mism@. -Y BIEN FUERTE-